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Las nuevas formas de vida del Neolítico

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Evolución histórica del concepto

Dentro de la actual orientación de los estudios de Prehistoria, el Neolítico aparece definido por sus formas de vida campesina, con una economía de producción de alimentos y, en consecuencia por una profunda transformación en la vida del hombre prehistórico, tanto en su relación con el medio geográfico como en las propias relaciones internas y organización de la comunidad reagrupada en poblados de carácter estable. Otros aspectos como los elementos de su cultura material, los cambios tecnológicos, la interrelación entre las distintas comunidades o grupos están estrechamente ligados al hecho fundamental: el cambio de formas de vida en relación a las propias de los grupos de cazadores y recolectores.

La problemática de la investigación actual está en saber el cuando, cómo y por qué se produjo este cambio, o en como fue la transición de los grupos cazadores y recolectores en poblaciones agrícolas y ganaderas, y cuales fueron las causas y motivaciones del mismo. La base para este estudio son las poblaciones mesolíticas y epipaleolíticas, que son sobre las que se produjo la transformación, ya que algunos aspectos de esta sedentarización y selección de especies animales y recolección intensiva de plantas con su almacenamiento ya se producían en estas poblaciones, sin que llegara a ser una auténtica neolitización. Como son los casos de grupos epigravetienses de Europa Central, en los cuales se produjo un reagrupamiento de población y posible sedentarización. Así como los natufienses palestinos, que sabemos que recolectaban cereales, pero sin ser tan especializada como se creía, pero sus asentamientos sirvieron de base a la instalación de los sucesivos poblados neolíticos.

Hipótesis sobre la aparición de la economía de producción
Gordon Childe

Fue el primero que abordó el estudio del Neolítico como una transformación en la vida del hombre. Lo llamó la “revolución neolítica”, con centro originario en Próximo Oriente extendiéndose por el Mediterráneo y Europa. Otros centros de origen serían Asia Oriental y América Central, desde donde se extienden por amplios espacios geográficos, y son focos de origen de los principales cultivos de cereales: trigo, arroz y maíz. El origen de las formas de vida neolíticas estaría en los cambios climáticos de finales del Pleistoceno y principios del Holoceno, produciéndose una desecación de amplios espacios, siendo los pequeños reductos con recursos de aguas donde se refugiaron animales y vegetales así como el hombre, controlando y aprovechándose, domesticándolas y conservando, así como garantizando su reproducción. Es la Teoría de los Oasis, debilitada cuando se demostró que, precisamente en esa zona, los cambios climáticos no fueron tan importantes como Childe pensaba.

W. Perry

Su “teoría de los ríos”, similar a la de Childe, proponía que la domesticación se llevó a cabo en las proximidades fluviales.

Braidwood


El cambio es debido a un proceso cultural gradual: la necesidad del hombre de una mayor estabilidad y su relación cada vez más estrecha con su entorno natural, da lugar al proceso de neolitización.

Binford y Flannery

El cambio es debido a causas demográficas, como el aumento de la población, y por tanto existe la necesidad de un mayor aporte alimenticio. Lo que se duda es si el aumento de población es una consecuencia o una causa de la Neolitización.

Bárbara Bender


Contraria a la teoría del aumento demográfico, dice que mediante el proceso cultural se habría llegado a sistemas complejos de sociedades capaces de llevar al hombre preneolítico a adoptar soluciones más eficaces que la recolección y la caza para su supervivencia.

Otras tendencias


La teoría de los centros nucleares de G. Childe es duramente criticada por los partidarios de la Teoría de la neolitización Policentrista, con diferentes focos iniciales incluso en Europa. Se basa en un principio de convergencia que explicaría el que el hombre llegara a soluciones semejantes en lugares de la Tierra muy distantes, sin relación entre sí, pero teniendo en cuenta los contactos entre poblaciones ya neolíticas y otras que no lo eran por medio de la ganadería y el pastoreo y la movilidad que conlleva el aprovechamiento de los pastos estacionales. Así como la movilidad debido al agotamiento de las tierras de agricultura.

Algunos historiadores adoptan una posición ecléctica: admiten la posible llegada de ciertos estímulos y especies domésticas del Próximo Oriente, pero considerando fundamental la valoración del substrato indígena previo, que podía haber alcanzado la situación adecuada para que la neolitización se produjera en su seno. En este caso hay que estudiar la situación real a nivel regional concreto, la forma en que las poblaciones han podido llegar a alcanzar un tipo de vida campesina.

Conclusión

Hay que tener en cuenta que es en el Próximo Oriente, en Siria y Palestina, donde más tempranamente (8000 a.C.) aparecen las nuevas formas de vida: la agricultura. Por otro lado hay que tener en cuenta también que el largo proceso de neolitización incidió en todos los aspectos de la vida del hombre: su organización social e ideológica, su hábitat y componente demográfico, su tecnología y cultura material, lo que en cierto modo hace válido el término de “revolución neolítica” de Childe, incluso por la relativa rapidez con que se produce, si se mide con la escala cronológica de los cambios en la Prehistoria. El Neolítico inicial en el Próximo Oriente se revela como un proceso lento, pero las nuevas formas de vida se instalan también en otras zonas donde no se documenta este proceso de transformación, sino más bien una implantación global, coherente y estructurada, a la que si podría aplicarse el termino de “revolución” en relación a su situación anterior. Por ejemplo, el Levante español (Coveta de L´Or, Sarsa o Cendres), que son instalaciones neolíticas insertadas en un ambiente de tradición epipaleolítico.

El fenómeno tecnológico y la transformación económica forman parte del proceso de neolitización. Aspectos como la sedentarización, que se consideraban estrechamente ligados a ella, se ha demostrado que en ocasiones es anterior a la agricultura y pastoreo, lo mismo ocurre con los cambios ideológicos constatados en el Próximo Oriente. Por tanto , la definición de un grupo humano como neolítico, no pude hacerse en función de una determinada variable cultura, sino den una transformación global hacia el modo de vida campesina, con producción de alimentos, lo que conlleva cambios profundos en su vida social respecto a otros tiempos de la Prehistoria.

La sedentarización

Podría definirse como el agrupamiento de una población reunida por una comunidad de intereses en relación a un territorio o espacio geográfico concreto. Sobre él se sustenta su forma de vida a partir de una instalación permanente. El factor determinante es la dimensión del territorio, cuando puede ser explotado sin necesidad de nomadismo, y cuando sus recursos se renuevan por sí mismos de forma natural o mediante la intervención humana en el biosistema, para garantizar la subsistencia del hombre. La instalación permanente serviría además como reafirmación de la propiedad de un territorio por parte de una comunidad.

A partir del Neolítico la sedentarización se generaliza, debido a las nuevas técnicas agrícolas y ganaderas, que facilitan al mismo tiempo la posibilidad de agrupamientos mayores de población y organizaciones sociales más complejas, aunque sigan existiendo grupos especializados en cultivos y ganadería, sin que ello reste importancia al poblado de origen como lugar de hábitat permanente para la mayor parte del grupo.

El poblado

Adquiere gran importancia en este período. Es una estructura de hábitat agrupada de varias habitaciones, que se ocupan de forma simultánea, respondiendo a las necesidades del grupo. Se distingue del campamento en que éste es estacional e incluso nómada.

Mesolítico natufiense

Sobre el 10.000 a.C. aparecen los primeros poblados mesolíticos natufienses, sin agricultura ni ganadería, pero con una gran sedentarización.

Mesolítico Kebariense


Las casas son pequeños abrigos circulares parcialmente enterrados en el suelo, con paredes revestidas de piedra y suelos enlosados con hogar excavado en el interior y cubiertas con materiales ligeros.

Neolítico precerámico (8000 a.C.)

Los poblados aumentan de superficie (2 o 3 Has.). Casas sin orden aparente, sobre superficie del suelo con armazones de madera y barro, circulares, pero con compartimentos. Más tarde son rectangulares de planta simple de uno o dos niveles, con pequeños espacios de almacenamiento asociados al de la habitación. Cimientos con zócalos de piedra, con una estructura de adobes o tapial, revestida de enlucidos de cal y yeso, techo plano de tierra sobre un armazón de madera y caña.

6000 a.C.

Primeros elementos de urbanismo, a modo de calles y plazas. Casas con planta rectangular con varias habitaciones a veces comunicadas y aglomeraciones cada vez más grandes (10 Has.), pero siguen siendo aldeas. Las ciudades aparecerán 3000 años después, con sus edificios de prestigio y los primeros testimonios administrativos con los documentos escritos.

Europa

El poblado aparece a mediados del VI milenio, conviviendo con campamentos por largo tiempo de cazadores recolectores. En Starcevo o KÖrös-Cris (Bulgaria) es la única región de Europa donde se han excavado plantas completas de poblados con una organización interna de calles y a veces rodeados de empalizadas. Casas rectangulares (5 o 6 m. de lado), con entramados de pequeños troncos y argamasa de paja y barro.

A mediados del V milenio, en la región de Tesalia (Grecia), casas cuadrangulares, de adobe con zócalos de piedra, con los muros reforzados por los contrafuertes interiores, las llamadas tipo Tsangli.

Zona Mediterránea

Poblado neolítico antiguo con cerámica cardial de Courthezon (Francia) en el 4650 a.C., con suelos empedrados de cabañas circulares que llegan a los cinco metros de diámetro, junto a otras de 1 m. de diámetro (posibles hogares).

Área danubiana

En el V milenio existieron grandes construcciones alargadas rectangulares y después trapezoidales, con techo a doble vertiente y cubierta vegetal, sostenido por un fuerte armazón de madera apoyado sobre gruesos postes de madera. Los muros son de entramado de madera y barro y están bordeados al exterior por fosas de desechos de habitación.

Neolítico Medio y Reciente ( 3700/3500 a.C.)

Ejemplos de la adaptación al medio de las viviendas son las viviendas lacustres de los lagos suizos y del Jura francés en Charavines y Clairvaux.

Los inicios de la domesticación de plantas y animales

Desde mediados del siglo pasado se inicio el estudio de la domesticación desde un punto de vista biológico, y desde comienzos de este siglo se centró de forma más concreta en el proceso de domesticación de las distintas especies de animales y vegetales a partir de sus antecesores silvestres. Para la Paleobotánica uno de sus objetivos actuales es el interés por conocer el comienzo del uso de plantas cultivadas por el hombre. Actualmente es posible recuperar numerosos restos vegetales y de microfauna en las excavaciones arqueológicas, mediante el sistema de flotación de las tierras que forman los suelos, y, gracias a ello, se dispone de muchos más restos.

En España en los años cuarenta el agrónomo Ricardo Téllez Molina fue el pionero en el estudio taxonómico de los cereales. A partir de los años setenta, con los avances de la genética y aplicación a los estudios de Paleobotánica los avances han sido más espectaculares. Se discute si la domesticación de leguminosas es anterior a la de los cereales y si ésta sólo pudo producirse en condiciones de cultivos silvestres previos.

En cuanto a la domesticación de animales, se ha avanzado mucho con el estudio de las especies originarias salvajes (agriotipos) y su distribución geográfica a comienzos del Holoceno, así como la presencia de las primeras especies domésticas en los yacimientos prehistóricos, aunque en muchos ocasiones su determinación plantee problemas difíciles.

Las plantas cultivadas

El Mediterráneo oriental fue el área natural de origen y manipulación de las primeras plantas cultivadas. La primera fase del proceso es el cultivo de tipo silvestre con semillas recogidas en las áreas de origen. Luego se hace la selección de plantas mutantes, y con la intervención humana se logra la eliminación de los tipos silvestres originales. Tras este proceso, las plantas cultivadas necesitan de la intervención humana para sobrevivir.

Las gramíneas de tipo silvestre antecesoras del trigo y la cebada se desarrollan en zonas del suroeste de Asia. Los primeros cereales que se domesticaron aparecen hacia el 8800 a.C. en los niveles neolíticos de Aswad al SO. de Siria, en cuyo nivel mesolítico se encontró la especie silvestre carbonizada. Algo más tarde hay cereales domésticos en Jericó, Gilgal y Netiv Hagdud, en Palestina, y en el neolítico de Abu Hureyra, al n. de Siria, y una fase más tardía, en Cayönü, al S.E. de Turquía.

Los cereales eran fácilmente almacenables y si se guardaban en condiciones adecuadas podían conservarse largo tiempo sin perder sus cualidades nutritivas. Las primeras siembras de cereal debieron ser con semillas silvestres recolectadas en sus áreas de origen y en el curso de esta práctica se produciría la domesticación.

La cebada aparece también en asentamientos neolíticos del Próximo Oriente y también crece allí silvestre.

El cultivo del arroz se inició al este de Tailandia (5500 a.C.) y aparece en el 2000 a.C. en el Neolítico del Sur de China. Su antecedente es originario de las Indias Orientales. El cultivo más importante durante el Neolítico Chino es el mijo.

El maíz, originario de América, en la actualidad no se encuentra en estado silvestre, y era la alimentación básica de las poblaciones precolombinas de Perú y América Central. Tiene un origen controvertido. En Méjico aparece en Tehuacán, y en los niveles de la fase Coxcatlán (6800/5000). En América del Sur en Ayacucho (6500/5500). Pero al parecer en América se cultivaron antes otra plantas como la calabaza, habichuelas y el pimiento desde el 6500 a.C.

Las leguminosas (guisantes y lentejas) se cultivaron desde inicios del Neolítico, pero con un papel menos importante que los cereales, aunque tienen su importancia ya que sus raíces aportan nitrógeno a los suelos y, por tanto su cultivo alternado con el de cereales, es muy beneficioso para conservar la fertilidad de la tierra. La lenteja tiene su antecedente silvestre en Europa y Asia Occidental, aparece a fin del IX milenio en Mureybet y Abu Hureyra, y más tarde en los poblados neolíticos del Próximo Oriente y también en Grecia. El lino, como planta oleaginosa y como fibra textil, también tuvo su importancia, conservándose tejidos sobre arcilla en el Neolítico Precerámico de Jarmo y en El Fayum hacia el 4500 a.C.

Los animales domésticos

La relación del hombre con los animales a lo largo de la Prehistoria es mucho más compleja y depende de las características de cada especie, de sus posibilidades de acercamiento al hombre y de la edad. Puede darse el caso de acercamiento del animal al hombre o puede que sea por la posible captura y domesticación de un individuo joven, sin que ésto tenga consecuencias en el futuro de la especie.

La verdadera domesticación supone cambios biológicos en el animal, influye en sus características genéticas produciendo modificaciones taxonómicas y también cambios en la relación del animal con el grupo humano. Los animales vivos se integran en la organización socioeconómica del grupo humano. Cuando el hombre aísla un grupo de animales, da lugar a la consanguinidad, favoreciendo la aparición de genotipos nuevos, seleccionados por él, desaparece la selección natural, y ya no pueden sobrevivir sin él. Da lugar a nuevas razas, y sobre todo, y según las necesidades, da lugar al aprovechamiento por la comunidad humana por su carne, lana, leche o fuerza motriz.

Estudios paleozoológicos han aislado los agriotipos que dieron lugar a los primeros animales domésticos. La domesticación de las primeras especies (oveja, cabra, cerdo, buey) se da ya en tiempos muy antiguos en Próximo Oriente, donde están los antecesores de la cabra y la oveja, mientras que los del buey y el cerdo se situaban en un hábitat mas extenso en el continente eurasiático. En el natufiense ocupa un papel importante la gacela, la cabra salvaje y la pesca.

La domesticación del perro está documentada en el Próximo Oriente en el Epipaleolítico zarziense y en el natufiense antiguo desde hace unos 13.000 años. En Europa es más tardío, hace 10.000 años, al igual que en América (10.400).

La cabra parace haber sido el primer animal doméstico, documentada desde el Neolítico precerámico del Levante, con origen en la cabra salvaje del Próximo Oriente, con hábitat en ambientes rocosos. El cordero doméstico, de hábitat menos montañoso, exisitía ya en el Neolítico en diferentes áreas desde hace unos 8.500 años.

La domesticación del buey doméstico se documenta al final del Neolítico precerámico en Levante hace unos 8.000 años. El cerdo doméstico, cuyo antecedente es el jabalí, tiene antecedentes de domesticación desde hace unos 8.000 años, mientras que el caballo fue aprovechado mucho más tarde, en las llanuras del mar Negro, hace unos 5.800 años, extendiéndose posteriormente.

El desarrollo tecnológico. El comercio

El desarrollo tecnológico en el Neolítico fue consecuencia de un proceso continuado en el que a los logros anteriores se sumaron aportaciones diversas, motivadas por la adaptación a las nuevas formas de vida y a los recursos. La siembra, recolección, almacenamiento y molienda exigían un material adecuado, así como la construcción de viviendas sólidas, por lo que el utillaje en madera y piedra evolucionó según las necesidades funcionales, haciéndose más especializado y selectivo. Se generalizó el pulimento de la piedra con materias primas muy seleccionadas por su resistencia, operatividad, carácter ornamental y disponibilidad: hachas, azuelas, piedras de moler, etc. en diferentes materiales, con un buen conocimiento de técnicas de talla y abrasión.

Evolucióno igualmente el vestido y el adorno, con técnicas de cestería y tejido de fibras de origen vegetal y animal. Existen indicios de tejido de lino, trenzado de fibras y calzado de esparto. Las representaciones en cerámica, husos, carretes y pesas de telar se generalizan en el Neolítico medio (un buen ejemplo son los lagos suizos). La cestería está documentada desde el Neolítico precerámico en Nea Nicomenda (Grecia).

La cerámica

Es uno de los logros más importantes del Neolítico, que supone la transformación de la materia sólida en sustancia plástica y, tras una cocción, de nuevo en materia sólida. Con ello se consigue la creación de materiales que pueden colocarse al fuego, con propiedades impermeables, gracias al aprovechamiento de las cualidades de plasticidad y resistencia al fuego de las arcillas.

Las aplicaciones fueron múltiples, desde su uso en la fabricación de silos de almacenamiento y construcción de paredes hasta recipientes, otros utensilios de uso doméstico y elementos de adorno.

La cerámica ofrece numerosas variaciones morfológicas, técnicas y decorativas, siendo además frágil y económica. Sus restos han permitido establecer secuencias evolutivas, clasificadas en horizontes o culturas, permitiendo la identificación de grupos concretos.

Los intercambios: el comercio

La realidad arqueológica parece demostrar que estas primeras civilizaciones sedentarias tuvieron un extenso movimiento de intercambios, gracias a la presencia de objetos en poblados que no son de origen local. La sociedad neolítica empezó a demandar determinados bienes, materias primas y diversos objetos. Lo más probable es que se tratara de intercambios reducidos, facilitados por desplazamientos de grupos o individuos, lo que permitiría el trueque entre diferentes comunidades e intercambio de presentes.

En algunas ocasiones sí parece existir auténticas redes de intercambio de determinadas materias primas de alta demanda, incluso a distancias considerables, como en el caso de la obsidiana, roca volcánica muy escasa, procedente de Anatolia, las Cícladas, las Lípari o Cerdeña. Otras rocas basálticas tuvieron distribución más restringida para la fabricación de hachas o recipientes de lujo. Un caso destacado en el Neolítico peninsular avanzado es el uso de adornos de piedra verde (calaita) en sepulcros de fosa en Cataluña, provenientes de la explotación minera de Can Tintoré (Gavá, Barcelona), con pozos y galerías. A estas comunidades, de organización compleja y estable, cabe atribuirles una actividad comercial de bienes de tipo santuario.
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