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Cultura Castreña

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El ámbito geográfico es todo el noroeste peninsular, el territorio cántabro-astur y estribaciones septentrionales de la Meseta.
Se desarrolla con fuerte substrato del Bronce Atlántico, desde el siglo VII a.C. hasta el Bajo Imperio. Su rasgo más característico es el hábitat conocido como castro o citania.

Periodización

Hay una periodización en cuatro fases:

  • Castreño I (siglo VII a.C.): poblados de agrupaciones de viviendas con materiales de origen vegetal.
  • Castreño II (500-100 a.C.): casas circulares de piedra y sistemas defensivos.
  • Castreño III (100-29 a.C.): contacto con el mundo romano hasta Augusto.
  • Castreño IV (siglos I-IV d.C.): pervivencia castreña en la cultura romana, especialmente en áreas rurales.

Otros autores han establecido otra periodización, concretando períodos y fases:

  • Castreño I o Castreño Antiguo (siglos VII-V a.C.): se corresponde con las dataciones de los castros de Peñarrubia y Borneiro, así como cerámicas importadas de A Lanzada y O Neixón.
  • Castreño II o Castreño Clásico (siglos IV-II a.C.): gran número de asentamientos en dos fases, la primera hasta comienzos del siglo III a.C. y la segunda desde mediados del siglo III y el II a.C., con hallazgo de cerámicas y monedas griegas.
  • Castreño III o Castreño Tardío (siglos II a.C.-I d.C.): contacto con el mundo romano. con nuevos patrones de organización y edificios públicos.

Urbanismo

El hábitat típico es el castro, emplazado tanto en la costa como en el interior. Son de distribución y extensión irregular. Se agrupan en lugares altos para defensa, o combinándose con murallas o fosos que rodean el recinto. En su interior las viviendas están sin ningún orden, y tienden a formar curvas.
En la parte baja de algunos castros se han localizado construcciones de carácter monumental, con horno cubierto con cúpula, comunicado con una estancia cubierta a dos aguas y cerrada en su parte frontal por una piedra formosa decorada. Se ha interpretado como monumentos funerarios, hornos de fundición o santuarios de aguas o baños.

Economía y sociedad

La economía se basó en la ganadería y la agricultura cerealista, además de pesca y marisqueo. El recurso económico más importante fue la minerometalurgia (cobre, bronce, hierro y oro).
En la sociedad se aprecia una preponderancia de la mujer, indicio de matriarcado. Se cree que existió una estratificación social, donde los guerreros pudieron tener una condición especial.

Religión

Se supone un amplio panteón religioso. Adoraban a elementos naturales (agua, montes, bosques), así como a un dios de la guerra, Cosu, al que ofrecían sacrificios de machos cabríos, prisioneros y caballos.
Hay ausencia de elementos funerarios. Se deduce que el rito usual fue la cremación, con deposiciones en cajas o cistas de piedra (Folgosa, Célticos), en vasijas funerarias aisladas o en el interior de cistas (Monte San Pedro, Coaña) y en sepulcros (Meirás, Pendía y Terroso).

Escultura

Son importantes las figuras de guerreros galaico-lusitanos de tamaño natural, con caetra y a veces inscripciones latinas. También hay cabezas sueltas masculinas, algunas cabezas de verraco de influjo vetón, y jambas y dinteles de variada decoración: sogueados, esvásticas, rosetas, etc.

Orfebrería

La orfebrería tuvo gran importancia, debido a la riqueza en oro de Galicia y a otros factores, como la fuerte tradición autóctona del Bronce Atlántico, la influencia centroeuropea de Hallstat y la influencia orientalizante, con aportación de nuevas técnicas.
Se empleo el repujado, estampado, filigrana y granulado. Aparecen brazaletes, arracadas, collares y diademas como las de Martín de Oscos (Asturias), con representación de jinetes armados, pájaros y diversos animales. Es característico el torque acabado en remaches decorados.

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