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Las dimensiones sociales y culturales en el origen del lenguaje.

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El grupo social, la interacción social, la comunicación y el habla desde la perspectiva evolucionista.

Estudio actual de las sociedades de cazadores-recolectores:
  1. Importancia de los alimentos vegetales en la dieta.
  2. Las tareas de subsistencia no requieren tanto tiempo como se pensaba. Importancia del tiempo de ocio.
  3. No existe una “mentalidad primitiva”.
Estos rasgos han llevado cuestionar la hipótesis inicial que sobrevaloraba la importancia de la caza.

Tamaño de los grupos.

Interés por el estudio del comportamiento social de los primates. Los grupos que se adentran en los espacios abiertos suelen ser más numerosos que aquellos que viven en espacios más limitados, como bosques o selvas. En promedio, los chimpancés llegan a formar grupos de unos 60 individuos, los babuinos geladas 115 y los gibones 5. Las poblaciones humanas de cazadores-recolectores tienen un promedio de 153.

Se ha establecido una correlación entre el tamaño del neocórtex y el del grupo social. Dumbar sostiene que el número de relaciones que el individuo puede gestionar está limitado por el tamaño relativo del neocórtex.

Siguiendo esa correlación, el tamaño de los grupos de Australopithecus sería muy semejante al de los grupos de gorilas y chimpancés actuales. El de Homo Erectus habría estado entre 100 y 120, los de Sapiens entre 120 y 139, los de Neanderthal entre 125 y 162 y los de Sapiens Sapiens entre 147 y 152.

Es concebible que un mayor tamaño del grupo influye en la emergencia del lenguaje, que acaba siendo el factor básico de la cohesión social.

Composición de los grupos

Vinculaciones entre sus miembros y redes sociales que constituyen. La organización social está configurada mediante la cultura, que es el sistema de significados bajo el cual se ordenan y justifican las relaciones sociales. Los primates establecen relaciones de larga duración dentro de estructuras sociales estables. Analizando su comportamiento, Rodseth y Wranghan concluyen que las sociedades humanas son básicamente sociedades primates.

Foley y Lee señalan que las sociedades primates constituyen un “espacio social finito”, definido por un conjunto estructurado de relaciones.

Levi-Strauss ha señalado que no podemos establecer la existencia de la familia como base incuestionable de la sociedad humana. En todo caso, las sociedades humanas están formadas en base a relaciones estables de individuos de distinto sexo, vinculados genéticamente.

Entre los primates, en la mayoría de los casos, la pauta consiste en la dispersión de los machos, que al llegar a la madurez sexual son expulsados del grupo. Esto deja a las hembras como núcleo básico del grupo.

El lenguaje en el contexto de la sociabilidad

Aiello: Homo Ergaster pudo sufrir presiones selectivas hacia la mimesis vocal, dada su adaptación a los espacios abiertos.

Dumbar habla de un cerebro social, pues son las cuestiones sociales y no las presiones ecológicas las que parecen haber impulsado la presión selectiva hacia el aumento de tamaño del cerebro y el lenguaje.

Hawkes: Sus estudios sobre los Hadza le han llevado a concluir que, en el origen del lenguaje, tienen una gran importancia las redes sociales que se establecen entre mujeres adultas emparentadas. Entre ellas se da una gran colaboración en asuntos clave, como el cuidado de los niños recién destetados. No obstante, es fundamental la colaboración entre los individuos de de ambos sexos para mantener la cohesión del grupo y asegurar su supervivencia.

En relación a la génesis del lenguaje, se ha señalado también la importancia de las técnicas de engaño, que sirven entre otras cosas para gestionar socialmente el conflicto potencial entre machos y hembras. En general, en este tipo de enfoques se da prioridad a lo cognitivo sobre lo lingüístico.

Las hipótesis rituales

Primer Modelo: Knigth sostiene que el lenguaje aparece a partir de un desarrollo revolucionario, relacionado con el establecimiento de nuevos niveles de cooperación social.

Bourdieu ha establecido que la comunicación no es una simple cuestión de confianza, es también una cuestión política y de poder.

El proceso se basaría en la asunción del comunalismo. La resistencia del primate al engaño individual debe haber sido vencida cuando todos los miembros del grupo hayan sido cómplices del mismo. Aparecerían así las ficciones mantenidas por intereses de cooperación. Estas ficciones habrían sido esenciales para mantener la identidad y consistencia del grupo.

Por otra parte, Knight subraya la importancia de las coaliciones entre hembras. Fueron ellas las que se vieron obligadas a soportar la presión selectiva debida al incremento del tamaño de los grupos y al conflicto de intereses con los machos. Knight señala la importancia que en este contexto pudo tener la creación de ficciones con funciones rituales, destinadas a indicar a los machos que serían rechazados si no aportaban sustento al grupo. Cita en apoyo de su hipótesis las danzas rituales del toro Eland, de los Sam del Kalahari.

Sobre rituales similares a ese comenzarían a desarrollarse el habla.

Segundo Modelo: Power toma como punto de partida la importancia entre los primates del despiojamiento, actividad relacionada con el mantenimiento de la cohesión del grupo. A ella dedican entre el 20 y el 30 % de su programa diario. En Homo Erectus se debilitaría el papel despiojamiento, que sería sustituido por el habla, como medio más eficiente de asegurar la unión del grupo. En este tránsito, el papel de las hembras sería fundamental. Canciones corales.

Dunbar apunta el papel social del “chismorreo”. En Homo Sapiens, cuyos grupos sociales son bastante grandes, la información social relevante se difunde a través del lenguaje. A este respecto, Power señala que, por una parte, los machos estarían interesados en la reputación de las hembras y, por otro lado, las coaliciones entre las hembras. Ambas circunstancias favorecerían el chismorreo.

Las prácticas rituales destinadas a regular las relaciones entre ambos sexos (pigmentación, adornos, danzas, etc.) tendrían una gran importancia en el establecimiento de conductas simbólicas. De esta forma, el ritual y el habla habrían coevolucionado.

Desalles advierte que la cohesión social no es la única función asignada al lenguaje. Por lo demás, la información sobre las relaciones sociales (chismorreo) puede ser tan problemática como relevante. También las alianzas femeninas podrían haberse desarrollado con otros fines, como la recolección de frutos necesarios para alimentar al grupo. Sea como fuere, la relación entre rituales y sistemas simbólicos es incuestionable.

Gestos y llamadas. Los lenguajes primates y humanos desde la perspectiva evolucionista

Se ha planteado la disyuntiva entre el lenguaje de los gestos y el lenguaje de llamada, como antecedentes del lenguaje humano. Éste aparecería en Homo Erectus o en Homo Sapiens.

Hewes ha planteado que la fabricación y el uso de herramientas se relacionan con la especialización del cerebro y la lateralización. Las formas y filos de las herramientas revelan que su fabricación y uso se realizaban con la mano derecha. Quedaría así establecida la lateralización cerebral. Estos datos nos remiten a un período muy anterior a la fecha en la que se suponía había aparecido el habla.

En todo caso, la transmisión de las técnicas de producción de herramientas podría haber dependido de los gestos, en Australopithecus y Erectus, hasta constituir un cuerpo de comunicación en los Sapiens Sapiens, hace unos 150.000 años. Las muestras más evidentes de lenguaje vocal, con fonemas diferenciados, son mucho más recientes: 20.000 – 15.000 años.

El lenguaje gestual quedó subordinado al lenguaje hablado.

Hay que recordar que el lenguaje humano está controlado por el neocórtex, mientras que el lenguaje de llamada de los primates lo está por el sistema límbico. No obstante, se han observado en los primates algunos rasgos que pueden considerarse como antecedentes del lenguaje humano.

Burling ha hablado de “sistema de gesto-llamada”, indicando que muchas señales animales combinan componentes gestuales y vocales de forma indisociable. Los humanos tenemos tres tipos diferentes de comunicación: a) lingüística, b) sistemas de gesto-llamada y, c) gestos icónicos y sonidos imitativos.

Herramientas, símbolos y lenguaje.

Goodall ha estudiado el uso de herramientas entre los chimpancés, señalando cómo aparecen entre éstos conductas de planeamiento y previsión.

Los procesos cognitivos del lenguaje y la fabricación de herramientas.

Holloway: la fabricación de herramientas en los homínidos pone de manifiesto rasgos propios del lenguaje: productividad, arbitrariedad, dualidad de pauta y transmisión cultural. Aunque esta conclusión puede ser considerada excesiva, lo cierto es que podemos identificar ciertos procesos cognitivos implicados en los procesos de fabricación de herramientas.

Los instrumentos más antiguos encontrados son las lascas de basalto encontradas en el Hadar, que datan de hace 2.700.000 años, y las lascas de cuarzo del lago Turkana, de hace 2.350.000 años.

Observando las pautas de fabricación pueden establecerse distintas “industrias líticas”. Homo Erectus, hace 1.400.000 años, fabricaba ya objetos que respondían a criterios de simetría y a la búsqueda de un diseño eficaz (Período Achelense). Pero no podemos afirmar que el lenguaje apareció en esa época. La mayor parte de los investigadores sitúan su origen en el momento de la aparición de los Sapiens Sapiens, hace unos 150.000 años.

Mellars ha establecido los correlatos de la “revolución lingüística”:
  1. Eclosión simbólica.
  2. Incremento de la complejidad en la organización.
  3. Incremento de la complejidad social (relaciones de parentesco).
  4. Planteamiento estratégico a largo plazo.
  5. Divisiones étnico-culturales más profundas.
  6. Emergencia de ideologías y mitologías complejas.
  7. Incremento de las categorías.
En todo caso, la eclosión simbólica, el cambio en la apariencia general de las herramientas, el grado de complejidad en los diferentes ámbitos del comportamiento y las variaciones espaciales y cronológicas en los utensilios, nos permiten concluir que el lenguaje está presente en las poblaciones de Homo Sapiens Sapiens, aunque se discute si lo está también en las de Homo Neanderthalensis.

Ascendiendo (o descendiendo) por el árbol genealógico de las lenguas

La edad del lenguaje, la edad de las lenguas

Swadesh: una lengua actual tendría en común con la lengua de la que deriva, hablada hace 6.000 años, un 7% de su léxico. Dos lenguas derivadas de una misma lengua madre, hablada 1.000 años antes que ellas, tendrían en común un 80% de su léxico aproximadamente. La tasa media de pérdida de vocabulario, de una lista estándar de 100 a 200 palabras, se estima en un 20% cada 1.000 años. Teniendo en cuenta estos datos promedio, se pueden calcular las fechas de separación de las distintas lenguas. Esos cálculos nos dan 300 agrupaciones troncales de lenguas en el mundo.

Nichols ha realizado un cálculo para las lenguas del hemisferio norte, estableciendo que todas ellas provienen de una común de la que empezaron a desgajarse hace unos 78.000 años. Siguiendo el mismo procedimiento, podemos rastrear los troncos comunes de las distintas lenguas actuales. El cómputo total, nos daría una fecha del origen del lenguaje: hace unos 132.000 años. Pero no hay que olvidar que esa fecha se obtiene partiendo de ciertos parámetros:
  1. Definición fija de los períodos de diferenciación: 6.000 años.
  2. Velocidad constante de disgregación: 1.5 por período.
  3. Número de agrupaciones troncales de las lenguas del mundo: 300.
Los “universales” y el debate sobre la monogénesis o poligénesis del lenguaje

Ruhlen: Monogénesis. Establece 27 “etimos” con distribución muy amplia en diferentes lenguas.

Nichols piensa que podemos extraer alguna pista de la socioecología de las primeras poblaciones de Homo Sapiens Sapiens. Pero el debate sobre los universales no ha llegado aún a resultados concluyentes.
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