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Manifestaciones del Arte Mueble

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Cuando hablamos de arte mueble Paleolítico nos referimos a las pinturas y grabados sobre losas y losetas, así como las pequeñas esculturas realizadas en materia ósea y piedra (seguramente los hubo también en madera).

Los objetos de arte mueble más antiguos son los de la cueva de Vogelherd (Stetten, Alemania), del Auriñaciense, son piezas de marfil: pequeño caballo de “cuello de cisne”, un mamut, una cabeza de león y una figura antropomorfa estilizada. Otros yacimientos de la zona han proporcionados objetos similares.

Del periodo Gravetiense de la Europa Central se conocen bastantes figuras zoomorfas:

  • Dolni Vestoniçe (mamuts, osos, etc. de barro cocido)
  • Pavlov (dos mamuts de marfil)
  • Predmosti (un mamut de marfil)

En diversos yacimientos de la llanura rusa se hallaron cuerpos y cabezas de animales al parecer intencionadamente rotas.

En Francia abunda el arte mueble, destaca la vigorosa cabeza de un toro amizclado (de fecha imprecisa). La piezas más destacadas pertenecen al Magdaleniense, destacan:

  • Caballo esculpido en marfil (Lourdes, Pirineos).
  • “Caballo relinchando” de Mas d’Azil (Ariège). Una de las obras maestras del arte de todos los tiempos, por su realismo (sólo 5,6 cm.).
  • Pareja de renos en marfil (20 cm.) de Bruniquel.

OBJETOS UTILITARIOS

En Francia se han encontrado espléndidos ejemplares de útiles decorados, destacando los procedentes de las cuevas Bruniquel-Monastruc.

Los propulsores labrados sobre asta de reno presentan magníficos relieves y escultura en pleno bulto, como el “Caballo saltando” , base de un propulsor, de 29 cm., con dinámico movimiento, procedente de la cueva de Bruniquel.

Destacan también los “contornos recortados”, figuras que representan la cabeza o silueta de un animal con los detalles representados por líneas grabadas. La mayoría tienen uno o dos agujeros, por lo pudieron servir como objetos de adorno. Destacan los de la Cueva de La Bastide, del Magdaleniense final-Aziliense (Altos Pirineos).

De la Cueva de Mas d’Azil, del nivel Magdaleniense, destacan otros dos propulsores:

  • “Propulsor del cabritillo”, en un estado de conservación excepcional.
  • “Propulsor de los pájaros”, refleja una escena anecdótica en la que dos pájaros se posan bajo la cola levantada de un cáprido, que tiene la cabeza vuelta hacia ellos mirándolos.


Los “bastones perforados” a veces se han llamado “bastones de mando”, ya se conocen en el Auriñaciense, aunque sólo se complementan con figuras de relieves y de bulto en el Solutrense y Magdaleniense. Destaca el “bastón de mando con prótomo de caballo” en asta de reno de Mas d’Azil (22 m.).

De la Europa Central destaca el propulsor en asta de reno de Kesserloch-Thayngen (Schaffhausen, Suiza) que representa una cabeza de toro amizclero y otras representaciones zoomorfas.

En España, la pequeña plástica paleolítica escasea y se limita a la región cantábrica (El Juyo, Tito Bustillo y la Viña). Una excepción es el posible glotón de marfil hallado en Jarama II (Valdesotos, Guadalajara) del Magdaleniense inferior.

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Cronología y Estilos

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Del Musteriense o Paleolítico medio conocemos enterramientos en los que los muertos eran teñidos de ocre rojo o tendidos sobre un fono de este color y acompañados de algunos objetos. Esto constituye un argumento a favor de una creencia religiosa. Es posible que existiera arte sobre pieles, madera, cestería, etc, pero no han llegado hasta nosotros. Sí han llegado de este periodo trozos de piedra o hueso con trazos abstractos, llamados griboullis (garabatos), que pasaron al arte parietal y mueble en el Paleolítico Superior. Se encuadran en la “actividad artística prefigurativa”.

Sistema del abate H. Breuil

El sistema que el abate Breuil desarrolló durante 50 años de investigación se basaba en argumentos técnicos y estilísticos, concediendo mayor importancia a la perspectiva y a las superposiciones. Diferenciaba dos grandes ciclos:

  • Auriñaco-perdigoniense: comienza con los dibujos laberínticos hechos con dedos sobre arcilla, manos, algunos son las primeras representaciones de animales. Casi al mismo tiempo aparecieron las pinturas y grabados más básicos hasta llegar, tras un proceso evolutivo a Lascaux.
  • Solútreo-magdaleniense: de menor duración, se iniciaría con la escultura, desarrollo del bajorrelieve. Grabado con línea fina y perspectiva evolucionada, policromía. Culmina con los modelados en arcilla y las pinturas de Altamira (estilo posteriormente llamado “realismo fotográfico”).

En este sistema, hoy abandonado, hay gran cantidad de datos positivos. No fue objeto de una investigación depurada.

Sistema de André Leroy-Gourhan

Basado en las investigaciones del primero y mejorado con las aportaciones del C14 y otros métodos de excavación, el método de Leroi-Gourhan sustituyó al anterior (este investigador hizo un esfuerzo por buscar soluciones comunes con el abate Breuil, que ya estaba en edad avanzada y por quien sentía gran respeto).
La principal novedad es la de establecer una secuencia evolutiva única, en la que se encadenan cuatro estilos básicos:

  • Estilo I. Comprende las obras de arte pertenecientes al Auriñaciense (30.000 a 27.000), con figuras de símbolos sexuales realistas y animales de estilo tosco. Hasta ahora se han encontrado sólo en Abri Castanet, Abri Séller, Abri de Belcayre y La Ferrassie.
  • Estilo II. Más abundante. Se desarrolla durante el Gravetiense, “Inter-graveto-solutrense” y Solutrense (25.000 a 18.000). Constituye el periodo de máxima expansión del arte paleolítico: desde Cádiz (España) hasta Rusia. Coexisten en el arte mueble y rupestre una tendencia naturalista y otra de estilización. Es la época de auge de las figuras humanas (Venus) y animales. En las cuevas, los grabados y pinturas se realizan en las zonas de penumbra, como en los casos de Pair-non-Pair, Gargas y Hornos de la Peña. Las figuras están construidas sobre una línea fuertemente sinuosa que representa el cuello y el dorso del animal, llamada “curva cérvico-dorsal”. Astas y cornamentas de perfil absoluto o de frente (perspectiva torcida). Hacia la parte baja los detalles desaparecen (sin patas o con trazos simples).
  • Estilo III. Se desarrolla entre el Solutrense y el Magdaleniense Antiguo (I y II) (17.000 y 13.000). Sobreviven elementos del Estilo II, como la construcción de figuras a partir de la “curva cérvico-dorsal”, pero más evolucionados. Caballos de cuerpo alargado. En bisontes, toros y cápridos se acentúa el volumen de la parte delantera. Extremidades detalladas pero cortas, por lo que los animales parecen tener gran volumen, siendo conocidos en algunos casos como “animales grávidos”. Los animales se representan de perfil, con astas, cornamentas y pezuñas desde vistos de frente al perfil absoluto, pasando incluso por lo que el Abate Breuil llamaba “perspectiva semitorcida” (por ejemplo, un cuerno de bisonte visto de perfil y otro de frente). Pertenecen a este estilo cuevas como las de Lascaux (predomina arte del 15.000 b.p.), Roc de Sers y Bourdeilles.
  • Estilo IV. Difícil de diferenciar del III, se desarrolló durante el Magdaleniense Medio y Superior. Los animales tienen un contorno más próximo a la realidad fotográfica, con una perspectiva más correcta, por lo que se ha dado en llamar “realismo fotográfico”. La típica “M ventral” de los caballos y los signos son característicos, así como las crines de los bisontes. Perspectiva normal, línea dorsal natural. Astas, cornamentas y pezuñas en perspectiva normal. Pertenecen a este estilo cuevas como Altamira, El castillo, Lascaux, Niaux, Tito Bustillo, y un largo etcétera que conforma el 78 % del arte rupestre y mueble catalogado. Los signos adquieren un carácter regional (cuadrangulares evolucionados en Pèrigord, claviformes en Niaux, Altamira, El Pindal) Al finalizar el Paleolítico Superior, hacia el 11.000 b.p., el arte naturalista desaparece de Europa Occidental, debido a la emigración, extinción o cambio de los modos de vida de los artistas-cazadores. Se han encontrado cantos pintados con motivos geométricos en el nivel Aziliense de la Cueva de Mas d’Azil.

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Problemática del Significado

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Se ha descartado la mera manifestación estética, el “arte por el arte”. Este arte tiene un contenido de fondo, social o religioso. Tras más de 100 años de los primeros hallazgos la duda persiste.
En el entorno del abate Breuil se formaron teorías basadas en magia propiciatoria de la caza, reproducción animal, totemismo, etc. Para justificarlas se aportaron prueban poco seguras basadas en exceso en paralelos etnográficos.
Leroy-Gourhan se basó en la relación en cambio en la relación entre las representaciones y la situación de estas en el contexto topográfico. A partir de aquí construyó una gran base de datos en la que todos los animales de una gran cantidad de cuevas y abrigos rocosos estudiados estaban representados en fichas que incluían el tipo de animal, lugar que ocupaba en la cueva, etc. A partir del estudio estadístico llegó a la conclusión de que los animales más representados eran el caballo y el bisonte, a los que llamó A y B respectivamente. Al grupo de animales secundarios les llamó Cla (ciervo), Clb (cierva), etc. Estudiando la relación entre figuras dividió las representaciones en masculinas (A) y femeninas (B), clasificación que aplicó también a los signos.
Previamente a esta interpretación se creía que la superposición de figuras era producto de la ausencia de concepto de “encuadre” o “marco” (cada animal era dibujado individualmente con fines mágicos), pero esta teoría habla de “escenas narrativas”. Su visión es una concepción mejorada de la “cueva-santuario” del abate Breuil pero mejorada, en la que la fecundidad tiene también su parte protagonista.
Para ilustrar la teoría tomamos como ejemplo la “sala de los polícromos” de la cueva de Altamira, incluido por el autor dentro del Magdaleniense Medio. Su lectura sería la siguiente:

Hay dos caballos, uno de los cuales, en la cima del eje central, está expresado por una enorme cabeza. La mayor parte de la superficie del techo está cubierta por 17 bisontes (B), capa delimitada por el jabalí (D), los dos caballos (A) y la cierva (C1). Los caballos están en posición marginal, pero presentes. Se observa lo significativa que puede ser la cabeza de caballo, que dominaba el conjunto del techo, y el pequeño bisonte a la izquierda, bajo el cuello de la cierva. Esta disposición recuerda, en la misma época, pero del otro lado de los Pirineos, los juegos de dimensiones entre el caballo, el bisonte y el íbice de Niaux.

Parece que este sistema tiene más seguidores que detractores, y los nuevos estudios constituyen una ampliación del mismo (con alguna excepción).
El autor de las UD. Se inclina por pensar que este arte constituye una “mitología expresada por un sistema semiológico (de signos), o incluso una mitología relaionada con la caza según un sistema binario”.

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Los Tiempos Epipaleolíticos

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Con los cambios climáticos del final de la última glaciación (aprox. 11.000/10.000 B.P.), que dieron lugar al cambio de paisaje y la emigración de los cazadores, se produjo un eclipse en la actividad artística, aunque es posible que se mantuviera en soportes que no han llegado a nosotros. Las manifestaciones artísticas que se encuentran tras el paleolítico Superior corresponden a civilizaciones neolíticas y postneolíticas.

Hay que hacer referencia a los millares de figuras pintadas o grabadas en el desierto del Sahara, el arte de los antepasados de los bosquimanos en África austral, el Arte Complejo de Australia (en parte con fechas muy antiguas) o los conjuntos pictóricos de la Patagonia, con sus frisos de manos tan parecidas a las de Francia y España. Por ello se puede decir que el arte rupestre es un fenómeno universal.

Del final del Epipaleolítico destaca el arte de Lepenski Vir (Serbia), un grupo de poblados superpuestos (8.500-7.500 B.P.), en las Puertas del Hierro, a orillas del Danubio. Sus habitáculos eran de forma triangular, con un pequeño santuario de piedra, en los que se encontraron esculturas realizadas sobre pequeños cantos rodados de formas ovoides o esféricas, representando figuras humanas, de peces, cabezas de ciervo y abstractas (entre 25 y 50 cm.). Es un arte de cierta tosquedad, con figuras vigorosas y expresivas de aspecto “moderno” y estilo muy variado.

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Introducción

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La humanidad tuvo un lento avanzar y es difícil determinar cuándo surgieron los primeros indicios de "arte". Ciertos datos,como la perfecta regularidad y simetría de muchas hachas de mano del Achelense, o la recolección de conchas y fósiles y la abundante utilización del ocre rojo durante el Musteriense, permiten pensar en una actividad "preartística" en momentos anteriores al año 32000 antes de nuestra era.
A partir de aquella fecha las cinco etapas culturales del Paleolítico Superior van a producir durante más de 20000 años el fenómeno del arte paleolítico, del que sólo conocemos sus formas parietales y los objetos con representaciones pintadas, grabadas o labradas sobre materiales no perecederos.
Los hombres que crearon este arte pertenecían a comunidades que formaban pequeñas unidades sociales, aglutinadas por la caza y la recolección, ubicadas en unos territorios determinados pero en relación con otros grupos humanos. Su utillaje, con las limitaciones de la materia prima, era diversificado, y en algunos de estos utensilios el artesano produjo formas de gran belleza.

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Historia de la Investigación

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El conocimiento del arte paleolítico fue paralelo al de la formación de la ciencia prehistórica a partir de mediados del siglo XIX. Algunas noticias anteriores, o no fueron interpretadas, o se atribuyeron a los celtas, considerados entonces los más antiguos habitantes de Europa.
La primera evidencia se tuvo en 1864, al descubrir E. Lartet en la cueva de La Madeleine (Dordoña) un fragmento de marfil de mamut en el que estaba representada una imagen de este animal.
En 1879, Sanz de Sautuola realizaba unas excavaciones en la cueva de Altamira, cuando su hija observó la existencia de unas pinturas, cuya autenticidad fue rechazada durante más de 20 años. En los últimos años del siglo XIX, varios descubrimientos de cuevas con grabados y pinturas en Francia (La Mouthe, Les Combarelles, Marsoulas…) pusieron las bases para una rectificación del caso de Altamira. En este momento empezaba la labor del abate H.Breuil, que comprobó la autenticidad de La Mouthe e intervino en el descubrimiento de Les Combarelles y Font de Gaume; también estuvo en Altamira .
Mientras tanto, H.Alcalde del Río se convirtió en el mayor descubridor de cuevas con arte en la cornisa cantábrica. En Francia se producían también grandes avances y descubrimientos, sobre todo de mano del abate Breuil y sus colaboradores. Probablemente el más importante fue el de la cueva de Lascaux, y los más sorprendentes, los recientes de las cuevas Cosquer (cerca de Marsella) y Chauvet (Ardéche).
Hay que señalar que, al progresivo conocimiento del arte prehistórico y el de los primitivos actuales o subactuales, corresponde la imposición en la civilización occidental de nuevas corrientes artísticas (a partir del impresionismo) con nuevas formas de ver las cosas.

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Distribución Geográfica

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Numerosas cavernas de Francia y España contienen obras de arte paleolítico, estando especialmente concentradas en las regiones del Perigord-Dordoña y Pirineos en Francia, y en el Pais Vasco, Cantabria y Asturias en España.
Hay que señalar la diferencia que hay entre la repartición geográfica del arte parietal y la del arte mueble, extendiéndose este último desde la Europa occidental hasta Siberia.


Francia

  • Lascaux: destacan la "Sala de los toros" y el "Divertículo". Contiene más de 450 figuras identificables. Las representaciones de uros figuran entre las obras de mayores dimensiones del arte paleolítico (hasta 5,5m.de longitud). Figura de un animal fantástico ("licorne"). En el "Pozo" hay una escena con varias figuras, entre ellas un bisonte desventrado y una figura humana esquemática, de controvertido significado.
  • Cueva de Le Rouffignac o "cueva de los 100 mamuts" (en realidad 150).
  • Laussel (Dordoña): bajorrelieve de la "Venus del cuerno" y otras figuras.
  • Cueva de la Font de Gaume: más de 225 figuras entre grabados y pinturas, algunas bicromas.
  • Pirineos franceses: destaca la gran caverna de Niaux (Ariège)con su "Salon noir" y su "Reseau René claustres",Tuc d'Audaubert con sus bisontes modelados en arcilla, o Gargas (Aventignan) con más de 100 manos, la mayoría mutiladas.


Península Ibérica

  • Asturias: Peña de Cándamo, con un friso grabado y un "camarín" con representaciones de caballos. Tito Bustillo o El Ramu, donde destaca un gran panel de renos y caballos bicromos. Les Pedroses, con animales acéfalos. El Pindal, con un mamut y un pez sobre un total de 40 figuras.
  • Cantabria: La Fuente del Salín, con más de una docena de manos en positivo y negativo. Complejo troglodítico del Monte del Castillo. Mención especial merece la cueva de Altamira, con su "Salón de los policromos" que contiene 20 bisontes, una gran cierva, un caballo y diversos signos claviformes, así como una serie de figuras negras en sus galerías más internas.
  • Pais Vasco: Hay que destacar la cueva de Ekain (Deva) con dos figuras de osos y un bello friso de caballos.
  • Resto de la península: Cueva de los Casares (Riva de Saelices, Guadalajara) con 118 figuras grabadas,entre ellas un mamut, un rinoceronte lanudo y varios antropomorfos.

Maltraviesa (Cáceres), tiene manos rojas mutiladas. La Pileta (Benaoján, Málaga), ofrece un centenar de figuras paleolíticas que se mezclan con otras esquemáticas de la Edad del Bronce. El Parpalló, con más de 5000 plaquetas con pinturas y grabados.

Especial mención merecen los santuarios paleolíticos al aire libre, en los que generalmente el animal más abundante es el caballo: Mazouco (Braganza, Portugal),Piedras Blancas (Almería) o Domingo García (Segovia),con más de un centenar de representaciones de animales.

Fuera de la Península y Francia hay pocos lugares: Italia (cueva de Cavillon, cueva Romanelli…). Cueva de Kapova en los Urales o la de Cuciolat en Rumanía.

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Técnicas

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Sólo han llegado hasta nosotros las representaciones artísticas realizadas mediante el grabado, la pintura o la escultura. Las modalidades de grabado van desde la fina incisión al bajorrelieve (en estrecha relación con la escultura de bulto).
El relieve se da más en los abrigos abiertos o en las bocas de las cuevas que en el interior de las cavidades (una excepción son los modelados en arcilla).
En el interior de las cuevas la naturaleza de los soportes condiciona la realización de las obras; con cierta frecuencia se aprovechan los accidentes de la roca, utilizándose también raspados, estriados, sombras o simples líneas para acentuar los volúmenes.
La paleta se limita a dos colores básicos, el negro de manganeso o de carbón y el óxido de hierro o de cobre (con su gama de marrones, ocres, anaranjados o rojos).Lo normal son las figuras monocromas, siendo menos frecuentes las bicromías o policromías. En ocasiones el color fue aplicado directamente, en otras se utilizaron excipientes. Para aplicarlo utilizaban los dedos, palitos, pelos …
Respecto a las técnicas gráficas, existe un realismo intelectual y un realismo visual; el primero hace que el artista represente lo que conoce pero no ve ("perspectiva torcida"),el segundo corresponde a lo que llamamos naturalismo.
Las convenciones son abundantes, por ejemplo la M ventral usada en el Magdaleniense para delimitar el pelaje del flanco de muchos animales. Debemos observar que nunca se representó el suelo en el sentido que nosotros entendemos, aunque fue sugerido. También hay que señalar los animales en posiciones insólitas y los que sólo están representados parcialmente.
Respecto a la escultura, la primera cueva conocida con figuras modeladas en arcilla fue la del Tuc d'Audoubert,en la que se encuentran tres bisontes que fueron ejecutados a partir de placas de arcilla apoyadas sobre piedras. Posteriormente se halló, en la caverna de Montespan, la figura de un oso joven doblado sobre sus patas y sin cabeza. Ambos hallazgos corresponden al Magdaleniense.

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Temática Principal: Los Animales

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Constituyen el 80% del total de las representaciones paleolíticas. El caballo y el bisonte, junto con los signos suponen el 45% de dicho repertorio, siendo el primero el animal más representado en el arte paleolítico.
Otro bóvido que aparece con frecuencia es el uro o toro salvaje. Les siguen, en orden decreciente, la cabra montesa, el ciervo, el rebeco y el reno. Son excepcionales las figuras de mamuts (aunque en la cueva de Rouffignac hay 150), osos, rinocerontes, león de las cavernas y antílope saiga, junto con algunos pájaros y peces.

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Los Antropomorfos

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Suponen aproximadamente el 7% del total, sumando las representaciones del arte parietal y el arte mueble. Contrastan con el realismo de las zoomorfas, y en general se las podría calificar de "caricaturas",en ocasiones con detalles animalísticos que les dan aspecto de híbridos. Su ejecución es descuidada, a excepción de la figura del mago o brujo de la cueva pirenaica de Trois-Frères.
No se sabe bien el significado de estas figuras; es posible que se tratara de seres míticos o de hombres disfrazados de animal, dispuestos a intervenir en ceremonias de carácter religioso. Para explicar el hecho de la esquematización o "imperfección", cabe pensar que el artista estaba sometido a una poderosa inhibición que le impedía representar el ser humano en una forma que lo hiciera inmediatamente reconocible, como ocurre en algunas religiones.

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Las Venus

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Categoría principal de las representaciones humanas en el arte mueble. Se trata de pequeñas esculturas que representan mujeres desnudas, de formas macizas, frecuentemente con una modulación pronunciada de los atributos femeninos y una intencional abreviación o supresión de la cabeza y las extremidades. Tienen una ejecución muy cuidada y su tamaño oscila entre los 5 y los 25 cm de altura. Su significado concreto se nos escapa.
Por lo general han sido halladas en lugares de habitación, aunque hay que tener en cuenta que en su mayoría fueron encontradas a principios del siglo XX y para éstas se desconoce su relación con las estructuras de los yacimientos.
Inexistentes en la Península Ibérica, su repartición geográfica se extiende desde Francia e Italia, por la Europa central y oriental, hasta Siberia. Hay ejemplos conocidos procedentes de Willendorf (Austria), Sireuil (Dordoña), Grimaldi (Menton), Konstienki (Rusia), etc.
Si se suman las venus a las representaciones femeninas en el arte parietal y mueble, su numero rebasa las 250, lo que pone en evidencia el lugar preeminente de la mujer en la sociedad paleolítica.

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Las Manos

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Pueden ser "negativas" (silueta con un halo alrededor) o "positivas" (impresión directa de la mano impregnada de color), siendo más abundantes las primeras. Estas representaciones se encuentran en total en una veintena de cuevas; algunas presentan mutilaciones, como la de la cueva de Gargas, o la cueva del Pirineo francés que muestra unas 190 manos con ciertas mutilaciones, sobre un total de 200.
Generalmentel as mutilaciones se han considerado naturales, pero hay una teoría que supone que serían manos con los dedos doblados para transmitir un mensaje; en este caso entrarían en el concepto de los signos.

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El Caso Particular de los Signos

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Grabados o pintados, abarcan una gran variedad que va desde puntos y bastoncillos hasta formas cuadrangulares o rectangulares con complicadas divisiones internas (que hizo pensar que representaban cabañas, por lo que se llamaron "tectiformes") y también "claviformes".
Están presentes en la mayoría de las cuevas y muestran la capacidad de abstracción del artista paleolítico,que individualizaba la realidad en modelos expresados bajo formas simbólicas,que a veces evocan nuestros fonemas escritos; en ese sentido hay que destacar la enigmática "inscripción" de la cueva de La Pasiega (Puente Viesgo, Cantabria).
Parece que los artistas se transmitían de generación en generación series de símbolos abstractos que constituyen una tradición iconográfica muy elaborada.

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La Ciencia de los Orígenes del Hombre Americano

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Desde el descubrimiento de América en 1492, la ciencia se ha planteado el origen del poblador de las Américas.
En la actualidad, y tras las sucesivas hipótesis que se han generado a lo largo de la historia, los avances en los métodos de investigación han hecho que se admita que el primer poblamiento americano se produjo a través del estrecho de Bering durante la glaciación Wisconsin.
En todo caso parece que los hombres que la cruzaron ya disponían del conocimiento del fuego, imprescindible compañero en este viaje.

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El Marco Geográfico y las Glaciaciones

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El continente americano está formado por dos grandes masas de tierra. Lo separa de Asia el estrecho de Bering. Su extensión de norte a sur va desde las islas del mar Ártico, (zona de hielos perennes) hasta los 55º latitud sur del Cabo de Hornos. A lo largo de estos 15.000 km. encontramos varias zonas climáticas en función de la latitud , desde la tundra de la zona más próxima al Ártico, pasando por la franja tropical de Centroamérica, hasta la zona subantártica del cabo de Hornos.
Este gran continente sufrió durante el Pleistoceno un proceso glaciar semejante al europeo (con cierto desfase). Una gran masa glaciar (llamada Laurentiano) cubrió Canada, definiendo sus avances y retrocesos cuatro ciclos glaciares:

  • Glaciar:  Nebraska
  • Interglaciar: Altoniense 
  • Glaciar: Kansas 
  • Interglaciar: Yarmouth 
  • Glaciar: Illinois 
  • Interglaciar: Sangamon 
  • Glaciar: Wisconsin

Los descensos eustáticos dejaron al descubierto el puente de Beringia, que fue utilizado en ambos sentidos por la fauna y por el hombre. Este puente debió estar abierto durante largos periodos de tiempo. Durante las regresiones de la glaciación Wisconsin, quedaría abierto un corredor continental, que permitió la penetración norte – sur. Esta penetración pudo producirse en varios momentos que coinciden con dichas regresiones:
Entre el 50.000 y el 40.000
Entre el 28.000 y el 25.000
Entre el 13.000 y el 10.000/8.000 a.C. Para esta época el corredor continental se hizo mucho más amplio, aunque el cruce del estrecho de Bering debió implicar rudimentarias formas de navegación en las zonas inundadas.
Desde las llanuras continentales de norteamérica y a través del itsmo de Panamá la penetración llegó hasta las estribaciones del Cabo de Hornos.

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El Protolítico. Los Yacimientos más Antiguos.

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Los primeros amerindios poseían una tosca industria lítica, con la particular ausencia de hachas de mano. Sus formas de vida a base de caza y recolección recuerdan a las del Paleolítico Inferior y Medio en Europa.
Se han hallado numerosos yacimientos que atestiguan la presencia humana desde hace unos 50.000 años en el continente americano. En resumen y de norte a sur estos son algunos de los más importantes:
Old Crown, al noroeste de Canadá. Entre 40.000 y 25.000 años. Instrumental oseo. Restos líticos y oseos adaptados a las condiciones ambientales del entorno.
Calico Mountains. Cerca de Los Angeles. Entre 80.000 y 50.000 años. Industria lítica de lascas y utensilios con tendencia a bifaces.
China Lake. Cercano al anterior. Hacia el 42.000. Industria lítica de grandes lascas asociada a huesos de mamut. Yacimientos parecidos existen en las islas de California (Entre 40.000 y 25.000 años)
Mission Valley. Cerca de San Diego. Industria lítica arcaica fechada hacia 100.000 (muy discutido)
Mexico. Entre 30.000 y 20.000. Varios yacimientos de material lítico que atestiguan la presencia humana.
Sudamérica. Entre 30.000 y 10.000. Yacimientos de material lítico progresivamente más evolucionado (raspadores, denticulados, perforadores, cuchillos, etc.) e incluso un esqueleto femenino de 10.000 a.C.

Se encuentra otro gran número de yacimientos en torno al Holoceno, repartidos por los más diversos lugares. El hallazgo de puntas bifaciales y de industrias de silex de pequeñas dimensiones fechadas en torno a los 10.000 / 5.000 años anuncian un cambio en las técnicas de caza.
Es difícil saber cual es el tipo físico de los autores de estas industrias, dada la ausencia de restos de neandertaloides que a priori parece que deberían ser los restos predominantes. Los restos encontrados pertenecen a tipos con apariencia más antigua. En todo caso parece claro que el tipo racial mongoloide fue el último en llegar, y el principal elemento que configuró definitivamente la población de la América Prehispánica. Las peculiaridades de las etnias actuales son explicadas por la deriva genética que provoca la endogamia de linajes aislados en diversos ambientes.

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Los Cazadores del Paleolítico Superior en América del Norte

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También llamado periodo “Paleoindio”. Hablamos de las sociedades amerindias que ya poseían un utillaje especializado de caza (puntas de proyectil) , sin duda relacionadas con los cazadores de mamuts que habitaron Siberia. La secuencia que siguieron estos pueblos cazadores puede apreciarse en el altiplano mexicano. Se ha dividido en varias fases: Ajuereado (10.000/6.500 a.C), el Riego (6.500/5.000 a.C), Coxcatlán (5.000/3.500 a.C) y Abejas (3.500/2.300). En torno al 5.000 a.C. ya hay indicios de una incipiente agricultura en esta zona.
Por la actividad descubierta en las areas de descuartizamiento, la caza de mamuts y de renos-caribús, fue tan intensiva, que provocó la extinción del mamut, especializandose entonces en la caza del bisonte.
La etapa más antigua (horizonte llano, hacia 9.500 a.C) de estos cazadores se caracteriza por las puntas de sandía (retoque bifacial y escotadura lateral), así como por las puntas de clovis, (nombre de un yacimiento de Nuevo México), de base concava y con un ancho surco en el eje longitudinal de la pieza que la adelgazan y aligeran.
Las puntas clovis van asociadas a raspadores, buriles, lascas retocadas, etc. Existen pequeños grupos emparentados con pequeñas diferencias en las piezas, procedentes probablemente de influencias sureñas.
La etapa siguiente (9.000-7.500) se caracteriza por la punta folsom (nombre del yacimiento de Nuevo México). Parece una evolución de la punta clovis, más pequeña y ancha y con los pedúnculos de la base más acentuados. Asociada a raspadores, perforadores, buriles, cuchillos de silex, etc, este complejo Folsom se extiende hasta Canadá por el norte y se infiltra en México por el sur.

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Los Cazadores del Paleolítico Superior en América del Sur

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En este subcontinente, el panorama es mucho más complejo. Grupos culturales individualizados, siguieron evoluciones propias, en el seno de la extinción de la fauna pleistocénica, por lo que prefiere dividirse el periodo con los términos “tradición” y “horizonte”.
Analizamos en primer lugar la denominada “tradición de los antiguos cazadores sudamericanos”:
Las sociedades cazadoras se caracterizan por el uso de puntas bifaciales, casi siempre retocadas por presión. Las dos formas fundamentales son la cola de pez y las puntas foliaceas o lanceoladas de tipo El Jobo, Ayampitín o Lauricocha. Acompañan a estas puntas utensilios sobre lasca (raederas y raspadores) y en hueso (punzones).
Otra de las piezas que caracterizan a estos cazadores es la “bola” de boleadora.
Los yacimientos más antiguos del cono sur se sitúan en torno al 11.000 a.C. si bien su datación no es aceptada por unanimidad. Las diferentes estratigrafías permiten asociar diverso instrumental lítico a fauna extinguida en este periodo.
Otro gran grupo es el de los “cazadores-recolectores especializados”:
Especial importancia tiene la punta de Paiján. Existen diversos yacimientos repartidos por Perú, Bolivia, y en general en la zona septentrional y Ecuador.
El yacimiento de la cueva del Guitarrero presenta 4 niveles, en los que se aprecia la evolución del instrumental lítico, además de la presencia sucesiva de vegetales cultivados, incluido el maiz, que se presenta en el tercer nivel, hacia el 5.700 a.C.
Las cuevas más importantes son las de Lauricocha, que constituyen la secuencia más completa para las regiones altas de los Andes. Se divide en 3 horizontes (Lauricocha I, II y III). El horizonte Lauricocha I representa la transición entre la “tradición antigua de los cazadores sudamericanos” y la “tradición de los recolectores andinos”. El horizonte Lauricocha III correspondería ya a niveles precerámicos.
Otro yacimiento importante es el de Viscachani en Bolivia, donde se han descrito dos culturas, Viscachaniense I y II, según su antigüedad.

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Facies Culturales Postpaleolíticas

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La neolitización se produce rápidamente en México y Perú, pero en las demás zonas se presenta el denominado Mesolítico americano, que presenta también cierto desfase frente al europeo. Estas son las culturas marginales y arcaicas que se presentan según las zonas:
EEUU y Canadá: Entre 7000/6000 y 2000/1500 .Denominadas culturas arcáicas. Son formas evolucionadas de las culturas paleolíticas anteriores. Sigue predominando la caza (mastodonte, bisonte), que utiliza formas derivadas de las puntas clovis y folsom, además de gubias, mazas, vasijas de piedra, muelas y utensilios de hueso.
Sur de EEUU. Cultura del desierto, tambien denominada cultura de Cochise.. Recolección de plantas, caza y pesca. Industrias relacionadas con estas actividades: piedras de moler, morteros, cestería, redes de pesca, etc.
Centroamérica. Se sabe poco. Destaca el conchero de Cerro Mangote (Panamá).
Regiones andinas de Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Cazadores junto a lagos semidesecados “salares”.
Alto Paraná (Brasil). Facies Altoparanense. La evolución del altoparanense va desde el 6.000 hasta el 1.000. Picos o “clavas de piedra” asociados a una protoagricultura. Esta también se presenta en la costas norte de Perú, Ecuador y Colombia.
Zona centro de Argentina. Punta de Ayampitín. Asociadas con raederas, raspadores y muelas de piedra, junto con punzones y agujas de hueso. Más al sur, el Ayampitiense, toma la forma de Jacobaccense.
La punta de ayampitín está muy extendida (Bolivia, Venezuela). Esta cultura sigue una evolución que culmina en el Ongamirense o Ayampitiense II, hasta que surgen, cerca del año cero las primeras cerámicas.
Existen formas culturales entre el VI y el IV milenio que no presentan puntas de proyectil. Reciben diversos nombres: Tandiliense, Jabaliense, Catalanense, etc, que corresponden principalmente a culturas pescadoras. Algunas de estas formas marginales merecen tratamiento a parte. Hablamos de los concheros.

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Los Concheros

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También llamados “basureros” en general, “conchales” en Chile y “sambaquís” en Brasil.
Presentes en casi toda la zona costera de Sudamérica. Los yacimientos consisten en acumulaciones de conchas y otros detritos, que proporcionan estratigrafías frecuentemente con restos de cabañas y enterramientos.
Algunos yacimientos:

  • Costa atlántica: Puerto Hormiga (Colombia) 3.000-1.000. Muy abundantes en Brasil (Rio Grande, Paraná, Sâo Paulo, Rio de Janeiro) Existen cuatro fases. La más antigua (entre 6.000 y 3.000) con guijarros tallados y semipulimentados (Maratuá Sâo Paulo) Una segunda fase (hacia el 2.000), con utillaje más diversificado (Paraná). La tercera fase (I milenio) en los niveles más recientes de los yacimientos anteriores. La cuarta corresponde a tiempos recientes, de población guaraní.
  • Costa Pacífica: Principalmente en Perú y Chile. Destaca la cultura del anzuelo de concha. Su utillaje comprende varias formas de anzuelo, lascas, raspadores, percutores, morteros y hachas de mano rudimentarias. Una fase avanzada es la del cementerio de Guacaneras, donde aparecen además cueros sin curtir, arpones, adornos de plumas, cestos y tejidos bastos. Este conjunto tiene una cornología de entre 4.000/3.000 y el cambio de era.

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Nacimiento de la Agricultura Americana

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El mayor logro de la protoagricultura americana es la domesticación del maiz, que desde México (año 3.500 a.C) se extiende por todo el continente. En fechas tempranas también se tien constancia del cultivo de frijoles, calabazas, amaranto, aguacate y algodón. En Perú también encontramos esta transición a la agricultura a partir del año 4.000, que da lugar en torno al 2.000/1.200 al cultivo de calabaza, frijol, pimiento y algodón, además de la actividad complementaria de la pesca. Tanto en México como en Perú la cerámica aparece en torno al 1.000 a.C.
La zona entre México y Perú no está bien estudiada desde el punto de vista del desarrollo de la agricultura, sin embargo, sí que encontramos en esta zona la cerámica más antigua (3.000) en la cultura de Valdivia. Se trata de un pueblo pescador, no agricultor que posee figurillas y cerámicas que recuerdan a las japonesas de la época, suponiendo un posible contacto entre ambas culturas, aún por demostrar.
Existen dos areas de agricultura “marginal”: Noroeste de Argentina y alrededores y Sudoeste de EEUU. En el NO de Argentina encontramos la cultura de la Aguada, cultivadora de maiz, residente en poblados, fortificados en su fase más reciente y con una cerámica de excelente calidad. Se observa la influencia del centro religioso de Tihuanaco (lago Titicaca).
En la zona Sudoeste de EEUU, distinguimos tres areas culturales: Anasazi al N, Hohokam en el SO y Mogollón en el SE. Practicaban inicialmente la transhumancia, ensayando la domesticación de vegetales hacia el 1.500. Estas 3 areas culturales guardan estrechas analogías. De la fase Hohokam es representativo el sitio de Snaketown.

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El Arte Rupestre

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La perduración de la vida aborigen hasta tiempos modernos en zonas extensas de América hace dificilísimo establecer una periodización fiable de las muestras de arte rupestre encontradas en miles de sitios a lo largo y ancho del continente americano. Una pista que se utiliza es la presencia del caballo y el jinete, atribuible a una época postcolombina.
Al igual que para al análisis de los yacimientos, haremos un recorrido de norte a sur.:
Alaska: No abundante. Moderno. Atribuido a eskimales.
Montañas Rocosas:

  • Zona septentrional. Hacia el 3.000 a.C. Varios estilos, atribuidos a la variedad tribal.
  • Zona meridional. Relacionado con el arte mexicano. Es el más variado de EEUU. Relacionado con la cultura tribal de los Chumash. Los principales conjuntos están en la Sierra de San Francisco. Es un arte polícromo con figuras humanas y zoomorfas.

México: Está aún poco estudiado. Caracteres naturales y también esquemáticos. Algunas facies incluyen manos, abundantes en La Pintada y Mitla.
Islas del Caribe: Pinturas y grabados simbólicos. Relacionadas en ocasiones con el culto astral. Circulos concentricos. Destaca la cueva Número Uno de Punta del Este.
Parte septentrional de América del Sur: Encontramos un arte de época incierta, de tipo tribal y probablemente no muy antiguo.
Brasil: Are subnaturalista con millares de figuras antropomorfas y zoomorfas. Entre el 4.000 a.C. hasta nuestra era. Destacan Ferraz Egreja y Santa Elina.
Perú: Dos culturas principales: Moche y Nazca.Entre 800 y nuestra era. La de Nazca recoge las archiconocidas “Pistas de Nazca” formadas por geoglifos y con las implicaciones que implican el proyecto y realización de las mismas.
Existen otras manifestaciones rupestres en Perú, aunque menos estudiadas, con cronologías entre 3.000 y 1.500 a.C. También existen muestras de arte rupestre en Lauricocha y Toquepala.(esta última con pinturas subnaturalistas fechadas hacial el 7.000)
Bolivia: Arte parietal de amplio abanico cronológico. Destacan Toro Muerto con petroglifos paleolíticos. Asimismo hay muestras de arte de periodo incaico y preincaico.
Chile: En el norte existen muestras de geoglifos semejantes a los de Nazca (Pampa de Tamarugal), además de pinturas seminaturalistas más antiguas. Más al sur destacan los petroglifos del Salar de Atacama y las representaciones pictóricas del Salar de los infieles, Las Pinturas y Tamenica (muestra de culto al cóndor con una complicada escenografía). En el centro del pais, existen numerosas muestras, mejor estudiadas además. Destacan la cuenca del Limarí (motivos de máscara con adornos cefálicos), además de la zona de estilo Aconcagua (con figuras humanas de múltiples brazos). En el extremo sur existen muestras de estilo patagónico, semejantes a las presentes en Argentina.
Argentina: Se distribuye en dos areas: Patagonia y Andes.

  • En Patagonia se distinguen hasta 7 estilos diferentes. Destacan el Toldense (representaciones de manos y guanacos) el Casapedrense (pinturas de figuras aisladas de guanacos y negativos de manos) y en su última etapa el arte Patagoniense, con grabados curvilíneos, zoomorfos y pisadas de hombre, guanaco y puma. A partir del 700 d.C. los Tehuelches producen pintura geométrica ornamental muy complicada.
  • Zona andina. Se concentra en las provincias de Mendoza y San Juan. Destaca la Inca-Cueva (dpto. de Humahuaca). Trazos verticales, grupos antropomorfos, escenas de lucha y caza y grandes círculos blancos. (Hacia el 2.000 a.C)

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Desarrollo y Diversificación del Equipamiento

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Aunque durante el Paleolítico Medio se observa la diversificación de los útiles según su utilización, es en el Paleolítico Superior cuando se fabrica ya una amplia gama de instrumentos claramente especializados. Los fabricantes de útiles debían estar especializados en este tipo de trabajo. Las lascas preferidas eran aquellas cuya longitud es superior a la anchura, es decir, las hojas y hojitas, extraídas de núcleos de sílex, cuarcita, obsidiana... Para su talla debían utilizarse herramientas especializadas, como finos percutores de caliza, asta o madera.
El utillaje se enriqueció con una serie de nuevos instrumentos considerablemente mejorados. La originalidad reside menos en su innovación, ya que muchos de ellos se habían experimentado desde hacía tiempo, como en la generalización de útiles de pequeño tamaño y mucho más ligeros. La mayoría de los útiles líticos surgían de hojas o lascas alargadas con algunos bordes cortantes: raspadores realizados sobre el extremo de una hoja para trabajar el cuero o madera, buriles con estrecho bisel en la extremidad dorsal para trabajar el hueso o realizar los grabados rupestres, perforadores, con extremidad distal muy destacada, usado para agujerear las pieles, maderas, etc., así como otros útiles (cuchillos, diversas puntas, etc.).
La diferencia de proporciones de los diversos tipos de útiles es lo que nos permite individualizar los grandes conjuntos culturales del Paleolítico Superior (Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense), cuya personalidad se encuentra reforzada por estilos de talla concretos o la presencia de determinados útiles.
La principal materia prima utilizada era el sílex, que presentaba sin embargo un inconveniente, al no encontrarse en regiones con condiciones climáticas extremas, como en el norte de Europa. Así, se podía recoger en los aluviones de los ríos glaciares e incluso se organizaban expediciones para encontrarlo. Si escaseaba en una zona, era reemplazado con cuarcita, obsidiana, etc.
Comparados los útiles del Paleolítico Superior con los del Inferior y Medio, se aprecia que la talla y la forma se hacen cada vez más claras y perfeccionadas, y el volumen tiende a disminuir, debido a la economización de materia prima. La evolución del utillaje lítico llegó a adoptar formas minúsculas denominadas microlitos.
La técnica, sin embargo, supo remediar la escasez de materia prima. Los útiles pequeños eran difícilmente manejables y por esa razón, a partir del Paleolítico Superior se adopta la costumbre de fijarlos a un astil de madera, cuerna o de hueso, atándolos con tiras de cuero, fibras vegetales, resina, etc. Así, el utillaje se desarrolla ampliamente. Encontramos cuchillos, azagayas, puntas para cazar, arpones, etc.

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Diversificación de las Técnicas de Caza

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El hombre del Paleolítico Superior, en busca de alimentos, explotaba una región de modo razonablemente lógico, conocedor de que en ciertas zonas y en determinadas estaciones podía encontrar abundante alimento vegetal o que en otras áreas ciertas especies animales realizaban migraciones y se reunían en un punto de forma periódica. Por tanto, el grupo se trasladaba siguiendo un ciclo anual hasta conocer el territorio de forma detallada.
El hombre el Paleolítico Superior sabía explotar su capacidad intelectual mucho mejor que sus antepasados y disponía de útiles más perfeccionados. Sin duda, debían poseer un cierto lenguaje estructurado que les permitiera organizar las estrategias de caza y discutir su desarrollo.
No está claro cual era el sistema para cazar animales de gran tamaño (mamuts, rinocerontes lanudos o elefantes). Es probable que empleasen algún sistema de trampas. Para cazar animales de menor tamaño aunque más rápidos, necesitaban otras estrategias. Por ejemplo, para la caza de ciervos o caballos idearon sistemas para la caza en masa, cuya prueba queda patente en la capa de esqueletos de caballos del yacimiento francés de Solutré. Allí los cazadores esperaban que un rebaño de équidos pastara cerca de un acantilado, asustándolos después para que cayeran al vacío. Este sistema debió emplearse en muchas generaciones.
También inventaron útiles que facilitaron las labores cinegéticas. El arco parece una invención tardía, y debió producirse en diferentes lugares y épocas, en torno al final del Paleolítico Superior. El arco estuvo precedido por otro invento importante, el propulsor, útil compuesto por un fuste de 20 a 30 cm., con uno de los extremos terminado en gancho donde se apoyaría el dardo. Algunos de ellos están ricamente decorados, aunque casi todos tienen algún tipo de decoración. El gesto de lanzamiento de este útil es parecido al lanzamiento de jabalina, prolongado por una rápida rotación del propulsor, consiguiendo distancias de hasta 75 m, con un óptimo de 25 m.
Debieron usarse también hondas, boleadoras, lazos, etc. Sin embargo, el arco es considerada la primera “máquina” que se inventó. Hasta ahora todas las armas habían sido propulsadas por la fuerza del hombre, pero en el arco, la fuerza se acumulaba en la cuerda, que se tensa poco a poco y adquiere gran potencia al ser soltada.
También la pesca y el marisqueo formaban parte de la actividad de la población paleolítica. La pesca se realizaba en los ríos y cercanías de las costas, principalmente salmones y truchas. Esta pesca se efectuaría a mano o mediante útiles óseos como los arpones. El marisqueo queda documentado en casi todos los yacimientos, tanto como aprovechamiento alimenticio, como soporte de adornos y colgantes.

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Estructuras de Habitación

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Según han avanzado los descubrimientos desde el siglo pasado, se ha podido demostrar que el hombre del Paleolítico Superior no era tan primitivo como se pensó en un principio. Cuando encontraban una buena cueva se instalaban en ella para pasar los crudos inviernos glaciares, pero la mayor parte del tiempo vivían fuera de las cuevas en campamentos al aire libre o en abrigos rocosos. Además, en la mayor parte de los lugares no existían esas cuevas. Por tanto, los hombres prehistóricos tenían un hábitat hecho a medida, y sabían adaptarse y afrontar una naturaleza a veces hostil, resolviendo el problema construyendo ellos mismos sus propios refugios.

Primeros hábitats


Los primeros hábitats son en gran parte desconocidos, debiendo limitarse a círculos de piedras a modo de paravientos o restos de chozas, ocupando también cuevas o abrigos, aunque la mayoría de las veces debían de dormir al aire libre. La cuestión de comodidad se convirtió en una necesidad en el momento que dominaron el fuego, pues la supervivencia del grupo se veía comprometida en el momento que se apagaba. De esta forma inventaron la cueva artificial, pequeño espacio cerrado, que les protegía del viento y la lluvia, donde podían vivir, comer, calentarse, trabajar y se encontraban protegidos del mundo exterior.

Estructuras de habitación


Las estructuras de habitación evolucionaron mucho, debiendo diferenciar las zonas en las que el frío era más intenso de aquellas con un menor rigor climático.

Zonas frías
En las estepas de Ucrania y Rusia se han encontrado estructuras complejas que demuestran una adaptación de las gentes al medio. Se trata de zócalos circulares de piedras grandes sobre las que se apilaban huesos de mamut, que se aproximaban entre sí a medida que alcanzaban altura hasta cerrarse casi en forma de cúpula. Los espacios que quedaban abiertos se rellenaban con arcilla y en la parte superior se empleaban largas ramas cubiertas por pieles, que a la vez servían de aislante térmico. También se empleaban las astas de los grandes megaceros. Estas cabañas podían tener un diámetro de unos 5 m y una altura de 2 a 3 metros. Las pieles impermeabilizarían la cabaña, y estarían sujetas en la parte alta con largos colmillos y en el suelo con tierra, para no ser arrastradas. En el centro de las cabañas se han hallado hogares de pequeño tamaño rodeados de piedras. Se supone que debían quemar huesos y excrementos secos, ya que la madera era escasa. En cuanto a comodidades en el interior de las cabañas, apenas se pueden hacer suposiciones. Quizás utilizasen lechos de hojas cubiertas por pieles.

Cabañas en cuevas
Son chozas menos complejas y más antiguas que las cabañas de zonas frías. En muchos casos se trata de simples estructuras de palos hincados en la arcilla blanda del suelo, recubiertos de pieles, en cuyo centro se encontraría el hogar.

Cabañas en zonas templadas
En zonas templadas existen otra serie de cabañas de mayores dimensiones. En su interior se han hallado numerosos hogares y restos líticos y óseos.

Los hogares


En la mayoría de yacimientos las únicas estructuras de habitación que se encuentran son los restos de hogares, que jugaban un papel importante en los asentamientos paleolíticos como centro de actividades domésticas. Eran el lugar de preparación culinaria, de consumo de los alimentos, de actividades necesitadas de una fuente de luz o calor.
La denominación de hogar se aplica a todo grupo de restos de carbón que aparecen en los cortes o que se manifiestan en el decapado, confundiéndose a veces con sus propios desechos o con detritus provenientes de limpiezas domésticas. Esta distinción es importante, ya que el hogar puede ser el centro de la habitación mientras los desechos están en el exterior.
La diversidad de los vestigios asociados a los hogares, sugieren una cierta polivalencia. Las diferencias constatadas en el modo de funcionamiento permiten imaginar una relativa especialización, siendo frecuente la asociación de varias estructuras de morfología diferente. En algunos yacimientos se ha constatado la coexistencia de hogares domésticos y hogares satélites, cuyas formas y contextos difieren sensiblemente.

Cuevas y abrigos


En muchas ocasiones se utilizó la entrada de la cueva para establecer el hábitat, así como el interior de la misma y los abrigos rocosos para hábitats temporales. En el caso de las cuevas, incluso se han encontrado en ellas arte rupestre, así como zonas “pavimentadas” para aislarlas de la humedad a base de grandes losas yuxtapuestas.

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Vida Espiritual y Enterramientos

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La existencia de inhumaciones intencionadas en el Paleolítico Superior está bien documentaba en numerosos yacimientos. Los animales no entierran a sus congéneres muertos, este acto es exclusivo del hombre. Se puede intuir que cuando los hombres alcanzaron el grado espiritual suficiente para llevar a cabo una vida en común y de ayuda mutua en el seno de la comunidad, se estableció un espíritu de convivencia que unía los sentimientos del clan. La costumbre de enterrar a los muertos de lado, en posición encogida y con los brazos replegados junto a la cabeza o estirados, nos recuerdan posturas que hoy en día se usan todavía para dormir, pues para estas gentes la diferencia entre la muerte y el sueño era prácticamente inexistente.
Los primeros enterramientos que tienen una clara intencionalidad son los de los neandertales, a pesar de que se han encontrado ciertos indicios de espiritualidad en los Homo heildelbergensis (acumulación de los muertos en lugares comunes). Muchos de los esqueletos neandertales hallados en cuevas han sido históricamente considerados como el resultado de prácticas funerarias. Existen dudas sobre si el enterramiento en sí mismo tenía algún tipo de significado simbólico, ya que las pruebas de ritualidad (acumulación de huesos, enseres, etc.) son dudosas, y algunos autores las atribuyen a la casualidad.
De las aproximadamente 200 sepulturas en diferentes estados de conservación que se conocen, es posible deducir algunas características generales:

  • Todas ellas se encuentran en el área de habitación, ya sean cuevas o cabañas. No se conocen inhumaciones aisladas.
  • No se aprecia una discriminación sexual o de edad cuando las fosas son compartidas.
  • En general, contienen uno o dos esqueletos, como máximo tres, salvo excepciones como Predmostí (Eslovaquia), con restos de unos veinte individuos.
  • El contenido más rico o más pobre de una tumba podría atestiguar el estatus social del individuo enterrado.

La orientación de los cuerpos es variada. Se han encontrado enterramientos en posición fetal hacia la izquierda o hacia la derecha, así como en postura alargada reposando sobre la espalda y los brazos estirados a lo largo del cuerpo. Algunos han aparecido en una postura que demuestra que fueron enterrados después de haber sido atados en cuclillas. También se han encontrado inhumaciones con losas que sirven de almohada al muerto, o debajo de una estructura en forma de caja de losas de piedra colocadas vertical y horizontalmente. En Europa oriental se sustituyen las piedras por huesos de mamut.
Otra innovación del Paleolítico Superior es el amplio uso del ocre rojo en los enterramientos. Casi en la mitad de los excavados los muertos reposan o se hallan cubiertos de una capa de colorante rojo. Son muchas las teorías para explicar su uso, pero recientes investigaciones demuestran la propiedad del ocre para conservar el colágeno, y es posible que se usara para preservar los cadáveres de la descomposición.
Así, las sepulturas del Paleolítico Superior nos aportan numerosos datos de sus habitantes, como puede ser el aspecto físico, su economía, algunas enfermedades que padecían, el rango social, así como poder determinar su estadio cultural.

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La Vestimenta

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Es difícil precisar cuándo el Hombre se cubrió su desnudez por primera vez. En algún momento entre el Homo erectus y el Homo sapiens, apareció la primera vestimenta, que seguramente surgió debido a la necesidad de abrigarse. Por otra parte, la etnología comparada muestra cómo a finales del siglo XIX los indios de la Patagonia únicamente se cubrían a veces con capas de pieles a pesar del intenso frío.
Únicamente tenemos constancia de la existencia de una vestimenta intencional a partir del Paleolítico Superior. En muchos enterramientos se han hallado objetos de adorno, cuyo desgaste indica que el muerto ya los utilizaba cuando estaba vivo. En el oeste europeo dominan los colgantes y adornos hechos a base de conchas y piezas dentarias de zorro o ciervo, mientras que en la Europa oriental estas mismas formas se reproducían en marfil o arcilla.
Pese a que la vestimenta era de pieles y, por tanto, no ha llegado hasta nosotros, se han encontrado elementos de adorno que permiten reconstruir la vestimenta. El más espectacular es el de Sungir (Rusia), donde se hallaron más de 3.500 perlas o cuentas de marfil de mamut que dibujaban bastante bien el vestido que llevaba el difunto (bandas rodeando todo el cuerpo: pecho, tórax, caderas, cabeza...). Elementos de adorno más modestos se han encontrado también en otros enterramientos.
Las representaciones del arte paleolítico no ofrecen mucha información sobre las vestiduras. Únicamente algunas estatuillas de marfil nos permiten reconocer un vestido a base de pieles compuesto por un pantalón y un anorak con capucha.

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Estructura Social

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La densidad de población debió ser muy variable según épocas y lugares. Puede estimarse que la mayoría de grupos estarían compuestos de unas 40 a 60 personas, aunque en determinados yacimientos pudo sobrepasarse el centenar. En general, el hombre del Paleolítico Superior debió vivir en pequeños grupos de dos o tres núcleos familiares interrelacionados entre sí, para poder ser una unidad social capaz de mantenerse y subsistir con los alimentos conseguidos en una zona. En determinados momentos debían relacionarse con otros grupos, en encuentros casuales o preestablecidos, para el intercambio de ideas, productos y parejas. Posiblemente existían uniones entre hombres y mujeres más o menos firmes, pero sin carácter monógamo. Es probable que cada grupo tuviera su jefe, que decidía los desplazamientos estacionales, relaciones entre grupos y dirección de la caza. Esta jefatura no dependería de ningún código, y se basaba en la edad, fuerza, inteligencia y destreza en las cacerías.
La duración de la vida humana oscilaría en torno a los 30 años. Quizás solo dos de cada 10 alcanzaba los 40 años y muy pocos los 50. Probablemente casi todas las mujeres, desde muy jóvenes, eran capaces de tener hijos y la mayoría estarían criando a uno de los hijos y a la vez estarían embarazadas de otro. Pudo haber infanticidio y geronticidio en épocas de escasez de alimentos. Las principales causas de muerte serían la enfermedad y las heridas de caza. De cualquier modo, no se encontraban totalmente indefensos frente a la adversidad, y se cree que tenían un amplio conocimiento de las propiedades medicinales de algunas plantas, practicando también una rudimentaria cirugía (trepanaciones craneales y reparación de fracturas óseas).
Durante los últimos 30.000 años, el Homo sapiens sapiens es la única especie humana existente en el mundo. Fue probablemente durante estos últimos 30.000 o 20.000 años cuando la humanidad se subdividió en tres grandes grupos raciales: el caucasoide (europeos actuales e indios), mongoloide (asiáticos e indios americanos) y negroide. Algunas razas desarrollaron características muy particulares como resultado de vivir más o menos aislados en determinadas regiones con condiciones climáticas extremas (rasgos típicos mongoloides, o rasgos negroides, que reflejan su adaptación a climas fríos o cálidos, respectivamente).

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La Música

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El desarrollo de la música como una de las artes plásticas, ha llegado hasta nosotros a través de diversos restos. Así, existen pruebas de la existencia de la música y la danza. Se han encontrado diversas formas de instrumentos musicales como flautas, silbatos, rombos o tambores realizados todos ellos en hueso. Las coladas estalagmíticas muestran muchas veces puntuaciones pintadas y funcionaban muchas veces a modo de litófonos.
Algunas figuras humanas pintadas o grabadas en algunas cavernas parecen estar disfrazadas y usando el arco musical. La existencia en algunas cavernas de huellas de pies con una distribución irregular, pueden sugerirnos la práctica de danzas o bailes rituales.

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Religión y Magia

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No se posee ningún documento sobre las ceremonias mágicas de los hombres del Paleolítico Superior, pero su realidad es percibida por muchos investigadores a través del arte plasmado en las paredes. Las pinturas, grabados, estatuillas y bajorrelieves suelen interpretarse como objetos mágicos, símbolos íntimamente asociados con el rito y lo sobrenatural.
Se hace difícil separar religión y actividad estética, pues el conjunto de manifestaciones responde a un proceso de exaltación social y de una multiplicación de los símbolos que han de tomarse como un todo.
La etnografía comparada ha sido uno de los motores para la aceptación de la religión prehistórica, y uno de sus triunfos ha sido el poder demostrar a la vez la simplicidad de ciertos esquemas de comportamiento y la extrema complejidad y diversidad de su actualización técnica.
No es posible saber si el hombre prehistórico creía en algún dios o simplemente en “los espíritus”. El hecho de que enterrase a sus muertos puede tomarse como un indicador de creencias en otra vida. Por otra parte, desde hace unos años se ha resucitado el concepto del Chamanismo. Los chamanes son individuos que se preparan para el conocimiento durante la mayor parte de su vida. Son los depositarios de la sabiduría y los intermediarios entre el mundo de los humanos y los otros mundos. Parece que debieron existir unos brujos, chamanes u hombres sabios que actuaban como sanadores y mediadores con los espíritus, tan como vemos en algunas representaciones ubicadas en la profundidad de las cavernas.

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Periodización y Cronología

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El paleolítico Superior en la Península Ibérica hay que encuadrarlo en el interestadio Wúrm III/IV y el final de la última glaciación Würm IV or tardiglaciar (aproximadamente 10.000 BP). Para este período tenemos que diferenciar dos grandes áreas: la cornisa cantábrica y la mediterránea.

Periodización y cronología


Zona cantábrica

  • Perigordiense Inferior (Chatelperroniense): situado en el Würm III.
  • Solutrense: 20000-17000 BP.
  • Magdaleniense Peninsular: durante el Würm IV. Comienza un poco más tarde que en la zona levantina y termina en el mismo momento.
  • Magdaleniense III y IV: 15500-15200.
  • Magdaleniense Final: 10300 BP.

Zona Mediterránea

  • Perigordiense Superior: 29000-21000 BP.
  • Magdaleniense Peninsular: durante el Würm IV. Comienza en el 17000 BP y finaliza en el 10000 BP
  • Magdaleniense III: 13796 BP

Zona Centro

  • Magdaleniense Verdelpino (Cuenca): 14000-12930 BP.

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Regionalización y Áreas Culturales

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La dispersión de los yacimientos es fundamentalmente periférica, existiendo dos regiones con personalidad bien definida y diferenciada: la Cantábrica y la Mediterránea, con puntos aislados tanto en el interior como en Portugal.

Región Cantábrica


Yacimientos situados entre la vertiente septentrional de las cordilleras norteñas y el Mar Cantábrico (Asturias. Santander y el País Vasco). Clima de tipo oceánico, con oscilaciones poco importantes, con glaciaciones locales en Picos de Europa y Montes de Reinosa. Toda esta zona tiene unas características de habitabilidad muy semejantes. Los yacimientos están en altitudes moderadas a lo largo del pasillo costero, en el curso bajo de los ríos y en los portillos que unen los valles. Culturalmente esta región constituye durante el Paleolítico un área única, que enlaza a través de los pasos occidentales de los Pirineos con los grupos del suroeste Francés. Hacia el sur, la Meseta supone una barrera infranqueable.

Región Mediterránea


Relación con yacimientos franceses del valle del Ródano, con existencia de focos autónomos con personalidad propia que influirían en el resto del litoral, pero con la falta de uniformidad que tiene la costa cantábrica. Dispersión de yacimientos más amplia, desde Gerona a Málaga. Existen cuatro grupos diferenciados:

  • Catalán: mayor concentración en Gerona. Región de paso con influencias del Valle del Ródano, y en menor medida de la zona cantabro-aquitana, y del foco valenciano.
  • Valenciano: alrededores de Gandía. Es foco de creación de culturas propias con útiles característicos.
  • El sureste: aparte de como zona de intensa ocupación actúa como zona de paso hacia el foco andaluz.
  • Zona de Málaga-Torremolinos: es un grupo de posición extrema al que llegan las influencias generales, pero son escasas las del foco autónomo valenciano.

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El Paleolítico Superior en la zona cantábrica, la mediterránea y el resto de la Península

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Tanto en lo que respecta a la transición entre el Paleolítico Medio y el Superior como en lo que atañe a la revolución cultural del final del Paleolítico, la Península presenta una clara diferenciación geográfica en dos tramos casi independientes: la cornisa cantábrica y la fachada mediterránea. La amplia zona central, representada por la meseta castellana y sus comarcas adyacentes, son casi dos vacíos en la investigación, en donde sólo se conocen instrumentos solutrenses (El Sotillo) y magdalenienses (Verdelpino, Jarama II), aunque la presencia de arte paleolítico permite sospechar que al menos el Paleolítico Superior Final tiene que tener una representación más importante que la que esta pobreza de hallazgos permite sospechar.

Región cantábrica 

El modelo de evolución cultural existente en el sector comprendido entre el País Vasco y Galicia parece responder con relativa fidelidad al modelo aquitano, aunque siempre con algún retraso cronológico respecto a los yacimientos franceses. Según se desprende de las estratigrafías del El Pendo y Morín (Cantabria), el Paleolítico Superior se inicia en el norte de España algo antes del 30000 BP con la dicotomía Chatelperroniense-Auriñacense Arcaico. Sin embargo, las nuevas fechas de El Castillo han subido la cronología del Auriñacense inicial hasta el 39000 BP, con raíces al parecer en el Musteriense local. Pasada esta primera etapa, el Auriñacense es la única industria que permanece en la región, comenzando una evolución similar a la del Perigord. A diferencia de lo que ocurre con el Auriñaciense, el Gravetiense o Perigordiense Superior no se encuentra bien representado en la Cornisa Cantábrica. Existe una pervivencia de elementos auriñacienses junto con útiles muy característicos del Gravetiense. Según F. Bernaldo de Quirós, son más bien una aculturación de la población auriñacense y no la llegada de una tradición cultural foránea. Dentro de este momento podemos distinguir dos grupos, uno con buriles de Noailles y el otro con puntas pedunculadas del tipo Font Robert. Es en el yacimiento de Isturitz donde las características industriales permiten claramente el Perigordiense Superior con buriles de Noailles. Se observa un significativos aumento de buriles. La principal característica de esta estación es su especialización en la caza de la cabra montés. El Paleolítico Superior Final también se inicia con un nuevo influjo del suroeste francés, esta vez bajo la forma del Solutrense medio, datado en torno al 19500 BP en la cueva de Las Caldas. A partir de este momento, esta industria sufre una evolución tipológica ligeramente distinta a la de Francia (cuevas de Chufín y Riera). Con el Magdaleniense sucede algo similar, ya que llega como una variedad ya formada y luego sigue una evolución especial que parece indicar una adaptación al entorno por parte de esos nuevos grupos (cuevas de Altamira, Rascaño, La Viña, Tito Bustillo, El Juyo, Abauntz...). El Magdaleniense final, ya en el Holoceno, evoluciona hacia el Aziliense, industria epipaleolítica con la que no presenta grandes diferencias.

Fachada mediterránea 


Auriñacense
Según los últimos trabajos efectuados en la zona, la aparición del Paleolítico Superior no ha sido simultánea en todas sus regiones. En Cataluña, según las fechas de l’Arbreda, el Auriñacense aparece, de modo intrusivo, a la vez que en El Castillo. A éste le sigue un Auriñacense arcaico similar al del valle del Ródano, ocumentado en los yacimientos de Reclau Viver, l’Arbreda y Abrí Romaní. En otros yacimientos catalanes pueden verse etapas más evolucionadas de esta misma industria (Can Crispin, Cal Coix). En la región valenciana, el Auriñacense es raro y se presenta bajo una facies evolucionada en Mallaetes y Beneito. En Andalucía y el Sureste los vestigios atribuidos al Auriñacense son muy discutibles y no cuentan con buenas dataciones.
En el Auriñaciense típico mediterráneo, la industria lítica es rica en raspadores en hocico y buriles busqué mientras que entre la industria ósea destacan las azagayas losángicas. También hay que destacar en la zona de levante una azagaya de base convexa y sección convexa y otra losángica que son las que apoyan la posición cronológica de 29.260 BP aproximadamente en un Auriñaciense Típico.
En cuanto al Auriñaciense evolucionado, el principal elemento para establecer una diferenciación con la base anterior es fundamentalmente la inversión en la proporción raspador / buril con un aumento significativo de los segundos. Respecto a la industria ósea, tenemos que destacar la ausencia de azagayas de base hendida siendo sustituidas por otras más robustas de sección circular o elíptica, así como numerosos colgantes sobre caninos atrofiados de ciervo.

Gravetiense 
El Gravetiense está bastante mejor representado tanto en Cataluña (Reclau Viver, l’Arbreda, Roc de Melca, Castel Sala) como en Levante (Parpalló, Mallaetes, Maravelles, Barranc Blanc), aunque siempre con dataciones ligeramente anteriores al 20.000 BP. En Andalucía está representado por evidencias poco claras en esas mismas fechas. Climáticamente el Gravetiense se define gracias a la sedimentología de Les Mallaetes que muestra unas condiciones relativamente frías y húmedas Solutrense Es la industria más característica del mediterráneo español, que además tiene fechas muy tempranas en la región valenciana (anteriores al 20000 BP), por lo que se ha sugerido que aquí podría existir un origen independiente del franco-cantábrico. Además de presentar una evolución original, en la que aparecen las famosas puntas de aletas y pedúnculo, que sugieren la existencia del arco y la flecha, es una industria que aparece tanto en Cataluña (Reclau Viver, Cau des Goges, l’Arbreda), como en Valencia (Parpalló, Mallaetes, Barranc Blanc) y Andalucía (Cueva Ambrosio), llegando su influencia hasta Portugal.

Magdaleniense 
Tras un Solutreo-Gravetiense en el que desaparecen las características puntas de retoque bifacial, el panorama mediterráneo parece presentar un Magdaleniense con fuerte carácter autóctono y relativamente pobre en industria ósea y arte mobilar (yacimientos de Parpalló, Volcán del Faro, Cendres, Bora Gran, Nerja, Matutano...), lo que recuerda a las industrias contemporáneas del sureste francés e Italia, aunque en el caso español existen arpones y bastones perforados característicos. Al igual que en el norte, las industrias epipaleolíticas de este sector derivarán claramente del Magdaleniense Final.

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