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La Sociedad Europea En El Siglo XVI

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El s. XVI tiene mucho en común con el que lo precede y con el que lo sigue en el plano de la vida cotidiana. La mortalidad infantil sigue siendo muy elevada, en muchos lugares era superior al 50 % (Simancas y Palencia), se trata por tanto de una población joven por cuanto la probabilidad de vida en torno a 1600 era de 34 años para las mujeres y de 28 para los hombres. No se llegaba pronto al matrimonio, las jóvenes se casaban entre los 20 y 25 años, los hombres entre los 25 y los 29, tanto antes como después de 1600. Las prácticas anticonceptivas no se habían difundido aunque se recurría a ellas por distintos motivos.
El concilio tridentino tuvo como una de sus consecuencias la obligación a los párrocos católicos de registrar la natalidad; en Inglaterra se realizó a partir de 1653. A pesar de las plagas colectivas y de las deficiencias médicas, el s. XVI estuvo caracterizado por un fuerte incremento demográfico que alcanzó valores próximos al 50 % desde N-S, E-W de Europa: en el Imperio germánico se pasó de 12 a 20 millones, Inglaterra de 3,5 a 5. Este fenómeno se produjo de manera desigual en las ciudades, así Florencia y Milán no crecieron mucho a diferencia de las ciudades atlánticas (Sevilla, Lisboa, Amberes, Ámsterdam o Londres) y también crecieron ciudades como Madrid, Roma y Nápoles. Sin embargo no existieron grandes diferencias entre ellas y muy raras fueron las que superaron los 200.000 habitantes.
En este siglo muchas aglomeraciones fueron atacadas por enfermedades epidémicas: Venecia perdió el 30 % de su población entre 1575 y 1576, Santander el 80 % en 1599, Mantua el 70 % en pestes y Génova el 50 % en 1656, estos azotes (pestes) afectaban más a las ciudades y en concreto a los barrios más pobres y con malas condiciones higiénicas.
Las familias populares no eran muy numerosas, el número medio de hijos era de 4 siendo los pudientes los que tenían más. El aumento demográfico entró en crisis a finales del siglo por unas desfavorables condiciones metereológicas que causaron males cosechas, por la peste que se difundía en España, Italia y Alemania. Las zonas mediterráneas fueron más afectadas que las nórdicas que obligó a los estados costeros a importar masivas cantidades de cereales del Báltico. También las insuficiencias se relacionan con una inversión de tendencias en el campo, así a principios de siglo muchos campesinos eran relativamente pudientes, a comienzos del siglo XVII no producían trigo suficiente para sus propias necesidades. Se instituyó una relación entre la presión demográfica y el alquiler de tierras y este deterioro de las condiciones de los campesinos provocó los traslados de población donde no existían obstáculos para su movilidad. Muchos perdieron la propiedad de las tierras que poseían quedando reducidos a la condición de braceros temporeros o de desocupados y vagabundos mientras en Francia e Inglaterra los trabajadores agrícolas se convertían en mayoritarios en el mundo rural a causa del aumento demográfico, gran parte del suelo estaba constituido por campos comunales mientras que las haciendas pertenecían a los burgueses, al clero o a los aristócratas. Después de la guerra de los campesinos en tiempos de Lutero una gran cantidad de regiones se vieron afectadas por este tipo de revueltas.
Se ampliaron las zonas de cultivo ante la demanda de los campesinos, al no beneficiarse del aumento del precio de los productos de la tierra, muchos bosques y pastizales comenzaron a roturarse y se saneaban terrenos pantanosos en Italia, Inglaterra, Francia y Alemania. La agricultura pasó por un periodo de notable desarrollo aunque no de progresos técnicos. Sobre los campesinos siguieron gravando el fisco con impuestos como la talla y el clero con sus diezmos y crecían los arriendos., con todo un número impreciso se benefició con el alza de los precios de los comestibles mientras pudo gozar de los cánones antiguos.
Esta época vio desarrollarse notablemente el pauperismo, las formas de caridad medievales estaban en crisis o se manifestaban como insuficientes, tanto la reforma protestante como la católica buscaron nuevas soluciones. También varias órdenes religiosas surgidas en el mundo católico propusieron entre sus objetivos la ayuda a los necesitados, tendencia que se acentuó entre el s XVI y el XVII. Los grupos mercantiles fueron los más sensibles con la pobreza, en Inglaterra la burguesía disminuyó, hasta una sexta parte, sus donaciones para el culto y aumentó hasta el triple las destinadas a la asistencia. El s. XVI vio surgir los Hospitales de Lyon (1533), Londres (1544) y París (1554) y cómo se recurrió al sistema de dar una licencia a la mendicidad, así los mendigos españoles podía pedir limosna en sus ciudades y sus inmediaciones hasta seis leguas, en Londres los mendigos iban provistos de señales de reconocimiento y autorizados a pedir limosna. Más adelante se limitó el radio de acción al territorio parroquial. Desde 1530, en Inglaterra y Francia, se difundió el uso del impuesto para los pobres y se adoptó la distinción entre hospitales. También se tomaron medidas contra el vagabundeo. En Inglaterra fueron tan severas que fueron abolidas. Se aplicaron también a los pobres y se fue cambiando la imagen de ser la representación viviente de Cristo por la de enemigo de la sociedad de los pudientes.
En el siglo XVI el grupo social predominante siguió siendo el de la nobleza, que tenía en sus manos el ejercicio de las distintas formas de poder. La burguesía aceptaba la superioridad de la nobleza y la aristocracia, lejos de ejercer su dominio incontestado, se acercaba hacia su decadencia. Las monarquías seguían practicando la política de limitar los derechos de los feudatarios sobre los que residían en sus dominios o jurisdicciones, así los príncipes europeos perseguían un doble objetivo: consolidar su propia autoridad en el ámbito local y debilitar la fuerza de los nobles, inestables en su fidelidad. Los nobles reaccionaron para restaurar sus antiguos derechos o haciendo indispensable su apoyo a los monarcas obteniendo a cambio privilegios. La relación entre nobleza y monarquía se configuró de manera muy variada según los países, en España la afluencia de elementos burgueses al servicio del soberano no puso en entredicho el vínculo privilegiado entre la corona y la aristocracia, que no se opuso al absolutismo de la corona ya que los nobles controlaban todas las ramas de la administración. En Francia la monarquía tuvo que luchar hasta mediados del siglo XVII para dominar la resistencia e intolerancia de la aristocracia y se apoyó más en los elementos que provenían de la burguesía.
Según el censo de fines del siglo, en Castilla la Nueva los nobles controlaban el 40 % de las ciudades y el 34 % de la población, aunque seguían fieles a la corona, mientras en Polonia la habían reducido a un cargo electivo.
En el entorno militar, el ejército inglés a mediados de siglo tenía aún una estructura feudal lo mismo que algunos países europeos hasta mediados del siglo siguiente.
La burguesía ponía múltiples obstáculos a la supremacía de la aristocracia, más fuerte en el plano económico tendía a obtener los rangos de la nobleza. Para engrosar su patrimonio, los burgueses, habían tenido que ejercer personalmente actividades lucrativas, en general mercantiles y que por tradición los nobles se habían abstenido de ello. Los nobles sostenían que era indispensable a su condición social construirse lujosas mansiones, tener un notable séquito de criados, darse al juego, la caza y los banquetes. No dedicaban tiempo a acumular dinero pero sí a gastarlo con largueza y generosidad sin tener en cuenta sus disponibilidades efectivas. En España se recurrió al mayorazgo para preservar los patrimonios aristocráticos, sus normas prohibían la venta de las propiedades familiares, aunque sí podían contraer deudas, esto mantuvo los bienes mobiliarios, regulando al mismo tiempo el régimen de primogenitura.
En Francia los nobles afirmaron que no podía pertenecer a la nobleza quien no fuera de sangre noble y por otro lado perdía sus privilegios quien ejerciera actividad mercantil, la , aunque muchos juristas admitieron que quien se dedicara al comercio no podía sufrir la pérdida sino tan solo la suspensión del rango mobiliario. La posesión de una tierra titulada no bastaba por sí sola para acceder a la nobleza, había que vivir como tal y demostrar que sus antepasados lo habían hecho igualmente, pero a pesar de estas severas exigencias, el estado noble fue un cuerpo social bastante permeable.
Las relaciones entre la nobleza y la burguesía variaban fuertemente de un país a otro. En los principados germánicos los burgueses son podían adquirir propiedades nobiliarias. En Inglaterra no hubo cuestión de limpieza de sangre ni batallas genealógicas, la aristocracia inglesa no era una auténtica casta, sus miembros no perdían su prestigio ni rango al dedicarse a los negocios y se podía llegar a la nobleza aún sin poseer propiedades territoriales. Los grandes aristócratas seguían ocupando los altos cargos que la corona les reservaba, mientras la administración efectiva estaba en manos de la pequeña nobleza que desempeñaba los cargos de sheriff y juez de paz y alimentaba la Cámara de los Comunes.
La tierra tuvo una gran función social para la aristocracia. En Italia la tierra fue anhelada con mayor afán por los patricios urbanos, en el resto de Europa el desenlace fue desigual mientras en unos los nobles del campo eran los menos afortunados en otros conquistaron posiciones envidiables. La nobleza supo hacerse emprendora y las burguesías ciudadanas cedieron cada vez más terreno frente al carácter emprendedor de la nobleza, que se manifestó tanto en el plano social como en el económico y político. Los nobles daneses, prusianos y polacos supieron sacar provecho de sus tierras y vender directamente sus productos los comerciantes ingleses y holandeses. Esto ocasionó que los más perjudicados fueran los campesinos reducidos al estado de servidumbre hereditaria.
En el siglo XVI existió una interdependencia entre los polos de mayor desarrollo y las zonas marginales, existió una complementariedad entre los países de la Europa oriental y occidental ya que los productos de unos encontraban salida en los otros. La prosperidad holandesa e inglesa tuvo su exponente en los comercios bálticos.
En Rusia los zares se mostraron sumamente hostiles con las corporaciones ciudadanas, el poder de los príncipes moscovitas fue aquél que más revistió un carácter sacro, su autocracia marcó profundamente la sociedad rusa en el transcurso del siglo XVI. A principios se llevó a cabo una importante reforma que favoreció a los pequeños nobles en perjuicio de los antiguos aristócratas. Iván III otorgó a quienes le servían el usufructo de las tierras conquistadas, los boyardos intentaron desquitarse a la muerte de Basilio III, pero Iván IV “El terrible” tomó de nuevo, a su mayoría de edad, las riendas del estado confirmando el carácter hereditario de las tierras otorgadas por Iván III y entregó muchas otras en la zona de Moscú. El zar, con los privilegios otorgados a los nobles de servicio, logró formar una fuerza militar autónoma que le sirvió para hostigar a los boyardos expulsándolos a millares y ejecutándolos en masa. Promulgó leyes para aumentar las prestaciones de los aldeanos y vincularlos al suelo con la prohibición absoluta de alejarse del mismo.
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