Aunque durante el Paleolítico Medio se observa la diversificación de los útiles según su utilización, es en el Paleolítico Superior cuando se fabrica ya una amplia gama de instrumentos claramente especializados. Los fabricantes de útiles debían estar especializados en este tipo de trabajo. Las lascas preferidas eran aquellas cuya longitud es superior a la anchura, es decir, las hojas y hojitas, extraídas de núcleos de sílex, cuarcita, obsidiana... Para su talla debían utilizarse herramientas especializadas, como finos percutores de caliza, asta o madera.
El utillaje se enriqueció con una serie de nuevos instrumentos considerablemente mejorados. La originalidad reside menos en su innovación, ya que muchos de ellos se habían experimentado desde hacía tiempo, como en la generalización de útiles de pequeño tamaño y mucho más ligeros. La mayoría de los útiles líticos surgían de hojas o lascas alargadas con algunos bordes cortantes: raspadores realizados sobre el extremo de una hoja para trabajar el cuero o madera, buriles con estrecho bisel en la extremidad dorsal para trabajar el hueso o realizar los grabados rupestres, perforadores, con extremidad distal muy destacada, usado para agujerear las pieles, maderas, etc., así como otros útiles (cuchillos, diversas puntas, etc.).
La diferencia de proporciones de los diversos tipos de útiles es lo que nos permite individualizar los grandes conjuntos culturales del Paleolítico Superior (Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense), cuya personalidad se encuentra reforzada por estilos de talla concretos o la presencia de determinados útiles.
La principal materia prima utilizada era el sílex, que presentaba sin embargo un inconveniente, al no encontrarse en regiones con condiciones climáticas extremas, como en el norte de Europa. Así, se podía recoger en los aluviones de los ríos glaciares e incluso se organizaban expediciones para encontrarlo. Si escaseaba en una zona, era reemplazado con cuarcita, obsidiana, etc.
Comparados los útiles del Paleolítico Superior con los del Inferior y Medio, se aprecia que la talla y la forma se hacen cada vez más claras y perfeccionadas, y el volumen tiende a disminuir, debido a la economización de materia prima. La evolución del utillaje lítico llegó a adoptar formas minúsculas denominadas microlitos.
La técnica, sin embargo, supo remediar la escasez de materia prima. Los útiles pequeños eran difícilmente manejables y por esa razón, a partir del Paleolítico Superior se adopta la costumbre de fijarlos a un astil de madera, cuerna o de hueso, atándolos con tiras de cuero, fibras vegetales, resina, etc. Así, el utillaje se desarrolla ampliamente. Encontramos cuchillos, azagayas, puntas para cazar, arpones, etc.
El utillaje se enriqueció con una serie de nuevos instrumentos considerablemente mejorados. La originalidad reside menos en su innovación, ya que muchos de ellos se habían experimentado desde hacía tiempo, como en la generalización de útiles de pequeño tamaño y mucho más ligeros. La mayoría de los útiles líticos surgían de hojas o lascas alargadas con algunos bordes cortantes: raspadores realizados sobre el extremo de una hoja para trabajar el cuero o madera, buriles con estrecho bisel en la extremidad dorsal para trabajar el hueso o realizar los grabados rupestres, perforadores, con extremidad distal muy destacada, usado para agujerear las pieles, maderas, etc., así como otros útiles (cuchillos, diversas puntas, etc.).
La diferencia de proporciones de los diversos tipos de útiles es lo que nos permite individualizar los grandes conjuntos culturales del Paleolítico Superior (Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense), cuya personalidad se encuentra reforzada por estilos de talla concretos o la presencia de determinados útiles.
La principal materia prima utilizada era el sílex, que presentaba sin embargo un inconveniente, al no encontrarse en regiones con condiciones climáticas extremas, como en el norte de Europa. Así, se podía recoger en los aluviones de los ríos glaciares e incluso se organizaban expediciones para encontrarlo. Si escaseaba en una zona, era reemplazado con cuarcita, obsidiana, etc.
Comparados los útiles del Paleolítico Superior con los del Inferior y Medio, se aprecia que la talla y la forma se hacen cada vez más claras y perfeccionadas, y el volumen tiende a disminuir, debido a la economización de materia prima. La evolución del utillaje lítico llegó a adoptar formas minúsculas denominadas microlitos.
La técnica, sin embargo, supo remediar la escasez de materia prima. Los útiles pequeños eran difícilmente manejables y por esa razón, a partir del Paleolítico Superior se adopta la costumbre de fijarlos a un astil de madera, cuerna o de hueso, atándolos con tiras de cuero, fibras vegetales, resina, etc. Así, el utillaje se desarrolla ampliamente. Encontramos cuchillos, azagayas, puntas para cazar, arpones, etc.