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Kroeber

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El primero de los discípulos de Boas que hizo el doctorado en la Universidad de Columbia fue Alfred Lewis Kroeber.
Una refinada sensibilidad ante las pautas estéticas, una preocupación por los mativcs del estilo, una preferencia por los juicios intuitivos: todo eso Kroeber lo ponía por encima de su interés por hacer ciencia social. Nunca creyó seriamente que la antropología pudiera llegar a ser otra cosa que una de las humanidades.

VULNERABILIDAD A LAS CORRIENTES IDEOLÓGICAS

Como Boas, pedía que la teoría resultara del trabajo de campo y éste se realizara en todo lo posible sin preconcepciones teóricas. Pero en sus primeras publicaciones antropológicas está ya una perspectiva teórica bien definida, modelada de acuerdo con las opiniones de Boas.
Ni su breve trabajo de campo anterior a 1901, ni su contacto hasta entonces igualmente breve con la literatura de las ciencias sociales le proporcionaron una base sólida para su conclusión más general: (…) toda búsqueda de los orígenes en antropología no puede conducir más que a resultados falsos Kroeber, 1901, p. 332.
La principal dificultad con la que los discípulos de Boas tropezaban bien puede haber sido la falta de perspectiva comparativa. El medio social en que operaban había impedido con tanto éxito la aparición de opiniones radicales en la universidad que al atacar ellos los fundamentos deterministas históricos lo único que podían escuchar eran críticas esencialmente coincidentes.

EL ATAQUE CONTRA MORGAN

Aproximadamente por el mismo tiempo en que Boas y John Swanton estaban atacando las ideas de Lewis Henry Morgan, relativas a la prioridad de la filiación matrilineal, Kroeber centró su atención en el estudio que Morgan había hecho de las terminologías de parentesco descriptivas y clasificatorias.
Al atacar a Morgan en un artículo famoso, Classificatory systems of relationship, 1909, Kroeber, indujo a toda una generación de antropólogos a despreciar la que sin duda es la contribución de Morgoan de más permanente valor. Y, sin embargo, fue la opinión de Kroeber sobre la relación entre la terminología del parentesco y la estructura social la que con el tiempo se demostró que era falsa y empobrecedora.
Kroeber trató de demostrar que los elementos que presuntamente se sucedía en una secuencia, en realidad podían encontrarse coexistiendo en una misma sociedad y al mismo tiempo. En este caso Kroeber sostuvo que las teminologías de parentesco de todas las culturas, primitivas o civilizadas, consistían en una mezcla de tendencias descriptivas y tendencias clasificatorias.
Y Kroeber no se contentó con restringir su ataque a sólo este punto; su interés se centraba en derribar todo el esquema evolucionista de Morgan.
Con el tiempo, Kroeber llegó a lamentar su dogmática negativa a aceptar el principio de que las terminologías de parentesco reflejan las instituciones sociales. En 1919 estaba dispuesto a admitir que indiscutiblemente la instituciones y las terminologías van paralelas o se reflejan las unas a las otras, al menos hasta el punto de que es raro que entre ellas se den marcadas discrepancias de plan.
Afortunadamente pocos antropólogos se mostraron de acuerdo con Kroeber en su intransigente insistencia en que los sistemas terminológicos de parentesco y la estructura social no guardaban relación. Los antropólogos sociales británicos no sólo ignoraron a Kroeber en este punto, sino que además consiguieron conservar el sentido original de Morgan en la distinción clasificatorio-descriptivo.
La forma en que Morgan trata los términos y los grupos de parentesco es hoy aceptada por estudiosos que por lo demás rechazan el esquema evolucionista de Morgan con tanta energía como lo rechazaba Kroeber en 1909 y en 1952.

EL CREDO DE KROEBER

Kroeber publicó en 1915 lo que supone su credo y que parece haber caído en el olvido, son las Eighteen professions y constituyen el mejor resumen existente de la versión del particularismo histórico que suscribía Kroeber.
  1. la finalidad de la historia es conocer las relaciones entre los hechos sociales y el conjunto de la civilización.
  2. la historia estudia sus obras
  3. La civilización tiene entidad por si misma, la historia se ocupa de la civilización como tal.
  4. Hay una determinada constitución mental
  5. En las causas de los fenómenos sociales están los instintos pero la historia no puede tenerlos en cuenta.
  6. El individuo no tiene valor histórico
  7. El medio físico no explica una civilización.
  8. Todas las razas son iguales.
  9. La herencia no es un factor significativo.
  10. La herencia de los caracteres adquiridos es inaceptable.
  11. Ni la selección ni otros factores afectan a la civilización.
  12. Todos los hombres están civilizados.
  13. No hay especies sociales, ni tipos, ni estadios culturales.
  14. No existe el espíritu étnico, sino solamente la civilización.
  15. Todas las presuntas leyes de la civilización son a lo sumo tendencias.
  16. Las relaciones entre los fenómenos de la civilización son relaciones de secuencia, no de efecto.
  17. La causalidad de la historia es teleológica.
  18. Las determinaciones y los métodos de las ciencias biológicas, psicológicas y naturales no existen para la historia.
LO SUPERORGÁNICO

Controversia con Boas. Salvo en un caso, las professions de Kroeber reflejan fielmente en lo esencial la influencia de Boas. La excepción se encuentra en el número seis: La persona o el individuo no tiene valor hjistórico, salvo como ilustración. Mientras que la ideografía de Boas le orientó cada vez más hacia los problemas de la interacción entre personalidad y cultura, Kroeber desarrolló el concepto de cultura en la dirección opuesta y sostuvo la completa subordinación del individuo a su medio cultural.

LA CONTROVERSIA CON SAPIR

Salir sostenía que para aceptar las opiniones de Kroeber hacía falta una creencia casi religiosa en el determinismo social.

PAUTAS

Kroeber pasó el resto de su vida demostrando cómo las pautas del arte, la religión y la filosofía aparecían y desaparecían, con total independencia de los individuos particulares.
Kroeber se complacía especialmente en seleccionar los aspectos de la cultura que más vulnerables parecían a la influencia de la fantasía individual y en demostrar como también en ellos existían pautas no conocidas por los portadores de la cultura.
Kroeber defendía esta orientación diacrónica y superorgánica en el preciso momento en que la antropología se atrincheraba en el reduccionismo psicológico y en el funcionalismo sincrónico.

CONFIGURACIONES

La fascinación de Kroeber con lo superorgánico culminó en la publicación de su obra monumental Configurations of cultura growth (1944). La tarea que se había propuesto era, nada menos , que la de descubrir los rasgos comunes en el desarrollo de la filología, la escultura, la pintura, el drama, la literatura y la música en Egipto, Mesopotamia, India, Japón, Grecia, Roma, Europa y China. Aunque renuncia gustosamente a la búsqueda de las causas, si que se plantea la cuestión de si las civilizaciones han sido o no semejantes en la producción de sus más elevadas manifestaciones.
Configurations fue un fracaso. Kroeber no fue capaz de descubrir ningún tipo de semejanzas en las curvas de desarrollo de las diferentes civilizaciones. Kroeber no podía encontrar nada más que desarrollos culturales impredecibles.

ABUSOS METODOLÓGICOS

A la decepción de este trabajo, cuyo único fruto es la elaboración del concepto de lo superorgánico, hay que sumar la decreciente resistencia que Kroeber opone a sus propias intuiciones, idiosincrásicas y etnocéntricas. No hay duda de que aquí Kroeber abandona los exigentes criterios de verificación propuestos por Boas.
Aunque en Configurations Kroeber no consiguió demostrar la existencia de regularidades culturales, sí que probó a su satisfacción el efecto combinado que el conjunto de las pautas tenía sobre la aparición de los genios.
El más decidido apoyo a lo superorgánico de Kroeber llego de un ángulo totalmente inesperado. En The expansion of the scope of science, Leslie White defiende a Kroeber como uno de los pocos antropólogos que se han esforzado por formular la filosofía de una ciencia de la cultura. Desde Hegel, cuando menos, se sabía que la aproximación científica a los fenómenos socioculturales tenía que partir de la base de que las ciencias individuales son los productos y no las creadoras de las fuerzas sociales.
Todo lo que compartía con White era la creencia de que la cultura constituía un nivel separado de fenómenos que, si bien en teoría pueden ser reducibles a niveles inferiores, en la práctica no pueden ser reducidos sin que con esa reducción disminuyan drásticamente nuestras posibilidades de entenderlos.
Kroeber modificó la postura que había adptado en punto a la relación entre la cultura y la conducta individual. Reconociendo su deuda con Bidney, señaló la pertinencia de la distinción aristotélica entre causa formal y causa eficiente. Los individuos son las causas eficientes, la cultura es la causa formal.

LA REALIDAD DE LAS COSAS CULTURALES

Ninguno de los estudiosos que entablaron con Kroeber la discusión en torno a la realidad de las cosas culturales comenzó por plantearse en primer lugar la cuestión de cómo observa uno esas entidades.

ESTILOS Y SUPERESTILOS

Después de publicar Configurations, los trabajos más importantes de Kroeber fueron haciéndose cada ver más abiertamente intuitivos y estéticos.
Durante las dos últimas décadas de su vida, Kroeber se inclinó a tratar la cuestión del desarrollo de las civilizaciones sin molestarse en construir aquellos inventarios enciclopédicos con que había justificado su pretensión de presentar las Configurations como el producto de un trabajo inductivo. Ahora defendía explícitamente el libre juego de la intuición. Cada civilización tenía que ser caracterizada por una multiplicidad de pautas cuyo común denominador era un estilo o un superestilo particular.
Aunque Kroeber reafirmaba su creencia en que una penetración adecuada en la naturaleza y en la historia de las civilizaciones o las culturas humanas tiene que seguir una vía empírica el método que seguía él para identificar a los superestilos en modo alguno se conformaba según el modelo empirista. Lo que se necesita es un juicio total, inmediato y definitivo, que no es ni inductivo ni deductivo.
Al comparar así el artista con el biólogo se olvida Kroeber de tomar en cuenta la relación existente entre la identificación de la especie y la formulación de los principios de la selección natural y otros procesos y otras leyes biológicas.

KROEBER Y STEWARD

La negación por Kroeber de la posibilidad de una comprensión científica de los procesos históricos resulta en gran medida irónica. En 1947, Kroeber presidió la conferencia sobre arqueología peruana donde científicos demostraban la influencia central que los factores tecnoecológicos habían tenido en la evolución de las civilizaciones del Nuevo Mundo. La respuesta de Kroeber a aquellas sugerencias, es una muestra de incomprensión y de paternalismo.

KROEBER, ECÓLOGO

El interés de Kroeber por las síntesis regionales de las culturas aborígenes, dio inicialmente prioridad al tratamiento de la religión y de la ideología. Pero en su formulación definitiva publicada en 1939 con el título de Cultural and natural areas of native North América abandonó los métodos anteriores, construyendo sus categorías regionales de forma que reflejaran los modos de subsistencia y las densidades de población, que a su vez en la mayoría de los casos ponía en estrecha relación con las potencialidades del hábitat natural.
Así, aunque Kroeber exploró sistemáticamente las interrelaciones entre entorno y cultura en Norteamérica, se quedó muy lejos de adoptar una perspectiva ecológica coherente.
Desde luego, no se le ocurrió sugerir, como Steward había ya empezado a hacer, que los núcleos tecnoecológicos similares pudieran guardar una relación causal y funcional con estructuras sociales también similares. Ahora bien, las Cultural and natural areas, de Kroeber, representan un avance que anticipa muchos de los intereses de Steward.

LAS AREAS CULTURALES Y EL PASO A LAS CONFIGURACIONES

Kroeber se centro en refinar la noción de área cultural, elaborando los conceptos de intensidad cultural y de clímax que habían de constituir las bases más importantes de su obra futura. Había un subárea de clímax en la que las pautas de esa área se presentaban con la máxima intensidad.

LA ILUSIÓN DETERMINISTA

Singer no tropieza con ninguna dificultad para suscribir enteramente todas las contribuciones de Kroeber, incluida la de lo superorgánico. Y sigue diciendo Singer que es errónea, lo que parecen leyes deterministas son simplemente las formas pautadas que la gente tiene de actuar, de pensar y de hacer las cosas. La teoría de la cultura de Kroeber no implica necesariamente ningún determinismo ni causalidad estrictos, ni culturales ni de otro tipo.
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