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La Transformación Cultural en el IV Milenio

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Expansión de las formas de vida neolíticas

El IV milenio en Europa es un período de cambio y transformación que se consolidó durante el tercer milenio, y está principalmente manifestado por:

  • Manifestación de una estructura social y económica que va más allá de las propias comunidades campesinas.
  • Expansión de las formas de vida neolíticas por toda Europa.
  • Generalización de los poblados al aire libre de tipo permanente.
  • Intensificación de contactos e intercambios de materias primas, manufacturas e ideas.
  • Diversificación cultural fruto de las diferentes tradiciones o de la adaptación de las nuevas formas de vida.

Diversificación cultural


La mayoría de estos cambios se deben a la dinámica de transformación interna de las comunidades neolíticas, con un mayor desarrollo tecnológico que permitía mayores rendimientos, originando un crecimiento demográfico, con una readaptación del grupo a la nueva situación sin recurrir a nuevos poblados. Si existía la necesidad de expansión, se contaba con la posibilidad de adaptación a medios muy diferentes, lo que puede explicar las diferencias a nivel local o regional. A ello hay que añadir las diferentes condiciones medioambientales y las tradiciones, que dieron lugar a diversas formas de adaptación, organización y desarrollo.

El concepto de necrópolis


La aparición del fenómeno megalítico en la zona atlántica y en el occidente de Europa, junto al concepto de necrópolis, puede deberse a tradiciones comunes en contextos distintos. Parece coexistir un mundo ideológico, ritual o religioso, que se mantiene mediante relaciones más o menos continuadas. El desarrollo de nuevos tipos de asentamiento y organización social en el Mediterráneo presenta numerosas variedades, en las que pesan todas las tradiciones anteriores y elementos de interrelación entre grupos próximos.

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Los Comienzos de la Metalurgia en Europa

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Dentro del gran desarrollo tecnológico del Neolítico europeo central y oriental destacan la construcción de poblados, mejoras en la agricultura (selección de simientes, arado, riego), ganadería (especies mejor adaptadas) y en las técnicas artesanas, como el tejido y la cerámica (depuración de arcillas, hornos).
También destacan las explotaciones mineras de sílex y otras rocas para unas herramientas cada vez más sofisticadas. La actividad minera es anterior a la búsqueda de metales. Algunos metales se usaron por sus características externas antes que por su carácter de mineral metálico (como el colgante de malaquita de la cueva de Shanidar, del IX milenio). El cobre nativo y el oro fueron seguramente los primeros en trabajarse en frío o caliente por simple batido. Después se llega a la fusión en hornos, el uso de moldes y posteriormente a las aleaciones y otras técnicas.

Los primeros indicios


Es posible que los primeros ensayos metalúrgicos en Europa comenzaran hacia el IV milenio. El objeto metálico más antiguo es un punzón de cobre del Neolítico antiguo (Starcevo-Karanovo I-II, hacia 5900/5300 a.C.) de Balomir (Rumanía), haciéndose frecuentes los objetos de cobre hacia el Neolítico medio (Karanovo III-IV, hacia 5300-4700 a.C.). En Grecia, los primeros objetos de cobre corresponden al Neolítico Medio de finales del VI milenio (Sitagroi y Dikili Tash), y durante el Neolítico Final del V milenio se difunde la metalurgia, conociéndose ya la fundición (aparición de escorias en Sitagroi III, hacia 4700-4300 a.C.).

La explotación de minerales metálicos


Al sur de los Balcanes se han descubierto minas de extracción de cobre en Rudna Glava y Rudnik, tanto al aire libre como en pozos subterráneos, desde la primera mitad del V milenio. De finales del IV milenio son las minas de Ai Bunar en Bulgaria.
Todo ello indica una temprana utilización del cobre en Europa, aunque observamos que en zonas cercanas a Oriente Próximo, y de cronología algo posterior (en Anatolia el cobre batido desde el VIII-VII milenio y el fundido desde el VI al norte de Mesopotamia, en Yarim Tepe).
La metalurgia es un elemento más del avance tecnológico, que en un momento dado se introduce en las comunidades neolíticas avanzadas sin afectar en principio a su organización económica y social. A largo plazo, la explotación y control de reservas metálicas, su manufactura y distribución, sí darán lugar a una profunda transformación política, económica y social.

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El Calcolítico

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Al período del avance tecnológico de finales del Neolítico en el que empezaron a usarse los primeros objetos metálicos, de transición entre Neolítico final y Edad del Bronce, se la llama Eneolítico, Calcolítico o Edad del Cobre.
Destaca el proceso de cambio propio del Neolítico Final en Europa y Próximo Oriente, en el que empieza a utilizarse el cobre, en un principio nativo por simple batido, y luego con un calentamiento que ablanda el metal y lo hace más maleable. Cuando se funde el metal y se moldea se produce un gran avance tecnológico, que conllevó una profunda transformación de la sociedad.
La variedad de sus formas, decoración o tecnología han quedado reflejadas en el registro arqueológico. La presencia de objetos de metal en un determinado contexto permitió establecer sincronismos entre diferentes culturas prehistóricas (posibilidad hoy reducida al poder obtener cronologías absolutas por otros medios).
El término Calcolítico es puramente orientativo, y no significa poner énfasis especial en la importancia de la metalurgia del cobre, al igual que el término Neolítico con la piedra pulimentada.

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La Evolución Final del Neolítico en el Próximo Oriente

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Los inicios de la metalurgia


El proceso evolutivo de algunas comunidades neolíticas (en el V y sobre todo en el IV milenio) produjo la transformación de agrupaciones rurales en urbanas hasta convertirse en centros de grandes civilizaciones históricas ya en el IV-III milenio (como las ciudades sumerias o egipcias).
La evolución de las comunidades neolíticas europeas debió esperar unos dos milenios más para alcanzar la civilización urbana. Se pueden establecer paralelismos entre el proceso de evolución del Neolítico Final del Próximo Oriente y el que se produjo en Europa, pero con anticipación cronológica del primero: una primera etapa de consolidación y expansión de las formas de vida neolíticas hacia zonas próximas, mediante el pastoreo, y un segundo momento de expansión, ya de poblados campesinos, con doble actividad agrícola y pastoril, de gran difusión a partir del VII milenio.
Entre el 8500 y el 6500 a.C. se produce en el Próximo Oriente una transformación hacia la vida agrícola, con las primeras aldeas de agricultores desde el VIII milenio. En el VII milenio aparece la cerámica, con intercambio de materias primas y productos. La expansión desde Siria hacia Anatolia y Mesopotamia, y desde Palestina hacia el valle del Nilo dio lugar a la creación de centros más desarrollados. Se conoce el regadío desde el VI milenio, y las primeras ciudades revelan sociedades complejas y jerarquizadas hacia el 4000 a.C.

El Calcolítico


El Calcolítico es un término en desuso en la Prehistoria del Próximo Oriente, al ser difícil definirlo como un período por la rapidez en su evolución hacia el Bronce Antiguo. Abarcaría más o menos el V y IV milenio, aunque el uso del cobre batido se conocía desde antes (finales del VIII milenio y comienzos del VII en Anatolia, y VII-VI milenios en Mesopotamia).

En el VI milenio destacan Yarim Tepe (norte de Mesopotamia) y Çatal Hüyük, con un collar de cobre de 13 cuentas.

En el V milenio están:

  • Can Hassan 2B: cabeza de maza del 5000 a.C.
  • Susa (fases A y B-C): con cobre de las minas de Anarak (posible intercambio de metales), en posible aleación con arsénico, en la primera mitad del IV milenio.
  • Nahar Mishmar (en el Mar Muerto): 423 objetos de cobre (3700 a.C.). Aleación de cobre y arsénico, algunos fundidos con la técnica de la cera perdida.

Hasta finales del IV milenio no hay aleación cobre-estaño (verdadero bronce), seguramente procedente de Afganistán. Durante el III milenio hay mayor uso del verdadero bronce en detrimento del cobre, que desaparece a inicios del II milenio.

Contextos culturales de Próximo Oriente donde aparece la metalurgia


Palestina. Complejo Gasuliense (4100-3200 a.C.)
Ocupa las llanuras bajas de Palestina, con agricultores y pastores conocedores de la metalurgia. En el yacimiento de Teleilat Ghassul hay tres fases, la primera con cabañas circulares y más tarde con planta rectangular, hogares y silos.; en la segunda fase destaca la cerámica de formas cónicas o en cucurucho, vasos con pie, mantequeras con asas de orejeta, pintadas en la última fase. Escasa aparición de metal, con dos santuarios e ídolos en forma de violín (rito a la divinidad femenina).
En el yacimiento de Abu Hamid (valle del Jordán) tiene mucha importancia la circulación de mercancias, en especial de cobre, con una actividad permanente de los poblados. Economía de cereales y olivo. Las casas son de planta rectangular, con paredes de adobe y zócalo de piedra, almacenes y grandes espacios abiertos. Hay áreas de trabajo de ceramistas, indicativo de cierta especialización artesanal.

Zona de Beersheba
Hay asentamientos durante el IV milenio en Horvat Beter, Abu Matar y Safadi, con distintas característica a los gasulienses.
Las primeras habitaciones eran cámaras subterráneas, a las que se superponen casas ovales de piedra y adobe, rectangulares en la última etapa. Los poblados eran especializados, con cobre importado de Transjordania y cerámica, alguna hecha con torno (vasijas con cuello), siendo características las mantequeras.
Destaca el trabajo en marfil de figuritas masculinas y femeninas desnudas con las manos sobre el vientre (Safadi).

Norte de Siria. Cultura de Halaf
Las primeras ocupaciones se remontan a finales del VII milenio, pero es en torno al V, con la cultura de Halaf, cuando el poblamiento se acrecienta en número e importancia. El yacimiento más importante de esta cultura es Tell Sabi Abyad (valle del Balik), donde se fijan las características arquitectónicas de este período: coexistencia de construcciones de planta circular de reducido tamaño (tholoi), posibles silos, con habitaciones rectangulares y sistemas complejos. Destaca en la vida de los poblados la producción de cereales.
La cultura de Halaf es originaria del norte de Siria (Aqab) y noroeste de Irak (Arpachiyah), con gran extensión geográfica, en especial de la cerámica, desde el Tauro a los Zagros, con una colonización agrícola-ganadera de los valles de los ríos mesopotámicos. Su cronología va del 5500 al 4500 a.C.
El yacimiento que da nombre a la cultura es Tell Halaf, en el norte de Siria. Tiene construcciones circulares de 3-4 m de diámetro, llamadas tholoi, con dependencias anexas. Son más frecuentes las rectangulares en piedra y adobe, y los patios para funciones domésticas.
En la industria lítica destaca el uso de la obsidiana, sílex y piedras verdes en colgantes, amuletos, sellos, figuritas femeninas, animales y proyectiles de honda.
Su magnífica cerámica, muy extendida, es la máxima expresión de la cerámica pintada polícroma, con evolución variable según los lugares, obra posiblemente de artesanos especializados. Se han localizado talleres en Arpachiyah (Irak) y Yunus (Turquía). Los yacimientos del este presentan motivos animales variados y flores, así como otros geométricos o lineales.
Por las múltiples representaciones de bucráneos (cabezas de bóvidos) se supone que el ganado vacuno sería una base importante de su economía.

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El Comienzo de las Civilizaciones Urbanas

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Primeros pasos hacia el urbanismo


Los primeros pasos hacia el urbanismo se producen en Mesopotamia en los milenios V-IV, en el período de Obeid o Ubaid (5300-3600 a.C.) en la ciudad de El Obeid, en Tepe Gawra o en Eridu, de 10 Has., con trece templos sucesivos, figurillas religiosas de arcilla, cerámica fabricada en torno lento, fundición de cobre y una gran necrópolis en Eridú (con una población entre 2000y 4000 habitantes).

Cultura de El Obeid


La cultura de El Obeid supone un cambio importante en la Prehistoria de Mesopotamia, con una colonización de la Baja Mesopotamia gracias a la nueva tecnología que permitió los cultivos de regadío y obras hidráulicas. La ganadería era selectiva, con bóvidos y cerdos. El medio facilitaba la pesca y la caza de aves acuáticas, y cultivos como el lino.
Nos encontramos en Eridú con una gran aglomeración de población, con casas normales y otras que presentan cierta monumentalidad, con planta tripartita, que pueden reflejar un centro de poder. Se consolidan las prácticas funerarias del Neolítico avanzado, con una necrópolis de más de 200 sepulturas con ajuares variados.

Expansión de la cultura de El Obeid


A lo largo de un dilatado período esta cultura muestra una gran fuerza expansiva. A mediados del V milenio se implantan elementos (arquitectura, cerámica) en Tepe Gawra (Asiria), conviviendo con elementos de tradición Half (tholois) y Samarra.

Primer urbanismo en Mesopotamia


El primer urbanismo se documenta en Mesopotamia (períodos de URUK, 3600-3100 a.C. y Jemdet Nasr, 3100-2900 a.C.) y Egipto (Gerzeense y predinástico reciente, 3500-3000 a.C.) hacia el 3500 a.C., con sociedades de clases, ejércitos, producciones en serie, ciudades y escritura, metalurgia (cobre y bronce), torno, rueda, arado, animales de tracción y artesanos.
La “Revolución urbana” de Childe se caracteriza por los grandes asentamientos (Uruk-Warka, de 80 Has., con 10.000 habitantes), cambios en la estructura de la comunidad, organización social y en las interacciones humanas (escritura), ética (códigos legales) y principios de ingeniería (ciudades sumerias).

Importancia del urbanismo


Ya antes del V milenio podemos ver los orígenes de la sociedad urbana en el Próximo Oriente, y la ciudad es el centro físico del proceso de aparición de la civilización.
La importancia de los cambios del fenómeno urbano en los milenios IV-III se evidencian en su continuidad a lo largo de la historia. La formación de ciudades es un fenómeno complejo. Para algunos antropólogos fue fundamental el control y gestión en las sociedades hidráulicas. Para otros, el aumento demográfico, la presión de las poblaciones o el resultado del intercambio y control, demanda y distribución de los bienes.

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Introducción

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Durante el Epipaleolítico, por causas desconocidas, desaparecen las cuevas-santuario del Paleolítico Superior, y con ellas las representaciones rupestres basadas en una zoolatría. Sólo quedan escasas obras de arte mueble con restos de una forma religiosa anicónica y abstracta.
Con el Neolítico llega una nueva religión con raíces minorasiáticas y centrada en la figura femenina, representada como “dea mater” en el abrigo del Plá de Petracos V (Alicante), en donde tiene origen el santuario rupestre al aire libre. En los abrigos de la misma época aparecen extraños elementos simbólicos serpentiformes que terminan en un maniforme, que sin duda respondían a las nuevas orientaciones sociales y económicas impuestas por la agricultura y la ganadería.
El arte rupestre del Calcolítico, que perdura en ciertas zonas hasta la Edad del Hierro, utiliza el santuario rupestre al aire libre, adoptando dos versiones:

  • Una, que continúa la tradición neolítica de las figuras pintadas en rojo, dispuestas en abrigos rocosos, que ocupa principalmente las áreas andaluza y levantina, así como otras zonas peninsulares. Aparecen dos tendencias, la de la pintura esquemática orientada a las formas lineales y caligráficas no realistas, y la pintura levantina con figuras realistas, aunque estilizadas, a la tinta plana. Tanto en unas como en otras domina el antropocentrismo (figura humana), que tiende a integrarse en escenas de tipo religioso, aunque no faltan las profanas, relacionadas principalmente con la caza, la guerra y las actividades agrícolas y ganaderas. En ambas áreas domina una actividad femenina, que en el área andaluza aparece bajo formas idólicas (bitriangulares, cruciformes, oculados, etc.), que alcanzan su máxima expresión en la escena de las danzarinas bitriangulares de Los Órganos (Despeñaperros), y aparece también un tipo fálico (probable divinidad masculina), así como representaciones de la pareja humana. La pintura levantina ofrece también una religiosidad basada en una “dea mater”, relacionada con tareas agrícolas (Dos Aguas), además de un culto al toro y al ciervo.
  • Otra, caracterizada por santuarios horizontales de figuras grabadas o piqueteadas sobre suelos de rocas cristalinas, que se encuentran situados en Portugal y Galicia. Las dos áreas presentan tanto afinidades como notables diferencias, ya que mientras en el área portuguesa del Valle del Tajo se observa un simbolismo basado en la línea curva cerrada (círculos, elipsoides), en los petroglifos del área galaico-portuguesa triunfa la espiral y el laberinto, siendo escasas las representaciones humanas y de animales, lo que señala una orientación religiosa más enraizada en los aspectos simbólicos. El santuario de Peña Tú (Asturias), en el que se reúnen las tendencias pictóricas y grabadas, ofrece una divinidad femenina, que debió perdurar durante largo tiempo en el área cantábrica.

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País Valenciano

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Arte Macroesquemático


En la Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia) se hallaron 35 plaquetas irregulares de piedra cubiertas por finos trazados rectilíneos dispuestos en tramas, en haces de líneas cruzadas o en bandas complejas, que se paralelizaron con las pinturas más antiguas de La Sarga (Alcoy, Alicante), La Araña (Bicorp, Valencia) y Cantos de la Visera II (Yecla, Murcia). Estos hallazgos permitieron a J. Fortea establecer un nuevo horizonte artístico (Arte lineal-geométrico), fechado a finales del VI milenio y primera mitad del V, que es exclusivamente mueble.
En 1980 se encontraron en la Partida del Plá de Petracos (Castel de Castells, Alicante) varios abrigos con pinturas sin relación con ninguna otra manifestación prehistórica conocida. Posteriormente se localizaron también en otros abrigos similares. La distribución parece ser exclusiva de tierras alicantinas delimitadas por el mar y las sierras costeras. Tras su descubrimiento se le denominó Arte Macroesquemático, aunque otros autores lo llamaron Arte contestano (F. Jordá) o Arte lineal-figurativo (J.E. Aura).
El Arte Macroesquemático se ubica siempre en abrigos poco profundos. Su técnica es la pintura de color rojo oscuro, y se caracteriza por tres tipos de representaciones, que pueden aparecer aisladas o asociadas en un mismo abrigo:

  • Figuras humanas: si bien cada antropomorfo presenta características propias, existen convencionalismos comunes, como la cabeza a modo de círculos de trazo grueso, adornada en ocasiones con rayos perpendiculares o cuernos, y los brazos levantados en actitud orante con la mano abierta en la que se indican los dedos. El cuerpo aparece a modo de ancha barra sin detalle anatómicos o mediante trazos gruesos para dibujar su contorno exterior (en alguna ocasión, como en el “brujo” de La Sarga, con líneas internas para señalar la anatomía o una vestimenta).
  • Motivos geométricos: los más abundantes y característicos son las gruesas líneas sinuosas (a veces dobles), a modo de serpentiformes verticales, cuyos extremos superiores presentan bifurcaciones a modo de dedos o pequeños círculos. También hay presencia de finos y bien delimitados trazos que forman figuras geométricas cerradas.
  • Un tercer conjunto de motivos estaría constituido por una serie de representaciones de gruesos trazos que se asocian en posiciones diversas, dando lugar a un variado conjunto de figuras de imposible identificación, asimilables tal vez con alguna parte muy esquematizada del cuerpo humano.

La cronología prelevantina del Arte Macroesquemático se constata en determinados abrigos (La Sarga, Barranc de Benialí), donde a motivos serpentiformes y antropomorfos se superponen varios ciervos naturalistas del Arte Levantino. Por ello, se puede fechar esta manifestación artística en el V milenio y relacionarla con las primeras comunidades neolíticas del País Valenciano.

Arte Levantino


Con un registro que supera el centenar de abrigos, el País Valenciano ocupa la zona central del Arte Levantino, cuya aparición significa una ruptura de las tradiciones artísticas anteriores (aunque algunos convencionalismos recuerdan al Arte Paleolítico y al Arte Macroesquemático, con el que comparte un mismo tipo de emplazamiento, a menudo un mismo abrigo, panel y técnica). Tiene una amplia distribución geográfica.
Pese a la diversidad de manifestaciones que caracterizan al Arte Levantino “clásico”, presenta una cierta unidad, con algunas diferencias. En el País Valenciano se localiza siempre en abrigos de escasa profundidad y en paredes rocosas protegidas por una pequeña cornisa. No se ha constatado su presencia en el interior de cuevas.
Sobre su origen y cronología existen numerosas controversias, aunque existe una coincidencia en fecharlo en el Epipaleolítico y hacerlo perdurar hasta el Neolítico, Edad del Bronce e incluso hasta la Edad del Hierro. En las fechas absolutas sí existe discrepancia: desde el 12000 (J. Aparicio) ó el 10000 a.C. (L. Dams) hasta el 6500 (E. Ripoll), 6000 (A. Beltrán), 5000 (J. Fortea) ó el 3500 a.C. (F. Jordá).
Hallazgos recientes en la provincia de Alicante permiten fechar el Arte Levantino. Las cerámicas impresas fechaban el Arte Macroesquemático en el Neolítico Antiguo. La estratigrafía cromática del Abrigo I de La Sarga, Abric IV del Barranc de Benialí y Balsa de Calicanto hacen al Arte Levantino posterior a estas fechas. También para el Arte Levantino existen paralelos cerámicos (en la cueva de L’Or se hallaron fragmentos con tres zoomorfos impresos no cardiales). Por todo ello, parece que el inicio del Arte Levantino, al menos en las comarcas centromeridionales valencianas, se situaría a finales del V milenio.

Arte Esquemático


Son pinturas y grabados con temática muy diferente, ubicados siempre en abrigos y paredes rocosas, a menudo en los mismos yacimientos del Arte Levantino y del Arte Macroesquemático.
En el grabado (excepcional, y de difícil encuadre cronológico), la técnica empleada es el picado compacto que forma surcos de sección y grosor variables, generalmente en U muy abierta. En las pinturas se utilizan las tintas planas de color rojo, y excepcionalmente el negro.
Los motivos registrados son: antropomorfos, zoomorfos, simbólico-religiosos y geométricos, siendo estos últimos muy abundantes, especialmente las barras aisladas o agrupadas en número y posición muy diversa.
Para una cronología de las pinturas esquemáticas valencianas, el número de superposiciones se reduce a figuras esquemáticas sobre levantinas (Abric de Les Torrudanes en Vall d’Ebo, Alicante) o esquemáticas sobre esquemáticas (Barranc de Carbonera, en Beniatjar, Valencia).
El arte mueble, aunque escaso, ofrece información más precisa. Los soliformes se constatan en dos fragmentos cerámicos de la cueva del Montgó (Javea, Alicante) del Neolítico Medio, y en cerámicas de la Edad del Bronce de Castillarejos de los Moros (Murcia) y Assolada (Alcira, Valencia). Los ramiformes también se han registrado en el Neolítico Final de todos estos yacimientos. El único tema zoomorfo es un fragmento con tres cuadrúpedos de la Cova de L’Or, del Neolítico Final.
De acuerdo con estos hallazgos es evidente que la aparición de los motivos esquemáticos en las decoraciones cerámicas se fechan a partir del Neolítico Antiguo y perduran hasta la Edad del Bronce. Idéntica cronología debe tener el Arte Esquemático, que conocería un especial desarrollo en el Eneolítico, con la introducción de algunos temas, como los ídolos, con abundantes paralelos muebles.

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País Vasco

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El arte esquemático es descubierto y estudiado tardíamente en el País Vasco. Los principales conjuntos rupestres están en Álava, como Solacueva, Lazalday, Liciti y Los Moros, y en Vizcaya, como Goiklau y Arenaza.
Las primeras síntesis fueron obre de Llanos, en las que propuso una evolución estilística en tres fases (estilizaciones, esquematizaciones y abstracciones) que se situarían también en tres períodos (Bronce Final, Hierro y Romanización). Nuevos estudios realizados en Atapuerca (Burgos), cueva paralelizable a Solacueva y Lazalday, obligan a dejar fluctuante la cronología.
La interpretación (con corto apoyo estratigráfico) suponía estos signos como manifestaciones del culto a los muertos o a seres superiores, que se manifiestan en cuevas.
Hasta ahora resulta difícil aislar zonas de influencia en el País Vasco. La extensión del fenómeno alcanza a la Meseta Norte, País Vasco y Cantabria de manera aproximadamente parecida.

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Pirineos (Huesca-Lérida)

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Arte Lineal Geométrico


Se ha reconocido exclusivamente en el covacho de Labarta, en la comarca oscense del río Vero, y se reduce a una serie de signos angulares en rojo a los que se superpone un ciervo naturalista en negro, posterior a los mismos. Las pinturas de Labarta son escasas y de pequeño tamaño, pero conforman un verdadero palimpsesto, ya que el citado cérvido presenta a su vez superposición de un elemento en rojo esquemático.

Arte naturalista (Levantino)


Un arte hasta cierto punto enlazable, cronológica y estilísticamente, con el Arte Levantino. Los ejemplos de esta clase de pintura son propios de la zona oscense del río Vero. El número de yacimientos es francamente minoritario con respecto a las estaciones esquemáticas. Destacan Arpán L, Litonares L, Muriecho L, Regacéns, Chimiachas y Labarta.
Son figuras ejecutadas preferentemente en colores rojizos, siendo el negro una excepción en el cérvido de Labarta. La tinta plana es la técnica más extendida, aunque existen también silueteados.
En cuanto a la temática, son los cérvidos los que predominan sobre el resto de especies reconocibles. En orden muy inferior se encuentran los cápridos (Regacéns, con un panel con varios ejemplares, uno de ellos a la carrera). La figura humana es abundante en cuanto a número, pero no así en su dispersión. Se concentra casi exclusivamente en una escena de Muriecho L, que representa el apresamiento en vivo de un cérvido, con 37 antropomorfos. En otros lugares las representaciones humanas escasean, reduciéndose a un arquero en Arpán L y un individuo junto a dos cérvidos en Litonares L.
Dicha escasez de seres humano es una particularidad remarcable, pues en el marco de difusión del Arte Levantino las figuras humanas son especialmente frecuentes. Tampoco abundan las composiciones escénicas (salvo la de Muriecho L, lo que puede significar otra anomalía.

Arte seminaturalista o semiesquemático


Es difícil singularizar como un tipo de arte personalizado a este conjunto de manifestaciones rupestres, que tipológicamente parecen conformar un estilo intermedio entre lo naturalista y lo plenamente esquemático. El término seminaturalista no es demasiado satisfactorio, pero pretende resaltar la existencia de una serie de pinturas con un cierto grado de estilización que las aproxima a tendencias esquemáticas, pero que mantienen aún algunas precisiones somáticas que se salen de la elementalidad sintética propia del Arte Esquemático.
Pueden referirse a este capítulo una serie de figuras aisladas presentes en numerosas covachas, compartiendo casi siempre pared con representaciones naturalistas o esquemáticas.
Como ejemplos citar los abrigos donde las manifestaciones seminaturalistas ocupan paneles enteros o casi enteros, como las pinturas del Congosto del Olvena (Huesca), Bauma dels Vilars o Cova del Vilasos (Os de Balaguer, Lérida).

Arte Esquemático


Es el que ha proporcionado mayor número de documentos en todo el conjunto. Salvo aspectos estilísticos, pocas son las diferencias con respecto al arte naturalista, no sólo en localización, sino en lo que se refiere a la utilización de pigmentos, con predominio de los colores rojizos, si bien parece observarse un uso extendido del negro.
La temática es más variada, con aparición de tipos y signos de índole abstracto. Los animales y antropomorfos siguen siendo los sujetos principales del Arte Esquemático. Los antropomorfos se ven muy incrementados, tanto cuantitativamente como en orden a su profusión en distintas cavidades. Su tipología es amplia y comprende desde las figuraciones macizas y torpemente efectuadas hasta las múltiples variantes del tipo “brazos de asa” o en “Phi”. Parecen pertenecer casi siempre al género masculino, marcándose el sexo en muchas ocasiones. Otras indicaciones somáticas en detalle son mas bien raras, citar como excepción tres representaciones humanas de Barfaluy I (Lecina, Huesca), en las que aparecen los dedos de los pies y manos exageradamente dibujados, dando apariencia de garras, al igual que otros antropomorfos del Congosto de Olvena.
Tanto en Huesca como en Lérida aparecen escenas con un sentido narrativo, no tan patente en otras regiones peninsulares. Destaca por su carácter fuera de lo común las de Mallata I (Colungo, Huesca), donde tres personajes mantienen amarrados del hocico, a través de un cabo, a otros tantos cérvidos.
Los especies de zoomorfos son difíciles de identificar por su acentuado esquematismo, siendo reconocibles solamente los cérvidos machos.
Como novedades temáticas hay que considerar los signos abstractos, de significación desconocida y que parecen dotar al mensaje pictórico de un carácter esotérico e incluso codificado. Sin ser muy numerosos, están presentes en todos los yacimientos. Hay casos, en determinadas covachas, que ciertos signos están organizados entre sí, guardando cierta homogeneidad temática. Por ejemplo, en el Roc de Rumbau (Peramola, Lérida) y en las cuevas de Antona (Baldomar, Lérida) predominan los motivos circulares; en Val d´Ingla (Lérida) aparecen los puntos, estructurados en grupos y líneas, mientras en el sector del río Vero son frecuentes las digitaciones.
Por último, mencionar el descubrimiento de dos representaciones de carros en el Congosto de Olvena.

Cronología


Establecer la cronología de los diferentes estilos es enormemente difícil, ya que no se conocen lugares de habitación que puedan atribuirse con seguridad al momento concreto en que fueron realizadas las pinturas.
Seguramente es el Neolítico la fase en que podría haberse difundido el arte naturalista, por lo que el arte lineal-geométrico sería anterior.
Los problemas surgen de nuevo con la relación entre naturalista y esquemático. Puede establecerse como hipótesis una mayor antigüedad para el arte naturalista con referencia a las representaciones esquemáticas. La presencia de algunas superposiciones así lo hacen suponer, mientras que la existencia de las figuraciones seminaturalistas abogan en favor de una cierta línea evolutiva.
En el sector del río Vero abundan en mayor medida los argumentos que preconizan la ausencia de continuidad, que abonaría la idea de un cambio brusco, tanto artístico como conceptual, entre los tipos de arte.

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Meseta

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En el arte post-paleolítico se ponen de manifiesto de nuevo las dos tendencias, una naturalista y otra esquemática, en dos ciclos distintos y con diferentes finalidades.


Arte Levantino


Las representaciones naturalistas del Arte Levantino, con las características propias de este arte vistas en la región valenciana, tienen conjuntos en las provincias de Cuenca (Villar del Humo) y Albacete (Alpera, Minateda y Nerpio), adentrados en la cuenca del Segura.

Arte Esquemático


Del conjunto de ciclos que tradicionalmente se incluyen en el arte esquemático, el mejor conocido y más ampliamente representado en la Meseta es la pintura rupestre Esquemática. Bajo este término se vienen agrupando una serie de representaciones que tienen características comunes:

  • Claro predominio de la técnica de la pintura, predominando el color rojo y ocre, y en algunos casos el negro, amarillo o el blanco, aunque éstos en menor medida.
  • Acentuado esquematismo de sus representaciones, lo que plantea problemas a la hora de su interpretación, si bien en algunos casos se aprecia una reducida tendencia al naturalismo.
  • Su contenido temático en toda la Península puede agruparse en torno a un centenar de tipos más algunas variantes, repartidos entre los siguientes grupos: antropomorfos (los más comunes), zoomorfos (cuadrúpedos), ídolos, ramiformes, pectiformes, soliformes, tectiformes, circulares, armas y útiles, barras y puntos, y motivos varios (ángulos, triángulos y serpentiformes).
  • Localización predominante en covachos y abrigos al aire libre dispersos por toda la Península.

A nivel regional pueden apuntarse algunas características propias, como la ausencia casi total de ídolos al norte del Tajo, frente a una relativa abundancia al sur de los tectiformes rectangulares en abrigos de Badajoz , y una mayor tendencia naturalista en los conjuntos del Monte Valonsandero y de Las Batuecas, donde aparece además la pintura blanca como complemento de la roja, práctica no conocida en el resto de la Península.
La cronología más aceptada defiende su origen en las etapas finales del Neolítico peninsular, apoyándose en materiales muebles de Andalucía (Cueva del Agua) y Levante (Cova de L’Or), una vez que las teoría difusionistas, que lo hacían proceder del Mediterráneo oriental, han sucumbido, abandonándose igualmente su derivación del Arte Levantino. Su período de apogeo corresponde al Calcolítico y su final suele llevar hasta las últimas etapas del Bronce e incluso a la Edad del Hierro.
Existen en la Meseta otras manifestaciones rupestres, incluidas genéricamente en el Arte Esquemático, que difieren substancialmente de la pintura rupestre esquemática. El primero de ellos agrupa una serie de manifestaciones frecuentemente más abstractas que esquemáticas, existentes en cuevas profundas de Segovia, Soria y Burgos, prolongándose por la cabecera del Duero y parte oriental de la región cantábrica, en las que se pueden apreciar desde trazos sueltos grabados o pintados en negro, hasta grandes marañas de trazos paralelos, en zigzag o entrecruzados, junto a un reducido número de representaciones figurativas. el yacimiento más característico con este tipo de arte es la Galería del Sílex, en Atapuerca (Burgos). Su cronología parece corresponder al final de la Edad del Bronce y a la Edad del Hierro.
Otro de los conjuntos con personalidad propia en la Meseta es el de los Grabados de las Hurdes, realizados sobre rocas al aire libre, y la temática suele ser desde los tectiformes rectangulares, escaleriformes, especialmente, hasta los círculos, pies, armas y carros, apareciendo ocasionalmente inscripciones latinas. La cronología alcanza desde el Bronce final a la Romanización.
Existen otra serie de manifestaciones artísticas rupestres de menor entidad:

  • Grabados de la comarca de Santa Mª la Real de Nieva (escenas de luchas a caballo).
  • Grabados de las provincias de Soria y Segovia (herraduras, antropomorfos, zoomorfos).
  • Representaciones de caballos grabados del castro de Yecla de Yeltes.
  • Grabados de cruciformes en las Lagunas de Ruidera.

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Andalucía

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Arte Esquemático


Parece aceptado que el desarrollo del fenómeno Esquemático parte de los focos artísticos andaluces del sudeste y sistemas béticos, difundiendo las tendencias figurativas de sur a norte. Su gran esplendor se ha centrado en el Calcolítico, por lo que sería un arte de los pueblos metalúrgicos; sin embargo, los especialistas actuales están atisbando un substrato indígena en el origen de la pintura esquemática.
Los lugares elegidos por los artistas para desarrollar sus manifestaciones pictóricas suelen ser abrigos rocosos, tanto calcáreos como areniscas, enclavados en pasos naturales o en valles apartados.
En el conjunto del arte post-paleolítico andaluz, el estilo esquemático puro está ampliamente representado con sus clásicos caracteres técnicos, figurativos y temáticos; es decir, esquemas realizados sobre todo en pintura de trazos contínuos y tintas planas, monocromáticas, casi siempre rojas, de formato pequeño, sin apreciable sentido narrativo y con repetición de los mismos motivos: antropomorfos, zoomorfos, tectiformes, zig-zags, escaleriformes, estiliformes, ídolos, puntos, etc.
Tenemos también un buen número de elementos artísticos que no responden a las premisas típicas esquemáticas, en cuanto las figuras adquieren una tendencia al naturalismo (bastantes conjuntos en abrigos del Campo de Gibraltar).
Las representaciones post-paleolíticas en cuevas kársticas presentan algunas innovaciones sin paralelos en los abrigos al aire libre, como una dedicación casi exclusiva de pectiniformes, escasez de figuras antropomorfas, variados arboriformes y grandes lienzos saturados de trazos inconexos y marañas de líneas sin forma alguna. La técnica empleada en ellos fue el pigmento negro grasiento aplicado con un instrumento de ápice duro y romo.

Pertenecen a este estilo pictórico la mayoría de los yacimientos de arte post-paleolítico, extendido en un gran número de yacimientos. Los principales son:

  • Almería: Los Letreros y Gabal (Vélez-Blanco).
  • Jaén: En las sierras están la Cueva de la Diosa Madre y la Cueva del Plato, mientras que en la provincia se sitúan en los alrededores de Aldeaquemada y en Despeñaperros, así como la Cueva de la Granja de Jimena.
  • Granada los mejores conjuntos están en Moclín y en las sierras de Arana y Huéscar.
  • Málaga: complejos de Peñas Cabrera, Venta del Fraile y el Abrigo de los Porqueros, mientras en otras zonas de la provincia las pinturas no están en abrigos, sino en galerías bastante alejadas de la luz exterior, como por ejemplo La Pileta, Nerja y Victoria.
  • Córdoba: yacimientos de los Murciélagos, Murcielaguina y Cholones.
  • Cádiz: La Laguna de Janda, con las espectaculares figuras del Tajo de las Figuras y Bacinete

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Galicia

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Hay dos grandes grupos de arte rupestre: los grabados y pinturas albergados en las cámaras de los monumentos megalíticos y los petroglifos al aire libre. No se conocen prácticamente pinturas, quizás desaparecidas por las desfavorables condiciones climáticas. Recientemente se han descubierto también grabados en cistas funerarias.
Comparando los tres grupos de grabados podemos señalar como más antiguo al vinculñado con el megalitismo. Los grabados y pinturas megalíticas y los de las cistas parecen guardar una cierta relación en cuanto a su función y significado, mientras que los petroglifos al aire libre representan en gran medida un mundo simbólico distinto.

Grabados y pinturas en monumentos megalíticos


Los monumentos megalíticos son muy numerosos en Galicia, y se conservan alrededor de una veintena de monumentos con grabados y/o pintura.
Las insculturas, que se encuentran siempre en las cámaras, están formadas por la combinación de un reducido repertorio de tipos. Los más abundantes son las líneas onduladas dispuestas de forma vertical, horizontal u oblicua, aisladas o formando conjuntos. Otras figuras (círculos, cazoletas y soliformes) están menos representados.
El conjunto pictórico de Pedra Coberta (La Coruña), invisible hoy día, ocupaba la cámara y el corredor, formando una compleja composición estructurada en zonas, con temas y ordenación semejantes con el mundo megalítico de la fachada atlántica de la Península.
La datación de estas manifestaciones asociadas con monumentos de cámara y corredor, se pueden colocar en el III milenio. Se les atribuye un significado religioso vinculado con el ámbito funerario.

Petroglifos al aire libre


En amplias zonas de Galicia, en especial en la costa pontevedresa, se localizan los grabados al aire libre sobre rocas, sobre todo graníticas. Presentan una cierta riqueza de tipos, que pueden aparecer en solitario o bien formando conjuntos sin ninguna relación entre figuras, aunque a veces aparecen ordenados. Son más frecuentes los motivos esquemáticos, semiesquemáticos, geométricos y abstractos que los figurativos.
Los temas más abundantes son las cazoletas, seguidos a distancia por espirales, ciervos, caballos y culebras. Más escasamente aparecen ídolos, laberintos, esvásticas, paletas y huellas de pies humanos.
Abarcan un considerable espacio de tiempo, desde el mundo del megalitismo hasta la fase de la Cultura Castreña, en la Edad del Hierro.
Los petroglifos gallegos presentan paralelos con el área portuguesa al norte del Duero y de un modo más vago con áreas de la Europa atlántica.

Grabados en cistas funerarias


Estudios recientes han puesto de manifiesto la existencia de cistas funerarias, atribuibles a una temprana Edad del Bronce en Galicia. Presentan grabados en sus lajas formando composiciones geométricas, como en el caso de A Insua (La Coruña), con líneas paralelas, triángulos, cazoletas, retículas, etc.
Los grabados de estas tumbas recuerdan temas característicos del arte megalítico de la Península Ibérica, pero también presentan innovaciones. Cabe considerarlos como representaciones simbólicas vinculadas con ideas religiosas funerarias.
Si comparamos los grabados del interior de las cistas con los existentes al aire libre y que pertenecen a la misma época, se observan notables diferencias en la temática y tratamiento. Aparece así una dualidad de manifestaciones artísticas sincrónicas: los grabados en un contexto funerario que por sus temas recuerdan al mundo megalítico, y los que se encuentran sobre rocas al aire libre y presentan tipos distintos. Esta dualidad puede resumirse así:

  • Grabados en cistas funerarias: arte religioso funerario que muestra un carácter arcaizante como herencia del mundo anterior.
  • Petroglifos al aire libre: nuevos temas, arte simbólico con una componente religiosa al servicio de nuevas ideas.

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La Neolitización del Mediterráneo Central y Occidental

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Para explicar las transformaciones neolíticas en Europa, tradicionalmente se ha distinguido una Europa continental, a la que llegaban las influencias culturales desde el Este por los Balcanes y el Danubio, y una Europa mediterránea cuyos principales contactos se establecían por vía costera. Se defendía la idea de que los nuevos inventos neolíticos se difundieron rápidamente desde sus centros originarios orientales hacia los territorios europeos mediante diferentes rutas y mecanismos de colonización. A partir de los años 60-70, se comenzó a valorar el protagonismo que los grupos locales habían tenido en el proceso del cambio, con una evolución autóctona resultado de la adaptación de los grupos epipaleolíticos a su medio natural.
Hoy día parece claro que el fenómeno neolítico producido en el Próximo Oriente se efectuó mediante una evolución lenta y continuada, diferente a lo que ocurrió en Europa. Los estudios se han dirigido a averiguar porqué y cómo se expandió el nuevo sistema económico y en qué medida fue asimilado por los grupos indígenas de cada región occidental. Estos grupos estaban perfectamente adaptados a su medio, e intentaron aumentar la productividad de su entorno como respuesta a sus crecientes necesidades, alcanzando un cierto nivel de complejidad socioeconómica.
En los últimos años se ha aceptado de manera generalizada el modelo denominada oleada de avance (Ammerman y Cavalli-Sforza), que presupone que el nuevo sistema económico se fue extendiendo lenta pero ininterrumpidamente hacia Occidente, a partir de los centros próximo-orientales, a razón de 1 km por año, teniendo en cuenta el crecimiento progresivo de la población y los movimientos que puede realizar tanto a corta como a larga distancia.
Esta forma paulatina de contacto se refleja en la existencia de dos tipos de asentamientos diferentes en los momentos iniciales del Neolítico occidental: los correspondientes a grupos locales allí asentados y los pertenecientes a colonizadores llegados por el Mediterráneo. Las interacciones entre ellos dan lugar al modelo llamado dual o mixto, que explica cómo la adopción del Neolítico en Europa se produjo por la llegada de poblaciones conocedoras de la agricultura y ganadería que entraron en contacto con las poblaciones indígenas, las cuales fueron modificando sus tradicionales formas de subsistencia.
En toda la cuenca occidental, al igual que en la Península Ibérica, se detecta un factor importante para la identificación de la primera cultura neolítica: la presencia de cerámica, que, con variaciones regionales, ofrece la característica común de una decoración impresa que acabó constituyéndose en el auténtico fósil-guía de esta fase cultural. Dentro de la decoración impresa, destaca la realizada con el borde de la concha de un molusco llamado cardium edule, que le ha valido la denominación de cerámica cardial, y por extensión, de Neolítico Cardial. La presencia de la cerámica, en unión de las primeras especies domésticas de animales y plantas, pueden considerarse factores intrusivos que llegaron del exterior y acabaron siendo adoptados por la población indígena preexistente.

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El Neolítico en Francia

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Inicios de la neolitización


Los precedentes mesolíticos se enmarcan en el conjunto Sauveterriense, diferenciándose una fase antigua (10000-8500 BP) y otra reciente (8500-7500 BP). Los asentamientos son numerosos en Provenza occidental y central (Bois Sauvage, Fontbregua, Grimari), norte de Italia (Gaban, Romagno) y con presencia en Provenza oriental y Liguria.
Los aspectos económicos se centran en la explotación de recursos naturales, siendo la caza el más importante, así como explotación de recursos vegetales.
En continuidad con la tradición lítica anterior se forma el conjunto Castelnoviense, hallado en los yacimientos de Font-des-Pingeons (Chateuneuf-les-Martigues), de Baume-de-Montclus o en el norte de Italia (Romagno III), con cronología en el VIII milenio. Son poblaciones que practicaban una caza diversificada con alto consumo de conejos y presencia de ovicápridos, considerada aportación exterior.
A partir de la primera mitad del VIII milenio aparecen en la zona meridional asentamientos del Neolítico Antiguo Cardial, con presencia de agricultura cerealística y ganadería de ovicápridos, lo que da lugar a una interpretación en la que se produce la difusión rápida de innovaciones provenientes de zonas exteriores (Balcanes) en algunas áreas de la Provenza o el Languedoc, desde las cuales existe una expansión por aculturación hacia poblaciones autóctonas (Castelnovienses) o hacia nuevos territorios, como el área paduana del norte de Italia.
Los primeros asentamientos con evidencias de producción agrícola-pastoril se encuadran en el denominado grupo cardial, con incorporación en el conjunto denominado franco-ibérico de cerámicas impresas. Las producciones cerámicas se caracterizan por recipientes globulares, cuencos o jarras con fondo convexo y recipientes con ligero cuello. La decoración se realiza con bandas horizontales de tipo impreso, a menudo con cardium, alternando con bandas no decoradas.
Los asentamientos tienen una distribución costera, ocupando pequeños valles hacia el interior. A las clásicas ocupaciones en cuevas o abrigos (Abrigos de Font-des-Pingeons y de Fontbregua, Grotte Gazel, Abri Jean Clos) se unen asentamientos al aire libre como Courthezon-le-Baratin (Vaucluse) o Leucate (Herault). Presentan hábitats sencillos con cabañas circulares (5 m de diámetro), zonas de almacenamiento y hogares.
La cultura material presenta un utillaje lítico de talla laminar con equilibrio tipológico, así como abundante utillaje óseo y en piedra pulimentada.
La ganadería mixta se documenta desde los inicios de la ocupación cardial, con la caza como actividad estacional, complementando la dieta la pesca y la recolección litoral. La actividad agrícola es conocida desde los inicios de la fase con cereales domésticos, en un principio con mayor uso de la cebada sobre el trigo, para variar posteriormente.
La evolución de estos grupos se aprecia a partir de la evolución de la morfología y decoraciones cerámicas (grupos epicardiales, Montboló), denotando la consolidación de las nuevas formas económicas. Se produce la expansión de la influencia de estos grupos hacia el interior de Francia, desde el Alto Loire hasta los bordes del Atlántico. Los procesos de aculturación del interior son complejos, como lo demuestra el caso del conjunto Recaurdiense.

Consolidación de la neolitización


La segunda mitad del IV milenio se halla representada en Francia meridional por la cultura Chassey, cuyo proceso de formación se realiza en la propia región meridional francesa y que conocerá una expansión geográfica que llegará a cubrir la casi totalidad del actual estado francés. La expansión en las zonas septentrionales ha dado lugar a la diferenciación de un Chasense Meridional, del Chasense de la cuenca parisiense y del Chasense del Oeste.
El proceso de formación se realiza a partir de la propia evolución de los grupos del Neolítico Antiguo (Montboló, Bize, Fontbregua), con un proceso multinuclear. La cultura chasense es observada como una vasta entidad homogeneizada en función de las propiedades cerámicas con variaciones regionales significativas, fruto de un desarrollo marcado por tres características:

  • Existencia de una economía de subsistencia local, con agricultura y ganadería.
  • Relaciones de complementariedad territorial de tipo regional.
  • Marco de intercambios y circulación de materias primas de tipo macrorregional.

El hábitat es principalmente al aire libre en los valles de tierras de explotación agrícola fácil, con superficies extensas (como St. Michel de Touch) y una estructura caracterizada por empalizadas y fosos. Se observa un amplio desarrollo agrícola por el incremento de la antropización del medio. Las prácticas pastoriles se incrementaron en esta zona meridional con la explotación del cerdo, y se aprecia una notable disminución de la caza. El final del Chasense se observa como la disolución de las relaciones económicas en beneficio de entidades espaciales más reducidas.

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El Neolítico en Italia

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Inicios de la neolitización


Italia meridional y Sicilia
Es en las regiones meridionales de Italia y en las islas próximas donde se documentan las primeras evidencias del proceso de neolitización. Desde finales del VII milenio y durante el VI se registra el horizonte de cerámicas impresas, con yacimientos situados en zonas costeras de la región de Trieste, en las costas orientales de la península (Pulla) y en Sicilia. Los yacimientos más representativos son Coppa Nevigata, Rendina I, Torre Sabea, Torre Canne y cueva Guardiano en la región de la Pulla, Prato de Don Michele en Tremiti y la cueva de Uzzo en Sicilia. Se trata de instalaciones al aire libre o en cueva, destacando el poblado de Coppa Nevigata, con una estructura fortificada.
La producción de subsistencia estaba caracterizada por una producción agro-pastoril, pero con importante explotación de recursos naturales. La industria lítica presenta un fuerte microlitismo, continuidad de la tradición mesolítica. Las producciones cerámicas se caracterizan por una doble producción: cerámicas lisas y formas decoradas impresas con cardium, con los motivos repartidos por todo el conjunto. La progresiva introducción de nuevas temáticas y técnicas ha servido para diferenciar, en Italia suroccidental, tres horizontes:

  • Estilo Prato Don Michele, momento más arcaico, con decoraciones exclusivamente impresas.
  • Estilo Guadone (segunda mitad del VI milenio), donde continúan las cerámicas impresas pero con mayor complejidad, series más finas y temáticas más organizadas, con motivos triangulares o circulares.
  • Estilo Messina-La Quercia (finales del VI milenio y primera mitad del V),k con progresiva disminución de cerámicas impresas y la introducción de nuevas decoraciones en los vasos de mayor calidad a base de incisiones rellenas de pasta blanca o roja, y la aparición de los motivos pintados.

A finales del VI milenio aparecen en el sur de Italia meridional un buen número de asentamientos en los valles de suelos fértiles, caracterizados por unas instalaciones a base de cabañas circulares de diámetro variable, rodeadas por fosos circulares. Destacan las detalladas excavaciones de Passo di Corvo, simples trincheras de recorrido circular en forma de C.
Se produce la diferenciación regional de muchos grupos a partir de las producciones cerámicas, como los grupos de Matera en el sudeste o la cultura de Stentinello en Sicilia. Coincidiendo con esta fase de difusión de las cerámicas bicromáticas o tricromáticas se produce la consolidación de las aldeas agrícolas.

Italia central y septentrional
La documentación muestra una diferenciación respecto a la zona meridional. Se trata de una zona de transición entre Europa central y balcánica y el occidente mediterráneo. La cueva de Arene Candide indica el proceso de transformación gracias a su importante secuencia estratigráfica. La neolitización se vincula al grupo de cerámica impresa, a partir de la primera mitad del V milenio, con industria lítica tipo mesolítico, ganadería de ovicápridos, bóvidos y suidos, caza y consumo de moluscos marinos.
Se produce la evolución del horizonte postcardial a finales del V milenio e inicios del IV, definidos por las producciones cerámicas, diferenciando grupos regionales (cultura de Fiorano, grupo de Vho, grupo Gaan), que muestran relación con los grupos dálmatas.
Islas próximas
Se documenta la primera ocupación a lo largo del VI milenio. Malta conoce la cultura Ghar Dalkam, relacionable con la fase de Stentinello (Sicilia), mientras que en Córcega y Cerdeña se relaciona con la cultura de las cerámicas impresas. El patrón de asentamiento es variable, sobre todo en cavidades: cueva de Filiestru o Monte Maiore (Cerdeña) o del Abrigo D de Filitosa y Basi en Córcega.

Consolidación de la neolitización


Italia meridional y Sicilia
A pesar de la diversificación de los grupos se observa una continuidad con el horizonte antiguo tanto en asentamientos como en la persistencia de poblados atrincherados. Existen variaciones en la cultura material con la introducción de cerámicas pintadas con mayor complejidad decorativa. Aparecen pequeños grupos (Ripoli en los Abruzzos, cultura de Dasso en el Lacio), con desarrollo de la agricultura y ganadería en hábitats bien al aire libre (grupo de Ripoli, con cabañas circulares excavadas) o en cuevas (Dasso).
Posteriormente se produce la evolución hacia zonas culturales más amplias, como la de Serra d’Alto, desde el sur hasta el centro de Italia, caracterizada por un hábitat semiexcavado de planta circular y sepulturas bajo el mismo o en fosas aisladas. La fase más evolucionada del sur de Italia es la del grupo de Diana, que ocupa los Abruzzos y parte de Umbría, con importante desarrollo en las islas meridionales.

Norte de Italia
Se desarrolla una propia evolución, desligada de los centros de los Balcanes y en relación con la evolución de las regiones próximas. En continuidad con la cultura de Fiorano se desarrolla la cultura de los vasos de Boca Cuadrada, con una diferenciación tipológica de la cerámica, con tres fases cronológicas:
Quinzano: la más antigua, con recipientes de boca cuadrada y decoración incisa.

  • Rivoli-Chiozza: fase media, con cuencos de boca cuadrada y decoración excisa.
  • Rivoli Castelnuovo: fase reciente, con influencias en el horizonte posterior de Lagozza.

El hábitat puede ser en cuevas o al aire libre, en cabañas circulares con pasillos de acceso y sepulturas en fosa, con el difunto en posición encogida.
La cultura de Lagozza se caracteriza por unas producciones cerámicas lisas. Se desarrolla en la parte más septentrional (Liguria, Lombardía) y presenta relación con grupos culturales coetáneos de otras regiones europeas (Chassey, Cortaillod).

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El Neolítico en la Península Ibérica

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El Neolítico en la Península Ibérica se enmarca en la problemática general de la neolitización del Mediterráneo occidental europeo, aunque no puede hablarse de homogeneidad cultural en todo el territorio. La primera neolitización se produjo en la franja costera mediterránea, desde Cataluña hasta Andalucía y Portugal meridional, pero los yacimientos mejor conocidos se ubican en las sierras costeras interiores. En las restantes áreas peninsulares las transformaciones culturales fueron más tardías y con particularidades diferentes, incorporándose con mayor lentitud a la economía neolítica.
Las regiones mediterráneas de la Península son las que mejor documentan la presencia del Neolítico Antiguo o de cerámicas impresas, conservándose un buen registro arqueológico en Cataluña, País Valenciano y Andalucía.

Cataluña


Neolítico Antiguo
Aparecen yacimientos mayoritariamente en cuevas (Toll, Balma de l’Espluga, L’Espluga de Francolí), pero también al aire libre (Los Guixeres, Cambrils). A raíz de los trabajos realizados en las cuevas de Montserrat en 1925 se identificó una industria lítica y una cerámica cardial característica, que mereció la denominación de cerámica montserratina, con materiales similares a los yacimientos del sur de Francia, norte de Italia y otros puntos del Mediterráneo occidental.
La cerámica cardial presenta formas globulares con cuello marcado, que en los casos más pronunciados se denominan botellas, con pequeñas asas macizas o mamelones perforados, y con la decoración distribuida en bandas horizontales o verticales que ocupan casi tres cuartas partes de la superficie del recipiente.
Las últimas investigaciones han aportado nuevos datos sobre el poblamiento, conociéndose un mayor número de yacimientos al aire libre en las tierras bajas más fértiles, así como una combinación entre poblados al aire libre y cuevas próximas, quizás destinadas a funciones ganaderas, de almacenamiento o incluso sepulcrales.. Los trabajos realizados en el Barranc de Fabra (Tarragona) muestran una aldea rodeada de un muro de piedra, en cuyo interior se extienden nueve viviendas circulares u ovaladas, construidas con posible zócalo de piedra y paredes de arcilla.

Neolítico Medio
Tras la primera fase, se detectó en la mayoría de las cuevas un nivel de ocupación, denominado Epicardial, en el que se abandonó progresivamente el uso de cerámicas con decoración cardial y se fabricaban mayoritariamente cerámicas o con decoración menos cuidada, a base de incisiones o cordones.
Algunos autores (Guilaine) identificaron a principios del IV milenio una fase intermedia entre el Epicardial y las culturas del Neolítico Final, desarrollada en los Pirineos mediterráneos, con ramificaciones hasta el sur de Cataluña y norte de Levante, representada en la cueva del Toll, en Balma de L’Espluga e incluso en la cueva de L’Or. Recibió el nombre de Montboló, por el yacimiento epónimo de los Pirineos franceses, donde apareció un nivel caracterizado por la ausencia de cerámica cardial y la presencia de nuevos recipiente sin decoración, de formas simples globulares y con unas típicas asas tubulares verticales. La industria lítica era escasa, abundando más los útiles de hueso (punzones y alisadores). Pocos testimonios de actividad agrícola, siendo más numerosos los restos de fauna doméstica, que parecen indicar una mayor importancia de la ganadería, junto a la que se seguiría practicando la caza (roedores, liebres y aves).

Neolítico Final
La etapa más reciente del Neolítico Final está ocupada por la cultura de los Sepulcros de Fosa (de la segunda mitad del IV milenio a la primera mitad del III), que toma su nombre del tipo de yacimientos conocidos, casi exclusivamente enterramientos individuales de inhumación en fosa, siendo los lugares de habitación prácticamente desconocidos.
Las sepulturas están cavadas en el suelo, con el cadáver en posición encogida, y protegidas por lajas de piedra con diferentes formas, encontrándose aisladas o en grupos de pequeñas necrópolis, como en Bóvila Madurell (San Quirze del Vallés). Mayoritariamente se han encontrado en las tierras bajas de los valles fluviales, y escasas en cuevas (Toll). Los ajuares, con particularidades propias, pueden encuadrarse en los objetos típicos de los grupos neolíticos tardíos de la Europa occidental.
La cerámica es uno de los elementos más característicos, destacando los recipientes lisos de forma variada, desde grandes vasijas ovoides o cilíndricas a cuencos carenados, ollas y tazas, destacando por su originalidad los vasos de boca cuadrada.
Entre los útiles líticos destacan los microlitos geométricos, los cuchillos triangulares, las puntas de flecha y sobre todo las hachas pulimentadas fabricadas sobre diversos materiales, como obsidiana o serpentina.
Los objetos de adorno están bien representados en las numerosas cuentas de collar encontradas, destacando las fabricadas en piedra de color verde, posiblemente variscita proveniente de la mina de Gavá, junto al río Llobregat, donde se han localizado pozos excavados en la roca y galerías subterráneas, así como diversos materiales: cerámicas de variada tipología, utensilios de hueso y picos y otros útiles, presumiblemente empleados por los mineros para la extracción. La explotación de estas minas implica la complejidad de la organización social de finales del Neolítico, ya que no sólo era trabajo técnico, sino la posterior transformación y distribución del material extraído.
Se practicó intensamente la agricultura, con hallazgos de molinos de mano y ubicación de yacimientos en tierras bajas y fértiles, así como la ganadería (ovicápridos y bóvidos).

País Valenciano


Es la región peninsular donde más se ha desarrollado la investigación sobre el Neolítico, con numerosos lugares arqueológicos y un importante volumen de datos. En el sur de la provincia de Valencia y norte de Alicante es donde se concentran algunos de los yacimientos más importantes de todo el Mediterráneo occidental.
Estos yacimientos confirman la existencia de dos tipos de ocupación diferentes, que responden a un patrón de asentamiento y de subsistencia dual, resultado del contacto entre las influencias llegadas desde el exterior y las sociedades epipaleolíticas locales:

  • Yacimientos como la cueva de La Cocina (Dos Aguas, Valencia), la de Mallaetes (Valencia) o la de Llatas (Alicante) ofrecen niveles estratigráficos del Epipaleolítico, demostrando la progresiva evolución del substrato local, sobre el que se van asimilando las nuevas aportaciones, representadas sobre todo por la cerámica cardial.
  • Otros yacimientos, como la cueva de la Sarsa (Bocairente, Valencia), la de L’Or (Benairrés, Alicante) o la de Cendres (Moraira, Valencia), muestran un primer nivel de ocupación con todos los elementos típicamente neolíticos. La cerámica cardial es abundantísima, y ofrece una rica decoración. La presencia de útiles líticos como hoces o hachas pulimentadas, la identificación de trigo y cebaba y la deforestación del paisaje indican una presencia humana activa, practicando la agricultura intensiva y la ganadería, con restos de ovicápridos, bóvidos y cerdo.

El período ha sido definido en su conjunto como Neolítico I (7000-5500 BP), dividido en horizontes según los tipos de decoración cerámica:

  • Horizonte de cerámicas cardiales: Can Ballester (Castellón), Cova de L’Or y Cova de Les Cendres (Alicante).
  • Horizonte de cerámicas incisas-impresas: Cova de L’Or, Cova de Les Cendres, Cova Fosca, con variables regionales.
  • Horizonte de cerámicas lisas-cepilladas: Cova de Les cendres, con mayor variedad decorativa.

El Neolítico Inicial va evolucionando lentamente en los mismos lugares, perdiendo poco a poco sus señas de identidad características. La cerámica cardial se va reduciendo, y se adoptaron otras técnicas decorativas, fabricando cerámicas lisas, que algunos autores han querido identificar con un Neolítico Medio no tan bien independizado como en Cataluña.
Se habla de un Neolítico final desde mediados del IV milenio (3500-2500 a.C.), representado tanto en las cuevas conocidas como en yacimientos al aire libre, entre los que destacan La Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia) o el Arenal de la Virgen (Villena, Alicante). Destaca la presencia de cerámicas lisas con formas nuevas, mientras que aumentan los asentamientos al aire libre, lo que parece indicar la generalización de este tipo de hábitat, cada vez de mayor tamaño.

Andalucía


Cultura de las cuevas (6300-5980 BP)
Recibe este nombre porque los yacimientos más característicos son las cuevas. Los sitios mejor estudiados se sitúan en las provincias costeras de Almería, Granada y Málaga, o inmediatamente interiores, como Jaén, con afinidades de la zona sur levantina. Destacan las cuevas de la Carigüela (Piñar, Granada), de Nerja (Málaga), de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) y de Mármoles (Priego, Córdoba)

Cueva de la Carigüela
Uno de los yacimientos más representativos es la cueva de la Carigüela (Piñar, Granada), en las montañas interiores, que muestra la evolución del Neolítico en la zona. En los niveles inferiores ofrecen buena representación de la fase antigua, con abundante cerámica cardial de formas globulares y semiesféricas junto a otras decoraciones impresas y de cordones, destacando una vasija con decoración cardial y a la almagra (estilo éste que pervivirá hasta el comienzo de la Edad de los Metales). Los niveles superiores representan las fases del Neolítico Medio y Final, caracterizados por la casi total desaparición de la cerámica cardial, de la decoración impresa en general y la difusión de los tipos decorados a la almagra o típicos vasos con asas pitorro.

Cueva de Nerja
Otro yacimiento representativo es la cueva de Nerja (Málaga), cuyos primeros niveles corresponden al Epipaleolítico, representado por restos de hogares y numerosos útiles líticos (microlaminares y geométricos). Sobre ellos aparece otra ocupación del Neolítico Inicial, con industria lítica evolucionada sobre hojas, piezas escasamente pulimentadas y presencia de cerámica de formas globulares con decoración impresa no cardial, incisa y a la almagra.
El momento más representativo de esta cueva es el correspondiente al Neolítico Medio-Final, representado por una cerámica con decoración incisa o cordones, una industria lítica de tradición geométrica y punzones de hueso. Se encontró un silo para almacenar alimento con diversos tipos de cereal, exponentes de una agricultura intensiva y selectiva. También apareció un enterramiento doble rodeado de numerosos restos vegetales así como cerámica y útiles de hueso y sílex.

Otra muestra del abundante poblamiento de la zona y de la evolución cultural del Neolítico son el yacimiento al aire libre de Las Majólicas (Alfacar, Granada), la cueva de la Mujer (Granada), la del Higuerón y la Pileta (Málaga) o la del Nacimiento (Jaén).
Neolítico Final en el Sudeste
Es una fase que abarca desde el último cuarto del IV milenio a la segunda mitad del III, localizada en poblados al aire libre, preludio de las posteriores culturas calcolíticas. Se le conoce con el discutido término de cultura de Almería. Son buenos ejemplos los hábitats en altura de El Garcel, La Gerundia y Tres Cabezos (Almería) o la Peña de los Gitanos (Montefrío, Granada). La cultura material se caracteriza por cerámica lisa de formas variadas, industria de sílex de tradición geométrica y gran abundancia de útiles pulimentados.
Existen fosas de enterramiento (Loma de la Atalaya, Loma de las Eras, etc.) de forma circular rodeada de piedras, con dos o más cuerpos inhumados acompañados de industria lítica de tradición geométrica, útiles de piedra pulimentada y brazaletes de concha.

Aragón


Neolítico Antiguo
Se observa un proceso similar al del País Valenciano. Tres yacimientos aportan datos sobre grupos epipaleolíticos con diversos elementos característicos del Neolítico Antiguo (básicamente cerámica cardial): Botiquería dels Moros (Mazaleón, Teruel) y los abrigos de Costalena y del Pontet (Maella, Zaragoza).
En el Alto Aragón se han identificado yacimientos plenamente neolíticos, entre los que destaca la Cueva de Chaves (Bastarás-Casbas), del V milenio, con cerámica cardial rica en formas y decoraciones, industria lítica laminar, elementos pulimentados, molinos, industria ósea típica y objetos de adorno.
Se detecta el uso funerario exclusivamente en cuevas (Cueva de Chaves, Cueva del Moro).

Neolítico Medio
Es una fase que va del 6000 al 5500 BP, entre el horizonte epicardial y el Neolítico Reciente.
En el Alto Aragón se desarrolló una dualidad socioeconómica, con asentamientos diferenciados: zonas montañosas pastoriles y poblados al aire libre (El Torrellón) con la agricultura como base económica. También se ocupan cavidades naturales (Espluga de la Puyascada). En las tierras del Bajo Aragón hay yacimientos al aire libre con actividades agrícolas y cerámicas impresas no cardiales de finales del V milenio, como Alonso-Norte y Las Torrazas (Alcañiz, Teruel).
Aparece también en el nivel B de Pontet y en la necrópolis de Mina Vallfera (Mequinenza).

Neolítico Final/Reciente
En las montañas del Alto Aragón se documenta la continuidad del sustrato del Neolítico Antiguo, y se produce la consolidación de la agricultura, con poblados al aire libre campaniformes en las tierras bajas (El Villar, Peña del Agua, El Portillo).

Portugal


El Neolítico Antiguo está bien representado en la zona sur de Portugal Es un proceso de neolitización más bien autóctono, con asentamientos, contexto e industria lítica similares al Mesolítico Geométrico, como se aprecia en Moita do Sebastiao, Cabeço do Pez y Samouqueira. También hay afinidades con el proceso de neolitización de Andalucía, con rareza de cerámicas cardiales y predominio de las impresiones no cardiales.
Se ocupan extensas áreas abiertas cerca del litoral o de los ríos, con ocupaciones cortas. Las estructuras más comunes son fondos de cabañas y estructuras de combustión.
Se documentan dos fases, que comprenden el V milenio a.C.:

  • Neolítico Antiguo Pleno: Vale Pincel I y Cabranosa da Sagres.
  • Neolítico Evolucionado: Vale Vistoso, Salema y Montum de Baixo.

Recordar que el inicio del megalitismo tiene en las regiones del suroeste de Portugal uno de los focos originarios más antiguos del megalitismo en Europa, desde el 6500 BP aproximadamente.

Resto de la Península


En el resto de la Península la documentación es escasa, con una neolitización tardía y progresivo desarrollo de comunidades agrícola-pastoriles centrada en el IV milenio a.C.
En la zona cantábrica se distinguen dos grupos culturales:

  • Grupo de Santimamiñe: asentamientos en montaña, cerca de la costa.
  • Grupo de los Husos: en valles y llanuras, en la parte meridional.

El único yacimiento que se atribuye a inicios del Neolítico es el Abrigo del Montico (Charratu, Álava). En la Meseta hay aún menos datos, con yacimientos en la región de Madrid poco claros.

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Introducción

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Marco ambiental


En la consolidación del Neolítico en Europa se observa una evolución general que, enmarcada en las tradicionales etapas de Neolítico Antiguo, Medio y Reciente, reflejan tanto unas características culturales y tecnológicas como unas relaciones sociales y económicas significativas, que se traducen en un modo de explotación del territorio y en unos asentamientos determinados.
El estudio del marco ambiental europeo presenta una gran problemática debido a la variedad de regiones y marcos geográficos, pero permite definir las características generales de evolución reagrupadas en torno a las fases tradicionales del postglaciar:

  • Fase Preboreal (10200-8800 BP): transición entre los últimos fríos glaciares y los de mayor bonanza climática. Expansión de la cobertura arbórea, en especial el abedul en Europa continental, junto al avellano y roble. En la parte mediterránea son el pino y el inicio del robledo mediterráneo.
  • Fase Boreal (8800-7500 BP): consolidación de la mejora climática, con clima cálido y seco que favorece la expansión de especies arbóreas (pino y avellano). Desarrollo de especies mediterráneas.
  • Fase Atlántica (7500-4500 BP): culminación del proceso de mejoría, produciéndose el optimum climático en la segunda mitad. Expansión de los bosques con el robledo mixto como principal protagonista. Expansión del encinar en regiones mediterráneas. La transgresión marina llega a su culminación, con las costas en el nivel actual.


Hipótesis y explicación de la neolitización


Desde G. Childe la explicación del proceso de neolitización de Europa se sitúa en un debate tradicional en torno a dos posiciones: la difusión de las innovaciones a partir de la zona de Próximo Oriente y, por otra parte, la posibilidad de una neolitización autóctona.


Principales hipótesis
La primera concepción establece el origen de la transformación socioeconómica como resultado de una colonización de poblaciones originarias de la zona oriental., motivado por la superioridad de las formas económicas de producción sobre las de caza-recolección, así como el potencial crecimiento demográfico de las poblaciones neolíticas, que permite la existencia de excedentes y que se canalizaría hacia la ocupación de nuevos territorios.
La segunda concepción, de tipo poligenista expone que la transformación puede tener un origen autóctono, mostrando la necesidad de observar la revolución neolítica de Europa no como un conjunto global, sino teniendo en cuenta las variaciones existentes, como la existencia de aldeas mesolíticas sedentarias y la probable existencia de domesticaciones locales.

Explicaciones recientes
Ammerman y Cavalli-Sforza insisten en el difusionismo, una actividad migratoria aleatoria y de reducida movilidad causada por el potencial crecimiento demográfico de las poblaciones neolíticas.
Otros estudios indican que ni el difusionismo ni el poligenismo pueden explicar por sí solos el fenómeno de la expansión, sino que la explicación tiende a una combinación evolutiva de transformaciones locales y de importaciones técnicas o de especies.
Para Gallay el proceso de neolitización tiene una doble vertiente: la desculturización de los agricultores, que se adaptan a nuevas condiciones ecológicas y ocupan nuevos ecosistemas, y la aculturación (transferencia cultural) de los cazadores-recolectores a varios niveles (tecnológico, estético,...). La expansión agrícola obedecería a un movimiento constante de fronteras móviles en fases sucesivas:

  • Fase pionera: implantación de sociedades agrícolas, avanzando a tierras más fértiles por el mecanismo de segmentación social.
  • Fase de estabilización: equilibrio entre los principios de segmentación y reunión, con mayor fijación sobre el terreno.
  • Fase de crecimiento: estructuración social en jefaturas y predominio de los principios de reunión.

Fases


En el proceso de neolitización de Europa se observan dos grandes fases, caracterizadas en un primer momento por la rápida ocupación progresiva de los territorios con mayor facilidad de acceso y productividad, y en segundo lugar por su expansión a zonas secundarias, la consolidación de la nueva economía de producción y la estabilización de la población.


Primera Fase
Cubre del VII milenio a finales del V, y se produce la ocupación de zonas llanas con suelos fértiles y abundante agua. Se desarrollan los complejos del Egeo (Pre-Sesklo y Sesklo), los Balcanes (Starcevo) y primeras comunidades de Italia meridional. En el Mediterráneo occidental se desarrolla el horizonte de cerámicas impresas (cardial) y el Neolítico Antiguo en Europa Central.

Segunda Fase
Comprende desde mediados del V milenio hasta inicios del III milenio, produciéndose la colonización de tierras menos fértiles, con el desarrollo de las primeras sociedades agrícolas de la vertiente atlántica y la zona nórdica, así como la ocupación desde la Europa central y mediterránea de las zonas prealpina y alpina. Aumento de poblaciones en las zonas de mayor tradición agrícola, en algunos casos bajo formas defensivas. Aparición y desarrollo de las sepulturas megalíticas en agrupaciones culturales, como el Chassey (Francia), fase de vasos de boca cuadrada en Italia o fase de sepulcros de fosa en Cataluña.

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El Neolítico en el Egeo y Grecia Continental

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Chipre


Horizonte Khirokitía
En torno al 7800 BP la isla se ve ocupada de forma brusca por una cultura diferente, denominada horizonte Khirokitía, cuyo origen es difícil de precisar. A partir del 7400 BP existe un vacío documental que podría indicar el abandono de la isla, para reaparecer posteriormente a partir del 6600 BP. El poblado mejor conocido es el propio de Khirokitía, en el interior de la isla, como el de Kalavassos Tenta, mientras en la costa están Cap Andreas Castros y Petra Ton Limniti.
Los emplazamientos se caracterizan por una fuerte preocupación por la seguridad, y están localizados en lugares con defensas naturales, como islotes (Petra), acantilados (Cap Andreas) o con muros de defensa (Khirokitía, Kalavassos Tenta). Los poblados estaban formados por casas circulares (que recuerdan a los tholoi de Halaf) dispuestas en agrupaciones cerradas o bien con espacios exteriores de utilidad doméstica. Están hechas con muros de piedra o adobe y con diámetro entre 1’80 y 5 m, con cubierta plana, con interior dividido en zonas para las diferentes actividades, pudiendo llegar hasta siete habitaciones.
Destaca la decoración pintada de estas construcciones, como en Kalavassos Tenta, que representa a personajes estilizados en ocre rojo, recordando las halladas en Anatolia. No conocen la cerámica, pero fabrican vasijas de piedra de gran perfección técnica y estética. Tosco material lítico, de materias locales y con un utillaje monótono. La industria ósea es elaborada, con uso del fuego para el acabado, y la forman agujas y punzones.
Desarrollan una agricultura cerealista (trigo y cebada), leguminosas (lentejas) y aceitunas y ciruelas. En ganadería destacan los ovicápridos y el cerdo. Tienen pesca intensa y cazan gamo y ciervo.
Las sepulturas son individuales bajo el suelo del hábitat, con ajuares ricos y variados. La deformación craneal está generalizada en el conjunto de la población, un aplanamiento de la parte posterior del cráneo que provoca el desplazamiento de la mandíbula hacia delante.
Parece que esta cultura es fruto de una colonización relacionada con la expansión neolítica del Próximo Oriente del VIII milenio, pero con algunos elementos característico originales. Por ejemplo, el amplio uso de la arquitectura circular con técnicas elaboradas, cuando en el Próximo Oriente se da la rectangular. También hay diferencias en la industria lítica, con la ausencia en la isla de puntas de flecha y la ignorancia del retoque por presión. Hay mayor afinidad con Levante en las pinturas murales y en la fauna.

Cultura de Philia
Los yacimientos de Philia-Drakos A y Ayios Epiktitos-Vryssi inician el Neolítico cerámico en Chipre a partir del 6600 BP, que continuará con los niveles superiores de Khirokitía y sobre todo en Sotira.
La secuencia de Philia-Drakos A presenta una evolución en cuatro fases, donde las cerámicas indican una relación con las regiones de Cilicia y sudoeste de Anatolia.
De evolución posterior es el poblado de Sotira, en la costa sur, con habitaciones cuadrangulares de esquinas redondeadas y el tejado sujeto por un pilar central que divide el espacio interior. Aparecen las necrópolis separadas de las habitaciones.

Grecia


Dentro del estudio de transformación neolítica en Europa, la zona de la Grecia continental y la isla de Creta reviste gran importancia por su situación geográfica (proximidad a Oriente Próximo) y por su papel en la expansión de los avances neolíticos hacia la Europa mediterránea y oriental.
Aunque tradicionalmente se vincula a la difusión oriental, el hallazgo de niveles de neolítico precerámico junto a dataciones arcaicas de final del VII milenio abre un debate entre la hipótesis de neolitización proveniente del Oriente Próximo y los que reconocen un desarrollo autóctono desde el Mesolítico.

Proceso de transformación
Las ocupaciones precedentes a los primeros signos de transformación se hallan en pocos yacimientos mesolíticos (cuevas de Zaimis y Ulbrich, y el yacimiento al aire libre de Sidari), siendo el más importante la cueva de Franchti, ocupada desde el 20000 BP. En sus niveles de Mesolítico Reciente (8900-8700 BP) aumentan los microlitos y aparecen variaciones significativas en el consumo de vegetales y sobre todo la explotación de la pesca.
La presencia de obsidiana procedente de las islas de Melos constituye la prueba más antigua de navegación en el Mediterráneo oriental. La secuencia termina con los niveles del Neolítico Antiguo del VI milenio. El 70% de la industria lítica presenta unas características idénticas a los niveles anteriores, mientras que el 30% restante presenta unos rasgos comparables a las características de los conjuntos de otros yacimientos precerámicos (Sesklo o Argissa), que por debajo del Neolítico Antiguo cuentan con unas ocupaciones de tipo precerámico.
En las ocupaciones aparecen vestigios de hábitats ligeros, abundantes conjuntos líticos con gran importancia de la talla laminar en la producción de utillaje, predominando los elementos de hoz y una gran utilización de materiales exógenos (sílex u obsidiana), con importación de núcleos preformados o incluso de productos acabados.
La producción de subsistencia se halla asegurada por una agricultura y ganadería con predominio de especies domésticas, como trigo y cebada en agricultura y ovicápridos, buey, cerdo y perro en ganadería.
Las interpretaciones actuales inciden en un doble proceso de transformación: la llegada de poblaciones exógenas a la zona de Tesalia, mientras que en la Grecia septentrional existiría un proceso de aculturación del substrato local. Las nuevas poblaciones se instalan en los llanos aluviales o colinas sedentarias.

Neolítico Antiguo
Solamente el yacimiento de Achillion muestra una evolución continuada a partir de los conjuntos anteriores hasta el Neolítico Antiguo, denominada también cultura de Proto-Sesklo (7700-6900 BP). Se desarrolla principalmente en la región de Tesalia, extendiéndose hacia la regiones propias, con diferencias regionales en la cerámica.
Los poblados se instalan en las zonas de contacto de varios nichos ecológicos o en las terrazas de los ríos. Las construcciones presentan normalmente una habitación de planta variable construidas sobre adobe con base de piedra. Destacan las variaciones observadas en el asentamiento de Nea Nikomedia, con una técnica de construcción de encañado revestido con arcilla, ampliándose las habitaciones a dos o tres estancias. La disposición de las casas es dispersa. En las unidades de habitación abandonadas se realizan las inhumaciones individuales o colectivas, en posición replegada y con escaso ajuar.
Las formas económicas se caracterizan por una continuidad de las evidencias del Neolítico Precerámico, con agricultura de trigo, cebada, avena, mijo y leguminosas, siendo la novedad más significativa la expansión de las variedades de trigo desnudo Los frutos consumidos son variados, y la gama de productos vegetales es la que se consumirá durante todo el Neolítico.
La explotación de las especies animales presenta un predominio de las especies domésticas sobre las salvajes. Existe ganadería predominante de cabra y oveja en Creta, Tesalia y Macedonia, así como buey doméstico y cerdo. La caza es variada, con los cérvidos y liebres como especies más buscadas.
La cerámica constituye la novedad técnica más significativa, con uso de los medios técnicos básicos (modelado a mano, cocción en hornos al aire libre, utilización de las técnicas de oxidación-reducción). Se componen de vasos de paredes finas, con formas simples hemisféricas, a veces con pie, que evolucionan hacia las cerámicas pintadas o monocromas de tipo Proto-Sesklo, que introducen la decoración pintada en colores rojizos con geométricos triángulos.

Neolítico Medio
Este horizonte (7000-5900 BP) se diferencia del anterior por las producciones cerámicas, con abundantes variaciones regionales:

  • Zona del Peloponeso (asentamientos de Asea y Lerna): aparecen las cerámicas de Urfirnis.
  • Tesalia: producciones en clara continuidad con sus precedentes, llamadas cultura de Sesklo.
  • Macedonia occidental: asentamientos de Sitagroi I-II y Dilkili-Tash.

Los asentamientos se caracterizan por la continuidad de numerosos hábitats del período anterior, si bien se incrementa la ocupación con concentraciones densas, como en los llanos de Tesalia. Los poblados mantienen una estructura dispersa, si bien empieza a parecer una disposición ordenada de las casas, en forma paralela, o en verdaderas calles estrechas que forman un conjunto ortogonal, como en Dímini. Por primera vez aparecen dispositivos de protección como murallas o fosos.
Las construcciones mantienen las características anteriores, siendo la novedad más significativa las construcciones de planta rectangular con dos o tres habitaciones (Sesklo y Otzaki), denominadas mégara, es decir, casas con una o dos habitaciones con vestíbulo, donde se sitúa el acceso.
Aparecen maquetas en arcilla cocida que reproducen las construcciones, proporcionando información importante sobre el sistema de cubierta, con tejados a doble vertiente sostenidos por columnas de madera.
Económicamente se dan muy pocas variaciones, siendo la más significativa una ligera variación de los rebaños, con descenso de los ovicápridos en beneficio de bueyes y cerdos.

Neolítico Reciente
Desde mediados del V milenio se produce la consolidación de las nuevas formas socioeconómicas, con intensificación de los asentamientos, estabilización de los grupos con una rápida regionalización, mayor estructuración del espacio doméstico y primeros trabajos colectivos destinados a la defensa. Aparece una progresiva diferenciación funcional del trabajo, indicios de trabajos artesanos y un incremento de los intercambios. Todas estas características indican la creciente desigualdad social que desemboca en su institucionalización a finales del IV y a lo largo del III milenio.
Se produce la aparición de la primera verdadera metalurgia junto a la continuidad en el uso de los metales nativos, sin que suponga ninguna ruptura cultural.
Las definiciones culturales se realizan a base de las producciones cerámicas, con dataciones absolutas entre el 6000 y el 5000 BP:

  • Tesalia y Macedonia oriental: aparece la cultura de Dímini (asentamientos de Arapi y Otzali), siguiendo a la cultura de Sesklo. Se subdivide en cinco fases: Larissa, Tsangli, Arapi, Hagia Sofia, Otzali y Dímini Clásico, con producciones cerámicas diferenciadas.
  • Macedonia oriental y Tracia: se distinguen varias fases, como Proto-Maritsa, Maritsa y Goumesia, en los asentamientos de Sitagroi y Dikili Tash, con fuerte similitud de formas cerámicas con las culturas balcánicas de Karanovo.

Los cambios notables se dan en la estructura de los asentamientos, con una cierta continuidad de los hábitats tradicionales y a creación de nuevos asentamientos en emplazamientos diferenciados de los horizontes anteriores, caracterizados por una situación próxima a los recursos acuáticos.
Los poblados presentan una estructura más densa y una generalización de los sistemas de protección, que pueden ser fosos (a veces reforzados con empalizadas) o murallas concéntricas. Se produce la aparición de las casa rectangulares complejas, con una habitación principal y pequeñas células de almacenamiento laterales. Las construcciones más modestas se disponen alrededor de grandes construcciones tipo mégaron.
Se observan variaciones en las prácticas funerarias, documentadas en la región de Tesalia, donde las sepulturas se sitúan en el exterior del hábitat, con una disposición en verdaderas necrópolis. Se practica la incineración, bien parcial (Souphil) o total (Zarkos), con los restos óseos depositados en vasos cinerarios, y éstos a su vez en tumbas de fosa. Las variaciones en los ajuares muestran el inicio de la diferenciación socioeconómica de la población.

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