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Grandes Hombres, Jefes y Jefaturas

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Contrastamos las formas de vida política características de las bandas, las sociedades aldeanas con las jefaturas de Estados.
Tratando de llevar una repuesta al origen de los Estados examinaremos factores estructurales e infraestructurales como las fiestas competitivas de encasillamiento territorial y la guerra.

Los sistemas de los «grandes hombres»

Con frecuencia, los cabecillas actúan como intensificadores de producción y redistribución. Los que viven en la misma aldea, pueden convertirse en rivales. Y los redistribuidores más afortunados se ganan la reputación de grandes hombres.
Entre los siuai, el gran hombre es llamado mumi. Un hombre joven demuestra su capacidad para convertirse en mumi trabajando duro y restringiendo cuidadosamente su consumo de carne y cocos. Logra convencer a sus allegados de la sinceridad de sus intenciones, les arranca el compromiso de ayudarle a preparar su primer festín; y si tiene éxito, el círculo de seguidores se amplía.
Su próximo objetivo será construir una casa-club de hombres, que se consagra con un gran festín, y si tiene éxito, alcanza un gran número de seguidores y se empieza a hablar de él como mumi.
Al desafiar un nuevo mumi a los que alcanzaron este estatus antes que él, acontece el festín mumina y donde se realiza el recuento de todos los cerdos y alimentos aportados y si no logra corresponder a sus competidores con el mismo o mayor festín sufre una gran humillación social y su caída del estatus de mumi es inmediata.
Al final del éxito, hasta el más grande de los mumis afronta una vida de afanes personales y de dependencia de estados de humor e inclinaciones de sus seguidores. El estatus del mumi no confiere poder para coaccionar a otros para que cumplan sus órdenes, ni eleva su nivel de vida.

Los «grandes hombres» y la guerra

Los mumis eran famosos por conseguir hombres que luchasen y trabajasen por ellos.
En la época en la que se practicaba la guerra, los mumis gozaban de más autoridad. Algunos caudillos guerreros tenían prisioneros esclavos que trabajaban las tierras de casa. El hablar alto e infamar a un mumi, llevaba seguro al castigo. La capacidad de redistribuir carne va a la mano de la capacidad de atraer un séquito de guerreros, equiparlos y recompensarlos con el expolio.
La rivalidad entre los mumis había conducido a una organización política insular de Hawai, y muchas aldeas vecinas luchaban juntas. Pero la fama regional de los mumis iba acompañada del desvelo de estos por proporcionar de todo a sus seguidores. Además, debían pagar una indemnización por cada guerrero muerto y un cerdo para el festín funerario.

Jefes y Jefaturas: trobriandeses y cherokees

Los cabecillas son líderes de bandas o aldeas autónomas. Los jefes son líderes de grupos de bandas y aldeas, aliadas más o menos permanentemente, que se denominan jefaturas. La diferencia entre bandas y aldeas autónomas, y las jefaturas, está en que estas últimas constan de varias comunidades o asentamientos. Los jefes tienen más poder que los cabecillas. Los cabecillas deben adquirir y revalidar constantemente su estatus, donando repetidos festines, los jefes heredan un cargo y se mantiene en él aunque un tiempo sean incapaces de proporcionar a sus seguidores retribuciones generosas. Los jefes suelen vivir mejor que los plebeyos, al revés que los cabecillas.

Las jefaturas de las Islas Trobriand

La sociedad trobriandesa está dividida en varios clanes y subclanes matrilineales de rango y privilegios desiguales a través de los cuales se hereda el acceso a tierras de huerta. Malinowski informó que los trobriandenses disfrutaban luchando y libraban guerras sistemáticas.
Los jefes trobriandeses ocupaban cargos hereditarios y solo podían ser depuestos por motivo de una derrota bélica. Solo los jefes podían portar ciertos ornamentos de conchas como insignias de su alto rango.
Los trobriandeses atribuían las distinciones de rango en la sociedad a las guerras de conquista libradas hace tiempo. El poder del jefe trobriandés descansa en última instancia sobre su capacidad de desempeñar el papel de «gran proveedor». Llegaba a adquirir hasta una docena de esposas o más, cada una de ellas tenía derecho a un regalo obligatorio de ñames por parte de sus hermanos.
Los trobriandeses temían y respetaban a sus jefes guerreros que desempeñaban el papel de «gran proveedor», estaban muy lejos de una sociedad estatal.
Los jefes no podían controlar el sistema de producción como para adquirir poder. Los lagos y los océanos en los que se pescaba con fuente de recursos abiertos, a las que el jefe no podía impedir el acceso.

La jefatura cherokee

Los cherokees eran matrilineales y libraba guerras exteriores a sus territorios. En el centro de los principales asentamientos había una gran «casa de consejos», en las que el consejo de los jefes discutían los problemas que afectaban a varias aldeas distintas y celebraban festines redistributivos. El consejo de los jefes tenía un jefe supremo, que era la figura central en la red distributiva cherokee. Se erguía en cada campo una gran choza denominada el “granero del jefe”: Cada familia lleva y deposita en ella cierta cantidad según su capacidad o su inclinación, o nada en absoluto si el así lo elegía.
Los graneros del jefe, hacían las veces de la «hacienda pública a quien recurrir» en casos de perdidas de cosecha, de fuente de comida «para cuando hay que hospedar forasteros o viajeros».

Los orígenes de los Estados

Es Estado es una forma de sociedad políticamente centralizada, cuyas élites gobernantes tienen el poder de obligar a sus subordinados a pagar impuestos, prestar servicios, obedecer la ley. Las jefaturas revolucionan a los Estados cuando grupos de población densos pasaron a depender para su subsistencia de formas intensificables de agricultura.
Además, contribuyó a la formación de los primitivos estados el que facciones insatisfechas de jefaturas estratificadas pretendieran escapar del creciente poder de los jefes supremos y se vieran bloqueadas por jefaturas estratificadas similares, asentadas en territorios adyacentes o por características del entorno que les obligaran a aceptar un nuevo modo de producción menos eficiente y a sufrir el deterioro drástico de su nivel de vida. Esta condición se denomina circunscripción.
Los primeros Estados se hallaban circunscritos por su dependencia de modos de producción asociados con fértiles valles fluviales rodeados de llanuras o montañas áridas o semiáridas. Las circunscripciones también pueden ser causadas por la transformación de hábitat de baja productividad en un hábitat de elevada productividad. La importancia de la circunscripción, es que las facciones de los miembros descontentos con una jefatura, no pueden escapar de los señores de la élite sin sufrir una brusca discriminación de su nivel de vida.
Se pueden producir ciertos cambios en la estructura política y económica de una jefatura:
  1. Cuanto mayor es el tamaño y la densidad de la población y mayor el excedente de la cosecha, mayor es la capacidad de las élites para mantener operarios especializados guardias de palacio y ejército permanente.
  2. Según aumenta el poder de la élite, crece su aptitud para desarrollar el comercio y la guerra, conquistar e incorporar y explotar nuevas poblaciones y territorios.
  3. El aumento de poder, provoca que la redistribución de las riquezas esté más estratificada.
  4. Cuanto más amplio es el alcance territorial de poder político y la inversión en el modo de producción, menos es la oportunidad de huir y menos provechoso resulta hacerlo.
Entonces, las contribuciones al almacén central dejan de ser voluntarias y se convierten en impuestos. La administración sujeta el acceso a las tierras y recursos naturales. Los productores de alimento dejan de ser seguidores del jefe y se convierten en campesinos que trabajan en sus tierras. La redistribución pasa de jefes a reyes y las jefaturas se convierten en Estados.
Las élites gobernantes comienzan a gobernar a los súbditos a pagar impuestos, tributos, prestar servicios militares o laborales, obedecer leyes. Se incrementa y amplifica el proceso global de intensificación, expansión, conquista, estratificación y centralización del control, es lo que se conoce como retroalimentación positiva.
  • Retroalimentación Negativa: Los cambios se detienen cuando se culminan ciertos límites.
  • Retroalimentación positiva: Los cambios no se detienen. Cada cambio sucesivo incrementa o amplifica la tendencia al cambio.
Una vez nacidos los primeros Estados ellos mismos construyeron barreras para la huída de la gente que trataba de mantener sistemas igualitarios. Al tener Estados por vecinos, los pueblos igualitarios, se ven arrastrados a la guerra, obligados a incrementar la producción, conferir a sus jefes redistribuidores guerreros cada vez más poder para mantenerse frente a las tendencias expansionistas de sus vecinos. La mayoría de los estados del mundo tiene su origen en una gran diversidad de condiciones históricas y ecológicas específicas.

Hawai: en el umbral del Estado

En 1778 las Islas Hawai estaban divididas en cuatro comunidades sumamente jerarquizadas. Se encontraba a punto de convertirse en un Estado maduro. Cada una de estas comunidades estaba dividida en partes, denominadas distritos. Los distritos se dividían en muchas unidades territoriales denominadas ahupua’a. Sus habitantes eran los maka’ainama, y se dedicaban a la pesca, la granja y la artesanía.
Cada ahupua’a era administrada por oficiales con rango de jefe a los que se llamaba konohiki, agentes locales de los poderosos jefes de distrito denominados ali’i. Basaban sus prerrogativas propias del estatus de alto jefe, en genealogías que se remontaban diez generaciones atrás.
La clase dirigente remataba en la figura suprema, denominada ali’inui; era la responsable de asignar privilegios y puestos administrativos a los ali’i. Las cuestiones se decidían por medio de guerras de conquista más que por cálculo genealógico.
Los estados incipientes y populosos de Hawai se basaban en la agricultura de regadío. Los alí’i extraían de los maka’ainama tanto alimentos como bienes artesanales, utilizando ciertas formas de retribución jerárquica de estilo impositivo.
El sistema político hawaiano evolucionó a partir de jefaturas más igualitarias como resultado de una retroalimentación positiva entre el incremento del comercio, la escalada de la guerra y la competencia por alcanzar el estatus de élite. Hay tres frases en este proceso:
  • Fase I: 500-1400: Colonización inicial y crecimiento de la población.
  • Fase II: 1400-1600: Expansión hacia enclaves menos deseados de las Islas.
  • Fase III: 1600-1778: Expansión de los sistemas de regadío, uso de tierras marginales, deforestación y agotamiento de recursos.
En Hawai se daban todas las condiciones para la formación del Estado, con una excepción: Los jefes hawaianos no poseían grano almacenable. Tuvieron almacenes para tubérculos y raíces que utilizaban para mantener a sus partidarios en épocas de emergencia. David Malo, un jefe hawaiano del siglo XIX, señaló que tales almacenes habían sido diseñados como un medio para mantener a la gente contenta, de tal forma que no pudieran abandonar a su jefe.

Un reino africano: Bunyoro

El feudalismo es un sistema contractual de relaciones políticas y militares. Se caracteriza por la concesión de feudos (casi siempre en formas de tierras y trabajo) a cambio de la prestación política y militar, contrato sellado por un juramento de homenaje y fidelidad.
La diferencia entre Estado y Jefatura puede ilustrarse en el caso de Bunyoro, reino ugandés.
El poder supremo sobre este territorio y sus habitantes recaía sobre el mukama, miembro mayor de un linaje real que computaba su filiación hasta el principio de los tiempos. La utilización de las tierras cultivables, era una concesión específica otorgada por el mukama, a una docena o más de jefes o a plebeyos bajo su respectivo control. A cambio de estas concesiones, ciertas cantidades de alimentos, artesanía y servicios se canalizaban a través de la jerarquía de poderes hacia los cuarteles de guerra del mukama. Éste dirigía el uso de estos bienes y servicios en beneficio de empresas estatales.
El mukama, gozaba de una gran reputación de generosidad, está claro que no distribuía tanto como recibía. Lo que recibía no revertía en los productores campesinos, permanecía en manos de sus parientes genealógicamente próximos, quienes constituían una clase aristocrática claramente demarcada. Parte, se otorgaba a no parientes que realizaban servicios extraordinarios en relación con empresas militares. Otra parte se empleaba, para mantener la guardia palaciega y el personal permanente que atendía las necesidades personales del mukama.
Había una categoría vagamente definida de consejeros, adivinos y otros seguidores, integrados como dependientes en el grupo doméstico del mukama. Hay que sumar a esto el extenso harén, sus numerosos hijos y las unidades domésticas poliginias de sus hermanos y de otros personajes reales.

Un imperio americano autóctono: los incas

En el Nuevo Mundo, el mayor y más poderoso de los sistemas imperiales (sistemas altamente centralizados de multitud de antiguos Estados más pequeños) fue el Imperio Inca. En su momento culminante se extendía a lo largo de 3000 km. Con una población de unos seis millones de habitantes. El gobierno intervenía en el modo básico de producción, la agricultura se encontraba organizada en función de aldeas, distritos y provincias. Cada una de estas unidades estaba bajo la supervisión de funcionarios del gobierno, nombrados por el Inca y responsables de la planificación de las obras públicas y la entrega de los contingentes de mano de obra, alimentos y otros materiales establecidos por el gobierno. Las tierras de la aldea estaban divididas en partes, la mayor de las cuales constituía, la fuente de subsistencia de los propios trabajadores; las cosechas de las partes segunda y tercera se entregaban a los agentes eclesiásticos y gubernamentales, quienes la almacenaban en graneros. La distribución de estas provisiones estaba totalmente bajo el control de la administración central.
Debido a la dimensión de la red administrativa y a la densidad demográfica, enormes masas de trabajadores se podían poner a disposición de los ingenieros incas.
El control de todo el imperio se concentraba en manos del Inca, primogénito del primogénito, descendiente del dios Sol y ser celestial sin igual. Este dios sobre la tierra gozaba de un poder y un lujo nunca soñados. La gente ordinaria no podía acercarse cara a cara. Era transportado por un equipo especial de porteadores y un pequeño ejército de sirvientes atendía las necesidades domésticas del Inca.
El Inca comía en platos de oro y plata y no llevaba jamás la misma ropa, pues regalaba la usada a sus cortesanos. Gozaba de los servicios de un gran número de concubinas. Pero su esposa, para conservar la línea sagrada de filiación desde el dios Sol, tenía que ser su hermana o medio hermana. Cuando moría el Inca, su esposa, concubinas y muchos otros seguidores eran estrangulados para que no sufrieran ninguna pérdida en la otra vida.

El Estado y control del pensamiento

Las características del Estado Moderno son:
  • Una cierta entidad territorial.
  • Establecimiento de un poder central suficientemente fuerte.
  • Creación de una infraestructura administrativa, financiera, militar y diplomática.
  • Consolidación de la unidad económica.
Las grandes poblaciones, el anonimato, el empleo de dinero mercantil y vastas diferencias de riquezas hacen que el mantenimiento de la ley y el orden sea más difícil en las sociedades estatales que en las bandas, aldeas y jefaturas. Esto explica la gran complejidad tanto de las fuerzas policiales y paramilitares como de las demás instituciones y especialistas estatales que se ocupan del crimen y del castigo.
Todo estado, antiguo o moderno, dispone de especialistas que realizan servicios ideológicos en apoyo del statu quo. Estos servicios se presentan de formas y en contextos que no parecen tener relación con los problemas económicos o políticos.
Los principales aparatos de control de masas son:
  • La religión: en los sistemas estatales preindustriales se componen de instituciones mágico-religiosas. Las complejas religiones incas, aztecas, antiguos egipcios santificaban los privilegios y poderes de los dirigentes. La religión ha sido utilizada para condicionar a grandes masas a aceptar la depuración relativa como una necesidad, a esperar recompensas materiales en la otra vida en vez de en la presente y a mostrase agradecidos por los pequeños favores recibidos de los superiores.
  • La arquitectura: para transmitir mensajes de este tipo y demostrar las verdades en las que estos están basados, las sociedades estatales invierten una gran parte de la riqueza nacional en arquitectura monumental. El monumentalismo de los edificios religiosos subvencionados por el Estado hace que el individuo se sienta impotente e insignificante. Los grandes edificios públicos, pueden enseñar la inutilidad del descontento y la invencibilidad de los que gobiernan, así como la gloria del cielo y de los dioses.
  • Los espectáculos públicos: se logra un alto grado de conformidad no amenazando o asustando a la gente, sino invitándola a identificarse con la élite gobernarte, Los espectáculos públicos, como las procesiones, coronaciones y desfiles militares actúan contra los efectos alienantes de la pobreza y la explotación.
  • Los medios de comunicación: a través de los medios de comunicación social, la conciencia de millones de oyentes, lectores y espectadores es a menudo manipulada con precisión mediante vías determinadas por los censores y especialistas en propaganda. El control del pensamiento mediante los medios de comunicación no necesita adoptar la forma de una censura o propaganda gubernamental directa. Formas más sutiles de control surge a través del filtrado voluntario de noticias por los periodistas y comentaristas.
  • La educación obligatoria: es otro poderoso medio de control del pensamiento: las escuelas también enseñan estudios cívicos, históricos, ciudadanos y sociales. Estas materias están llenas de supuestos implícitos y explícitos sobre la cultura, la gente y la naturaleza que favorece el statu quo. La celebración en 1992 del 500 aniversario del viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, es un buen ejemplo de cómo las interpretaciones de la historia que apoyan el statu quo se establece mediante la educación universal. Todos los estados modernos utilizan la educación obligatoria para inculcar la lealtad mediante rituales de masas. El saludo a la bandera, juramentos de fidelidad, entonación de himnos y la participación en asambleas.
  • Las desigualdades sociales: la acepción de desigualdades sociales y económicas extremas, depende más del control del pensamiento que del ejercicio de una pura fuerza represiva. A los niños de las familias pobres se les enseña a creer que el obstáculo principal a la consecución de la pobreza y la riqueza se encuentra en su propia capacidad intelectual, resistencia física y habilidad para competir. Se les enseña a culpabilizarse por el hecho de ser pobres, y su resentimiento se dirige primordialmente contra sí mismos o contra aquellos con quien deben competir.

El Estado y la coacción física

Existen límites a las mentiras y engaños que los Estados pueden cometer impunemente. Si la gente experimenta un nivel de vida estancado o en declive, no habrá cantidad suficiente de propaganda o falsas promesas que impidan que se muestren intranquilos o insatisfechos. Las élites dirigentes habrán de incrementar el uso directo de la fuerza o dar paso a una reestructuración de la política económica.
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