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La etnografía como práctica de escritura

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Contenido fundamental
  • La reflexividad sobre las convenciones de la escritura etnográfica
  • Lineas argumentales
La escritura y la lectura

No se puede ignorar la importancia del trabajo de lectura y escritura en la construcción de la investigación etnográfica. Es ampliamente reconocido que la etnografía se produce un mayor medida debido a cómo escribimos y organizamos el espacio discursivo[1], que al proceso de recogida de información y análisis, del mismo modo cómo escribimos está vinculado a cómo leemos.

Carece de validez y fundamento la idea de que la escritura es cuestión de inspiración o regalo de una musa.

Dada la reflexividad de la investigación social resulta esencial reconocer que los etnógrafos construyen los relatos del mundo social que se encuentran en los textos etnográficos, más que aquellos relatos que simplemente reflejan la realidad. Y esos relatos se construyen sobre la base de propósitos particulares y presuposiciones. Igualmente se debe reconocer que el significado de esos textos se completa con la lectura de esos textos por parte de científicos, estudiantes y otras personas.

Puesto que la etnografía es inevitablemente una empresa textual es necesario que incorpore una idea crítica sobre la escritura en sí. La escritura etnográfica no tienen sólo que ver con las demandas prácticas de trazar palabras sobre un papel, requiere el cultivo de una orientación crítica y teórica de las prácticas textuales.

La escritura es una herramienta analítica, no un medio transparente de comunicación. No se trata de un conjunto de habilidades o prescripciones. El etnógrafo precisa una comprensión rigurosa de los textos como productos del trabajo de los escritores y lectores. Necesitan tener en cuenta las contribuciones de la teoría literaria, la retórica, los textos lingüísticos y campos afines.

La escritura etnográfica es un trabajo intelectual, reflexivo. En el transcurso del trabajo etnográfico se reconocerá que existen varias versiones que pueden construirse, que hay diferentes énfasis, diferentes teorías, diferentes audiencias. Existen muchos contrastes, arreglos, estilos literarios que el autor etnográfico debe tener en cuenta para ofrecer una versión adecuada para la comprensión de la realidad social estudiada.

Importancia de la lectura en el proceso de escritura.- La escritura esta ligada inextricablemente a la lectura. Pues, escribimos a la luz de qué y cómo leemos. La escritura es inseparable de la disciplina de la lectura. Los etnógrafos escriben, pero su escritura esta marcada por lo que leen. Una de las más importantes disciplinas para el desarrollo del trabajo etnográfico es leer el trabajo de otros.
  • Leer para ejercitar la retórica y formas de escritura empleadas por otros, más que leer simplemente el contenido.
  • Es necesario que la lectura no se limite a los trabajos etnográficos de otros, abrirse a otros dominios. Por ejemplo, los dominios de ficción y la no ficción proporcionan muchas fuentes y modelos para las representaciones escritas. Aunque existen diferencias: la escritura no ficción se halla comprometida con la representación precisa de acontecimientos reales, con la representación de un modelo abstracto que capte las características esenciales del fenómeno; mientras que la escritura ficción no se halla constreñida ni comprometida con esta manera.
  • Una lectura amplia y ecléctica ayuda al desarrollo de los “conceptos sensitivos”[2]
En definitiva, el aspirante a escritor de Antropología o Sociología debe aprender a partir de una cuidadosa lectura de muchos géneros diferentes. Un conocimiento amplio y variado de textos anima a escribir y revaloriza las producciones textuales y propias.

Los paralelismos temáticos entre la ficción y la escritura sociológica

Como señala Davis (1974) existen ciertos paralelismos temáticos entre trabajos clásicos de ficción y los sociológicos. Afirma que como otros muchos contadores de historias, los sociólogos construyen narrativas trágicas, irónicas y de humor. No hay una diferencia absoluta entre la manera en que los científicos sociales escriben y la manera en que los autores “más literarios” tratan un tema similar. Ambos disponen de los mismos recursos: palabras sobre una página, usan las mismas recetas y materiales al tratar argumentos e intentar atrapar al lector. Cuando leemos “Asylums” (ensayo sobre los enfermos mentales) y lo comparamos con uno de sus equivalentes literarios “Alguien voló sobre el nido del cuco” podemos reconocer como cada autor utiliza las posibilidades del lenguaje para tratar la experiencia de los enfermos. Si bien cada uno lo hace con diferente propósito y para audiencias diferentes

De manera que el etnógrafo interesado en la vida diaria de los instituciones médicas y desee ganar el control de los recursos del estilo literario deberá leer conjuntamente obras literarias y antropológicas o sociológicas. Con este ejercicio intelectual se hace uno más atento a las posibilidades textuales. Ej. Ejercicio de lectura compartida sobre el tema de la tuberculosis: - La montaña mágica de Th. Mann , The plage and I de Betty Mc Donnald, Etnografía de la vida diaria en sanatorio de tuberculosos de Julios Roth.

La cuestión no es que los libros de ficción o literatura popular deban ser leídos como si fueran fuentes de “datos”. De la misma manera que el trabajo de un novelista tampoco es equivalente al trabajo de investigación. Tampoco el etnógrafo desea reproducir siempre y abiertamente los estilos “literarios” del reportaje. Se trata más bien de que el estudioso reflexivo tomará contacto con una serie de estilos y convenciones disponibles para la construcción de descripciones y argumentos.

Los paralelismos entre los relatos de viajes y la escritura etnográfica

Varios autores, como Pratt (1986) han señalado los paralelismos textuales entre las disposiciones etnográficas y las convenciones de los relatos de “viajes” o “exploraciones”. El estudiante de escritura académica y el escritor de etnografía pueden prender mucho acerca del modo etnográfico a partir de los relatos de los escritores viajeros del pasado y del presente; su manera de evocar el lugar y sus habitantes y construcción de las formas culturales.

Existen muchos géneros y estilos relativos tanto a “hechos” como a “ficciones” Aquel que desee ser autor etnográfico podrá explorar provechosamente la diversidad y amplitud, sin necesidad de seguir un ejemplo sociológico o antropológico establecido. Así el sociólogo contemporáneo o el antropólogo pueden explorar de manera fructífera las muchas vías en que la sociedad industrial moderna ha sido representada: desde los novelistas realistas hasta el periodismo. Por ej., la ciudad de Chicago ha sido vista por la etnografía urbana y por la ficción realista del mismo modo centrándose en los mismos asuntos y sacando a la luz valores similares.

Conclusión: Una comprensión informada de los géneros y los estilos de representación literaria y académica forma una útil parte del conocimiento del trabajo etnográfico. Es de vital importancia reconocer que el dominio del texto etnográfico es consustancial al trabajo en etnografía. Escribir no es un ejercicio mecánico que pueda ser utilizado de manera rutinaria al finalizar la “auténtica” investigación. La representación o reconstrucción de un mundo social depende de cómo lo escribimos.

Los tropos en la escritura etnográfica

El etnógrafo utiliza necesariamente diferentes tipos de discurso (Tropos)[3]. Estos se utilizan para reconstruir de manera plausible y reconocible a las acciones y los entornos.

Metáfora: Gran parte del discurso etnográfico esta organizado en torno al uso de metáforas:
  • Estratificación social: un concepto de la geología que se extrapola al ámbito de las CCSS.
  • Mercado: de la economía a la teoría social.
  • Metáforas tomadas del campo de la dramaturgia, donde la acción social se entiende como si fuera una representación teatral.
El uso de metáforas, símil, analogías y otras figuras no afecta al valor científico de los textos etnográfico, pero se recomienda que no se haga uso abrumador del lenguaje figurativo. El reconocimiento del poder del lenguaje figurativo debe llevarnos a hacer un uso disciplinado y concreto, su utilización irreflexiva puede no ser eficaz para ilustrar el tema que pretendemos investigar. Por lo tanto, el autor de una etnografía necesita probar y explorar los valores de las diferentes figuras del discurso calibrando su relevancia con relación al tema que se esta tratando, controlando el abanico de connotaciones, alusiones e implicaciones.

Noblit y Hare (1988) ofrecen unos criterios para tratar y evaluar las metáforas:
  • Economía: se refiere a la simplicidad con la que se resume el concepto.
  • Contundencia: o eficiencia de la metáfora, sin “redundancia, ambigüedad ni contradicción”
  • Amplitud: se refiere a la capacidad de la metáfora de tratar conjuntamente diferentes dominios.
Una buena etnografía no sólo es el resultado de el ”mejor” conjunto de ideas y datos, sino diversos y posibles temas de organización y tropos, que se escogerán debido a que captan las dimensiones y categorías deseadas. Existe una continuidad directa entre el pensamiento metafórico y el desarrollo de conceptos “genéricos” como sostiene Lofland y Lofland (1984). Ellos vinculan y yuxtaponen. Ayudan a hacer que lo “familiar” resulte “extraño” y viceversa.

Sinécdoque: el efecto de la metáfora se complementa con la sinécdoque = forma de representación en la que una “parte” se toma por el “todo”. Esto es una característica de las descripciones. La mayoría de las descripciones e aproximan a un listado exhaustivo. En la práctica, lo que tratamos como “datos” son necesariamente sinécdoques. Es decir, seleccionamos unas características y unos ejemplos concretos y los identificamos como algo característico y representativo de ciertos lugares, personas o acontecimientos. Cargamos de significación fragmentos concretos de lo que observamos o explicamos, precisamente al presentarlos como “ejemplos”, “ilustraciones” o “viñetas”

Los criterios para tratar con las sinécdoques han variado desde criterios estrictos hasta los que interactúan con los asuntos más lógicos. El uso principal de la sinécdoque será regulado casi por completo por los juicios que atañen al oficio más que mediante fórmulas rígidas:
  • Cuestiones sobre la economía y la redundancia surgirán siempre. Con relación a la economía, esta el hecho de la que no podemos incluir todos los detalles y todos los fragmentos de conocimiento.
  • Las descripciones y ejemplificaciones demasiado densas o demasiado prolongadas afectan a la atención del lector serán un obstáculo para la comprensión y accesibilidad del texto. Es decir, que la extensión del texto, demasiado desarrollado, denso y prolongado no contribuye a hacer un texto útil, accesible y que favorezca la comprensión.
  • La relación de la parte con el todo ha de ser necesariamente válida por eso la elección de la ilustración o ejemplificación debe reflejar un adecuado análisis de la información.
Metonímia: la metonimia es el modo dominante mediante el cual la etnografía narra. La narrativa no es el único estilo de reportaje etnográfico, pero sí el más importante. Richarson (1990ª) y otros han señalado que el modo narrativo es crucial para la organización de la vida diaria: en la forma de historias mundanas y relatos de la experiencia personal.

El modo narrativo resulta especialmente pertinente para el asunto de la indagación etnográfica. Otorga sentido y razón a los acontecimientos que se explican mediante las presentaciones contextuales y procesuales. ( ver texto de p. 269)

Al narrar los acontecimientos mostramos cómo la gente actúa y reacciona en circunstancias sociales concretas. Al hacerlo, revelamos y reconstruimos a los actores sociales como “personajes”, “tipos” sociales. Igualmente podemos mostrar los modelos de acción e interacción, sus criticas y sus crisis. Podemos “mostrar” tanto lo mundano como lo exótico.

Además, la significación principal de la etnografía puede transmitirse mediante sus estructuras narrativas.

La transformación del “campo” en “texto” se consigue parcialmente mediante la construcción narrativa de la vida diaria. El modo narrativo debe ser volcado como una herramienta básica dentro del trabajo etnográfico.

La ironía. El uso irónico resulta característico del posicionamiento de los científicos sociales y queda claramente marcado cuando se adopta el punto de vista en perspectiva, relativista.

El contraste irónico se aprecia habitualmente en el desarrollo de los análisis sociológicos o antropológicos. Nos movemos en, el complejo y a veces difícil, contraste entre lo “familiar” y lo “extraño” entre lo que se da por supuesto y lo teorizado explícitamente, entre lo intencionado y las consecuencias no intencionadas de la acción social. La dialéctica constante entre el etnógrafo, el lector y los otros (que se ven reflejados en el texto).

Resumiendo: Cuatro tropos principales hemos señalado: metáfora, sinécdoque, metonimia, ironía están emparejados dentro de cada monografía. No debemos utilizar un tropo concreto ahora y cambiar a otro después. Construimos relatos más o menos acertados en tanto que vinculamos a temas narrativos amplios con pequeñas narrativas basadas en ejemplos. Estas por su parte, permanecen en una relación de “parte-por-el-todo” en lo referente a las características generales de nuestra elección de lugares de investigación y de los actores sociales que allí habrá. Estas características generales y su significación analítica son captadas mediante el uso de figuras metafóricas.

Finalmente, es necesario señalar el lugar de los topoi[4] en los relatos etnográficos. El topos de la retórica clásica puede ser traducido como “lugar común”. Es un mecanismo retórico que solicita la aceptación del que escucha o lee mediante el uso de una opinión extendida o unos ejemplos conocidos. En la escritura de los estudiosos el trabajo del topos es a menudo realizado por la “referencia-que-se-da-por-supuesta”. Dichas citas literarias forman parte del stock del autor académico. Se utilizan para confirmar “lo que todo el mundo sabe” en la disciplina y se convierten en parte de la codificación del prestigio académico.

También puede usarse el topos de la referencia estándar con la intención de demostrar la naturaleza comparativa, genérica e intextual del trabajo. Esto ayuda a construir el arquetipo y permite que el texto etnográfico enlace con un bagaje de conocimiento compartido.

Como el resto de los recursos la llamad a los lugares comunes topoi debe hacerse con cautela, las referencias que se dan por supuestas pueden producir errores de una texto a otro.

La autoridad y la autoría

Las narrativas en que escribimos nuestras etnografías están relacionadas con la forma en que construimos los mundos sociales que explicamos.

En la construcción de textos etnográficos volcamos implicaciones de carácter ético e ideológico. Vertemos nuestras llamadas implícitas a la autoridad. El reconocimiento de las complejas relaciones entre la “autoridad” y la “autoría” da pie a debates sobre el status y valores del trabajo etnográfico.
  • Algunos antropólogos han examinado los textos etnográficos por sus implicaciones éticas y morales. Said (1978) dice que la etnografía ha perpetuado la distinción entre el observador y lo observado, que se convierten en el autor y el otro. A pesar de los compromisos del etnógrafo con el relativismo cultural y el pluralismo.
  • Otros críticos consideran que en las clásicas disciplinas británica, norteamericana y europea continental, la etnografía ha presentado “una sociedad” o una “cultura” a partir de un punto de vista único. El etnógrafo/autor se ha colocado en una posición de omnisciencia, así como la autoridad para hablar de manera inequívoca de y por la gente en cuestión.
Boom (1983) Las etnografías funcionan para reducir la variedad de las sociedades humanas bajo un único paradigma analítico: realista.

Van Maanen (1988) Muchas etnografía silencian las voces de los otros, la única y dominante voz es la del etnógrafo. Los investigados existen sólo como objetos mudos para el escrutinio del etnógrafo. El relato etnográfico refleja la autoridad del etnógrafo como forma dominante de relato.
  • Desde el feminismo se ha criticado la preponderancia de la “corriente principal masculina” en la escritura de las CCSS. Devault (1990) y Stanley y Wire (1983) han señalado que el punto de vista feminista puede subvertir y transgredir los modos de escritura y representación utilizados hasta ahora, que reproducen las formas dominantes del pensamiento y discurso (masculino)
  • Desde planteamientos postmodernos se propone romper con el modelo realista = que se caracteriza por subordinar el mundo social y los actores sociales a un único punto de vista narrativo. Los postmodernos abandonan la narrativa única y la voz dominante del etnógrafo autoritario para dar cabida a las paradojas y complejidades del campo de investigación y de la vida social. Hacen una llamada al empleo de una variedad de mecanismos narrativos.
Escritura y responsabilidad

Esta claro que el etnógrafo contemporáneo no puede permanecer inocente ante las convenciones del reportaje etnográfico.

No se puede escribir una etnografía como si se tratara de un ejercicio mecánico o como si el texto escrito fuera un medio transparente y neutral de comunicación. Cómo escribimos acerca del mundo social resulta de fundamental importancia para nuestras interpretaciones y la de los otros.

Es importante reconocer la relación entre el texto y el objeto. El término etnografía se utiliza para descubrir la investigación, y por otro, su producto textual. En la escritura etnográfica el uso que se haga de la ‘retórica’ es de fundamental importancia. Los textos etnográficos son convencionales, si bien algunas de estas convenciones explican y representan con mayor eficacia y solvencia la realidad estudiada.

Relación entre retórica y ciencia.- Es una relación compleja. El autor etnográfico no debe centrarse meramente en la legilbilidad y plausibilidad de la escritura, sino que debe mantener la mirada en los canones de la prueba. Es decir, que las afirmaciones deben ser suficientemente explicitas para que el lector pueda evaluarlas.

Según Hammersley no se debe privilegiar la retórica sobre lo racional. La calidad de un textos etnográfico no se mide sólo por la legibilidad, la retórica y persuasión. No es suficiente lo rico end etalles, evocador ni que provoque nuestra respuesta emocional… tanto o más que la retórica es lque la etnografía muestre y demuestre lo adecuado de su metodología y de sus afirmaciones empíricas. Es necesario que la etnografía mantenga su estatus de autoridad como trabajo de investigación académica.

Con otras palabras necesitamos poder reconocer y evaluar las complejas relaciones entre los diferentes mensajes implícitos y explícitos que se incluyen en la totalidad del texto etnográfico. Algunos criterios fueron identificados por Lofland:
  1. Uso de marcos conceptuales “genéricos”. Esto refleja la extensión que el objeto de la etnografía alcanza en un marco conceptual más amplio. No es suficiente con aportar historias concretas o acontecimientos, sino buscar la interrelación entre lo local y lo general.
  2. Criterio de la novedad. Aunque no es necesario que el marco conceptual de la etnografía sea totalmente nuevo. Es importante que el texto demuestre que las ideas existentes han sido desarrolladas, comprobadas, modificadas o ampliadas.
  3. El texto etnográfico no será evaluado positivamente si no va más allá de una mera crónica de acontecimientos en un lugar concreto y no aporta un nuevo marco analítico para hacerlo. De esto se sigue que el marco analítico y la promesa empírica deberían ser proporcionados conjuntamente de una manera apropiada. Debe ser formulado en un texto que “especifique los elementos constituyentes del marco, señale sus implicaciones, medio para organizar y presentar la información cualitativa”; además, debería estar “plagado de acontecimientos”: ocurrencias, episodios, anécdotas, escenas y happenings en cualquier lugar del mundo real”
  4. Finalmente, Lofland afirma que debe existir una interrelación entre el marco analítico y los datos ilustrativos, es decir, debe existir una relación constante entre lo concreto y lo analítico, lo empírico y lo teórico. Forma parte del trabajo del etnógrafo intentar mantener el equilibrio entre los dos, y que el lector evalúe lo adecuado de la presentación del texto. Sin embargo, la buena presentación de lo local y lo genérico, de lo empírico y lo abstracto, es lo que permite evaluar el status de la etnografía y sus afirmaciones.
No hay maneras apropiadas o erróneas de escribir etnografía. El texto “realista” no es el único modelo disponible. Existen modelos alternativos de represtación. Los autores “postmodernos” han criticado las convenciones “literarias” de la escritura académica abriendo nuevos caminos.

No podemos continuar observando la “escritura” del trabajo etnográfico como inocente. Por el contrario, la reflexividad es esencial en el trabajo etnográfico. Tenemos que responsabilizarnos de cómo escogemos representarnos a nosotros mismos y a los otros en los textos que escribimos.

Las audiencias y sus efectos sobre los textos: estilos y géneros

Una atención reflexiva a la escritura etnográfica nos lleva a considerar y tener en cuenta las audiencias, los lectores potenciales de los textos etnográficos.

Hay muchas audiencias potenciales: colegas investigadores, anfitriones, estudiantes y profesores de ciencias sociales; profesionales y políticos, editores, directores de periódicos, etc., también la amplia audiencia llamada “público en general”.

Las audiencias pueden esperar y apreciar diferentes formas y estilos de escritura: una monografía académica, un artículo periodístico o una revista popular, un ensayo polémico o un panfleto, una conferencia metodológica o teórica, o un relato autobiográfico de la experiencia de la investigación.

Las audiencias difieren por sus conocimientos y expectativas respecto del texto etnográfico. Unos son versados sobre las particularidades del lugar, otros se interesan por la perspectiva sociológica y antropológica, pero ningún conocimiento del campo; otros participan de una posición de incomprensión y hostilidad y desearán oponerse y vencer al autor. Otros lectores se dirigirán a las consideraciones prácticas y valorativas.

Es imposible trazar muestras etnográficas para interesar a la audiencia potencial al completo. Ningún texto puede cumplir todas las expectativas de todos los lectores.

La consideración de la audiencia y estilo pueden llevar a convertir el trabajo etnográfico en: un libro, en un trabajo académico destinado a sociólogos expertos, los relatos orales pueden ser aprovechados en tertulias. Al escribir para diferentes audiencias y en diferentes estilos no estamos describiendo “la misma obra” de maneras diferentes, sino que tres diferentes textos producidos sobre la base de un trabajo de campo, tienen diferentes estilos, implican diferentes lectores y adoptan un punto de vista de autor diferente.

Es importante señalar que el hecho de escribir de una determinada forma se refleja directamente en lo que escribimos. El texto etnográfico forma parte del proceso general de reflexividad. Por eso es esencial que el etnógrafo reconozca y comprenda las convenciones textuales que está utilizando y a que tipo de recepción invitan a los lectores.

[1] ESPACIO DISCURSIVO. Esto quiere decir aquí: el espacio del discurso escrito: con la organización de sus temas, la selección de sus ejemplos, la construcción de sus argumentos, la selección y presentación de sus sujetos, los recursos literarios, los dispositivos racionales de persuasión, etcétera.

[2] CONCEPTO SENSITIVO. Encontrará una definición de la oposición entre concepto sensitivo y concepto definitivo en la página 230 del libro de Hammersley y Atkinson. En la página 50 del mismo libro, el traductor ha escrito "concepto sensibilizador".

[3] Tropos. Los tropos son formas expresivas del lenguaje, cuando usamos las palabras de manera que señalan un significado diferente del que les correspondería en el diccionario. Cuando producimos un tropo, por ejemplo, una metáfora, el significado al que apuntamos no es generado de manera caprichosa. La producción de tropos responde a intenciones retóricas, y se realiza para crear o enfatizar relaciones de analogía o de contigüidad entre diversos significados. Producir tropos es, en el nivel lingüístico, realizar un trabajo sobre las identidades de las cosas, y siempre implica alguna clase de cuestionamiento de la realidad. Los tropos fundamentales son la metáfora, la metonimia y la sinécdoque. En el texto que está leyendo le ofrecerán definiciones adecuadas para el tema que está estudiando.

[4] Topos (y citación). Quizá no está del todo claro este concepto en el texto de Hammersley y Atkinson. Generalmente, cuando escribimos artículos o libros fundados en investigación, hacemos uso de referencias bibliográficas. Cada referencia bibliográfica que incluimos en nuestro texto es un topos, es decir, una referencia que consideramos como "lugar común" de la tradición intelectual que pretendemos compartir con nuestros lectores. Hammersley y Atkinson ofrecen algunos consejos sobre el uso de los topoi en el discurso etnográfico.
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