La presencia del Epipaleolítico en el litoral atlántico
Conjuntos macrolíticos.- Diversas “culturas” definidas hace algún tiempo dentro del horizonte arcaizante de lo macrolítico (trabajo de guijarros de estilo languedociense) están siendo ahora reconducidas a sus justos límites cronológicos, étnicos y funcionales. Ya Obermaier y Vega del Sella advirtieron el carácter pospaleolítico, o “preneolítico”, de los depósitos del camposanquiense gallego, como conj. relacionable con el del asturiense acaso en sus etapas avanzadas.
El problema de definición cronológica de esos conjs. Macrolíticos es común a muchas colecciones de superficie de la cuenca del Miño, en la zona limítrofe de Galicia y Portugal, donde aparecen utensilios sobre guijarro (algunos de tipología próxima a los picos asturienses, otros como hachas o hendedores) y restos de concheros.
Los concheros portugueses.- En 1863, C. Ribeiro descubrió en el Bajo Tajo –zona de Muge- los 1os. concheros; desde entonces se han prospectado y excavado parcialmente más de 2 docenas de estos yacimientos caracterizados por el gran acúmulo de conchas que allí fueron abandonando los prehistóricos. Su mayor concentración se da en el centro-sur de Portugal, en las cuencas del Tajo (región de Muge) y del Sado. Se trata de sitios no exactamente de costa marina sino de orilla de río, un poco al interior del país, adonde llegan con las mareas las aguas salobres en que vive una variada pob. De moluscos, de crustáceos y de peces. Allí, en parajes planos y arenosos, se establecieron las chozas de los que se dedicaron al aprovechamiento de esas especies acuáticas y de caracoles terrestres y a la caza de ungulados y de aves.
Dataciones por C14 precisan que se empezaron a ocupar algunos de esos poblados/campamentos desde mediados del 6º milenio y su continuidad durante bastante tiempo, hasta avanzado el neolítico.
En Moita do Sebastiao se conservaron bien las cabañas del campamento. Se alzaban en el suelo natural de la terraza cuaternaria, encima de un basamento compuesto de una mezcla de cantos rodados, conchas y tierra batida; postes clavados en el suelo tanto en derredor de la cabaña como en algunos puntos de su recinto sostenían una cubierta de ramaje trabada y consolidada com plastones de arcilla. Cerca del poblado está la zona que acogió, como necrópolis, diversas inhumaciones.
El utillaje de piedra tallada de quienes vivieron en esos sitios se integra, con bastante propiedad, entre el bien conocido de las facies geométricas del mesolítico del levante español. En industria ósea se elaboraron piezas aguzadas y espátulas o alisadores. Los sist. de aprovisionamiento y la ocupación de esos sitios se mantuvieron bastante uniformes en todos ellos. Pero fueron cambiando según pasaba el tiempo, las proporciones del utillaje de piedra tallada, marcándose así una evolución en parte paralela a la del modelo apreciado en el levante en la cueva de la Cocina.
La región mediterránea
La revisión del conj. de yacimientos epipaleo. de la franja mediterránea española permitió a J. Fortea individualizar 2 complejos industriales distintos, en parte sucesivos en el tiempo, aunque no sea demostrable su filiación: el microlaminar como más antiguo y el geométrico como el más reciente.
El complejo microlaminar.- Los conjs. de industrias microlaminares aparecen como la evolución terminal del magda. Son una concreción del epigravetiense tardío. Se caracterizan por el dominio proporcional de raspadores sobre buriles y por la abundancia de laminitas de dorso. más de medio centenar de yacimientos se le atribuyen. Se extienden por la franja levantina desde la prov. De Giran hasta la de Cádiz, ofreciendo especiales concentraciones en Tarragona/Lleida (S. Gregori, l’Areny, etc.), levante y SE, de Valencia a Almería (Mallaetes, Maravelles, Ambrosio, etc.) y litoral de Málaga (Hoyo de la Mina, Nerja, etc.). Y se está identificando por toda la cuenca del Ebro: Las Forcas I y II en Huesca, Kanpanoste en Alava, etc.
Según las proporciones internas de los grupos de instrumentos se han señalado en el seno de ese complejo microlaminar 2 facies distintas: del tipo Sant Gregori (Tarragona) y del tipo Mallaetes (Valencia). Una y otra tienen un desarrollo temporal similar a los largo de más de 2.500 años (desde 9500 a 7000 ó 6500 a. C.). El llamado complejo Sant Gregori ofrece un porcentaje elevado de raspadores (bastantes sobre lascas), notable proporción de laminitas de dorso y bajísima cantidad de truncaduras, perforadores y buriles. En esta facies se incluyen los niveles del sitio epónimo y algunos catalanes más (l’Areny, la Cova del Vidre, etc.) y alicantinos (Pinar de Tarruella, Cova del Gargori, etc.). La facies Mallaetes presenta menos raspadores, mayor nº de buriles y hojitas de borde rebajado. Este yacimiento persiste hasta la llegada de las 1as. cerámicas cardiales. A ella se adscriben la mayoría de las estaciones del tramo central del levante (Rates Penades, Maravelles, Empardo, etc.) y del Se y de Andalucía oriental (Búho, Ambrosio, etc.).
El complejo geométrico.- En el epipaleo. pleno y reciente (= mesolítico) se produce el característico complejo industrial geométrico, en el que se advierten matices comunes a otros horizontes culturales transpirenaicos (sauveterriense, por ej.). La transición del complejo microlaminar al geométrico se aprecia en los niveles VII y VIII-IX de la cueva del Filador.
La carta de distribución de yacimientos del complejo geométrico ofrece en el área mediterránea su máxima concentración en el Bajo Ebro y zonas próximas (Filador, Cogul, El Pontet, etc.) y en el tramo central del levante (Valltorta, Cocina, Or, Sarsa,etc.). Aparte de ese territorio inmediatamente litoral, se reconoce un similar horizonte cultural de geometrismo en tierras interiores penin., en Teruel (Doña Clotilde, etc.), Alto Ebro (Zatoya, Peña, etc.), en las sierras de Jaén y en diversos lugares de la Meseta, cuya directa filiación con respecto a aquel foco mediterráneo resulta, por hoy, difícil de demostrar.
El complejo geométrico se organiza en 2 facies: tipo Filador y tipo Cocina. El tipo Filador presenta un equilibrio entre raspadores, hojitas y piezas con escotadura, que a veces alcanza el 65% de las series. Abundan las hojitas de borde rebajado y los geométrico, pero faltan los trapecios. El tipo Cocina distingue 4 horizontes, siendo los 2 inferiores epipaleo., con triángulos, semicírculos, segmentos y empleo del retoque a doble bisel. Relacionados con el complejo tipo Cocina se encuentran los materiales de la cueva Pequeña de la Huesa Tacaña (Villena) y de Sol de la Piñera.
Conjuntos macrolíticos.- Diversas “culturas” definidas hace algún tiempo dentro del horizonte arcaizante de lo macrolítico (trabajo de guijarros de estilo languedociense) están siendo ahora reconducidas a sus justos límites cronológicos, étnicos y funcionales. Ya Obermaier y Vega del Sella advirtieron el carácter pospaleolítico, o “preneolítico”, de los depósitos del camposanquiense gallego, como conj. relacionable con el del asturiense acaso en sus etapas avanzadas.
El problema de definición cronológica de esos conjs. Macrolíticos es común a muchas colecciones de superficie de la cuenca del Miño, en la zona limítrofe de Galicia y Portugal, donde aparecen utensilios sobre guijarro (algunos de tipología próxima a los picos asturienses, otros como hachas o hendedores) y restos de concheros.
Los concheros portugueses.- En 1863, C. Ribeiro descubrió en el Bajo Tajo –zona de Muge- los 1os. concheros; desde entonces se han prospectado y excavado parcialmente más de 2 docenas de estos yacimientos caracterizados por el gran acúmulo de conchas que allí fueron abandonando los prehistóricos. Su mayor concentración se da en el centro-sur de Portugal, en las cuencas del Tajo (región de Muge) y del Sado. Se trata de sitios no exactamente de costa marina sino de orilla de río, un poco al interior del país, adonde llegan con las mareas las aguas salobres en que vive una variada pob. De moluscos, de crustáceos y de peces. Allí, en parajes planos y arenosos, se establecieron las chozas de los que se dedicaron al aprovechamiento de esas especies acuáticas y de caracoles terrestres y a la caza de ungulados y de aves.
Dataciones por C14 precisan que se empezaron a ocupar algunos de esos poblados/campamentos desde mediados del 6º milenio y su continuidad durante bastante tiempo, hasta avanzado el neolítico.
En Moita do Sebastiao se conservaron bien las cabañas del campamento. Se alzaban en el suelo natural de la terraza cuaternaria, encima de un basamento compuesto de una mezcla de cantos rodados, conchas y tierra batida; postes clavados en el suelo tanto en derredor de la cabaña como en algunos puntos de su recinto sostenían una cubierta de ramaje trabada y consolidada com plastones de arcilla. Cerca del poblado está la zona que acogió, como necrópolis, diversas inhumaciones.
El utillaje de piedra tallada de quienes vivieron en esos sitios se integra, con bastante propiedad, entre el bien conocido de las facies geométricas del mesolítico del levante español. En industria ósea se elaboraron piezas aguzadas y espátulas o alisadores. Los sist. de aprovisionamiento y la ocupación de esos sitios se mantuvieron bastante uniformes en todos ellos. Pero fueron cambiando según pasaba el tiempo, las proporciones del utillaje de piedra tallada, marcándose así una evolución en parte paralela a la del modelo apreciado en el levante en la cueva de la Cocina.
La región mediterránea
La revisión del conj. de yacimientos epipaleo. de la franja mediterránea española permitió a J. Fortea individualizar 2 complejos industriales distintos, en parte sucesivos en el tiempo, aunque no sea demostrable su filiación: el microlaminar como más antiguo y el geométrico como el más reciente.
El complejo microlaminar.- Los conjs. de industrias microlaminares aparecen como la evolución terminal del magda. Son una concreción del epigravetiense tardío. Se caracterizan por el dominio proporcional de raspadores sobre buriles y por la abundancia de laminitas de dorso. más de medio centenar de yacimientos se le atribuyen. Se extienden por la franja levantina desde la prov. De Giran hasta la de Cádiz, ofreciendo especiales concentraciones en Tarragona/Lleida (S. Gregori, l’Areny, etc.), levante y SE, de Valencia a Almería (Mallaetes, Maravelles, Ambrosio, etc.) y litoral de Málaga (Hoyo de la Mina, Nerja, etc.). Y se está identificando por toda la cuenca del Ebro: Las Forcas I y II en Huesca, Kanpanoste en Alava, etc.
Según las proporciones internas de los grupos de instrumentos se han señalado en el seno de ese complejo microlaminar 2 facies distintas: del tipo Sant Gregori (Tarragona) y del tipo Mallaetes (Valencia). Una y otra tienen un desarrollo temporal similar a los largo de más de 2.500 años (desde 9500 a 7000 ó 6500 a. C.). El llamado complejo Sant Gregori ofrece un porcentaje elevado de raspadores (bastantes sobre lascas), notable proporción de laminitas de dorso y bajísima cantidad de truncaduras, perforadores y buriles. En esta facies se incluyen los niveles del sitio epónimo y algunos catalanes más (l’Areny, la Cova del Vidre, etc.) y alicantinos (Pinar de Tarruella, Cova del Gargori, etc.). La facies Mallaetes presenta menos raspadores, mayor nº de buriles y hojitas de borde rebajado. Este yacimiento persiste hasta la llegada de las 1as. cerámicas cardiales. A ella se adscriben la mayoría de las estaciones del tramo central del levante (Rates Penades, Maravelles, Empardo, etc.) y del Se y de Andalucía oriental (Búho, Ambrosio, etc.).
El complejo geométrico.- En el epipaleo. pleno y reciente (= mesolítico) se produce el característico complejo industrial geométrico, en el que se advierten matices comunes a otros horizontes culturales transpirenaicos (sauveterriense, por ej.). La transición del complejo microlaminar al geométrico se aprecia en los niveles VII y VIII-IX de la cueva del Filador.
La carta de distribución de yacimientos del complejo geométrico ofrece en el área mediterránea su máxima concentración en el Bajo Ebro y zonas próximas (Filador, Cogul, El Pontet, etc.) y en el tramo central del levante (Valltorta, Cocina, Or, Sarsa,etc.). Aparte de ese territorio inmediatamente litoral, se reconoce un similar horizonte cultural de geometrismo en tierras interiores penin., en Teruel (Doña Clotilde, etc.), Alto Ebro (Zatoya, Peña, etc.), en las sierras de Jaén y en diversos lugares de la Meseta, cuya directa filiación con respecto a aquel foco mediterráneo resulta, por hoy, difícil de demostrar.
El complejo geométrico se organiza en 2 facies: tipo Filador y tipo Cocina. El tipo Filador presenta un equilibrio entre raspadores, hojitas y piezas con escotadura, que a veces alcanza el 65% de las series. Abundan las hojitas de borde rebajado y los geométrico, pero faltan los trapecios. El tipo Cocina distingue 4 horizontes, siendo los 2 inferiores epipaleo., con triángulos, semicírculos, segmentos y empleo del retoque a doble bisel. Relacionados con el complejo tipo Cocina se encuentran los materiales de la cueva Pequeña de la Huesa Tacaña (Villena) y de Sol de la Piñera.
0 comentarios:
Publicar un comentario