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El Neolítico Antiguo

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ORIGEN DEL NEOLÍTICO

El último periodo cultural de la Edad de Piedra se ha denominado tradicionalmente Neolítico y presenta una de las etapas históricas más interesantes por las transformaciones de toda índole que experimentaron las sociedades de aquellos momentos. Al intentar dar una definición precisa de esta etapa, surgen ya los 1os. problemas desde su propia denominación, puesto que Neolítico significa piedra nueva, en clara alusión a las características técnicas de los utensilios de piedra, ahora pulimentados, frente a los fabricados mediante la técnica de talla durante los tiempos paleolíticos. Sin ser esta apreciación inexacta, si es incompleta puesto que hoy día sabemos que los cambios operados en el campo socioeconómico fueron más imps. que los acaecidos en el campo tecnológico y presumiblemente causa de ellos. Sabemos también que dichas transformaciones no se produjeron de forma súbita, sino que todas ellas fueron la culminación de un lento proceso de adaptación durante el cual el hombre fue estableciendo una nueva relación con el medio que le rodeaba; desde esta perspectiva, el término Revolución Neolítica empleado por Childe debe ser matizado en su sentido de súbita innovación o alteración.

Las nuevas formas de vida se fueron adoptando en distintos lugares a la vez y con matices diferenciadores dependiendo de las tradiciones culturales preexistentes y desde determinadas zonas preferentes se fueron extendiendo hacia otras áreas marginales. No puede hablarse, pues, de un proceso cultural único sino de una gran variedad de grupos neolíticos diferentes. Para obtener una visión de conj. de este proceso cultural podemos resumir sus características fundamentales en 3 apartados distintos:

1. Ambientales: La influencia que el medio ambiente ejerce sobre el hombre fue durante mucho tiempo sobrevalorada, y en el caso del Neolítico se adujo como causa fundamental de todos los cambios culturales acaecidos. Es cierto que, tras la retirada de los últimos hielos pleistocénicos, las condiciones climáticas cambiaron al elevarse las temperaturas e influyeron decisivamente en el medio, que lentamente se fue transformando pues la fauna y la flora tuvieron que adaptarse; igual le ocurrió al hombre que tuvo que buscar nuevas bases de subsistencia cuando le empezaron a fallar sus tradicionales recursos.

Pero todo ello había ocurrido tiempo atrás, a comienzos del Holoceno, que es cuando se empezaron a desarrollar las 1as. comunidades epipaleo., aunque ese lento proceso de adaptación entonces iniciado siguió su curso y acabó desembocando en nuevas formas culturales.

2. Economicas y sociales: Es en este terreno donde se pueden observar los cambios más significativos, ya que las antiguas formas de subsistencia basadas en la caza y en la recolección fueron sustituidas de forma progresiva por estrategias productivas basadas en la agricultura y en la cría de animales domésticos.

Ambos procesos debieron ser paralelos y los datos disponibles, procedentes de algunos yacimientos del P. Oriente, permiten saber que en el 8º milenio antes de la era fueron los cereales las 1as. especies cultivadas: el trigo, en sus primitivas variantes triticum monococcum, triticum dicoccum y triticum aestivium, la cebada y el centeno, seguidos tiempo después por la avena, el mijo y las leguminosas, todos ellos productos de gran valor energético. Estas especies pudieron ser controladas por el hombre porque ya existían en estado silvestre y venían siendo obj. de recolección sistemática.

La utilización de animales domésticos, a los que podemos definir como aquellos cuya reproducción está controlada por el hombre, fue la 2ª de las actividades económicas que se empezaron a practicar. De la misma manera que ocurrió con las plantas, los 1os. animales domésticos se consiguieron a partir de los que ya existían en el entorno en su variante salvaje. Los datos disponibles apuntan a que fue el perro, procedente del lobo, la 1ª especie doméstica aunque todavía existe polémica sobre el momento y el lugar en que apareció.

En los 1os. momentos de la domesticación, todos los animales fueron aprovechados por sus productos primarios, fundamentalmente la carne, las pieles y la grasa y sólo tras la intensificación de las prácticas ganaderas se comenzaron a utilizar los productos secundarios, como lana, leche y a usarse como medio de transporte y ayuda en las tareas agrícolas arrastrando los arados.

Como consecuencia de las variaciones en las bases del sist. económico se produjeron algunos cambios sociales evidentes como la progresiva sedentarización. La vida en comunidades fijas cada vez mayores hizo que necesariamente cambiasen también las relaciones entre los individuos surgiendo fórmulas nuevas de org. social.

3. Técnicas: A pesar de que los adelantos técnicos no fueron la causa de todos los cambios operados durante el Neolítico sino más bien una consecuencia de los antes mencionados, es cierto que pueden observarse algunas novedades en el equipo material de aquellas poblaciones.

El invento más significativo es sin duda la cerámica cuya fabricación consiste en elaborar recipientes de arcilla cocidos en un horno a más de 450º y que fue el elemento que acabó convirtiéndose en el fósil-guía más característico de todas las comunidades neolíticas. Al tratarse de una actividad artesanal las formas de los recipientes, su decoración y las propias técnicas de fabricación variaban de unos grupos a otros, siendo estas variaciones muy valiosas para el arqueó. ya que le sirven para identificar los difs. grupos culturales. La existencia de excedentes alimenticios y la necesidad de conservar mayor nº de productos propició la búsqueda de recipientes más sólidos e impermeables que los ya conocidos de cestería de los pueblos recolectores.

En principio los hornos para cerámica eran simples hoyos en el suelo cubiertos por piedras y tierra, para alcanzar la temperatura necesaria, pero poco a poco se fueron construyendo más cerrados para lograr mejor calidad en las pastas cerámicas.

La fabricación de utensilios de piedra continuó siendo imp. y aunque algunos objs. se trabajaban con la tradicional técnica de la talla por presión o percusión fueron los instrumentos pulimentados los que se generalizaron cada vez más, destacando entre todos ellos las típicas hachas y azuelas, presumiblemente empleados en las tareas agrícolas y que durante mucho tiempo sirvieron como identificadores del nuevo periodo cultural. Las pequeñas hojas dentadas de sílex se enmangaban formando los dientes de una hoz, instrumento decisivo a la hora de la recolección intensiva de plantas. También proliferaron los molinos de piedra y los morteros necesarios para machacar y triturar el grano.

Igualmente siguieron realizándose instrumentos sobre hueso aunque la mayoría de los viejos modelos se abandonaron y aparecieron otros utensilios en función de las nuevas actividades económicas y domésticas, siendo ejs. característicos las espátulas y las cucharas.

EL NEOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Al abordar el estudio del Neolítico en la Pen. Ib. es necesario enmarcarlo en la problemática general de la neolitización de Europa y más concretamente del Mediterráneo Occ., puesto que es imprescindible conocer el marco geográfico en que se desarrolló esta cultura para entender correctamente sus posibles relaciones externas, las influencias que pudo recibir y las vías por las que pudieron efectuarse dichos contactos. Tradicionalmente se ha distinguido una Europa continental, a la que llegaban las influencias culturales desde el E. y por la vía de los Balcanes y del Danubio, y una Europa mediterránea cuyos principales contactos se hacían por vía costera.

Tradicionalmente se había defendido la idea de que los nuevos inventos neolíticos se difundieron rápidamente desde sus centros originarios orientales hacia los nuevos territorios europeos mediante difs. rutas y mecanismos de colonización, nunca demasiado bien explicados. A partir de los años 60-70 se empezaron a rechazar estas interpretaciones y se comenzó a valorar el protagonismo que los grupos locales habían tenido en el proceso de cambio; se empezó a defender la evolución autóctona como resultado de la adaptación de los grupos epipaleo. a su medio natural.

Hoy día, sin exagerar ninguno de los 2 modelos interpretativos, parece claro que el fenómeno neolítico producido en el P. Oriente se efectuó mediante una evolución lenta y continuada dif. a lo que ocurrió en Europa. Por la documentación existente, no puede mantenerse que en los territorios europeos occ. existieran los precedentes salvajes de los 1os. animales domesticados, ni de los cereales que se cultivaron por 1ª vez, descartado lo cual, los estudios se han dirigido a averiguar porqué y cómo se expandió el nuevo sist. económico y en qué medida fue asimilado por los indígenas de cada región occ.

Por otra parte, el estudio detallado de los grupos epipaleo. europeos ha demostrado que esas sociedades estaban perfectamente adaptadas a su medio, incluso muchas regiones del N. de Europa, antes despobladas, se habían ido ocupando durante los últimos deshielos al seguir el hombre a las especies animales que iban asentándose en dichos territorios. En general estas poblaciones intentaron, como apuntan muchos autores, aumentar la productividad de su entorno como respuesta a sus crecientes necesidades, alcanzando un cierto nivel de complejidad socioeconómica.

En los últimos años, para explicar la forma en que pudo producirse la expansión neolítica, se ha aceptado de manera generalizada el modelo denominado oleada de avance propuesto por los investigadores Ammerman y Cavalli-Sforza. Este modelo teórico que ofrece distorsiones y variaciones locales, presupone que el nuevo sist. económico se fue extendiendo lenta pero ininterrumpidamente hacia occ. a partir de los centros próximo-orientales, a razón de 1 Km./año, teniendo en cuenta el crec. progresivo de la pob. y los mov. que pueda realizar tanto a larga como corta distancia.

Esta forma paulatina de contacto se refleja en la existencia de 2 tipos de asentamientos difs. en los momentos iniciales del Neolítico occ.: Los correspondientes a los grupos locales allí asentados y los pertenecientes a los colonizadores llegados por el Mediterráneo. El proceso de interacción entre ellos es lo que algunos autores como Bernabeu han llamado modelo dual o modelo mixto, que explica como la adopción del Neolítico en Europa se produjo por la llegada de pobs. conocedoras de la agricultura y la ganadería que entraron en contacto con las pobs. indígenas, las cuales fueron modificando sus tradicionales formas de subsistencia. La Pen. Ib. participó de este proceso mediterráneo occ., aunque no puede hablarse de homogeneidad cultural en todo el territorio.

La 1ª neolitización se produjo lógicamente en la franja costera mediterránea, desde Cataluña hasta Andalucía y Portugal Meridional, pero los yacimientos mejor conocidos se ubican en las sierras costeras interiores; en las restantes áreas penin. las transformaciones culturales fueron más tardías y con particularidades difs. y se incorporaron a la economía neolítica con mayor lentitud, dependiendo de las posibilidades de contacto que tuvieran con las regiones litorales.

En toda la cuenca occ. y así mismo en la Pen. Ib., se detecta un factor imp. para la identificación de la 1ª cultura neolítica: la presencia de cerámica, que independientemente de algunas variaciones regionales, ofrece la característica común de una decoración impresa que acabó constituyéndose como un auténtico fósil-guía de esta fase cultural. Dentro de la variedad en la decoración impresa destaca la realizada con el borde de la concha de un molusco llamado cardium edule, que le ha valido la denominación de cerámica cardial y por extensión de Neolítico Cardial.

La presencia de cerámica en unión de las 1as. especies domésticas de animales y plantas pueden considerarse factores intrusivos que llegaron del exterior y acabaron siendo adoptados por la pob. indígena preexistente. Las regiones mediterráneas de la Pen. son las que mejor pueden documentar la presencia de este Neolítico antiguo o de cerámicas impresas, conservando un buen registro arqueológico en Cataluña, País Valenciano y Andalucía Oriental.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NEOLÍTICO PENINSULAR

El Neolítico se caracteriza esencialmente por la producción de alimentos, es decir, agricultura y domesticación de animales. Estos 2 factores conllevan el sedentarísmo y la piedra pulimentada, que junto a la cerámica, no son absolutamente necesarios para definir un horizonte neolítico. Estas características se asientan sobre factores medioambientales, materiales y espirituales.

Medio ambiente

La climatología del Neolítico hispano no está muy bien conocida por la ausencia de análisis y estratigrafías precisas. No obstante, según las investigaciones en el Mediterráneo Occ. y Europa, los inicios del Neolítico hispano tendrían lugar en la transición del Boreal al Atlántico, hacia mediados del VI milenio a.C., prosiguiendo durante todo el periodo Atlántico hasta los inicios del III milenio a.C.

El Periodo Atlántico se inicia con una oscilación fresca, con el haya como vegetación, para concluir con un clima caluroso, húmedo y progresivo, que corresponde con la encina y el abeto blanco en su final.

Sobre la fauna aparece tanto salvaje como doméstica. En los yacimientos costeros apreciamos abundante pesca y malacofauna.

Los análisis antropológicos sobre el Neolítico indican que en Andalucía y Levante durante el Neolítico antiguo existe un predominio claro de los dolicocéfalos.

Aspectos materiales

- Economía.- La caza es primordial en el Neolítico, conjugándose con especies domésticas en proporciones difs. según los lugares. La domesticación parece ser elemento económico anterior a la agricultura según se ha podido constatar en la Cueva de Nerja donde en un nivel de transición del Epipaleo. al Neolítico ya existe el cerdo doméstico. En fauna doméstica aparecen bóvidos, óvidos, cápridos, suidos, perros, conejos, etc.

La agricultura se detecta en los yacimientos por la aparición de especies vegetales cultivadas o de instrumentos para su cultivo. El hallazgo de especies cultivadas significa un argumento decisivo y de máximo valor por los datos que son capaces de aportar respecto a orígenes, relaciones y evolución de la agricultura. Los elementos para su cultivo pueden no ser definitivos porque habitualmente aparecen manchados de ocre, lo que indica una finalidad de triturar colorantes.

Aparecen claros vestigios de agricultura en la Cueva de los Murciélagos de Zuheros y en la Cueva de Nerja, donde en un silo se almacenaban trigo, bellotas y olivas.

- Hábitat.- En el Neolítico hispano los yacimientos se sitúan en cueva, en abrigo y al aire libre, pero dada la abundancia de yacimientos conocidos en cueva, este tipo se ha convertido en el hábitat característico del Neolítico.

La distribución de los yacimientos en cueva se extiende por la España caliza, abarcando las S. Subbéticas entre el Guadalquivir y la costa mediterránea, por las S. Ibéricas levantinas y por las C. Catalanas paralelas a la costa. El hábitat de abrigo y de superficie debió ser mucho más frecuente de lo que hoy día conocemos, aunque resulta difícil la localización de estos yacimientos, por estar cubiertos de aluvión (en zonas bajas) y por la falta de prospecciones. Sin embargo se presume de una densidad elevada de estos yacimientos sobre todo en lugares donde por su geología no hay posibilidades de yacimientos en cuevas (España Occ. y Valle del Ebro).

- Ergología.- La ergología ha sido y sigue siendo la gran base material para el estudio de la Prehistoria. Si en el Paleo. fue la industria lítica, en el Neolítico ha sido la cerámica la que ha definido los horizontes.

En el Neolítico hispano se establecen cierta facies o círculos culturales en la geografía peninsular que suelen comportarse cada uno con una dinámica propia sin prescindir de contactos y relaciones mutuas: el círculo Levantino, el círculo de Andalucía Occidental, el círculo Catalán y el círculo Portugués.

En la actualidad el círculo de Andalucía Occ. es el mejor conocido, aunque fue el círculo levantino el pionero que dio la pauta del Neolítico antiguo.

La industria lítica está deficientemente estudiada. Los yacimientos estudiados se emplazan en cuevas, abrigos o al aire libre según las zonas. La ergología lítica neolítica se caracteriza por una industria sobre lascas y lasquitas, láminas y laminitas en general poco retocadas, con raíces técnicas en el Epipaleo. Se distinguen fracturas y dorsos rebajados, muescas y denticulados, escasos buriles y raspadores y laminitas con el llamado lustre de cereal considerados como prueba de recolección vegetal aunque no exige que estos cereales sean cultivados.

Los molinos y moletas que se inician en el Neolítico antiguo no tendrían una función de molturar cereales hasta una fase más avanzada del Neolítico.

La industria ósea se reduce a varios tipos como son los punzones, agujas, espátulas, mangos y matrices y las cucharas. Los punzones se fabrican sobre huesos metacarpianos y huesos largos. Las espátulas son planas, muy pulimentadas; su función era el alisamiento y bruñido de cerámicas. Los huesos largos cortados en cilindros sirven de mangos para láminas líticas. De costillas u omóplatos se fabricaron una especie de cucharas.

La cerámica tiene una entidad suficiente para analizar una cultura en razón a sus complejos facts.: pasta, conformación, cocción, coloración, tratamientos, formas, técnicas y motivos decorativos. En nta. Prehistoria la cerámica está realizada a mano y su cocción en hornos rudimentarios. Las cerámicas suelen ser reducidas y su tratamiento muy variado, dependiendo de su función, desde los toscos hasta los bruñidos.

Las formas son complejas aunque predominan tanto las cerradas redondeadas como las de tendencia cilíndrica así como las globulares con cuello o gollete. Desde el Neolítico antiguo aparecen las asas en los recipientes, ya como simples muñones o mamelones hasta en un momento más avanzado las de vertedero o pitorro. Todas las formas excepto las de base cónica (Neolítico almeriense, ¿influencias africanas?) y las de boca cuadrada (Neolítico medio ligur, origen balcánico) son comunes en todos los horizontes neolíticos hispanos.

Las decoraciones, tanto en las técnicas como en los motivos, son capaces de colocar la cerámica en su horizonte cultural y en su cronología correspondiente. Las técnicas decorativas cerámicas son muy variadas; en el Neolítico se utiliza las impresas cardiales, cardialoides, incisas, acanaladas, grabadas, peinadas, de relieves o plásticas, con cordones o mamelones, a la almagra y pintadas. Incluso ausencia de decoración.

Las cerámicas impresas son en principio las 1as. que aparecen en el Neolítico mediterráneo occ. y en la Pen. Ib. La cerámica cardial levantina surge completamente formada. Existen 2 núcleos con abundante cerámica cardial: en Levante, en la comarca de Alcoy y en el Macizo de Montserrat (cerámica montserratina). Los motivos decorativos de las cerámicas cardiales suelen ser extraordinariamente barrocos, variados y perfectos en simetría, motivos de paralelas rellenas, inclinadas, triángulos, zigzags, etc.

La cerámica incisa es normal en un Neolítico medio o avanzado, abundante en los yacimientos andaluces.

La técnica acanalada es análoga a la incisa pero efectuada con un punzón romo, siendo más frecuente en Andalucía que en el resto de la Península.

La técnica grabada consiste en incidir la superficie del vaso con fines decorativos cuando este ya está cocido.

La técnica peinada consiste en decorar con un instrumento de púas, produciendo incisiones débiles y paralelas, decoración frecuente en Levante y Bajo Aragón, correspondiente a una fase de transición del Neolítico al Calcolítico.

La cerámica de relieves no corresponde específicamente a ninguna fase ni a un círculo concreto, porque es común en cualquier yacimiento prehistórico.

La cerámica a la almagra es característica del círculo andaluz occ.l, iniciándose en el Neolítico antiguo y conservándose hasta el Calcolítico. Es una de las cerámicas más perfectas, producto del tratamiento con un engobe rojo de óxido de hierro.

La cerámica pintada, con motivos geométricos en rojo o tonos oscuros sobre la superficie clara del vaso, es muy escasa y corresponde al Neolítico reciente en sus inicios prosiguiendo en el Calcolítico.

Aspectos espirituales

La vida espiritual en la Prehistoria se detecta a través del sentido decorativo de los materiales, a través del enterramiento y por datos que suministra el arte rupestre.

- Elementos ornamentales.- Los brazaletes son el elemento más espectacular. Se fabrican en mármol, pizarra y concha. Los de mármol son muy abundantes y típicos del Neolítico de Andalucía Occ.. Los anillos se fabrican de hueso y de concha, siendo comunes en el Neolítico mediterráneo. Las cuentas de collar son de gran variedad, fabricadas en mármol, pizarra, hueso y concha. Los colgantes son difíciles de separar de las cuentas de collar. Los dientes de cánidos y suidos perforados también proporcionaron elementos ornamentales.

Respecto a la indumentaria, tenemos ejs. patentes a través del arte rupestre naturalista. Debió ser vegetal o de cuero y pieles, pero no hay argumentos para pensar en una industria textil hasta el Calcolítico.

- El enterramiento.- El enterramiento neolítico nos es mal conocido excepto en el horizonte de los sepulcros de fosa catalanes. Aparecen enterramientos en Andalucía y Levante. Los sepulcros de fosa marcan el tipo de enterramiento mejor conocido del Neolítico hispano, en su fase final, internándose en el Calcolítico.

El rito es normalmente individual, apareciendo el cadáver encogido y raramente decúbito supino. La tipología del enterramiento se reduce a simples fosas, de más de 3 m de profundidad, en ocasiones cubiertas por losas o por un pequeño túmulo. El ajuar funerario es monótono; son más abundantes los adornos personales. También se detecta ocre y restos de fuego.

NEOLÍTICO ANTIGUO. DISPERSIÓN

1. Andalucía.-

Andalucía tienen aún problemas de interpretación debido a la escasez de estratigrafías, y a esto cabe añadir las grandes diferencias, tanto a nivel geográfico como a nivel de la misma dinámica histórica, entre Andalucía or. Y occ. En general, se ha considerado que el proceso de neolitización es más antiguo en la parte de Levante que en el O.; no obstante, empezamos a disponer de algunos datos crono-culturales que para la zona occ. nos remite al VI milenio (sin cerámica cardial y con decoración a la almagra). Los yacimientos meridionales son los que hasta el momento están entregando las fechas más arcaicas, ya en el VI milenio a. C. Los yacimientos claves son:

La cueva de la Carigüela de Piñar en Granada es un yacimiento clave del Neolítico andaluz por su secuencia estratigráfica, que cubre desde el Neolítico hasta inicios del Calcolítico. Aquí son excepcionales los yacimientos que han proporcionado cerámica cardial, siendo en general el de la Carigüela el único representativo. En esta 1ª fase de ocupación cerámica (niveles XVI-XIII) aparecen formas de gran calidad, con tendencia cerrada y golletes y decoración cardial.

La cueva de los Murciélagos (Córdoba) se caracteriza por su abundante cerámica a la almagra, con decoraciones impresas, incisas, cordones, asas de cinta, multiforadas y de pitorro o vertedero. También aparece la cerámica a la almagra en la cueva Chica de Santiago.

La cueva de Mármoles (Priego, Córdoba), se identifica, a través de los materiales, una secuencia bastante completa del Neolítico Antiguo al Final. En el Neo. Antiguo, no aparece cerámica cardial y su conj. tecno-cultural se caracteriza por: cerámicas impresas, incisas y algunas almagras, industria laminar con un cierto componente geométrico, industria ósea donde sobresalen los punzones y las espátulas, y diversas piezas de adorno (cuentas de collar, brazaletes de piedra).

La cultura material, no cerámica, refleja una diversificación de la industria lítica, con incremento de hachas y azuelas pulimentadas, elementos de hoz y molinos, así como un buen nº de elementos de adorno, como los brazaletes de pizarra y mármol que aparecen en la cueva de la Dehesilla (Cádiz) y débilmente en la cueva de Nerja.

Es casi exclusivo el uso de cuevas como lugares de hab., aunque también existen asentamientos al aire libre como las Majólicas (Granada), La Dehesa (lucerna del Puerto, Cádiz), El Judío (Almonte, Huelva), la Molaina (Pinos Puente, Granada) y Lebrija (Sevilla), este último con imps. restos de estructuras y cerámica cardial.

En los análisis de fauna y restos vegetales aparece tanto doméstica: bóvidos, óvidos, cápridos, cánidos, como fauna salvaje y malacofauna. Sorprende la presencia de cerdos y conejos domésticos en el horizonte de transición al Neo. en la cueva de Nerja. Se observa un predominio de especies salvajes (que perdura hasta el Neo. Final) en lugares como la cueva de la Dehesilla y la cueva del Parralejo (ambas en Cádiz). No obstante, en la zona or., se documenta almacenaje de grano en cavidades naturales. Entre los restos vegetales aparecen cereales: cebada y trigo y, ocasionalmente restos de bellotas, piñones y aceitunas, que reflejan una interesante actividad recolectora.

2. Cataluña.-

Excavado desde hace muchos años, aunque carecemos de buena documentación. En el esquema catalán actual se acepta un Neolítico Antiguo, con una cronología desde el VI milenio a. C. hasta mediados del V milenio a. C. Se caracteriza por la cerámica cardial, creando motivos geométricos sencillos por las zonas del borde o de manera cubriente ocupando casi ¾ partes del recipiente. Otras técnicas decorativas incluyen impresiones con otros instrumentos (uña, punzón), motivos incisos y cordones horizontales lisos o con impresiones.

La industria lítica la integran instrumentos diversos sobre hoja y lasca y ocasionalmente molinos. La industria ósea es prácticamente desconocida y los objs. de adorno están representados por conchas y dientes perforados, brazaletes de pectúnculo y algunas cuentas de collar. Estos materiales aparecen sobre todo en cuevas o abrigos y en menor cantidad en asentamientos al aire libre.

No se dispone de análisis de restos vegetales, aunque los hallazgos de molinos, útiles de piedra pulimentada y ocasionalmente granos permiten admitir la presencia de agricultura.

Los estudios analíticos de los materiales cerámicos y la progresiva generalización de las dataciones absolutas han permitido diferenciar una subdivisión de este horizonte reconociéndose una etapa antigua, de tipo propiamente cardial, que en el estado actual de la documentación cubriría la mayor parte del V milenio, y otra, de tipo evolucionado, que englobaría la 1ª ½ del IV milenio. La documentación de la fase más antigua es aún deficiente mientras que el gran desarrollo de la investigación en los últimos años ha permitido avences imps. para el conocimiento del Neo. Antiguo Evolucionado. Cronológicamente parece observarse, desde finales del V milenio, una 1ª fase (Epicardial) con la práctica desaparición de las decoraciones propiamente cardiales y un aumento de las decoraciones en relieve o impresiones de tipo variado, y una 2ª etapa, más tardía (Postcardial), donde se desarrollarían estilos regionales, entre los cuales hay que destacar la progresiva aparición de cerámicas lisas.

El hábitat está caracterizado por una dualidad de tipos de ocupación (asentamientos al aire libre y ocupación de cavidades o abrigos cársticos). Entre los yacimientos más representativos son: como asentamientos al aire libre, el de Guixeres de Vilobí (Barcelona) y las cuevas del Bolet (Mediona, Barcelona), Cova Freda y Gran en el macizo de Montserrat o Cova del Parco (Alòs de Balaguer) para la fase más arcaica, mientras que para las fases recientes destacan los poblados al aire libre de Barranc del Fabra (Amposta, Tarragona), Timba del Barreny (Salou, Tarragona), La Draga (Banyoles, Girona), Plansallossa (Olot, Girona) o las cavidades del la Font del Molinot (Pontons, Barcelona), Cova 120 (Olot, Girona), Cova del Toll (Moià, Barcelona),etc.

3. Levantino.-

Las aportaciones de los trabajos realizados en el P. Valenciano se caracterizan por una documentación rica y que ha sido estudiada de manera exhaustiva. El análisis del registro arqueo. ha permitido observar la existencia sincrónica de grupos de cazadores-recolectores de tradición epipaleo. (reciente o geométrico de facies Cocina) y grupos plenamente neo. Así pues, yacimientos como el de la Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia) han proporcionado, en el contexto de los niveles epipaleo. (tecnología y economía depredadora de amplio espectro), materiales neo. como cerámicas y piedra pulida; contrariamente, yacimientos clave como la Cova de l’Or (Beniarrés, Alicante), Cova de la Sarsa (Bocairent, Valencia) y Cova de les Cendres (Moraira, alicante), presentan una secuencia claramente adscribible al Neo. Antiguo del V-IV milenios, con una economía de producción que aparece plenamente formada sin huellas de evolución autóctona (cultivo de cereales, domesticación de ovicápridos…) y con un equipamiento tecnológico totalmente nuevo (cerámica, industría lítica y ósea). Este registro ha permitido desarrollar la hipótesis de la dualidad cultural expuesta anteriormente.

Gran densidad de yacimientos, todos en cuevas o abrigos, salvo los hallazgos de superficie de La Casa de Lara en Villena y los hallazgos de cerámica en el yacimiento lítico de superficie del Barranc de la Valltorta (Castellón). En algunos se puede documentar una continuidad de ocupación desde niveles epipaleo. como en la Cova d’En Pardo y en La Cocina. Con excepción del yacimiento castellonés de la Cova Fosca en Ares del Mestre, en todos estos yacimientos es la cerámica cardial la que, en cuanto a la cultura material, marca los inicios del neolítico. La distribución geográfica en la costa pero hacia el interior y coinciden bastante con la ubicación de los yacimientos epipaleo., aunque cabe la posibilidad de que los asentamientos al aire libre fueran más nosos. de los que se conocen en la actualidad.

La continuidad de los estudios ha permitido la proposición de una evolución de la fase del Neo. Antiguo, así como un mejor conocimiento de las características del hábitat, ya no de unos yacimientos precisos, simo en un marco geográfico más amplio. El periodo ha sido definido en su conj. como Neolítico I (7000-5500 BP), que J. Bernabeu divide en distintos horizontes, según los tipos de decoración cerámica y las dataciones de C14 correlacionadas con la estratigrafía de diversos yacimientos:
  • Horizonte de las cerámicas cardiales: Can Ballester (Castellón), Cova de l’Or y Cova de les Cendres (Alicante), etc.
  • Horizonte de las cerámicasd incisas-impresas: Cova de l’Or, Cova de les Cendres, Cova Fosca… Se acentúa la variabilidad de los conjs. materiales en las distintas regiones.
  • Horizonte de las cerámicas lisas-cepilladas: tomando como ej. la Cova de les Cendres, podemos destacar una mayor variedad en los motivos decorativos.
4. Aragón.-

En el Bajo Aragón, podemos observar un proceso similar y en relación al documentado en el P. Valenciano.

Un conj. de 3 yacimientos nos aportan datos sobre la presencia de grupos epipaleo. que practican actividades cinegéticas y recolectoras y que además adoptan diversos elementos tecnológicos característicos del Neo. Antiguo (básicamente la cerámica cardial): Botiquería dels Moros (Mazaleón, Teruel), Abrigo de Costalena (Maella, Zaragoza), con una datación radiocarbónica del 6470 BP, y Abrigo del Pontet (Maella, Zaragoza).

En el Alto Aragón se han identificado asentamientos plenamente neolitizados, crono-culturalmente y en cuanto al desarrollo de sus actividades económicas, entre los que destaca la Cueva de Chaves (Bastarás-Casbas): diversas fechas de c14 enmarcan los niveles cardiales sobre principios/mediados del V milenio, dataciones que se relacionan con los conjs. de Catalunya. El equipamiento tecnológico es altamente característico: cerámica rica en formas y decoraciones del complejo cardial, industria lítica esencialemtne laminar (componente geométrico reducido pero presente) y con retoque a doble bisel, elementos pulimentados, molinos, industria ósea típica (punzones, espátulas, cucharas) y objs. de adorno. Por lo que se refiere a la subsistencia, se documenta el predominio de la domesticación animal (ovicápridos, cerdo, bóvidos) frente a la caza, al margen de los elementos indirectos del registro arqueo. que muestran la existencia de prácticas agrícolas seguramente complementarias y menos desarrolladas.

5. Portugal.-

El S. de Portugal es la zona con mejor información sobre el Neo. antiguo, gracias a los hallazgos recientes de un conj. de yacimientos al aire libre. A través de las series estratigráficas se documentan 2 fases crono-culturales: El Neo. Antiguo pleno (Vale Pincel I y Cabranosa de Sagres) y el Neo. Evolucionado (Vale Vistoso, Salema y Montum de Baixo), que comprederían el transcurso del V milenio. Además, también se han localizado, en la fachada litoral, diversos yacimientos mesolíticos de facies geométrica.

Uno de los principales problemas para este registro es la falta de dataciones radiocarbónicas y la casi nula conservación de los restos faunísticos debido al tipo de suelos. De todas formas, el estudio de otros parámetros, como los equipamientos cerámico y lítico y los patrones de asentamiento, nos permite aproximarnos a las características esenciales de una neolitización que, según los investigadores, responde a un fenómeno más bien autóctono: los grupos del Neo. Antiguo se asientan sobre los mismos lugares donde se habían instalado las comunidades mesolíticas, o en zonas muy próximas, en los mismos contextos ecológicos (zonas abiertas, llanas, arenosas y próximas al litoral marino o a cursos fluviales), la sedentarización, como en el período anterior, es muy débil, y, finalmente la industria lítica neo. se remonta, en cuanto a tipos y morfologías, al Mesolítico geométrico. Con posteioridad, disminuye el índice laminar característico, aumenta el soporte de lascas y también desciende considerablemente el porcentaje de los geométricos. Aunque estos argumentos autoctonistas parecen plausibles, los mismos investigadores reconocen que no se pueden olvidar paralelismos y afinidades con el proceso de neolitización en Andalucía occ. Para el resto del país se conocen pocos datos y aún menos estratigrafías.

6. Resto de la Península.

Para el resto de la Pen. la documentación es parca y en general muestra un proceso de neolitización tardía y vinculada con el progresivo desarrollo de las comunidades agrícola-pastoriles. Examinado el proceso por regiones se observa, a pesar de las fuertes lagunas de la documentación, una neolitización centrada en su mayor parte en el IV milenio para la mayor parte de las zonas.

En la zona cantábrica, el vacío del registro arqueo. es evidente. Sólo disponemos de algunas refs. sobre la aparición de cerámica en algún conchero fechado a mediados del IV milenio (la Cueva de Les Pedroses, al E. de Asturias). Según la visión tradicional de Apellániz, se distinguen 2 grupos culturales:

a) Grupo de Santimamiñe. Asentamientos localizados en la montaña en sectores de valles estrechos y profundos, al N. del país, cerce de la costa.

b) Grupo de los Husos. Comprendería la divisoria de aguas y la fosa del Ebro, con valles anchos y pequeñas llanuras. Parte meridional del país, hasta el N. de la Meseta.

En el 1º es donde se documenta mejor el paso de una economía depredadora a la producción de alimentos, en forma de pastoreo. El momento cuando se inicia la ocupación de la Cueva de los Husos (Husos I) corresponde al nivel IIIb fechado en el 5000 BP aprox. Hay domesticación animal (cerdo, toro, cabra), cerámicas con formas ovoides abiertas, orejas de prensión en el borde, asas tuneliformes y decoración con impresiones punzantes. Esta fase, como se puede observar, sería contemporánea de otros períodos más avanzados en el resto de la Pen. No existe documentación sobre las prácticas agrícolas.

A pesar de estas refs. crono-estratigráficas, el único yacimiento que se atribuye a los inicios del Neo. es el Abrigo del Montico de Charratu (Albaina, Álava), donde en la sucesión de los niveles III-IV se registra el paso de un nivel exclusivamente lítico a un nivel sup. con cerámicas, así como el progresivo aumento de la microlitización.

Otros datos aún más aislados han servido a algunos autores para hablar de la presencia, en el País Vasco también, de un Neo. precerámico o acerámico. De todas formas, algunos yacimientos como el de la Cueva de Zatoya (Aburrea Alta, Navarra) muestran la imp. del substrato paleo. y la progresiva geometrización de la industria lítica con la aparición, en última instancia, de la cerámica, sin cambios sustanciales en el sist. de subsistencia económica, basado continuadamente en la caza y la recolección. En último lugar, también se ha localizado una interesante ocupación plenamente neo. en la Cueva de Abauntz (Arraiz).

En la Meseta, al margen de alguna mención sobre el Neo. de la región de Madrid –la Cueva del Aire y los dudosos fonfod de cabaña dispersos en los valles del Manzanares y del Henares-, en todo caso poco claro, sólo al N. de este sector se conoce un yacimiento que nos haya aportado información significativa: se trata de la Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia), donde se documenta la domesticación animal hacia el 5700+80 BP.
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