No siempre es fácil distinguir entre el estado de naturaleza y el estado de cultura (o estado social). De hecho, casi siempre las conductas del sujeto humano resultan de una verdadera integración de causas tanto biológicas como sociales.
Para responder al problema de dónde terminaba la naturaleza y dónde comenzaba la cultura, la psicología y la sociología ensayaron variadas líneas de investigación, entre las que se pueden mencionar dos de ellas:
Ahora bien. Si no podemos estudiar niños 'salvajizados', cabría aún la posibilidad de estudiar animales superiores donde podría haber indicios de cultura, tal como ocurre por ejemplo con los monos antropoides. En estos casos, Lévi-Strauss nos indica que podemos encontrar algunos elementos del "modelo cultural universal" propio del hombre. Por ejemplo, pueden articular palabras o monosílabos, improvisar herramientas, estar en actitud contemplativa, ser solidarios o subordinados dentro de un grupo, etc. Sin embargo, todas estas conductas resultan muy pobres comparadas con las humanas, y además, algo muy importante, entre estos mamíferos superiores parece no haber normas que regulen los comportamientos grupales tal como aparecen en la sociedad humana: los monos se comportan un día de una forma, al otro día de otra, etc. Esta ausencia de reglas, sobre todo en lo relativo a comportamientos sexuales, es lo que para Lévi-Strauss definiría mejor la diferencia entre el animal y el hombre, entre la naturaleza y la cultura: en ésta última existen reglas que regulan el comportamiento instintivo, mientras que en la naturaleza no es posible observarlas.
Estas reglas culturales tienen tres características:
Lévi-Strauss justifica profundizar en esta ley de la prohibición del incesto, porque en ella está la clave del problema de la distinción entre naturaleza y cultura. En efecto, esta ley es al mismo tiempo natural y cultural: lo primero porque tiene la universalidad de los instintos, y lo segundo porque tiene el carácter coercitivo de las leyes sociales.
Para responder al problema de dónde terminaba la naturaleza y dónde comenzaba la cultura, la psicología y la sociología ensayaron variadas líneas de investigación, entre las que se pueden mencionar dos de ellas:
- Estudiar al niño recién nacido, y más concretamente en sus primeras horas o aún días, ya que se supone que en ese periodo su conducta estará determinada por factores biológicos y no por factores culturales o sociales. Este supuesto es, sin embargo, dudoso, ya que el niño pudo haber adquirido condicionamientos culturales, y no tenemos la certeza que estos no hayan ocurrido. Otra posibilidad es aíslar al neonato durante los primeros años, pero sin embargo, como señala Lévi-Strauss, el entorno aislado no es menos artificial que el ambiente cultural al que se intenta sustituír.
- Otra posibilidad consistió en estudiar casos reales de niños abandonados en lugares salvajes y no habitados por otros humanos, como selvas o bosques. Sin embargo, estos casos especiales no sirven porque se trató siempre de niños que fueron deliberadamente abandonados a su suerte por ser deficientes mentales, con lo cual resultaba imposible discernir si su conducta o su condición mental, una vez rescatados, se debía a su deficiencia mental o bien al hecho dehaber sido abandonados en un medio puramente natural, sin influencia de la cultura.
Ahora bien. Si no podemos estudiar niños 'salvajizados', cabría aún la posibilidad de estudiar animales superiores donde podría haber indicios de cultura, tal como ocurre por ejemplo con los monos antropoides. En estos casos, Lévi-Strauss nos indica que podemos encontrar algunos elementos del "modelo cultural universal" propio del hombre. Por ejemplo, pueden articular palabras o monosílabos, improvisar herramientas, estar en actitud contemplativa, ser solidarios o subordinados dentro de un grupo, etc. Sin embargo, todas estas conductas resultan muy pobres comparadas con las humanas, y además, algo muy importante, entre estos mamíferos superiores parece no haber normas que regulen los comportamientos grupales tal como aparecen en la sociedad humana: los monos se comportan un día de una forma, al otro día de otra, etc. Esta ausencia de reglas, sobre todo en lo relativo a comportamientos sexuales, es lo que para Lévi-Strauss definiría mejor la diferencia entre el animal y el hombre, entre la naturaleza y la cultura: en ésta última existen reglas que regulan el comportamiento instintivo, mientras que en la naturaleza no es posible observarlas.
Estas reglas culturales tienen tres características:
- son creadas por el hombre;
- dependen de cada época o de cada cultura (salvo la regla que prohíbe el incesto, que es universal);
- son inconcientes. De las diferentes reglas del mundo humano, Lévi-Strauss centrará su atención en la ley de la prohibición del incesto, ya que ha observado que es universal, propia de toda la especie humana más allá de la época o la cultura, y que las excepciones son en realidad aparentes, porque la regla se aplica de manera diferente en cada modelo cultural.
Lévi-Strauss justifica profundizar en esta ley de la prohibición del incesto, porque en ella está la clave del problema de la distinción entre naturaleza y cultura. En efecto, esta ley es al mismo tiempo natural y cultural: lo primero porque tiene la universalidad de los instintos, y lo segundo porque tiene el carácter coercitivo de las leyes sociales.
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