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El Sujeto de la Educación

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LA PERSONA, SUJETO DE LA EDUCACION

El sujeto real de la educación no es el hombre abstracto, universal y en un medio sociocultural indeterminado, sino todos y cada uno de los hombres concretos, desde su propia y específica identidad, con las características y posibilidades de su peculiar existencia en una situación social y cultural determinada.

El hombre es en persona esencialmente, una realidad subsistente con unas características esenciales, propias, que permiten al hombre la apertura a los demás y obrar libremente realizándose como persona a través de sus actos. La finalidad última de la persona es la plena realización de “ser en sí”, a través del ejercicio de la autoconsciencia, el autocontrol y la autodecisión.

Diversas notas cabe destacar en la persona, como sujeto de educación, que indudablemente tienen su proyección pedagógica como rasgos fundamentales de su educación. Los más relevantes, desde este punto de vista, son:

  • La persona humana es singular, cada persona es única, irrepetible, irreemplazable, con unas características propias que la diferencian de las demás. La persona, cada persona, tiene su propia realidad.
  • La persona humana es autónoma, es decir que cada persona es capaz de dirigirse a sí misma, de ser creadora de sí misma, de tener la posibilidad de ser protagonista, de asumir un compromiso personal previa la capacidad de reflexión sobre sí mismo y el mundo que le rodea.
  • La persona humana es apertura, ya que por naturaleza es un ser abierto a los demás, a la realidad y al mundo que le rodea. La persona, porque está dotada de inteligencia y libertad, proyecta, crea, decide, se abre a la realidad, mira el futuro. La persona no es un ser desolado, encerrado en sí mismo, necesita abrirse, trascender. El hombre se realiza mejor cuanto más sale de si, trasciende su propio ser. El origen de la educación puede explicarse precisamente por esa cualidad de la persona, por su deseo profundo de trascenderse, de salir de sí para conocer la verdad y conformarse con ella.
  • La persona humana es unitaria, que se nos ofrece, por un lado, como una realidad múltiple, compleja, polifacética, con una capacidad de reflexión, de volición, de afectividad, de libertad, de relación con los demás...; y, al mismo tiempo unitaria en la multiplicidad de elementos, capacidades, funciones, actividades o comportamientos. La persona es una unidad integral, dinámica, de la que aquellos aspectos, capacidades o funciones sólo pueden considerarse teóricamente separados a partir de la unidad en la que alcanzan sentido y plena significación.

EL PERSONALISMO COMO MOVIMIENTO FILOSOFICO-PEDAGOGICO

El personalismo representa una constante en el pensamiento filisófico-pedagógico y en la experiencia educativa de larga tradición histórica en el que se alinean autores y tendencias diversas. No obstante hay una base común en todo personalismo y es la consideración de la persona como centro que aglutina sus ideas sobre la educación. Lo que importa es el individuo considerado como persona en su realidad integral, centro de actividad, sujeto de valores, con un destino y finalidad, y unos ideales educativos en función de los atributos de la dignidad y primacía ontológica, ética y social de la persona en el universo.

Se pueden considerar como características generales comunes a todos los movimientos personalistas existentes, las siguientes:

  • La dignidad personal del hombre, fundamento de su educación. El personalismo se presenta opuesto a impersonalismo y parte del primado de la persona como fundamento de la educación.
  • La persona, realidad integral condicionada por una situación social. Al personalismo le interesa el hombre en todas sus dimensiones (individual, social, temporal y trascendental) pero en su inmersión en una situación social concreta, en un momento histórico dado, que no le determina, pero sí le condiciona en el ejercicio de su libertad y en la realización de su proyecto personal de vida.
  • El personalismo como superación del individualismo y del colectivismo. Desde la perspectiva de la educación integral, el personalismo concibe la educación al servicio del individuo y de la sociedad. Ni colectivismos en los que el hombre queda reducido a un mero resultado pasivo de la colectividad y diluido en ésta, ni individualismos que aíslan y marginan al individuo de la realidad social.
  • El proceso de la personalización, fin de la actividad educadora. Que la persona se realice, que ponga en acto sus potencialidades personales e intente ser cada vez más persona, una persona más perfecta, más íntegra en sus dimensiones esenciales, es el fin de la educación humana que podemos llamar “personalización”. Este proceso requiere en el educando una triple capacidad de acción:
    • De reflexión o de toma de conciencia de sí mismo; que el educando “esté en si mismo”, actúe desde sí mismo y siendo consciente de sí mismo.
    • De autocontrol de impulsos e inclinaciones, como condición de actuación consciente de sí mismo.
    • De autodeterminación o de adopción de decisiones en libertad, con plenitud de conciencia, desde el conocimiento y control de sí mismo personal como fundamento del compromiso y de la autoresponsabilidad. La reflexión y el uso responsable de la libertad o capacidad de autodeterminación son factores determinantes en el proceso de personalización.

CARACTERISTICAS Y PRINCIPIOS DE LA EDUCACION PERSONALIZADA

De acuerdo con esas constantes del pensamiento filosófico-pedagógico del personalismo, la educación personalizada recoge en sus presupuestos determinadas características como exigencias de toda auténtica educación. Así la persona, cada persona, con su capacidad de reflexión y de autonomía o autodeterminación, libre y responsable, es el sujeto de educación y el eje en torno al cual ha de girar todo proceso pedagógico. Desde esta perspectiva, la educación es sencillamente autoeducación, un proceso de ayuda, interpersonal, dialógica, desde situaciones diferentes para que el educando descubra, interiorice y realice, desde su propia experiencia, los valores que le permitan desarrollar, de forma responsable y creadora, su propio proyecto personal de vida.

La educación personalizada se sustenta en una serie de principios, derivados del concepto de persona, de su naturaleza y características esenciales, que orientan la dinámica interna del proceso educativo. Cada una de estos principios no puede ser extensivo y explicado de modo unilateral, prescindiendo de los demás, sino que todos han de concurrir a la formación del hombre en su totalidad.

A continuación se sintetizan los principios, características o notas constitutivas más significativas de la persona, comúnmente destacados entre pedagogos, y algunas de las implicaciones educativas que de ellos se derivan:

  • El principio de actividad insiste en necesaria participación del educando como origen de sus propias acciones y agente primordial de su propia educación, en el desarrollo del proceso educador y, por lo tanto, en la necesidad de estimular la actividad del sujeto que se educa.


Como reacción a la pasividad y al carácter impositivo de la educación tradicional, el principio de actividad destaca la necesidad de que la persona que se educa observe, actúe, descubra, investigue, tenga iniciativas. Que el alumno aprenda haciendo; que el conocimiento surja de la acción deliberada, realizada por el propio aprendiz.

  • El principio de libertad responsable responde al concepto de persona como autora y actora, libre y responsable de sus actos. La educación ha de tender a desarrollar la capacidad o posibilidad de respuesta personal desde situaciones coactivas en las que predomina la prescripción de conductas, a situaciones que supongan, progresivamente, una elección libre y responsable, de forma que el alumno se vaya ejercitando en un clima de libertad, en el uso de la libertad.


Sin el respeto a la libertad responsable se impedirían las decisiones personales, y se fomentarían las actuaciones colectivas, iguales para todos, negadoras de las bases mismas de todo sistema de educación.

  • El principio de autonomía, estrechamente ligado al principio de libertad responsable, predica que el hombre no nace determinado a formas de vida; él y sólo él ha de decidir la forma de realizarse, siendo además el agente de su propio realización personal.


La educación personalizada implica autodeterminación, pero esto plantea el difícil problema de preparar para su ejercicio a aquel que no está capacitado para tomar decisiones, que precisa mayor dependencia y ayuda sobre todo en su edad temprana.

La conquista gradual de la autonomía personal supone:

  • Capacidad de reflexión o control de los factores o situaciones que intervienen en las acciones o decisiones; cuanto mayor sea el nivel de liberación previa del desconocimiento de los factores o condiciones que intervienen en las situaciones, más lúcida y responsable será la decisión adoptada.
  • Capacidad de actuación libre y responsable, sin dependencia de los demás.

La autonomía no puede establecerse como una llamada a la independencia del individuo respecto de la sociedad, sino que esta autodeterminación y responsabilidad, actuación libre y consciente con la independencia de los demás, ha de realizarse en la vida social (autonomía igual a individualización más socialización)

  • Principio de singularidad. La educación ha de apoyarse en el carácter singular de la persona humana. La singularidad es el modo propio y peculiar de ser de cada hombre en particular, que se opone a la generalidad, a la universalidad; cada hombre es distinto a los demás.


Este principio, como consecuencia, demanda una atención y adaptación a cada uno de los alumnos, a sus actitudes y capacidades, ritmo de trabajo, intereses, motivaciones, necesidades y circunstancias familiares y sociales; cada persona es diferente, singular, única, e irrepetible. La educación ha de reconocer esas diferencias, ha de descubrir las posibilidades propias, específicas y originales de cada uno de los alumnos.

  • Principio de originalidad. La educación personalizada reconoce, respeta y valora la originalidad, singularidad, individualidad y ritmo de cada alumno. La educación se realiza en cada sujeto de acuerdo con sus propias características, por lo que ha de ser un intento para que la persona sea consciente de sí misma, de sus posibilidades y limitaciones, cuantitativamente y cualitativamente consideradas unas de otras.


El principio de originalidad tiene su proyección en todo el sistema de enseñanza y en todo proceso educativo a través de procedimientos personalizados del trabajo escolar (planes de trabajo individual, programas individualizados, actividades diferenciadas, grupos flexibles, clases de recuperación y de desarrollo, técnicas de trabajo individualizado...); organizaciones escolares adecuadas (grupos reducidos, heterogéneos, espacios flexibles en los edificios escolares...); contenidos didácticos (actividades opcionales en cada materia de enseñanza, horarios flexibles, materias optativas en los planes de estudio); actividades de investigación personal, especialización del profesorado en los problemas de tutoría, orientación escolar y vocacional, etc.

  • Principio de apertura Que la persona sea singular, sea autónoma, principio de sus propias acciones, no quiere decir que lo sea de modo absoluto, cerrada a la vida de relación y convivencia con los demás, ya que el hombre es un ser relacional, tiene la necesidad existencial de comunicación con otros hombres.


De acuerdo con ese carácter relacional que tiene la persona humana, su actividad se orienta en una doble dirección, hacia la reflexión y autoconocimiento propios (interioridad) y hacia el exterior, el conocimiento del mundo y las cosas, la comunicación intersubjetiva y la participación (exterioridad). La capacidad de apertura personal se manifiesta en un triple plano:

  • Apertura a la naturaleza y a las cosas que le rodean. La ciencia, la técnica y el arte son las manifestaciones de esta capacidad de apertura y de relación del hombre con el mundo de las cosas objetivas.
  • Apertura a los demás, que es necesaria para la propia autorrealización personal. La persona no sólo establece una relación o comunicación personal con un “otro” también personal, sino que es capaz de actuar junto con los demás, o de ser miembro de una comunidad de vida social, de participar en ella, y de actuar junto a los “otros”. La persona se educa “con”, “en” y “para” la comunidad en la que desenvuelve su vida.
  • La dimensión transcendental. Considerando la educación como un proceso de ayuda al perfeccionamiento de las dimensiones constitutivas de la persona, con el objeto de que pueda autorrealizarse mejor, quedaría menguado este proceso si no atendiera al perfeccionamiento de las dimensiones transcendentales o capacidad de transcendencia que constituye el último fin de la perfección humana.

LA PERSONA COMO TOTALIDAD Y UNIDAD INTEGRADA

La condición personal se manifiesta en otra característica esencial: la totalidad y la unidad de la persona en todas sus actuaciones. La persona en cuanto a totalidad o sustancia completa en sí misma, se ofrece como un “todo” que da unidad a las diversas partes o manifestaciones que la integran.

La consecuencia de este principio es que si la persona es unitaria, la actividad educadora que se fundamenta en ella, al poner en movimiento a toda la persona, ha de ser necesariamente una educación integral. Solo desde la unidad de la persona y de su acción tiene sentido una educación integral, superadora de la suma integral de distintos aspectos parciales del ser humano.

Educación integral es aquella educación capaz de poner unidad en todos los posibles aspectos de la vida de un hombre. La educación alcanza su significación no en los procesos aislados que hacen referencia a distintos tipos de educación, sino en la comprensión de estos procesos desde la raíz misma de la unidad de la persona.
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