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Cultura y Personalidad

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Cultura y personalidad

La cultura hace referencia a las formas pautadas de pensar, sentir y comportarse de los miembros de una población. La personalidad hace referencia a las formas pautadas de pensar, sentir y comportarse, pero se centra en cada individuo. Tal como la define Barnow, «es una organización más o menos duradera de fuerzas dentro del individuo asociada a un conjunto de valores, actitudes y modos de percepción bastante estables que explican, en parte, la consistencia de la conducta del individuo».
Los conceptos que se emplean al describir el pensamiento, sentimiento y conducta de los tipos de personalidad, difieren de los que se emplean cuando se describe la infraestructura, la estructura y la superestructura.

La influencia de Freud

Freud, fundador del psicoanálisis, afirma, que la personalidad adulta se conforma en gran medida por las experiencias de cada individuo en resolver ciertos conflictos recurrentes durante la infancia y la adolescencia. El más importante de esos conflictos es el denominado complejo de Edipo (Edipo, según una antigua leyenda griega, asesinó a su padre y cometió incesto con su madre).
Las nociones sobre los roles de género eran proyecciones de sus propias experiencias como hombre en la Viena de finales del siglo XIX, sumamente centrada en el varón, y el la que él vivió y formuló sus ideas.

¿Es universal el complejo de Edipo?

Desde las investigaciones de Malinowski, los antropólogos han criticado la tesis del complejo de Edipo sobre la base de que impone al resto del mundo una perspectiva del desarrollo de la personalidad propia de la clase vienesa monógama y patriarcal del siglo XIX.
Spiro ha intentado salvar la posición de Freud distinguiendo entre el amor-odio generado por los celos sexuales y el amor-odio generado por el ejercicio de la autoridad.
Sigue siendo verdad que la intensidad e importancia del complejo de Edipo varían en relación con la cantidad y calidad del control que los padres ejercen sobre sus hijos y que dicho control varía según la estructura de los grupos domésticos.
La perdurable influencia de Freud puede verse en la idea de que la personalidad está determinada en gran medida como resultado de las experiencias individuales de la niñez y la infancia.

Educación infantil y personalidad

Los padres de una cultura concreta se dedican a seguir prácticas de educación infantil similares, que implican la alimentación, la limpieza y cuidado de las criaturas y los niños. Semejantes prácticas para entrenar a la infancia varían considerablemente de una sociedad a otra y probablemente son responsables de lagunas diferencias transculturales en las personalidades adultas.
En muchas culturas las criaturas están constreñidas por vendajes que los envuelven o cunas de tablas que inmovilizan sus extremidades. En otras, la lactancia puede ser petición de la criatura y la lactancia del pecho de la madre puede durar sólo unos meses, varios años o nada. Pueden tomar alimentos suplementarios.
El destete puede producirse bruscamente. En algunas culturas la criatura se mantiene en contacto con la piel de la madre, en otros lugares pueden ser dejados con parientes u otros cuidadores.
El adiestramiento en el aseo puede empezar desde las seis semanas o tardar hasta los 36 meses.
El tratamiento de la sexualidad infantil también puede variar mucho. En algunas culturas los padres acarician los genitales de sus criaturas para calmarlas. En otros lugares se impide a la criatura tocar sus propios genitales.
Otra serie de variables pertinentes para la formación de la personalidad son las experiencias del final de la infancia y de la adolescencia: el número de hermanos, sus relaciones y mutuas responsabilidades, las pautas de juego, las oportunidades de observar las relaciones sexuales de los adultos o tener experiencias homo o heterosexuales propias.

Iniciación masculina y educación infantil

Whiting ha mostrado que existen relaciones estadísticas entre:
  1. Escasez de proteínas.
  2. Lactancia de los niños durante uno a o más años.
  3. Prohibición de relaciones sexuales entre marido y esposa después del nacimiento de su hijo.
  4. Poliginia.
  5. Practicas domesticas por las que la madre y el hijo duermen juntos
  6. Educación infantil a cargo de las mujeres
  7. Patrilocalidad
  8. Ritos de iniciación masculina severos.
La identificación con el sexo contrario» alude al proceso psicodinámico por el que los niños que son criados exclusivamente por mujeres se identifican con mujeres. Esto crea un problema social en las sociedades partilineales y patrilocales, en las que la coherencia funcional exige que los varones adultos tengan una fuerte identificación con sus padres y otros varones. De ahí que se produzcan conflictos entre lo que un varón debe hacer y pensar como adulto y lo que está adiestrado ha hacer y pensar como niño.

Pautas y temas

Sea han formulado muchas proposiciones sobre como abordar la relación entre personalidad y cultura. Una opción popular reconoce el hecho de que la cultura y la personalidad son dos maneras diferentes de considerar la propensión a pensar, sentir y comportarse característica de una población determinada y emplea términos psicológicos para caracterizar tanto la personalidad como el sistema cultural.
Benedict, trataba de emplear uno o dos términos psicológicos para describir culturas enteras, y esto es rechazado por muchos antropólogos. La mayor parte de ellos, tratan de identificar los temas o valores dominantes que expresan el pensamiento y sentimientos esenciales o principales de una cultura concreta más que intentar sumar culturas bajo uno o dos conceptos psicológicos.
El problema que plantea el intentar describir las culturas en términos de unos cuantos valores y actitudes dominantes estriba en que, se pueden identificar valores y actitudes contradictorios en las mismas culturas e incluso en los mismos individuos.

Esquemas y cognición

Recientemente se ha averiguado el concepto de esquema, procedente de la psicología cognitiva, podría servir para revelar el modo en que se organizan en las mentes de las personas los pensamientos sobre cultura. Proporcionan modelos simplificados de cómo es el mundo y como se debe actuar sentir y pensar.
Las diferentes culturas tienen diferentes esquemas. Según Andrade, los esquemas culturales se organizan en niveles de generalidad y de fuerza motivacional. Los esquemas superiores ofrecen la visión más general de lo que está pasando y contienen un amplio conjunto de poderosas motivaciones. Constituyen la «serie maestra» de esquemas de una persona, sería, por ejemplo, el amor, el éxito, la seguridad y la diversión. En un nivel inferior y supeditados a la «serie maestra» están los esquemas para el matrimonio, el empleo y el fútbol. En un nivel aún más inferior residen los esquemas para la basura, los recordatorios y los cumpleaños. Estos esquemas inferiores generan propósitos solamente cuando son activados por los esquemas superiores.
Un cuadro de una serie ordenada de guiones, motivaciones y propósitos puede no ser el más adecuado para describir la complejidad de las estructuras cognitivas de la «mente» humana. Como señala Holland, el comportamiento real asociado a un esquema determinado puede ser completamente original e impredecible.
Los esquemas pueden contradecirse unos a otros tan a menudo como pueden reafirmarse.
A la teoría de los esquemas le queda mucho camino por recorrer hasta poder suministrar un modelo válido del mundo en que se organiza y se activa el conocimiento cultural.

Personalidad básica y carácter nacional

Una aproximación algo diferente a la cultura y personalidad postula que todas las culturas producen una estructura de la personalidad básica o profunda que podemos encontrar virtualmente en todos los miembros individuales de tal cultura. Cuando se trata de poblaciones organizadas en torno a un Estado, se cuele calificar la personalidad básica de carácter nacional.
El concepto tipo de personalidad básica no debe obscurecer el hecho de la gran variedad de personalidades que existe en cada sociedad. Y tanto mayor es la variabilidad cuanto más compleja, poblada y estratificada sea la sociedad. En todas las sociedades hay muchos individuos cuyas personalidades se desvían ampliamente de la moda estadística y las variedades de personalidades individuales producen extensos solapamientos entre distintas culturas.

El carácter nacional japonés

Al margen de la diversidad de personalidades que puedan encontrarse en una sociedad dada, muchos rasgos y conductas que se les asocian pueden ser singulares, «extraños» o completamente ajenos para ciertas sociedades y no para otras. Esto se deriva del hecho de que la personalidad en una sociedad es cultura descrita en términos psicológicos.
Todos los japoneses son educados en la habilidad para cambiar constantemente entre el «yo» privado asertivo y la relación pública formal con el «usted».

¿Docilidad japonesa?

Las élites empresariales y gobernantes japonesas han defendido y alabado durante mucho tiempo las virtudes del espíritu de equipo, la lealtad a la empresa y al Estado y de un tranquilo estilo de vida familiar aquiesciente con la autoridad. Pero se olvida con frecuencia que el conflicto social es parte también de las tradiciones japonesas.
Además de la agitación laboral y las huelgas, existen numerosas pruebas de que en Japón, como en el resto del mundo industrializado, no predominan únicamente los valores que promueven la armonía.

Cultura y enfermedad mental

Los antropólogos no están de acuerdo con el papel que desempeñan las diferencias culturales en la incidencia y naturaleza de la enfermedad mental. Investigaciones médicas han mostrado que hay bases genéticas y químico-neurológicas, probablemente importantes en trastornos mentales clásicos como la esquizofrenia y la psicosis maniaco-depresiva. No hay duda que, aunque síntomas claros de las mismas enfermedades mentales se pueden encontrar transculturalmente, hay una considerable variación en los síntomas específicos encontrados en diferentes culturas.
Warner, ha puesto de manifiesto, la gravedad de la esquizofrenia y las perspectivas de una remisión espontánea de esta varían de una cultura a otra. En las sociedades preindustriales de familias extensas, el individuo esquizofrénico no era visto como una presencia vergonzosa o amenazante ni incluso como una persona que se había vuelto loca. Los esquizofrénicos de las sociedades industriales son a menudo excluidos de su familia y su comunidad.

Psicosis culturales específicas

Se pueden encontrar evidencias de efectos más poderosos de la cultura en la enfermedad mental en las psicosis específicas de la cultura –trastornos que tiene un conjunto distinto de síntomas limitados a una cultura o a unas pocas. Una de estas psicosis específicas de la cultura mejor conocida es la que se llama histeria del Ártico, o pibloktoq. Aparece repentinamente. Encerrados en sus moradas pequeñas y atestadas durante largos periodos en los que no pueden dar salida a sus sentimientos de hostilidad, las víctimas de pibloktoq pueden llegar al histerismo como medio de resolver sus frustraciones reprimidas.

¿Psicosis windigo?

Entre los cazadores-recolectores ojibwa y cree del norte del bosque subártico canadiense, existe una extendida creencia de que los humanos pueden ser poseídos por el espíritu de Windigo, un monstruo caníbal cuyo corazón es de hielo. Los que están presos de Windigo se dice que experimentan un abrumador deseo de matar y comerse a sus compañeros de campamento. Viviendo en un medio ambiente muy duro, los cree y los ojibwa se encuentran a menudo bloqueados por la nieve y próximos a la inanición en sus aislados campamentos de invierno. Diversos informes verifican el hecho de que los pobladores de los campamentos, famélicos, se comen a veces los cuerpos de sus compañeros ya fallecidos para mantenerse con vida.
Hay muchos casos comprobados de asesinato de quien se decía que eran windigos por parte de sus alarmados compañeros de campamento.
Después de un detenido examen, la psicosis windigo se revela no como una obsesión antropofágica culturalmente asilada, sino más bien como una variable previsible –a través de condicionamientos culturales- de homicidio por conveniencia y de caza de brujas típica de sociedades que están sometidas a grandes tensiones.

Sueños y alucinaciones

La confirmación cultural de la vida mental afecta al contenido de sueños, visiones y alucinaciones inducidas mediante drogas. Una forma de religión individualista común en América del Norte y del Sur, implica la adquisición personal de un espíritu guardián o protector sobrenatural. Habitualmente este espíritu guardián es adquirido mediante una experiencia visionaria inducida por el ayuno, la autotortura o las drogas alucinógenas. Aunque cada visión es ligeramente distinta de la otra, todas siguen un similar patrón de conducta cultural.
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