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Concepto y Definición

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Como fase previa al Neolítico, su concepto ha evolucionado paralelamente al de aquél, por lo que actualmente estas industrias se entienden como el estadio intermedio entre economía depredadora y economía productora. Como es sabido, la economía de los cazadores –recolectores del Paleolítico se basa en el aprovechamiento de recursos naturales en la zona o territorio explotado por los respectivos grupos, y –dado el carácter limitado de esos recursos- esas poblaciones tienen una serie de rasgos culturales destinados a garantizar su supervivencia. Son grupos constituidos por un número muy reducido de miembros, por lo que su sistema de asociación se basaba fundamentalmente en el parentesco. Por otro lado, suelen ser nómadas, pues, el agotamiento de los recursos de su territorio obliga a buscar nuevas zonas de explotación.
Tanto por ese carácter limitado de los recursos alimenticios como por la elevada tasa de mortalidad y reducida esperanza de vida, la densidad de población y el crecimiento vegetativo son escasos. Por el contrario, las modificaciones del Neolítico, con la llegada de los sistemas de producción artificial de alimentos y la existencia de excedentes, comporta cambios importantes en el comportamiento cultural: sedentarismo, grupos más numerosos, aumento de población y con ello organización “política”, es decir, basada en pactos, no en vínculos de parentesco, etc.
Considerando las industrias posglaciares como escalón intermedio entre esos dos sistemas de vida –el recolector y el productor- podemos diferenciar entre ellas dos grandes grupos o modelos de cultura: Epipaleolítico y Mesolítico.

Las poblaciones epipaleolíticas son cazadores-recolectores que continúan con el mismo sistema de vida del Paleolítico Superior Final. Su propia tecnología es, al menos al principio, muy semejante, si bien progresivamente se van observando modificaciones que suponen la adaptación a las nuevas necesidades técnicas y a las distintas actividades de extracción. Por el hecho de tratarse de industrias “residuales” del Paleolítico Superior, responden al menos a tantas variedades regionales o locales como los últimos momentos de aquél. Todo esto, ala posterior evolución autónomo y a los procesos de especialización, explica la gran cantidad de complejos epipaleolíticos conocidos. A estos grupos se superpone un Neolítico importado, ya sea por aculturación o colonización.

Por el contrario, son comunidades mesolíticas, aquéllas que se encuentran en vías de transformación hacia la economía productora, es decir, van a llegar a la domesticación de los animales o al cultivo de la tierra a través de su propia evolución interna y sin solución de continuidad. Por ello, el Mesolítico propiamente dicho es propio de las llamadas “zonas de intervención” o “focos de neolitización”, en los que el proceso se desarrolla in situ, mientras que el Epipaleolítico lo es de regiones de condiciones menos favorables a los que el sistema de producción artificial de alimentos llega ya plenamente formado. Los mesolíticos que practican la recolección intensiva de productos silvestre, darán lugar a los primeros agricultores cerealistas, lo mismo que los que practican la caza selectiva de determinadas especies potencialmente domesticables originarán las poblaciones pastoriles de sus respectivas zonas.
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