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Resumen de Antropología Economica

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Wolf: La cultura: ¿Panacea o problema?

La proliferación de especialidades en antropología había puesto en entre dicho el viejo concepto de cultura, tanto en su sentido de patrimonio exclusivo de la humanidad, como en el de repertorio de artefactos y costumbres distintivas, coherentes y transgeneracionales que caracterizan a una sociedad. El concepto de cultura no es ninguna panacea, si tiene alguna utilidad es sólo como punto de partida de la investigación, su valor es metodológico: busca las conexiones.

El método comparativo ha resultado a lo largo de la historia de la antropología en la yuxtaposición de casos aislados. Había un cierto grado de reconocimiento de que las comunidades en las sociedades modernas habían llegado históricamente a formar parte de totalidades más amplias, pero se pensaba, en la época de los 60, que las sociedades y culturas de los primitivos se habían configurado a espaldas de la historia, y que su existencia y persistencia se consideraban ajenas al flujo del cambio histórico. Se entendía, pues, como si fuesen distintivas, separadas, delimitadas y aisladas: un pueblo, una sociedad, una cultura.

Pero. Sólo renegando del más mínimo interés por la historia, se puede mantener la noción de primitivo como estático y aislado. Ni los indios norteamericanos, ni los africanos produjeron materiales culturales distintivos por si mismos, sino que lo hicieron presionados por las circunstancias, por las restricciones de las nuevas demandas y mercados por las consecuencias de las nuevas configuraciones políticas. Se han utilizado las culturas primitivas para construir tipologías de sistemas políticos africanos o para recopilarlas en estadios independientes de una secuencia evolutiva como si fuesen estáticas e independientes de los procesos históricos. Pero todas ellas se entenderían mejor como efectos y causas, como agentes y víctimas de procesos de expansión política y económica directamente vinculados a la presencia de los colonizadores.

Freíd en 1966 argumentó que los grupos tribales no constituyen ninguna clase de unidad original. Wolf sostiene que en la mayoría de los casos, las entidades estudiadas por los antropólogos deben su desarrollo a procesos que se originan en su exterior, lejos de su alcance, que deben su cristalización a estos procesos, participan en ellos y que también, ellas a su vez afectan a estos desarrollos y procesos. Las cul-unidades de la antropología no precedieron la expansión del comercio y del capitalismo, sino que surgieron y se diferenciaron en el curso de la misma. No se desarrollaron como sistemas independientes que mantenían relaciones de input-output con su medio ambiente, sino que ellas mismas eran lo que Boulding denominó, productos totales.

Los difusionistas ya percibieron la integración cultural como un problema, no como un presupuesto. Hacían hincapié en las formas culturales pero fallaron en recalcar, como, mediante el uso de esas formas, la gente se relaciona entre sí ecológica, económica, social, política e ideológicamente.

Quizás, por tanto deberíamos considerar que una cultura, cualquier cultura, en palabras de Kroeber, es una acomodación de partes específicas, que en gran medida son partes en flujo constante, y que se ajustan de modo más o menos factible. Es decir, ni las sociedades, ni las culturas deberían darse por supuestas, como si estuvieran configuradas por una esencia interna, una organización fundamental o un plan magistral, sino que las series culturales y las series de las series están continuamente en construcción, desconstrucción y reconstrucción, bajo el impacto de múltiples procesos que afectan a varios campos de conexiones sociales y culturales.

Estos procesos y conexiones son ecológicos, económicos, sociales y políticos, pero también incluyen el pensamiento y la comunicación. Existe un nivel de conocimientos y actividades prácticas: cavar, plantar, cosechar...y otro de los significados que se les da, insistentemente, a estas actividades: Relaciones de género, pautas de conducta.... la actividad mediante la que tales significados encajan con la praxis a la que se refieren es un proceso específicamente humano: la construcción de ideologías.

Esta construcción precisa de la institucionalización de códigos, canales, mensajes, emisores, audiencias e interpretaciones. La construcción acarrea una sobre-codificación, una insistente imposición de connotaciones o de metáforas sobre las denotaciones.

La construcción, deconstrucción y reconstrucción de las series culturales también implica la construcción y reconstrucción de ideologías. Y las relaciones ideológicas, al igual que las ecológicas, económicas, sociales y políticas, transcienden fronteras. Así que en lugar de unidades claramente delimitadas, aisladas y estáticas, debemos enfrenaron a campos de relaciones en cuyo interior las series culturales se agrupan y se desmantelan. Pero esta concepción plantea la cuestión de cómo abordar estos campos de actividad y con qué herramientas.

La respuesta depende de lo que Marvin Harris había denominado la epistemología de cada cual. Existe un mundo real que no es producto de la imaginación, hay un cierto grado de correspondencia entre las ideas que tenemos en la cabeza y los asuntos reales, y de que la vida humana depende de cómo los humanos se ocupan de la realidad de la naturaleza. Wolf, piensa que los humanos se ocupan del mundo natural no sólo mediante la fuerza de producción, herramientas, técnicas, organización y organización del trabajo- sino también mediante las relaciones sociales estratégicas que rigen la movilización del trabajo social. Ocuparse del mundo natural es social: siempre implica a seres humanos relacionados entre sí. Estamos, por tanto, obligados a buscar descripciones adecuadas de la interacción social y de las formas culturales, pero tal descripción no generará una comprensión de las relaciones estratégicas subyacentes a la interacción y a la construcción cultural. Hay que buscar lo que Marx llamó los principios básicos de la variación sobre la que se construye la vida humana.

La construcción, reconstrucción y la destrucción culturales son procesos en curso que siempre tienen lugar dentro de campos históricos más amplios. Estos campos están configurados, a su vez, por el funcionamiento de los modos de movilización social del trabajo y por los conflictos que se generan interna y externamente, dentro de y entre las constelaciones sociales. En estos funcionamientos y en los conflictos a que dan lugar, la construcción y destrucción de la ideología juega un papel primordial. Las formas y los grupos de formas culturales toman parte de este proceso, pero comprender su significado nos obliga a ir más allá del nivel de su significado aparente. Debemos llegar a entenderlos como constructos humanos que encarnan las fuerzas generadas por el modo subyacente de movilización social del trabajo. Ni son estáticos ni están formados para siempre, sino que al encarnar las tensiones del modo imperante, están sujetos a procesos continuos de organización y desmembramiento social.

Paz Moreno Feliu: Addenda: Introducción

Las controversias y polémicas habían sido agrias, duraderas y estériles en Antropología Económica. En los años 60 y 70 se libra una batalla entre los formalistas y los substantivistas.

Los formalistas dicen que la economía es el estudio de la alocación de los recursos escasos a fines alternativos; es el estudio de economizar, o el modo en que la gente maximiza las satisfacciones personales. Los economistas poseen unas teorías acerca de cómo la gente hace esto y no hay ninguna razón para pensar que esas teorías no son lo suficientemente generales como para no ser aplicables al estudio de sociedades no occidentales.

Los substantivista dicen que la teoría económica se basa en el estudio de las economías de mercado en las que ambas partes que intervienen en una transacción intentan maximizar el beneficio, y esto no ocurre en las sociedades no occidentales, por lo que la teoría no es lo suficientemente general y no se puede aplicar a sociedades no occidentales. Hay que estudiar las configuraciones únicas de las sociedades no occidentales, sus instituciones. El objeto de la Antropología económica es el estudio de las instituciones que proveen las necesidades materiales para la existencia humana.

Según los formalistas no se puede probar que el hombre no occidental no maximice, porque está sujeto a varias clases de escasez, medios escasos para obtener fines alternativos. Además los bienes materiales y no materiales sen intercambian a menudo, así que no se puede sostener la definición de antro. Econ. de los substantivistas.

Las confusiones metodológicas, ideológicas, etnocéntricas y las discrepancias con los estudios empíricos llevaron a gran parte de los autores a un rechazo de los términos de la polémica. Hoy pocos autores se encuadran en alguna de estas posturas.

Los campos de problemas y las posturas económicas se han ampliado. Comenzaron a aparecer libros que no eran formalistas ni substantivistas, que recogían corrientes intelectuales largo tiempo ignoradas. Los efectos más negativos de la polémica fue el oscurecimiento de las múltiples corrientes intelectuales que configuraron el surgimiento de la especialidad y que han vuelto a aflorar desde los años 80.

Uno de los problemas más importantes planteados e fines del XIX e ignorados después fue el tipo de propiedad de los bienes de capital, el origen de la desigualdad y su relación con los agrupamientos familiares. La gran admiración que la obra de Morgan produjo en Marx y Engels proviene del tratamiento sistemático que el antropólogo dio al análisis de las formas de propiedad. Morgan basó su distinción entre sociedades primitivas y civilizadas en las relaciones de propiedad imperantes en cada una de ellas. Por motivos ideológicos, pero también por el rechazo global al evolucionismo, esta problemática dejó de ser tratada sistemáticamente en Antropología durante muchos años. La reintroducción posterior es fruto de antropólogas feministas por la desigualdad entre los géneros, como del de las diversas corrientes más o menos inspiradas en Marx que surgieron a partir de los sesenta.

Al igual que ocurrió con Morgan, Engels y Marx otro de los ignorados fue Marx Weber primer autor de una distinción entre el significado formal y substantivo de lo económico..

La visión que de la economía da la polémica es chocante y sorprendente: la Economía es una ciencia homogénea con respuesta uniforme a todo tipo de situaciones. Pero en Economía la polémica entre marginalistas e institucionalistas, unida a la explícita distinción entre microeconomía y macroeconomía (formalistas identifican economía con microeconomía) son buenas pruebas de que teóricamente no existe el acuerdo del que hablaban los antropólogos formalistas.

A todos estos problemas hay que añadirle el de la génesis del concepto económico como un fenómeno separado del resto de la sociedad.

En sus orígenes la antropología definía su objeto como el estudio de las sociedades primitivas. A partir de los 50-60 incorpora a su estudio lo medianamente lejano y distinto: las sociedades tradicionales, las otras civilizaciones, lo diferente y atrasado en nuestro propio entorno. Hoy en día ha penetrado en el campo antropológico lo más característico de nosotros mismos: estudios urbanos, de etnicidad, de género, de las ideologías del trabajo, la economía sumergida o la globalización.

Esta evolución y ampliación del objeto de estudio ha supuesto un cambio de las técnicas de investigación y el surgimiento de nuevas formulaciones teóricas:
  • Técnicas de investigación tradicionales. La observación participante ya no es la fuente de datos exclusivos; : el trabajo de campo va precedido, acompañado y complementado por el uso de métodos y técnicas historiográficos, sociológicos o estadísticos que a su vez afectan al planteamiento teórico al incorporar y asimilar estrategias de investigación y problemas provenientes de otras ciencias sociales.
  • Carácter holista. Pero la antropología no ha perdido su ambición holista y comparativa. Al estudiar otras sociedades mediante la observación participante siempre había establecido interrelaciones entre las diversas instituciones de la sociedad. Al estudiar una sociedad moderna, una de cuyas características es una visión atomista de las diversas instituciones, se sigue indagando que es lo que esta concepción nos oculta a nosotros mismos. Pero en este contexto la ambición holista presupone el estudio de problemas carentes de tratamientos específicos, lo que ha llevado a muchos autores a replantearse cual es el alcance y la fecundidad teórica del trabajo de campo, o cómo debe ser este para no perder su carácter holista ante la fragmentación que caracteriza, al menos ideológicamente, a las sociedades modernas.
  • El tamaño dela unidades de análisis y observación. En el campo de la antrop. Económica, las unidades de estudio y análisis siempre son más amplias sincrónica y diacrónicamente que las unidades de observación: aunque se estudie una comunidad campesina relativamente aislada, este aislamiento será siempre relativo, por las relaciones de dependencia con el exterior, por el flujo recíproco con otras comunidades, por sus relaciones con los mercados a los que venden sus productos...
La Antropología Económica se asentó plenamente como especialidad académica después de la II Guerra Mundial. Hasta entonces no hubo se habían aglutinado con la suficiente precisión, se la equiparaba con las técnicas de subsistencia debido a que muchas de las sociedades estudiadas no se distinguían instituciones específicamente económicas.

El hecho de que los principales problemas tomasen hábeas en torno a los 50 supuso que durante mucho tiempo las formulaciones teórica estuviesen dominadas por las ideas de Polanyi que parte del hecho de que la sociedad occidental moderna es la única de las conocidas que considera la Economía como una esfera independiente y autónoma del resto de las instituciones sociales.

Partiendo de una concepción comparativa, Polanyi considera que la sociedad occidental posee una cultura peculiar y que la idea de Economía misma es una novedad propia de ella, pero desconocida en otras sociedades. Los fenómenos económicos que para nosotros representan un campo delimitado, una esfera singular de instituciones especializadas dentro de nuestra sociedad, en las otras están incrustadas en las instituciones sociales. Para él el modelo de hombre, -el individuo-, la economía y la idea de ganancia como norma de actuación son el fruto innovador de una concepción utópica que se define institucionalmente mediante la existencia del sistema de mercado autorregulador para el que todo se convierte en mercancía, incluso aquello que no lo había sido nunca en otras sociedades: el trabajo, la tierra y el dinero.

Hoy las tres corrientes de investigación en antropología económica son:
  • Orientación culturalista. Han recogido muchas de las aportaciones generales de los ecólogos culturales, lo cual se ha visto acompañado por un nuevo planteamiento de estudio de la producción, desde el ámbito de la composición de los grupos domésticos, pero no han abandonado el estudio de las instituciones ligadas a la distribución (intercambio y mercados.
  • Estudiosos de la teoría de toma de decisión: muestran como los antiguos formalistas, una clara preferencia por analizar las teorías de la elección racional, tomando como punto de partida la conducta del productor individual, pero no descuidan los aspectos institucionales, ni el contexto global de las economías. Han incorporado, también, ciertos estudios de los ecólogos culturales, a partir del análisis de variables como la fertilidad del suelo, el crecimiento demográfico, el sistema de asentamiento o las técnicas de producción que subyacen o causan sistemas de racionalidad.
  • Antropología marxista. A partir de los 60 se pueden identificar dos corrientes diferentes que suponen desarrollos más o menos ortodoxos dentro del marxismo: el marxismo estructural y las teorías sobre el sistema del mundo. Pero a partir de los 80 hay una preferencia en utilizar el término Economía Política, etiqueta que no es sinónima de marxismo, que demuestra el interés de los estudios feministas en analizar el género en las unidades domésticas, o por diversas perspectivas de la ecología cultural.
Dumont: Fragmento de Homo Aequalis

En apariencia no es fácil definir lo económico, sobre todo si se quiere proponer una definición universalmente aceptada y poderla imputar tanto a los economistas del pasado como a los contemporáneos.

La dificultad de la definición de ve acrecentada desde un punto de vista comparativo. Así, los antropólogos tienen una fuerte tendencia a identificar en todas las sociedades un aspecto económico, ¿pero dónde empieza y dónde termina?. En el pasado reciente dos tendencias se han enfrentado.

La tendencia formalista que define lo económico por su concepto y pretende aplicar a las sociedades no modernas sus propias concepciones de los usos alternativos de recursos escasos, de la maximización de la ganancia... La tendencia sustantiva que alega que tal actitud destruye lo que es realmente economía como dato objetivo universal, es decir a grandes rasgos las formas y los medios de subsistencia de los hombres. Polanyi tomó la segunda opción y rechazó lo económico en su versión contemporánea para retener la economía.

Se hay un punto en el que todos están de acuerdo, es que para aislar los fenómenos económicos el antropólogo debe desgajarlos del tejido en el que están insertos. Pero es particularmente difícil separar los aspectos políticos y económicos. Distinguir, como algunos propones, de modo cada vez más estricto una antropología económica y una antropología política carece de sentido para el progreso del conocimiento.

Debería ser evidente que no hay nada que se parezca a una economía en la realidad exterior, hasta el momento en que construimos tal objeto. Una vez echo esto, podemos descubrir en todas partes en alguna medida aspectos más o menos correspondientes que en estricto rigor deberíamos llamar casi económicos o virtualmente económicos. Deben ser estudiados, pero la restricción casi es importante para el caso: el lugar de tales aspectos en el conjunto no es el mismo aquí y allá, y esto es esencial a su naturaleza comparativa.

Moreno Feliu: Presentación : Entre las Gracias y el Molino Satánico

Los dos formuladores pioneros de las teorías de la reciprocidad, Mauss y Polanyi, caracterizaron las complejas relaciones sociales en las que se insertan no sólo como propias de las culturas primitivas, sino como opuestas a las sociedades capitalistas modernas en dos frentes fundamentales:
  • Las relaciones sociales frente al contrato
  • Las relaciones sociales entre las personas y los bienes frente a las mercancías.
En la formulación de ambos podemos encontrar una doble vertiente: la utilización de la comparación entre otras sociedades y la suya propia y la relación entre el rechazo del sistema capitalista y cuales habían sido las bases y las consecuencias sociales de este sistema. Esto hace que en ambos el concepto de reciprocidad aparezca ligado tanto a sus propias concepciones morales y políticas, como a la descripción analítica de estas relaciones sociales en otro tipo de sociedades. Mauss expone un modelo de socialismo corporativo (no marxismo) en el que deberían reinstaurarse las relaciones recíprocas, uniendo así su proyecto político a las distintas formas del don analizadas. en sus conclusiones Mauss establece un vínculo directo entre el análisis del don en las sociedades primitivas y arcaicas y el proyecto político-moral de revitalizar este mismo tipo de relaciones, que han persistido, incluso en la Europa de los años 20.

A partir de aquí defiende una nueva moral fundada en el respeto mutuo y en la generosidad recíproca, proponiendo diversas medidas a fin de asegurar la redistribución de la riqueza amasada: adopción de una legislación de seguridad social, creación de cajas de seguridad social en las empresas, medidas para limitar la especulación y la usura y el desarrollo de la solidaridad cooperativa.

Todas estas medidas surgen de una concepción de la reciprocidad como valor moral. Durkheim transmitió a sus discípulos una concepción de la moral que oscila entre dos polos: a veces, se presenta como sinónimo de los social y otras, como aglutinante necesario de una sociedad actual, laica, que carece de instituciones intermedias entre el Estado y el individuo. Esta doble concepción de la moral está presenta en la obra de Mauss, donde, por una parte, la moral se confunde con lo social cuando analiza el papel que cómo fundamento de la sociedad tenía el triángulo de las normas (jurídicas, morales, religiosas), cuya descripción coincidiría con hechos sociales totales. Por otra, cuando considera los mismos fundamentos en la sociedad moderna sin religión y las normas son jurídicas y morales, el socialismo se convierte en uno de los aglutinantes de la sociedad. Así, considera a la reciprocidad como un valor y un intento de construir el fundamento de una nueva moral para unas sociedades en busca de instituciones intermedias. Un socialismo centrado en la necesidad de que se re-inventase una reorganización moral y económica de la industria, mediante la recreación sistemática de los grupos ocupacionales, supervisados por el Estado pero independientes de él. A partir de la posición de Durkheim, Mauss nos propone la reciprocidad como valor que puede servir de argamasa de las relaciones sociales.

Polanyi establece la comparación partiendo de la discontinuidad radical entre el capitalismo y el resto de las sociedades conocidas. Se decanta por la comparación activa de nuestra cultura con las otras, incluyendo en otras, la propia occidental antes de que hubiese surgido el liberalismo económico. La comparación consiste en haber incorporado previamente al análisis la consideración de que la sociedad moderna es un sistema peculiar y que la idea de economía misma es una novedad propia de ella, pero desconocida en otras sociedades. Su originalidad consiste en haber comparado la sociedad moderna con las no modernas tras establecer entre ambas la discontinuidad radical: los fenómenos económicos, que para nosotros están separados del resto de la sociedad, en las otras, están incrustados en las instituciones. Esto supone la ruptura con la linealidad evolutiva que hemos visto en Mauss.

Las ideas de Polanyi impulsaron la realización de estudios empíricos en varias disciplinas. La difusión americana de sus tesis generó varias polémicas académicas: por una parte la de la aplicabilidad universal de la teoría económica (el debate estéril entre formalistas y substantivista) y por otra, la discusión del llamado principio de escasez. Su postura ante estos debates parte de que si la tesis central de la Gran Transformación era la excepcionalidad del sistema de mercado, consecuentemente, las elaboraciones teóricas para describir este utópico sistema desligado de su sociedad son también excepcionales. Las obras americanas de Polanyi no son sino el resultado de la comparación activa marcada por el planteamiento teórico de la Gran Transformación, obra ignorada y no discutida en las polémicas. La distorsión que esto provocó es una de las causas de que Polanyi aparezca en los manuales de Antropología como el principal exponente del substantivismo, cuando sus planteamientos teóricos son diferentes.

Rechaza plenamente el capitalismo por sus efectos destructores para con la sociedad y el medio ambiente, lo que explica, en parte, su actualidad entre los ecosocialistas y los críticos de la globalización. Pero el rechazo de Polanyi está más ligado a sus presupuestos morales y a los análisis que hace sobre la utopía liberal que a haberse anticipado a nuestros tiempos.

Nunca da una definición explícita de lo que entiende por moral, aunque este campo impregna el contenido de sus análisis. El capitalismo es el destructor de la sociedad destruyendo principalmente las relaciones no sujetas al contrato que son precisamente las que forman el tejido social de cualquier cultura. El deber de Polanyi como analista del papel cambiante de la economía en las sociedades es desentrañar qué se encuentra tras las ficciones y la utopía liberal. Su deber moral le exige rechazar el sistema que amenaza la propia existencia de la sociedad.

La transformación a la que llamó “gran” no es otra que el surgimiento de una nueva situación como consecuencia del derrumbe de una civilización excepcional; es decir, el objeto de estudio central no es el inicio, también analizado retrospectivamente, sino el final de una época. Las señales que indican este final de época surgieron repentinamente por doquier: el abandono del patrón oro en Gran Bretaña, los planes quinquenales soviéticos, el New Deal americano, el colapso de la Liga de las Naciones y el surgimiento de Hitler en Alemania. Escribió este libro para explicar el por qué de la II Guerra Mundial mostrando cual era la gran transformación que se estaba viviendo, esto es, el fin de una época que se había distinguido por una ideología única: la que estableció a la economía como un sistema separado y autónomo del resto de las instituciones sociales y que gravitaba sobre el mercado como mecanismo institucional definido.

La Gran Transformación analiza dos transformaciones de carácter inverso. Lo que podríamos llamar re-socialización de la economía (como consecuencia de la crisis de los años 30) y el análisis de los orígenes innovadores del sistema de mercado como des-socialización de la economía. La innovación había consistido en una nueva forma de pensar de la sociedad: una serie de fenómenos sociales que siempre se habían considerado como inmersos en las relaciones sociales existentes (ecológicas, familiares, políticas, jurídicas o morales) se disociaron del resto de la sociedad, constituyéndose en una esfera aislada, distinta y determinante del resto de la sociedad.

La economía, su modelo de hombre, el individuo, y la idea de ganancia como norma explícita de actuación, son el fruto innovador de una concepción utópica que se define institucionalmente mediante la existencia del mercado autorregulador para el que todo se convierte en mercancía, incluso aquello que no lo había sido nunca en ninguna época ni en ninguna sociedad conocida: el trabajo, la tierra y el dinero.

Denomina molino satánico a los mecanismos, transformaciones y consecuencias sociales de aplicar políticas basadas en este credo. El sistema surge a partir del uso de la ficción de que todo se convierte en mercancía, incluso aquellos elementos que como el trabajo, la tierra, el dinero son parte de una amplísima gama de relaciones sociales y el medio ambiente.

Una de las consecuencias de considerar mercancía a estos tres elementos es la reducción a términos de contrato de todas aquellas relaciones no contractuales, que son el fundamento de una sociedad. Por ello, su tratamiento como mercancías no hace sino poner en marcha un mecanismo destructor de la sociedad.

Por doble movimiento entiende la puesta en marcha de dos principios organizativos en la sociedad, cada uno con fines institucionales específicos.

El primero es el principio del liberalismo económico cuyo fin institucional es el establecimiento del mercado auto-regulador. Las fuerzas sociales que los pusieron en marcha, fueron las clases mercantiles aliadas con el gobierno. Sus métodos, el laissez-faire y el libre cambio, analizados históricamente se confunden con la cosa misma que pretendían establecer.

El segundo principio organizativo, sería un principio de protección de la sociedad (autodefensa) frente a los efectos destructivos del liberalismo económico. Su pretensión es conservar lo que el otro principio destruye, es decir, la conservación, del hombre y de la naturaleza y de la organización productiva. Las fuerzas sociales involucradas afectan a todos aquellos perjudicados por el mercado, principalmente las clases terrateniente y trabajadoras.

Según los liberales, el laissez-faire fue un acontecimiento natural y toda la legislación restrictiva posterior, el producto de una resistencia planificada, de una conspiración antiliberal; según Polanyi, el laissez-faire se abrió camino merced a la intervención estatal continua y planificada, mientras que la respuesta contra el mercado autorregulador a partir de 1860, fue una autodefensa realista, pragmática y espontánea de la sociedad. La destrucción del tejido social como consecuencia del mecanismo de mercado en la Inglaterra del XIX sólo se puede entender comparándola con el vacío cultural producido por el colonialismo en otras culturas. De aquí surge la doble paradoja del laissez-faire; el mercado se impuso por un aumento del control del gobierno, mientras que el colectivismo, autodefensa espontánea de la sociedad, no lo fue.

La idea misma de economía es reciente. En otras sociedades (históricas y primitivas) lo que llamamos fenómenos económicos no se distinguen de otros fenómenos sociales. Se encuentran dispersos e incrustados en el tejido social. El significado del término incrustado es la falta de distinción. Es un modo gráfico de explicar, no que el parentesco y la producción estén inextricablemente relacionados, sino que están institucionalmente indiferenciados. Esta idea de incrustación puede verse pareja a la consideración de Mauss del don como hecho social total.

Pero hay una notable disparidad entre ambos autores. Mauss nunca habla de reciprocidad y presenta los dones insertos en un modelo evolucionista unilineal, estableciendo un continuo evolutivo de los distintos tipos de dones y donde aparecen, basándose siempre en las formulaciones concretas de la gente misma. Por otra, Mauss eleva la reciprocidad a la categoría de valor moral para la sociedad futura. Polanyi parte de un concepto rupturista, ruptura que está inserta en su visión analítica y moral del rechazo al capitalismo, su formulación del concepto de reciprocidad, como una de las formas de integración se establece de forma limitada, casi como un tipo ideal, a partir de la noción de simetría entre las instituciones. Al hacerlo así, elimina la tensión del modelo que esta presente en Mauss: la reciprocidad es un constructo de los expertos pero también un modelo de lo que son o deberían ser las relaciones sociales apropiadas en cada cultura. Esta visión dual que ofrecen las discrepancias entre Mauss y Polanyi ha permitido a la antropología disponer de una herramienta teórica ambivalente y compleja que puede dar cuenta tanto de las relaciones sociales armónicas y benéficas, como de las que se producen en ámbitos sociales llenos de tensión, manipulación, diferencias extremas de poder e injusticias.

Godelier: texto de EGM

En el mundo contemporáneo se difunde la idea de que todo es vendible. Pero incluso en las sociedades en las cuales la economía de mercado está más desarrollada existen realidades esenciales que están más allá del mercado.

En el Ensayo sobre el Don de 1929, Mauss critica sobre todo el liberalismo, no aceptando que la sociedad se encierre cada vez más en lo que llama la fría razón del comerciante, del banquero y del capitalista. Pide que el Estado otorgue a los que trabajan la ayuda material y la protección social que el salario no ofrece. Pero demanda también a los ricos y poderosos que muestren la misma generosidad interesada practicada por los jefes melanesios.

Hoy de manera paradójica se retorna a la caridad y de nuevo el don vuelve a ser socialmente necesario. En los países más ricos del planeta, los que están en el centro del sistema mundial capitalista, excluyen a millones de personas de la economía. Las solidaridades familiares o comunitarias se reducen, el individuo se halla aislado por la sociedad misma. Estar excluido de la economía significa estar prácticamente excluido de la sociedad. En este contexto nace un renovado interés por la obra de Mauss.

Pero hay algo que Mauss dejo escapar. Los objetos más preciosos de los indios del noroeste de América del Norte eran las piezas de cobre que jamás formaban parte del potlatchs. Se consideraban como sagradas y estaban inmovilizadas en los tesoros de los clanes y tribus. El análisis de este hecho no fue realizado por Gauss.

EUROPA Y LA GENTE SIN HISTORIA; INTRODUCCIÓN (Eric R. Wolf)

El mundo de la humanidad constituye un total de procesos múltiples interconectados, y los intentos por descomponer en sus partes a esta totalidad falsean la realidad. Conceptos como “nación”, “sociedad” y “cultura” designan porciones y pueden llevarnos a convertir nombres en cosas. Sólo entendiendo estos nombres como hatos de relaciones y colocándolos de nuevo en el terreno del que fueron abstraídos, podemos evitar inferencias engañosas y acrecentar nuestra comprensión.

Sin embargo, la gran mayoría de los investigadores no tienen en cuenta las interrelaciones entre los pueblos. Historiadores, economistas y politólogos toman a algunas naciones por separado como marco básico de sus estudios. La sociología sigue dividiendo al mundo en sociedades separadas e incluso la antropología divide su materia en casos distintivos: cada sociedad con su cultura característica es concebida como un sistema integrado y unido que se contrasta con otros sistemas igualmente integrados.

Esta conversión de fenómenos dinámicos e interconectados en cosas estáticas y desconectadas se debe, probablemente, a la forma en que hemos aprendido nuestra historia. Nos han enseñado que existe una entidad llamada Occidente en la que podemos pensar como si fuera independiente de, y opuesta a, otras sociedades y civilizaciones. Incluso algunos creyeron que este Occidente tenía una genealogía:

Grecia – Roma – Europa cristiana – Renacimiento – Ilustración – Democracia política y revolución industrial.

Este esquema es engañoso en un doble sentido: por un lado convierte la historia en un relato de éxito moral, sobre cómo los buenos ganan a los malos. Por otro, si la historia no es más que un relato sobre el desarrollo de un propósito moral, entonces cada eslabón de la genealogía se convierte en simple precursor de la apoteosis final y no es una copia de los procesos sociales y culturales que dejan sentir su efecto en su tiempo y lugar apropiados. Además, al convertir los nombres en cosas creamos falsos modelos de realidad.

SURGEN LAS CIENCIAS SOCIALES

Esta tendencia supone limitaciones conceptuales en el estudio de fenómenos sociales y políticos. Esta compartimentación tiene lugar a mediados del siglo XIX, cuando el estudio de la naturaleza y variedades de la especie humana se escindió en especialidades y disciplinas separadas y desiguales. Esto desembocó en el estudio intensivo y especializado de aspectos particulares de la especie humana y convirtió las razones ideológicas de esta escisión en una justificación de las especializaciones intelectuales.

Economía política y ciencia política

Los aspectos económicos y políticos de la vida humana se dividieron en disciplinas diferentes. La economía política dejo de ocuparse de la forma en que las poblaciones socialmente organizadas producen para abastecer sus gobiernos, para ocuparse del estudio de cómo la demanda crea mercado. La nueva economía política es un modelo abstracto del funcionamiento de las elecciones individuales subjetivas relacionadas unas con otras.

Asimismo, una nueva ciencia política separó la esfera de la política de la de la economía política y se centró en la consideración del poder en relación con el gobierno, se centró en el estudio de la toma de decisiones. Este enfoque cae fácilmente en el supuesto de que las fuerzas de poder, privadas y organizadas, se equilibran recíprocamente como para evitar el gobierno irresponsable concentrado. Una gran porción de la ciencia política se centró, por una parte, en el estudio de las decisiones, y por la otra en el estudio de las orientaciones, entendidas como constituyendo el sistema político autónomo de una determinada sociedad.

Fundamentando todas estas especialidades se halla el concepto de un conjunto de individuos, vinculados en un contrato que tiende a maximizar el orden social, a trocar y permutar en el mercado y a proporcionar insumos para la formulación de las decisiones políticas. Las diversas disciplinas se subdividen el estudio de la conducta humana estableciendo modelos y esquemas (construcciones abstractas) dejando de lado aquellos fenómenos que no estén cubiertos por el modelo.

Desarrollo de la teoría sociológica

La sociología brotó de un esfuerzo por contrarrestar el desorden social creando para ello una teoría del orden social, situando el orden y el desorden en la cantidad y calidad de las relaciones sociales. El punto de partida de la sociología fue el sentir de que el orden social estaba amenazado por la atrofia de la comunidad producto de la modernidad.

Mientras que la sociedad tradicional había colocado a la gente en posiciones heredadas y luego la había vinculado estrechamente en posiciones particularistas, la sociedad moderna separará a la gente de sus nexos heredados y destinará a la población recientemente móvil a funciones especializadas y diferenciadas que respondan a las cambiantes necesidades de una sociedad universal homogeneizada. Esta sociedad emergente requerirá también de un mecanismo para establecer metas sociales y de una maquinaria para ponerlas en práctica. Ej: el desarrollo económico requiere la creación de burocracia.

Así, si en sus comienzos la sociología tenía una posición crítica con respecto a los cambios sociales, en el siglo XX se alaba a las sociedades que se consideraban modernas mirando con malos ojos a las que todavía no llegaban a esta etapa.

Al dividir el mundo en sociedades modernas, transicionales y tradicionales se impidió la comprensión eficaz de las relaciones entre ellas. Una vez más se definió a cada sociedad como una estructura autónoma y circunscrita de relaciones sociales, con lo cual se desalentó el análisis de intercambios intrasociales o intragrupales, inclusive luchas sociales internas, colonialismo, imperialismo y dependencia social. La teoría excluyó el estudio serio de problemas que agitaban el mundo real.

Antropología

La antropología cultural empezó como antropología mundial. En su fase evolucionista se ocupó de la evolución de la cultura en escala mundial. En su fase de difusión se interesó por la propagación y agrupación de formas culturales en toda la faz de la tierra. Los difusionistas también vieron relaciones entre poblaciones que mostraban las mismas formas culturales.

Estos intereses y comprensiones se hicieron a un lado a medida que los antropólogos se interesaban por el estudio de culturas vivientes, formas de vida de poblaciones particulares en hábitats delimitados localmente. Así, el trabajo de campo llegó a ser la característica principal del método antropológico. Sin embargo, a pesar de que el trabajo de campo fue muy fructífero, la antropología funcionalista procuró derivar explicaciones sólo del estudio del microcosmos, al cual trató como un aislado hipotético.

Hubo tres intentos por traspasar estos linderos del microcosmos:
  1. Robert Redfield recurrió a la teoría sociológica. Usando comunidades como representaciones o ejemplificaciones de tales tipos de sociedades imaginados, aplicó la polaridad Gemeinschaft (conducta tradicional) y Geselschaft (conducta moderna) y a casos antropológicos.
  2. Julian Steward y su concepto de los niveles de integración sociocultural. Este concepto sugería que las unidades de la misma clase, cuando se hallan sujetas a procesos integrativos, podrían dar unidades nuevas que no solamente incluyeran las del nivel inferior sino que también mostraron características cualitativamente diferentes en el nivel superior, emergente.
  3. Renacimiento del evolucionismo. Cuando Leslie White reintrodujo en los años cuarenta y cincuenta la perspectiva evolucionista en la antropología norteamericana, lo hizo reafirmando la validez del antiguo modelo propuesto por Tylor, Morgan y Spencer. A este modelo de evolución unilineal, Steward contrapuso un modelo multilineal que representaba la evolución como un proceso de ramificaciones sucesivas. Posteriormente Sahlins y Service buscaron unificar los dos criterios contraponiendo las evoluciones general y específica como aspectos dobles del mismo proceso evolutivo. Definieron la evolución general como el paso de una explotación menor de energía a una explotación mayor, de niveles inferiores a superiores de integración, y de una menor a una mayor adaptabilidad general. A la evolución específica la definieron como el paso filogenético, ramificante e histórico de la cultura a lo largo de sus muchas líneas, la modificación adaptativa de culturas particulares. Para ellos el medio influía tanto en aspectos físicos como socioculturales de la vida humana, pero acentuaron los primeros. En los años sesenta y setenta creció la complejidad del estudio de los sistemas ecológicos particulares, sin por ello trascender el análisis funcional del caso aislado, al que ahora se hipotetizaba como un todo ecológico integral y autorregulador. Así, el estudio de la adaptación ecológica al estudio comparativo de casos aislados.
Esta concentración ecológica es paralela al interés por el estudio y desciframiento de lo que se encuentra en la cabeza de poblaciones aisladas transmisoras de cultura; interesa la investigación de microcosmos locales de significado, considerados autónomos. Esta vuelta al estudio del significado ha sido fuertemente influida por el desarrollo de la lingüística.

Algunos antropólogos, pues, se centran en el estudio del caso aislado; otros esperan convertir en ciencia a la antropología comparando estadísticas de rasgos tomados de grandes muestras de casos etnográficamente conocidos. También así se suponen la autonomía e indeterminación de los casos que se eligen.

Este concepto de una sociedad y cultura autónomas, autorreguladas y autojustificadas ha atrapado a la antropología dentro de los límites de sus propias definiciones, pues se deja fuera el estudio de poblaciones reales que tienen conexiones y relaciones con otras.

Los antropólogos buscan réplicas prístinas del pasado precapitalista y preindustrial pero ni europeos ni norteamericanos hubieran encontrado jamás a estos supuestos porteadores de un pasado prístino si no se hubieran encontrado unos a otros, cuando Europa se apoderó de los recursos t poblaciones de otros continentes. Por ello se ha dicho que la antropología es hija del imperialismo. Lo primitivo prístino es un mito de la antropología, como muestran los trabajos de lo que se llama etnohistoria. Quizás, a la etnohistoria se le dio ese nombre para separarla de la historia verdadera, que es el estudio de los supuestamente civilizados. Sin embargo, los dos tipos de historia son la misma: su historia y nuestra historia son parte de la misma historia.

LOS USOS DE MARX

Si aceptamos la existencia de estas conexiones, podemos considerarlas como parte de un proceso común que las genera y organiza manteniendo, sin embargo, un sentimiento o percepción de su desenvolvimiento en el tiempo y en el espacio conforme envuelve y absorbe a una población u otra. Es mayor obstáculo para el desarrollo de esta perspectiva radica en la especialización.

Este hecho tiene su historia pues las diversas disciplinas académicas proceden de la economía política. La economía política se esforzó por dejar al descubierto las leyes o regularidades que rodean la producción de riqueza. Ello entrañó un interés por descubrir cómo la riqueza se generaba en la producción; por precisa el papel de las clases en la génesis de la riqueza; y por determinar el papel del Estado en relación con las diferentes clases. Este interés fue común a conservadores y socialistas por igual, aunque hoy en día se atribuye únicamente a los marxistas.

Probablemente el concepto de economía política como una estructura de clases fue lo que llevó a las nacientes ciencias sociales a volverse contra el concepto de clase. Si a las relaciones sociales, económicas y políticas se las veía como algo que llevaba en sí una división entre clases antagónicas, dotadas por la estructura misma de la economía política con intereses y capacidades opuestas, en este caso la búsqueda del orden se vería perturbada por el espectro de la discordia. Por el contrario, las diversas disciplinas de las ciencias sociales volvieron la espalda a la economía política y se dedicaron al estudio intensivo de las interacción de los individuos, en grupos primarios y secundarios, en el mercado, en los procesos del gobierno. También dejaron de interesarse en cuestiones cruciales sobre la naturaleza de la producción, de la clase y del poder como por ejemplo en qué condiciones la producción lleva consigo el surgimiento de clases o la naturaleza del Estado.

Marx sí se interesó por estas cuestiones. Para él, la producción comprendía simultáneamente las relaciones del género humano con la naturaleza, las relaciones sociales en cuyo seno entran los humanos en el curso de su transformación de la naturaleza, y las transformaciones consecuentes de la capacidad simbólica humana. Así, el concepto no es meramente económico sino también ecológico, social, político y psicológico-social. Es de carácter relacional.

Marx estaba a favor de la existencia de diferentes modos de producción en la historia humana. Cada modo representaba una combinación diferente de elementos. Lo que era verdad respecto a un modo no lo era respecto a otro: por lo tanto, no había historia universal.

De Marx hemos aprendido unas lecciones vitales:
  1. No entenderemos el mundo presente a menos que remontemos el crecimiento del mercado mundial y el curso de la evolución capitalista.
  2. Debemos tener una teoría de ese crecimiento y desarrollo.
  3. Debemos poder relacionar la historia y la teoría de esa evolución en marcha con los procesos que afectan a las poblaciones locales.
  4. La historia informada teóricamente y la teoría informada históricamente deben conjuntarse para explicar poblaciones especificables en el tiempo y en el espacio, tanto como resultados de procesos significativos, cuanto como portadores de ellos.
Entre quienes han contribuido más a la historia informada teóricamente del mundo al cual dio vida el capitalismo destacan André Gunder Frank e Immanuel Wallerstein. Frank afirmó la relación entre desarrollo y subdesarrollo. El capitalismo convirtió las regiones en las que penetró en satélites dependientes del centro metropolitano. Extrayendo los sobrantes producidos en los satélites para satisfacer los requerimientos de la metrópoli, el capitalismo deformó y frustró el desarrollo de los satélites para su propio beneficio. A este fenómeno Frank lo llamó el desarrollo del subdesarrollo. Esta relación de explotación se repitió dentro de cada satélite: las clases y regiones en contacto más estrecho con la metrópoli externa se llevaban los sobrantes del interior, con lo cual deformaban su desarrollo.

Similar al enfoque de Frank es el relato explícitamente histórico de Wallerstein de los orígenes capitalistas y del desarrollo de la economía mundial europea. Esta economía mundial, que se origina a finales del siglo XV y principios del XVI, constituye un mercado mundial al que caracterizan divisiones mundiales del trabajo. Las firmas (sean individuos, empresas o regiones) se presentan en este mercado a cambiar las mercancías que han producido, de lo que esperan lograr una utilidad. Esta búsqueda de utilidad guía tanto la producción en general como la especialización de la producción. Las utilidades las generan los productores primarios ( a quienes Wallerstein llama proletarios, sin importar la forma en que su trabajo sea movilizado). Los capitalistas ( a quienes Wallerstein clasifica como burgueses in importarle cuál sea la fuente de su capital) se apropian de esas utilidades. El crecimiento del mercado y la resultante división mundial del trabajo generan una distinción básica entre las naciones centrales (las metrópolis de Frank) y la periferia (los satélites de Frank). Las dos están ligadas por un intercambio desigual, por el cual mercancías de altos salarios (pero baja supervisión), alta utilidad, mucho capital intensivo producidas en el centro son intercambiadas por mercancías de salarios bajos (pero de elevada supervisión), baja utilidad, poco capital intensivo que son producidas en la periferia. En el centro las mercancías se producen principalmente por medio de trabajo libre remunerado por un salario; en la periferia las mercancías se producen principalmente por una u otra clase de trabajo forzado.

Para explicar esta diferencia, Wallerstein recurre básicamente a la demografía. Sostienen que el crecimiento del trabajo de salario libre en el área central surgió en respuesta a las elevadas densidades de población que hicieron que los trabajadores compitieran entre sí y que se sometieran a la disciplina de mercado, en tanto que en la periferia, las bajas densidades de población favorecieron el incremento de la coerción del trabajo.

Lo más importante en la obra de Frank y Wallerstein es que han sustituido los estériles debates sobre modernización con una explicación de cómo el capitalismo evolucionó y se propagó; fue una evolución y propagación de relaciones entrelazadas pero diferenciadas. El fin principal fue entender cómo el centro subyugó a la periferia y no estudiar las relaciones de las micropoblaciones. Esto los lleva a no considerar la variedad de tales poblaciones, de sus modos de existencia antes de la expansión europea y el advenimiento del capitalismo, y de la manera en que estos modos fueron penetrados, subordinados, destruidos o absorbidos, primero por el creciente mercado y luego por el capitalismo industrial.

Mauss: Ensayo sobre el don

Mauss, observa que en las sociedades antiguas y contemporáneas primitivas, realizan los cambios y contratos mediante la forma de regalos. Que estos regalos son teóricamente voluntarios pero, que son hechos en realidad obligatoriamente, así como son devueltos, obligatoriamente.

Plantea, entonces, que estas formas de intercambio constituyen un “hecho social total” porque expresan a la vez y de golpe todo tipo de instituciones: la religiosa, jurídica, moral, al igual que las políticas, familiares y económicas.

Hay un rasgo en todas ellas que las individualiza: el carácter voluntario, aparentemente libre y gratuito y, sin embargo obligatorio e interesado de estas prestaciones. Toman la forma de regalo desinteresado pero ocultan formalismo y mentira social y obligación e interés económico.

A partir de aquí, Mauss se pregunta cuál es la norma de derecho que ha hecho que en las sociedades de tipo arcaico el regalo recibido haya de ser obligatoriamente devuelto. Para contestar a su pregunta utiliza el método comparativo, estudiando el tema en lugares determinados y elegidos. La comparación la realiza con la integración del fenómeno en su función en la sociedad, esto es, como un hecho social total en cada caso. Describirá el fenómeno del intercambio y del contrato en sociedades que en contra de lo que se ha pretendido, no carecen de mercados económicos, ya que, según él, el mercado es un fenómeno humano que se produce en todas las sociedades conocidas, aunque el régimen de intercambio sea distinto al nuestro. Reexamina, también, la moral y la economía que rigen tales transacciones y demostrará que esa moral y economía todavía funcionan en nuestra sociedad en una forma subyacente.

Llega a la conclusión de que no son los individuos los que se obligan mutuamente sino los grupos o colectividades: clanes, linajes, familias. Lo que se intercambian no son exclusivamente bienes y riquezas muebles e inmuebles, cosas útiles económicamente, sino que son, ante todo, cortesías, banquetes, ritos, apoyos militares, mujeres... La cuestión de este tipo de prestaciones es que obliga a devolver el regalo recibido. De no hacerlo lo que se pierde es la autoridad, el prestigio, el status. Se pierde la “mana” va a decir Mauss, la fuerza mágica, religiosa o espiritual. Esta fuerza que obliga es la del concepto Polinesio de “hau”: el espíritu de las cosas, según los maoríes. Mauss denomina a estos intercambios, sistema de prestaciones totales. El tipo más puro de estas instituciones aparece representado por dos fratias en las tribus australianas o norteamericanas.

Una forma típica, muy desarrollada, pero relativamente rara de prestaciones totales es el potlach que significa “alimentar, consumir”. Las tribus americanas de pasan el invierno celebrando un festival continuo de banquetes, ferias y mercados que son, al mismo tiempo, la asamblea solemne de la tribu. Lo más remarcable de estas tribus es el principio de rivalidad y de antagonismo. Para eclipsar al jefe rival, que también es un asociado, llegan al extremo de realizar una destrucción puramente suntuaria de todas las riquezas acumuladas.

Para entender por completo la institución de la prestación total y del potlach hay que explicar otros dos elementos: la obligación de donar y recibir.

El don (regalo) encarna por tanto tres obligaciones: la obligación de donar, de recibir y de devolver lo mismo o su equivalente.

La obligación de dar es la esencia del potlatch. Un jefe sólo mantendrá su rango entre los jefes si es capaz de demostrar que está encantado y favorecido por los espíritus y por la fortuna, que está poseído por ella y que la posee, y sólo puede demostrarlo gastándola, distribuyéndola, humillando a otros. El potlach, la distribución de los bienes, es el acto fundamental del reconocimiento militar, jurídico, económico y religioso en toda su extensión.

La obligación de recibir no es menos importante. No se tiene derecho a rechazar un don. Se actúa así para demostrar que no se tiene miedo a devolver el regalo. Recibir un regalo es echarse un peso encima. Al aceptarlo se esta aceptando un desafío, deberá demostrar que puede devolverlo y de que no es inferior

La obligación de devolver es la esencia del potlach. Debe devolverse con interés. El individuo que no puede devolver pierde su rango e, incluso su condición de libre.

A su vez, estas obligaciones resultaban en una fuerza que dominaba a las personas y a las cosas, esto es, no era posible separar la identificación entre personas y cosa donada o recibida. Así el “espíritu de las cosas” parecía explicar la obligación de devolverlas”

Mauss se pregunta también, por el significado de donar: donar es “el hecho de que donar obliga”. Donar establece una relación entre el que dona y el que recibe, una relación de solidaridad y otra de superioridad. El don aproxima a los protagonistas pero al mismo tiempo los aleja porque establece una relación de desigualdad o jerarquía que podía no existir previamente. Es este carácter dual lo que hace que el ejercicio del don se desarrolle principalmente en sociedades en las que las relaciones personales (entre grupos o individuos) priman.

Para Mauss de las tres obligaciones, la más importante es la de devolver, ya que las cosas donadas tienen una fuerza propia que las hace circular y volver al propietario. Esta sería la explicación para los conceptos polinesios de hau y mana, y para los conceptos del potlatch.

Mauss trata todas las manifestaciones del don con hechos sociales totales en los que todos los tipos de instituciones, religiosas, legales, morales y económicas, encuentran expresión simultánea: “nada puede ser entendido salvo en su relación con todo lo demás”. Durkheim no había dado demasiada importancia a la posibilidad de comprender los fenómenos sociales desde dentro, es decir, desde el Píritu de los individuos participantes. Cuando Mauss habla de los hechos sociales dice que es necesario aprehenderlo totalmente, es decir, desde fuera, como una cosa, pero como una sola cosa de la que es parte integrante el conocimiento subjetivo, tanto consciente como inconsciente. Es decir, como si tuviéramos que vivir el hecho como lo vive el nativo, en lugar de reducirnos simplemente a observarlo como lo observa el etnógrafo.)

Burling: Los formalistas

La economía es el estudio de la asignación de los medios escasos a objetivos múltiples, o la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos. Así, la elección, asignación y economización constituyen el núcleo del comportamiento económico.

Robbins señala que no hay problema económico si se dispone de medios ilimitados para alcanzar una meta, y además, no tenemos que economizar si algo no tiene usos alternativos cualesquiera que sean. La unidad de la ciencia económica se encuentra en la forma que asume el comportamiento humano para disponer de los medios escasos. Ni los fines ni los medios pueden necesariamente medirse en términos monetarios, ni la necesidad consiste en objetos materiales, y por tanto la economía definida de esta manera no tiene necesariamente conexión con el uso del dinero ni de objetos materiales.

Las implicaciones de agarrarse al aspecto economizador del comportamiento, como aspecto central de los estudios de economía, tiene mucha más amplitud de lo que a veces se ha comprendido. Si todo comportamiento que implica asignación es económico, entonces la relación de la madre con su hijo es tan económica, o tiene tanto aspecto económico, como la prelación de un patrono con su trabajador a sueldo. El aspecto económico del comportamiento - la elección y asignación de los medios escasos, incluido el tiempo y la energía y no sólo la moneda- está presente en todo este comportamiento. Desde este punto de vista, todos los grupos tienen un aspecto económico.

Es posible observar a la sociedad como una colección de individuos que hacen elecciones, cuya misma acción implica una selección consciente o inconsciente entre medios alternativos para fines alternativos los fines son las metas de los individuos coloreadas por los valores de su sociedad hacia las cuales intenta avanzar. Pueden incluirse desde el prestigio, amor, ocio, dinero. Los medios son las capacidades técnicas y el conocimiento a su disposición. No hay técnicas específicamente económicas ni metas económicas. Lo económico es únicamente la relación entre fines y medios, la manera en que el individuo manipula sus recursos técnicos para conseguir sus objetivos.

Dado un conjunto de capacidades técnicas y conocimientos y dado un conjunto de valores y fines escalonados, sólo existe una forma que sea la mejor forma de utilizar los unos para alcanzar los otros. El economista no suele interesarse por los fines ni por los medios en si mismos, sino por las formas en que se manipulan los medios para alcanzar los fines, y sobre todo se interesa por el funcionamiento de la forma más eficiente posible de alcanzar determinados fines, dados los medios. Para la mayor parte de los economistas tiene poca importancia cómo toman sus decisiones los miembros de cualquier sociedad concreta. Si son ineficaces y no orientan sus medios hacia la realización racional de sus fines, peor para ellos.

Determinadas características de los mercados reguladores de precios pueden fácilmente observarse incluso en sociedades muy distintas de la nuestra y con distintos marcos institucionales: las dotes, el precio de la novia. Parece razonable sugerir que determinadas características de nuestro sistema de mercado que se conocen con el nombre de la ley de la oferta y la demanda son aplicables a contextos mucho más amplios que nuestros propios mercados. Esta posibilidad se oscurece si limitamos el significado de economía a la consideración de los bienes materiales, como sugiere Polanyi.

Uno de los problemas de nuestra comprensión de la economía de los pueblos primitivos ha sido, seguramente, que hemos confundido las distintas definiciones posibles de economía y nos hemos convencido de que la asignación de los recursos era más característico del comportamiento que se ocupa de los bienes materiales que del otro comportamiento, o bien que el uso de la moneda coincide con el uso de los bienes materiales o que sólo utilizando dinero se podía economizar racionalmente. Sin embargo, esta claro que el cálculo economizador, los bienes materiales y los artículos que se intercambian mediante mercados formadores de precios se refieren a cosas claramente distintas.

Denominamos maximizar al comportamiento humano que intenta asignar los recursos escasos de una forma racional. Esta idea está íntimamente relacionada con la idea de cálculo racionalizador.

Cook

Los seguidores de la escuela substantivista son unánimes en su juicio de que la teoría económica es inaplicable al estudio de las economías sin mercado o primitivas. Afirman que para estudiar lo económico es necesario desarrollar un nuevo enfoque, de orientación substantiva e inductiva, que nos aporte una metodología válida transculturalmente a partir de la cual elaboraríamos con el tiempo una teoría económica general. Estas posiciones proceden de una ideología anti-mercado que considera la teoría económica formal como fruto de la economía de mercado del siglo XIX. Las creencias substantivistas se basan en una burda simplificación de la historia del pensamiento económico occidental y de la naturaleza y contenido del análisis económico contemporáneo.

El rechazo total de la teoría económica en las investigaciones antropológicas es una postura cuya única justificación es ideológica y dependiente de una serie arbitraria de afirmaciones doctrinarias. La utilización selectiva de modelos y conceptos tomados de la teoría económica para el análisis de las economías sin mercado no presupone necesariamente una asunción apriorística de que la estructura de mercado exista universalmente.

La antropología económica sólo surgirá a partir de una disciplina híbrida que represente la fusión de dos tendencias: el estudio de la teoría económica por parte de los antropólogos, y el desarrollo de una perspectiva antropológica por parte de los economistas. En el futuro la antropología económica se centrará en el desarrollo; como los primitivos se convertirán en campesinos y como los campesinos en proletariados. El antropólogo de nuestros días debe adaptarse a una situación inviable: las poblaciones humanas entre las que trabaja no son estáticas; en todas partes asistimos a un cambio de proporciones revolucionarias; las normas, las actitudes y las conductas de la economía de mercado occidental se expanden rápidamente en todas las zonas culturales del mundo merced a las numerosas instituciones neocoloniales.

Dada esta situación, el surgimiento posible de una teoría general de los sistemas

económicos comparados depende de lo bien que se antropogicen los economistas. Cualquier teoría general de economía comparada deberá proceder de que la compleja habilidad para construir modelos de los economistas se aplique a los datos recopilados por los etnógrafos sistemáticos que conocerán las categorías relevantes y las herramientas conceptuales del análisis económico. Una concepción de la economía, como la que tienen los substantivistas, es decir, las de una actividad de subsistencia más la satisfacción de las necesidades materiales y a la que sólo se llega inductivamente, excluye la formulación de una ciencia viable de los sistemas económicos comparados.

Podemos presumir que el mundo de los primitivos que durante tanto tiempo ha dominado la imaginación de los antropólogos va a desaparecer inevitablemente y que será desplazado por un mundo de campesinos y proletariados. La posición substantivista, enraizada en un profundo resentimiento ante esta transición, llevará a sus partidarios a una concepción estrecha y restringida. En palabras de Dalton, “los economistas se ocupan de causar un incremento en la producción real, los antropólogos de reducir la aniquilación social que conlleva el rápido alejamiento institucional de las formas de vida social que conlleva el rápido alejamiento institucional de las formas de vida indígenas... hay que empezar por el análisis etnoeconómico que nos permita escoger las vías de transformación hacia la industrialización que acarreen sólo los costes sociales inevitables.”

La Antropología Económica en el futuro deberá hacer un análisis de los temas de tal modo que la ciencia de la economía comparada pueda con el tiempo surgir como una estructura cuyos cimientos sea tan sólidos en sus postulados antropológicos como en los económicos.

Polanyi: El sistema económico como proceso institucionalizado

El término económico está compuesto por dos significados que tienen raíces independientes.

El significado substantivo deriva de que el hombre depende, para su subsistencia de la naturaleza y de sus semejantes. Se refiere al intercambio con el medio ambiente natural y social, en la medida en que este intercambio tiene como resultado proporcionarle medios para su necesaria satisfacción material.

El significado formal deriva del carácter lógico de la relación medios-fines, tal y como aparece en la palabra económico (barato) o economizar (ahorrar). Se refiere a la concreta situación de elegir y especialmente a la elección entre los distintos usos de los medios, cuando estos son insuficientes.

Los dos significados no tienen nada en común. El formal procede de la lógica y el substantivo de la realidad. El formal implica un conjunto de reglas relativas a la elección entre los usos alternativos de los medios insuficientes. El substantivo no implica ni elección ni insuficiencia de los medios: la subsistencia humana puede implicar o no la necesidad de elección, y si hay elección, no necesariamente tiene que deberse al efecto limitador de la escasez de los medios.

La coherencia que entra en juego en uno y otros casos difiere: en un caso las leyes del entendimiento, en el otro las de la naturaleza.

Para Polanyi, solo el significado substantivo puede producir los conceptos que necesitan las ciencias sociales para la investigación de todos los sistemas económicos empíricos del pasado y del presente. Pero el concepto habitual de económico funde los significados de subsistencia y escasez de lo económico.

Esta combinación de términos se produjo por circunstancias del azar. Los dos últimos siglos produjeron en Europa occidental y Norteamérica una organización de la subsistencia humana para la que las reglas de la elección resultaban singularmente apropiadas. Esta forma de sistema económico consistía en un sistema de mercados formadores de precios. Implicaba que los participantes tuvieran que hacer elecciones provocadas por la insuficiencia de los medios. En la práctica el significado formula y substantivo coincidían y se aceptó que el término económico era un concepto compuesto de ambos significados.

Pero su fusión en un solo concepto ha significado la peste para una exacta metodología de las ciencias sociales.

El antropólogo se enfrentaba con una gran variedad de instituciones que no eran mercado, en las que estaba incrustada la subsistencia humana. Sus problemas no podían ser afrontados con la ayuda de un método analítico, diseñado para una forma especial de sistema económico, basado en la presencia de elementos específicos del mercado.

A partir de aquí, Polanyi intenta demostrar que es posible describir sistemas económicos empíricos sean primitivos o arcaicos según la forma en que está instituido el proceso económico. Para ello, las tres instituciones, comercio, dinero y mercado, deben ser definidas en términos substantivos.

La economía formal

La lógica de la acción racional produce la economía formal y luego da lugar al análisis económico. La acción racional se define como la elección de los medios en relación con los fines. Los medios son cualquier cosa que sea adecuada para servir a un fin. Cualquiera que sea el fin, lo racional es escoger medios en concordancia con él; y con respecto a los medios, no es racional actuar con ningún otro criterio más que con aquel en que uno cree. La lógica de la acción racional se aplica, pués, a todos los medios y fines que abarcaba la casi infinita variedad de los intereses humanos. De manera similar, en el campo de la economía, los fines y los medios son infinitos. Suponiendo que la elección sea inducida por la insuficiencia de medios, la lógica de la acción racional se convierte en esa variante de la teoría de la elección que hemos denominado economía formal. La economía formal, se refiere a una situación de elección que se plantea a partir de la insuficiencia de medios. Este es el postulado llamado escasez. Requiere, en primer lugar, insuficiencia de medios; en segundo lugar que la elección sea inducida por la insuficiencia. La insuficiencia de los medios en relación con los fines se determina con ayuda de una sencilla operación de comprobación, que demuestra si hay o no hay bastante para todos. Para que la insuficiencia induzca la elección debe existir más de un uso de los medios, así como fines jerarquizados. Ambas condiciones son fácticas.

Resulta fácil ver como se da elección de medios sin que tengan que ser insuficientes y como hay insuficiencia de medios sin elección. La elección puede estar inducida por una preferencia del bien ante el mal (elección moral), o puede tener que resolver una encrucijada..., en cualquier caso, la abundancia de medios, en vez de disminuir las dificultades de la elección, más bien las aumenta.

La economía formal está aplicada a un sistema económico concreto, el sistema de mercado. Todos los bienes y servicios, incluyendo la utilización del trabajo, tierra y capital , están a la venta, tienen un precio. De ello se deduce que tanto las condiciones de elección como sus consecuencias son cuantificables en forma de precios. La utilización del sistema formal denota que el sistema económico es una secuencia de actos dirigidos al ahorro, es decir, de elecciones inducidas por situaciones de escasez. Puesto que las reglas que determinan tales actos son universales, el que estas normas puedan aplicarse a un concreto sistema económico depende de si tal sistema económico consiste, en una secuencia de tales actos. Es decir, los movimientos de asignación y apropiación, de que consta el proceso económico, deben presentarse como funciones de las acciones sociales con respecto a los medios insuficientes y orientadas por los precios resultantes. Tal situación sólo se da en un sistema de mercado. Fuera del sistema de mercados formadores de precio, al análisis económico pierde la mayor parte de su relevancia como metodología de investigación

La economía substantiva

El origen del concepto substantivo es empírico. Es el proceso instituido de interacción entre el hombre y su medio ambiente, que tiene como consecuencia un continuo abastecimiento de los medios materiales para satisfacer las necesidades. La satisfacción de necesidades es material si implica la utilización de medios materiales para cumplir sus fines. El sistema económico es pues un proceso institucionalizado.

Analicemos “proceso” e “institucionalizado”

Es un proceso, porque es un análisis en términos de movimiento. Los movimientos se refieren a cambios de localización, de apropiación o bien de ambos. Es decir, los elementos materiales pueden alterar su posición cambiando de lugar o bien cambiando de manos. Los movimientos de localización incluyen la producción, junto con el transporte, para la que el traslado espacial del objeto es igualmente esencial. Los bienes son de orden inferior o de orden superior, según las formas de su utilización desde el punto de vista del consumidor. Este tipo de movimiento de los elementos representa en el sistema económico en el sentido substantivo, la producción.

El movimiento de apropiación determina tanto lo que generalmente se denomina la circulación de los bienes como su administración. En el primer caso, el movimiento de apropiación determina tanto lo que generalmente se denomina circulación de los bienes como su administración. En el primer caso el movimiento de apropiación es el resultado de una transacción, en el segundo, de la disposición . en consecuencia, la transacción es un movimiento de apropiación que ocurre entre “manos”, entendida estas como los cargos y organismos públicos, así como las personas o firmas privadas. La diferencia entre estos es sólo cuestión de organización interna.

Las actividades sociales, en la medida en que forman parte del proceso, pueden denominarse económicas; las instituciones se denominan así en la medida en que contienen una concentración de tales actividades; todos los componentes que forman parte del proceso pueden considerarse elementos económicos. Estos elementos pueden agruparse convenientemente en ecológicos, tecnológicos o sociales, según pertenezcan fundamentalmente al medio ambiente natural, al equipamiento mecánico o al marco humano.

Pero este proceso económico no alcanzaría toda su plena realidad si se presenta reducido a una interacción mecánica, biológica o psicológica de elementos. Sólo sería el esqueleto de los procesos de producción y transporte, así como de los adecuados cambios. En ausencia de cualquier indicación de las condiciones sociales de donde nacen los motivos de los individuos, sería poca cosa para sostener la interdependencia de los movimientos y su recurrencia de las que dependen la unidad y estabilidad de los procesos. De ahí la trascendental importancia del aspecto institucional de la economía.

La institucionalización del proceso económico dota al proceso de unidad y estabilidad; crea una estructura con una función determinada en la sociedad; traslada el lugar del proceso en la sociedad, añadiendo de este modo significación a su historia; centra el interés en los valores, los motivos y la política. Unidad y estabilidad, estructura y función, historia y política son los que hacen del sistema económico humano un proceso institucionalizado.

La economía humana, pués, está incrustada y enredada en instituciones económicas y no económicas. La inclusión de lo no económico es vital, pues la religión o el gobierno pueden ser tan importantes para la estructura y el funcionamiento de la economía como las instituciones monetarias.

Reciprocidad, redistribución e intercambio

El estudio de cómo están instituidas las economías debe comenzar por la manera en que la economía adquiere unidad y estabilidad, es decir, por la interdependencia y recurrencia de sus partes. Esto se logra mediante la combinación de muy pocos modelos que pueden denominarse formas de integración. Estas formas ofrecen un medio para describir el proceso económico en términos comparativamente simples, introduciendo un orden y medida en las infinitas variaciones.

Las principales pautas son: reciprocidad, redistribución e intercambio que ofrecen un medio para describir el proceso económico en términos comparativamente simples.

La reciprocidad denota movimientos entre puntos correlativos de agrupamiento simétrico, presupone como trasfondo agrupamientos simétricos dispuestos; la redistribución designa los movimientos de apropiación hacia un centro y luego hacia el exterior, depende de la medida de centralidad en el agrupamiento; el intercambio hace referencia a movimientos de ida y vuelta en un sentido o el contrario, por lo que para producir integración precisa de un sistema de mercados que formen precios. Es obvio que los distintos modelos de integración presuponen apoyos institucionales concretos como son las organizaciones asimétricas, los puntos centrales y los sistemas de mercado, respectivamente. Los comportamientos individuales de una determinada forma, no integra la economía sino se dan las determinadas condiciones institucionales. Así, sólo en un entorno simétricamente organizado se producirá un comportamiento recíproco; sólo donde se han creado centros distribuidores, los actos individuales de compartición y reparto producirán una economía redistributiva; y sólo en presencia de un sistema de formación de precios por medio del mercado, los actos individuales de intercambio tendrán como consecuencia unos precios fluctuantes que integran la economía.

Un grupo que emprende la organización de sus relaciones económicas sobre bases de reciprocidad, para llevar a cabo su propósito, puede dividirse en subgrupos de miembros correspondiente, los cuales puedan identificarse entre sí como tales. Estos subgrupos pueden ser de dos, tres o más. No hace falta ser recíprocos uno a uno, ya que pueden ser simétricos con respecto a dos o más ejes. Esto implica una tendencia de las comunidades mayores a desarrollar una simetría múltiple con respecto a la cual puede desarrollarse el comportamiento recíproco en las comunidades subordinadas.

La reciprocidad como forma de integración, gana fuerza en gran medida gracias a su capacidad de utilizar tanto la redistribución como el intercambio a manera de métodos subordinados. La reciprocidad puede conseguirse compartiendo una carga de trabajo de acuerdo a determinadas formas de redistribución, como cuando se hacen las cosas por “turno”. De manera similar, la reciprocidad se consigue, a veces, mediante el intercambio de determinadas equivalencias en beneficio del asociado que está escaso de bienes de primera necesidad. En las sociedades sin mercado, estas dos formas de integración, reciprocidad y redistribución, suelen de hecho presentarse juntas.

La redistribución se consigue dentro de un grupo, en la medida en que la asignación de los bienes se reúna en una mano y tenga lugar en virtud de la costumbre, ley o una decisión central ad hoc. A veces significa reunión física de bienes, y otras no, sino simplemente apropiativa. Por muchas razones, la redistribución se presenta en todos los niveles de civilización, desde los cazadores-recolectores hasta los grandes sistemas de almacenamiento de Egipto, Sumeria o Perú. En los grandes países, las diferencias de clima y tierra pueden hacer necesaria la redistribución, en otros casos se debe al desfase temporal que existe, por ejemplo, entre la recolección y el consumo. En el caso de la caza, cualquier otro método de distribución conduce a la desintegración dela horda o banda, puesto que en este caso, sólo la división del trabajo puede asegurar los resultados. El principio en todos es reunir y re distribuir desde un centro. Puede aplicarse a grupos como la familia o un feudo. Es apta para integrar grupos a todos los niveles y grados, desde el mismo Estado hasta unidades de carácter transitorio.

El intercambio, para poder servir de forma de integración, requiere un sistema de mercados formadores de precios. Por tanto, deben distinguirse tres clases de intercambios: el movimiento meramente físico de cambio de lugar entre manos (intercambio operacional); los movimientos apropiativos de intercambio, con una equivalencia fija (intercambio basado en un acuerdo previo), y los que tienen lugar con una equivalencia negociadora o contractual (intercambio integrador). Mientras el intercambio sea fijo, el sistema económico estará integrado por factores que fijan esa equivalencia. Los mercados sólo son integradores si están vinculados en un sistema ue tiende a extender el efecto de los precios a otros mercados distintos de los directamente afectados.. para que pueda ser integrador, el comportamiento de las partes debe estar dirigido hacia la determinación de un precio que sea lo más favorable para cada parte. Este comportamiento es muy distinto del intercambio a un precio fijo.

El predominio de cada una de las formas de integración que hemos visto se identifica con el grado en que abarca la tierra y el trabajo de la sociedad. Estas formas de integración no representan etapas de desarrollo. No implican ningún orden temporal. Las sociedades tribales practican la redistribución y reciprocidad, mientras que las arcaicas son fundamentalmente redistributivas, aunque pueden dejar espacio al intercambio.

Orlove: Ventas y Trueques en el Lago Titicaca

Durante décadas, la mayoría del trabajo se centraba en un único debate entre formalistas y substantivista. Los primeros, siguiendo los preceptos de la microeconomía, explicaban la conducta en términos de maximización de valor por medio de la distribución de recursos escasos para conseguir fines alternativos ordenados preferencialmente. Los segundos, a partir de las instituciones económicas, veían las economías como medios de los que se servían las sociedades para cubrir sus necesidades materiales. Describían las instituciones que se dedicaban a ello, poniendo el énfasis en las pautas de intercambio.

Un debate intelectual que quedaba en tablas y que provocaba frustación, por lo que algunos propusieron síntesis de teóricas de las dos perspectivas: Salisbury o Cancian.

En los años 70 aparece un nuevo estímulo de trabajo al prestarse interés a la producción, unido al desarrollo de la antropología ecológica. La obra de los antropólogos marxistas estructuralistas, especialmente Meillassoux y Godelier, atrajo la atención a medida que la influencia de las perspectivas marxistas creció en todas las ciencias sociales.

Emergieron tres escuelas:
  • Escuela con perspectiva neomarxista. Ligada a un interés por el marxismo. Influenciados por la obra del marxista y estructuralista Althursser. Se pronunciaron por volver a trabajar el concepto de modo de producción. Se rechazó la antigua visión marxista de la historia humana como una sucesión rígida de modos. Se mantuvieron otros aspectos como: la importancia de la base y de la superestructura como elementos de un modo de producción; la posibilidad de una articulación simultánea de varios modos de producción en una única formación social; la determinación de una formación social por la base y el potencial de dominación tanto de elementos de la superestructura como de la base sobre otros aspectos.
  • Teoría de la decisión: su objetivo es examinar las formas en la que los contextos cultural, social y material influyen en la elección que hacen los individuos ante alternativas de comportamiento. Contemplan un espectro de decisiones más amplio que los formalistas. Estimulados por los desarrollos de la antropología cognitiva, consideran los procesos de toma de decisiones tanto como los resultados. El desarrollo de los modelos basados en un actor en la antropología ecológica, es otra rama de esta escuela. Más que verse como herederos de los formalistas, pretenden continuar con el interés formalista por las decisiones y el énfasis substantivista en la especificidad cultural de las preferencias. La teoría de la decisión ha derivado de las exploraciones de los formalistas sobre las nociones de racionalidad y se ha movido de las de valor marginal y maximización hacia conceptos tales como la optimización. Hay un mayor esfuerzo e interés hacia el uso de categorías y percepciones nativas. Tienden a tomar las preferencias como dadas, quizás explicándolas como adaptaciones a las condiciones materiales. También subrayan la variación entre los individuos más de lo que lo hacían los formalistas, exigiéndose una verificación empírica más consistente. Pero mantiene dos de los énfasis importantes de los formalistas: el haber adoptado al individuo como unidad de análisis y la atención hacia la elección.
  • Perspectiva culturalista: examina un espectro de conexiones entre economía y sociedad más ampliamente que los substantivistas y pone más énfasis en la producción. Ha sido influida por la investigación ecológica en antropología, en la cual las perspectivas adaptacionista y sistemática también han llevado hacia un estudio de las poblaciones y de las instituciones y a un examen de la relación entre economía y cultura. Está representada por las obras de Gudeman, Sahlins, Douglas y Godoy. Dos de las propuestas de Gudeman, que ha denominado como economía antropológica, sirven de ilustración: la mayor contribución de la antropología está en su capacidad para presentar las diferentes economías como sistemas y que es importante negar una economía, es reductible a la volición individual. El énfasis que ponen en las economías como sistemas se extiende hasta el examen de las correspondencias entre los sistemas económicos y sociales de las sociedades particulares. En esto continuan la tradición del pensamiento social francés de Durkheim, Mauss, Levis Strauss y Dumont. Examinan la economía desde las perspectivas de las colectividades más que desde los individuos. Están interesados en el lugar que ocupa el valor con relación al orden social como un todo, sin embargo, continúan poniendo el énfasis es dos cosas que hacían los substantivistas: toman a la sociedad como unidad de análisis y asumen que el valor es una atribución cultural.
Los sucesores de los formalistas y substantivistas no entran en debate abierto y duro al modo como se hacía en las décadas anteriores. Los teóricos de la decisión ponen el énfasis en la toma de decisiones, lo que les conduce a una posición mucho más cercana al interés que los culturalistas ponen en el valor que los formalistas, con la maximización de la utilidad, nunca pudieron estar. Los culturalistas examinan las tensiones estructurales y la dinámica social y este interés les permite compartir con los teóricos de la decisión el ver el proceso social como negociación, además de estar interesados en la variación pautada entre los individuos. Ambas escuelas están situadas en lo que se podría llamar “la aproximación práctica”.

Hay también diferencias profundas. La perspectiva basada en el actor y la basada en lo social, es decir, lo micro y lo macro. El uso de informes generales y de entrevistas estandarizadas por parte de los teóricos de la decisión difiere de la dependencia de los culturalistas respecto a los métodos comparativos e histórico. Ambas difieren de la orientación marxista. Los neomarxistas ponen el énfasis en las formaciones sociales y en la relación entre la base y la superestructura, diferiéndo tanto de los teóricos de la decisión como de los culturalistas en la importancia que dan a la producción y su adhesión directa a la teoría del valor basada en el trabajo.

Cancian: Maximización.

Propone un acercamiento de las posturas entre formalistas y subjetivistas. Para ello comienza su artículo haciéndose eco de las críticas que había contra los substantivistas por parte del antropólogo Cook..

Crítica a los enfoques substantivistas:
  • La mayor parte de las sociedades ya participan activamente de las economías de mercado y por tanto, el sentido que la posición substantivista pueda tener para estudiar economías sin mercado es irrelevante como guía para la investigación de los problemas del presente.
  • Que no han entendido la teoría económica y que son a-científicos e injustos al rechazar la posibilidad de que esta fuese pertinente para estudiar economías no occidentales.
  • Que son unos románticos que consideran a los primitivos cooperativos y altruistas.
Para Cancian hay, por lo menos, dos posiciones legítimas y los temas que de verdad están en juego no son los mismos a los que se refieren los contrincantes.

Los formalistas dicen que la economía es el estudio de la asignación de recursos escasos a fines alternativos, es decir, el estudio de economizar o del modo en que la gente maximiza las satisfacciones personales. Los economistas poseen teorías sobre cómo la gente hace esto, así que no hay ninguna razón, según los formalistas, para pensar que estas teorías no sean lo bastante generales como para que puedan aplicarse al estudio de sociedades no occidentales.

Los substantivistas dicen que la teoría económica se basa en estudio de la economía de mercado que pretende que todas las partes que intervengan en una transacción, maximicen el beneficio. Como esto no ocurre en las sociedades no occidentales, la teoría no es lo bastante general como para aplicarse a las sociedades no occidentales. Por ello se deben estudiar las configuraciones únicas de las sociedades no occidentales, es decir, sus instituciones. Así, el objeto de estudio de la antropología económica son las instituciones que proveen las necesidades materiales para la existencia humana..

Según los formalistas, no se puede probar que el hombre no occidental no maximice, porque claramente vive sujeto a varias clases de escasez, aunque sólo sea la escasez de energía humana, por lo que deberá adecuar los escasos medios a la obtención de fines alternativos. Además los bienes materiales e inmateriales se intercambian a menudo, así que es insostenible la definición subjetiva de economía.

De lo anterior deberían quedar claros los siguientes puntos:
  • Algunos participantes parece que están interesados en analizar procesos de maximización, y otros, en el estudio de las instituciones, pero todos ellos afirman que están interesados en dilucidad si la teoría económica se puede aplicar a sociedades no occidentales.
  • Ninguno de los dos enfoques nos brinda una definición intuitivamente satisfactoria que delimite el campo de la antropología económica.
Según Cancian, la polémica tiene que ver con la creencia que sostienen uno de los grupos de que la maximización es una herramienta útil para estudiar la conducta humana y con la creencia del otro grupo de que las instituciones humanas son diversas y difíciles de categorizar y de que muchas economías difieren mucho de ciertas instituciones occidentales en las que la norma es la maximización de algo. La raíz del malentendido está el los tres significados que puede tener la palabra maximización.
  • Maximización como norma. Utilizado por ciertas instituciones occidentales. Así, en una situación de compra-venta se espera que cada parte disponga los recursos de tal modo que logre maximizar sus beneficios. En este caso, la maximización forma parte de una institución, es una norma. Los roles de comprador y vendedor están institucionalizados. Los substantivistas sostienen que hay muchas instituciones en las que la maximización no es una norma, y que en las sociedades no occidentales hay muchas situaciones relativas al abastecimiento de las necesidades ,materiales de la vida en las que no es una norma que las partes implicadas en las transacciones maximicen las cosas materiales ni cualquier objeto no material susceptible de intercambiarse. Para Cancian, cuando en las sociedades no occidentales se transfieren importantes cantidades de bienes necesarios para subsistir sin que haya una norma que prescriba que las parte maximicen la cantidad de bienes que están transfiriendo, lo interesante es la ausencia de normas. El hecho de que la interacción pueda considerarse economizante o maximizante desde el punto de vista de una serie de medios y fines, como pueda ser las obligaciones de parentesco o el prestigio, no evita las diferencias normativas o institucionales.
  • Maximización como estrategia. Por definición se puede considerar que los participantes en una transacción están maximizando algo. La maximización es una de las reafirmaciones corrientes de la verdad apriorística de que toda la conducta humana obedece a pautas, de que toda conducta humana tiene una razón. El significado de maximizar como estrategia científica supone buscar las normas o razones, asignarles un orden gradual de modo que se considere la conducta como la maximización de estas razones, que llegan a ser los fines que se están maximizando. Usando de esta manera la maximización. El investigador sabe que su análisis estará completo cuando haya establecido las normas, motivos..., y las condiciones (medios y límites, es decir, los factores escasos) de tal modo que cada acto pueda considerarse una maximización predictible de los fines.
  • Maximización como teoría. Los dos artículos más importantes formalistas que se han publicado mantienen que economizar p maximizar es la estrategia científica característica de la antropología económica; pero cuando proponen trabajos de investigación concretos, comienzan las discrepancias entre ellos. Burling sugiere que la antropología económica debe analizar los factores múltiples que la gente maximiza, propone que los estudios de la conducta humana que usen la maximización como una estrategia científica, constituyen la antropología económica, y no añade nada más. LeClair, establece el principio de economizar y después menciona unos cuantos conceptos que usan los economistas y los generaliza para que puedan aplicarse a toda la conducta humana. Homans, ha utilizado la idea de maximización en una teoría que aplica a toda la conducta humana y pretende establecer proposiciones generales sobre la conducta social que aean independientes de las convenciones culturales y de las diferencias individuales. Para ello aplica conceptos e ideas como coste, recompensa, beneficio, maximización y otros al hambre, a la satisfacción y a los condicionamientos.
Los formalistas dicen que la teoría económica no está demarcada por el principio de mercado que esta libre de las limitaciones de tiempo y espacio, es decir, que es subinstitucional, por lo que debería ser útil para estudiar sociedades occidentales y no occidentales.

Según Cancian, no podemos esperar a que los economistas nos presten los procedimientos de funcionamiento, ya que los antropólogos siguen comparando formas institucionales en diferentes culturas, siendo esto objeto de un animado debate en las discusiones sobre las investigaciones transculturales en Antropología.

En la polémica que se ha desarrollado parece que los formalistas han argumentado que el uso de la teoría económica en su forma subinstitucional es una estrategia científica general; mientras que los substantivistas han argumentado que existen diferencias obvias entre las instituciones asociadas con la transferencia de las necesidades materiales de la vida. Los formalistas se han aproximado a la aplicación de teorías y conceptos económicos más concretos a sociedades no occidentales y los substantivistas han realizado escapadas paralelas para estudiar las concomitancias sociales de los tipos de intercambio. Ambos han tenido cierto éxito. Los substantivistas tienen razón en que la maximización aparece como norma sólo en algunos intercambios de objetos materiales, no han apreciado la utilidad de la maximización como estrategia científica en situaciones en las que no está presente la maximización como norma. No hay ninguna contradicción en afirmar que la Economía es el estudio de economizar. Economizar es la asignación de recursos escasos a fines alternativos y que la economía, por tanto, es un proceso institucionalizado.
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