La densidad de población debió ser muy variable según épocas y lugares. Puede estimarse que la mayoría de grupos estarían compuestos de unas 40 a 60 personas, aunque en determinados yacimientos pudo sobrepasarse el centenar. En general, el hombre del Paleolítico Superior debió vivir en pequeños grupos de dos o tres núcleos familiares interrelacionados entre sí, para poder ser una unidad social capaz de mantenerse y subsistir con los alimentos conseguidos en una zona. En determinados momentos debían relacionarse con otros grupos, en encuentros casuales o preestablecidos, para el intercambio de ideas, productos y parejas. Posiblemente existían uniones entre hombres y mujeres más o menos firmes, pero sin carácter monógamo. Es probable que cada grupo tuviera su jefe, que decidía los desplazamientos estacionales, relaciones entre grupos y dirección de la caza. Esta jefatura no dependería de ningún código, y se basaba en la edad, fuerza, inteligencia y destreza en las cacerías.
La duración de la vida humana oscilaría en torno a los 30 años. Quizás solo dos de cada 10 alcanzaba los 40 años y muy pocos los 50. Probablemente casi todas las mujeres, desde muy jóvenes, eran capaces de tener hijos y la mayoría estarían criando a uno de los hijos y a la vez estarían embarazadas de otro. Pudo haber infanticidio y geronticidio en épocas de escasez de alimentos. Las principales causas de muerte serían la enfermedad y las heridas de caza. De cualquier modo, no se encontraban totalmente indefensos frente a la adversidad, y se cree que tenían un amplio conocimiento de las propiedades medicinales de algunas plantas, practicando también una rudimentaria cirugía (trepanaciones craneales y reparación de fracturas óseas).
Durante los últimos 30.000 años, el Homo sapiens sapiens es la única especie humana existente en el mundo. Fue probablemente durante estos últimos 30.000 o 20.000 años cuando la humanidad se subdividió en tres grandes grupos raciales: el caucasoide (europeos actuales e indios), mongoloide (asiáticos e indios americanos) y negroide. Algunas razas desarrollaron características muy particulares como resultado de vivir más o menos aislados en determinadas regiones con condiciones climáticas extremas (rasgos típicos mongoloides, o rasgos negroides, que reflejan su adaptación a climas fríos o cálidos, respectivamente).
La duración de la vida humana oscilaría en torno a los 30 años. Quizás solo dos de cada 10 alcanzaba los 40 años y muy pocos los 50. Probablemente casi todas las mujeres, desde muy jóvenes, eran capaces de tener hijos y la mayoría estarían criando a uno de los hijos y a la vez estarían embarazadas de otro. Pudo haber infanticidio y geronticidio en épocas de escasez de alimentos. Las principales causas de muerte serían la enfermedad y las heridas de caza. De cualquier modo, no se encontraban totalmente indefensos frente a la adversidad, y se cree que tenían un amplio conocimiento de las propiedades medicinales de algunas plantas, practicando también una rudimentaria cirugía (trepanaciones craneales y reparación de fracturas óseas).
Durante los últimos 30.000 años, el Homo sapiens sapiens es la única especie humana existente en el mundo. Fue probablemente durante estos últimos 30.000 o 20.000 años cuando la humanidad se subdividió en tres grandes grupos raciales: el caucasoide (europeos actuales e indios), mongoloide (asiáticos e indios americanos) y negroide. Algunas razas desarrollaron características muy particulares como resultado de vivir más o menos aislados en determinadas regiones con condiciones climáticas extremas (rasgos típicos mongoloides, o rasgos negroides, que reflejan su adaptación a climas fríos o cálidos, respectivamente).